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Ano 8 - N° 388 - 9 de Noviembre de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

¿Hay vida después
de la muerte?


Aunque para muchos el problema de la muerte  no esté debidamente esclarecido, es bueno recordar al lector que tal no es el pensamiento de los espíritas. Al final y al cabo, la obra de Allan Kardec, el codificador de la doctrina espírita, es fruto del diálogo con los llamados muertos, o Espíritus, en la terminología espírita.

Las obras de nuestros médium más respetables fueron escritas también por Espíritus, y en ese sentido la colección André Luiz, psicografada por el médium Chico Xavier, es un testimonio elocuente de que hay, sí, vida después de la muerte, porque la muerte sólo atinge el cuerpo físico y nada causa al alma que lo habitaba antes de su regreso al llamado mundo espiritual.

Cuando alguien partidario de la doctrina espírita afirma que el problema de la muerte no está esclarecido, es obvio que se refiere al entendimiento general, ajeno al Espiritismo, un hecho que todos nosotros, espíritas, conocemos, teniendo en cuenta que las religiones más expresivas cuanto al número de adeptos no tratan en sus libros del tema muerte, ni de lo que le sucede.

Los adeptos de tales religiones no disponen también de informaciones acerca del origen, de la naturaleza y del destino del Espíritu humano. ¡Y, no obstante, dicen profesar ideas espiritualistas!...

Si el individuo se dice cético con relación a las cuestiones espiritualistas, su incertidumbre con relación a la supervivencia del alma será aún mayor. ¿No admitiendo la existencia del alma, cómo podrá admitir la existencia de los Espíritus?

En razón de eso, no hay lo que extrañar cuando se dice que el problema de la muerte, en la visión de las personas a que nos referimos, no se encuentra esclarecido.

La diferencia de la concepción espírita, comparativamente con lo que es profesado por las otras doctrinas espiritualistas, está en que el Espiritismo, no fundamentándose en dogmas o en teorías preconcebidas, no inventó el alma, para así explicar los llamados fenómenos inhabituales. Fueron las almas de los llamados muertos que se presentaron y eso ocurrió ya en la etapa inicial del Moderno Espiritismo, en Hydesville, cuando el Espíritu de Charles Rosma se presentó a la familia Fox.

Conforme leemos en Historia del Espiritismo, de Arthur Conan Doyle, traducción de Júlio Abreu Filho, Margareth Fox, la madre de las niñas médium, así relató lo que ocurrió en la noche de 31-3-1848, cuando el agente invisible que causaba las manifestaciones en su residencia se identificó:  

“Entonces pensé en hacer un test que nadie sería capaz de responder. Pedí que fuesen indicadas las edades de mis hijos, sucesivamente. Instantáneamente fue dada la exacta edad de cada uno, haciendo una pausa de uno para el otro, al fin de separarlos hasta el séptimo, después se hizo una pausa mayor y tres golpes más fuertes fueron dados, correspondiendo la edad de la menor, que había muerto.  

Entonces pregunté: ‘¿Es un ser humano que me responde tan correctamente?’ No hubo respuesta. Pregunté: ‘¿Es un Espíritu? Si fuese, de dos golpes’. Dos golpes fueron oídos así que hice el pedido. Entonces yo dije: ‘Si fuese un Espíritu asesinado que diese dos golpes’. Éstos fueron dados instantáneamente, produciendo un temblor en la casa. Pregunté: ‘¿Fuiste asesinado en esta casa?’ La respuesta fue como la precedente. ‘¿La persona que lo asesinó aún vive?’ Respuesta idéntica, por dos golpes. Por el mismo proceso verifiqué que fuera un hombre que lo asesinara en esta casa y sus despojos enterrados en la bodega; que su familia era constituida de esposa y cinco hijos, dos muchachos y tres niñas, todos vivos al tiempo de su muerte, pero que después la esposa muriera. Entonces pregunté: ‘¿Continuará a golpe y así llamaremos a los vecinos para que también escuchen?’. La respuesta afirmativa fue alta.”    

Como los espíritas saben perfectamente, nacía con los fenómenos ocurridos en la residencia de la familia Fox el Moderno Espiritismo, cuya parte teórica o doctrinaria sería desarrollada nueve años más tarde en Francia, nuevamente por medio del diálogo con el mundo espiritual, razón por la cual Kardec afirmó que el resultado de su trabajo, la doctrina espírita, es la codificación de las enseñanzas dadas por los Espíritus, que son sus verdaderos autores. (1)


(1)
Sobre el asunto, sugerimos la lectura del texto “Las Hermanas Fox, Conan Doyle y el Espiritismo brasileño”, de Jáder Sampaio, publicado en la edición 179 de esta revista. He aquí el enlace: http://www.oconsolador.com.br/ano4/179/especial.html



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita