WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 9 - N° 441 - 22 de Noviembre de 2015 

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

Zapatos encontrados
 

  

Dos niñas, Betty y Clara, a pesar de ser amigas, tenían desacuerdos por cosas tontas.

Se querían una a otra, pero cada una pensaba sólo en sí misma, deseaba que su voluntad fuera cumplida y que todo lo que decía fuera aceptado.
 

Cierto día en la escuela, la profesora habló sobre la importancia de la colaboración entre las personas para llegar a un entendimiento sobre algo o para conseguir un objetivo común. Sin embargo, los alumnos no entendieron bien lo que la profesora quería explicar acerca de la colaboración.

La maestra sonrió y les dijo:

- ¡No se preocupen, algún día entenderán lo que significa la colaboración! Y entonces se acordarán de mis palabras.

La campana sonó indicando el final de las clases y los alumnos recogieron sus útiles, despidiéndose de la profesora y de los compañeros de clase.

Betty y Clara, especialmente, no entendieron el significado de la palabra y salieron quejándose y hablando sobre el asunto.

Poco tiempo después, las dos chicas estaban caminando por un lugar abandonado cuando vieron un gran montón de basura, donde encontraron dos zapatos todavía nuevos, que alguien había tirado a la basura, seguramente porque no los quería más.
 

Como sus familias eran pobres,  de inmediato corrieron a recoger los zapatos.

- ¡Este es de mi talla! - gritó Clara, contenta.

-¡Y este otro me queda bien, y me lo voy a quedar! - exclamó Betty, satisfecha por haber encontrado un calzado tan bonito.

Ellas celebraron el hallazgo jugando con los zapatos. De pronto, volvieron a la realidad y una miró a la otra con ojos desorbitados:

- ¡Pero tenemos que buscar los otros pies! Después de todo, no podemos caminar con un solo pie, ¿verdad? - recordó Clara.

- ¡Tienes razón! - dijo Betty, menos entusiasmada ahora - Después de todo, ¿para qué sirve un zapato en un solo pie? Busquemos el otro par. ¡Quién los arrojó a la basura, tiene que haber tirado los dos!

Entonces, se pusieron a buscarlos otros zapatos. Revisaron el lugar, caminaron por los alrededores, examinaron todo y no hallaron los pares de los zapatos que faltaban.

Hasta que Betty, la más generosa de las dos, cansada de buscar, propuso:

- Clara, ¿y si sacamos la pajita y vemos quién se quedará con los dos zapatos?

- ¡Vamos, Betty! ¡A pesar de que son nuevos y bonitos, no pudimos encontrar los pares! Pero, como los colores son parecidos y los modelos también, nadie se dará cuenta de que estamos con zapatos diferentes.

Cuando estaban decidiendo con la pajita quién se quedaría con los zapatos, Betty vio un perrito que caminaba de un lado a otro buscando algo para comer, y revolvía la basura que encontraba para alimentarse. ¡En este momento, llegó con un hueso grande en la boca,  feliz!

Las niñas corrieron para quitar el hueso de la boca del perrito, pero el animal huyó y se escondió en el matorral. Ellas fueron detrás de él y, con sorpresa, encontraron otro gran montón de basura. Y allí encontraron más zapatos abandonados.

Muy satisfechas, las niñas corrieron y, revolviendo la basura, encontrando los otros pies de los calzados que faltaban. Sólo que cada una tomó el pie del zapato que tenía la otra.

Se miraron entre ellas y decidieron:

- ¿Vamos a cambiar?
 

Entonces, contentas, ya que los zapatos eran del mismo tamaño, de inmediato hicieron un acuerdo e intercambiaron zapatos. ¡Se pusieron los zapatos y después salieron bailando, felices!

- ¡Mira! ¡Adoro mis zapatos nuevos! ... ¡Qué maravilla!

- ¡A mí también me encantanlos míos, Betty!

¡Mira cómo se ven lindos en mis pies!  

Satisfechas, se abrazaron entendiendo que, si no fuera por la colaboración de cada una, no tendrían un lindo par de zapatos nuevos.

En ese momento Betty recordó lo que la profesora había hablado sobre la colaboración y dijo:

- ¡Clara, nuestra profesora tenía razón! De no haber hecho un acuerdo, a través de nuestra cooperación, pues una también quería ayudar a la otra, no tendríamos nuestros zapatos nuevos!

Clara estuvo de acuerdo con Betty y se dieron un cálido abrazo, pues comprendieron que el entendimiento mutuo era fundamental para hacer las cosas bien.

Después de esa experiencia, Betty y Clara nunca más olvidaron que, en la vida, también necesitarían ejercitar la colaboración con las personas para que todos consiguieran resolver cualquier situación y pasaran a sentirse más felices y realizados.

MEIMEI

(Recibida por Célia X. de Camargo, el 16/02/2015.) 


 

                                                                                   



O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita