WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Editorial Português   Inglês    
Año 8 374 3 de Agosto de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

¿Se debe hacer de todo para ser feliz?


La pregunta arriba fue uno de los temas de la disertación de filosofía del examen de conclusión del equivalente a la enseñanza media en Francia y que da  acceso a la universidad. Una especie, por lo tanto, del nuestro conocido Enem – Examen Nacional de la Enseñanza Media.

Para contestar preguntas como ésa es necesario, primero, explicar lo que es ser feliz, lo que entendemos por felicidad.

Muchos lectores de esta revista deben acordarse de Jerônimo Mendonça, que tenía por apodo El Gigante Acostado, que volvió a la patria espiritual en el día 26 de noviembre de 1989.(1)

Ciego y tetrapléjico confinado a una cama ortopédica, asimismo Jerônimo realizó una obra notable en el campo del servicio social y de la divulgación del Espiritismo.

Dotado de inalterable buen humor, él encantaba, con su palabra y su ejemplo de resignación activa, a todos que lo oían.

Cierta vez, un reportero le preguntó lo que es la felicidad. Él  respondió así: “La felicidad, para mí, acostado hace mucho tiempo en esta cama sin poder moverme, sería poder cambiarme de lado”.

La felicidad, como nadie ignora, depende  del punto de vista con lo cual encaramos la vida y de las  condiciones en que vivimos.

A un hombre perdido en el desierto, bajo un sol escaldrante, nada vale más de que un vaso de agua. 

A un joven que lucha para ingresar en la facultad, figurar en la lista  de los aprobados no tiene precio.

Para la joven que ama de verdad a un muchacho que igualmente la ama, nada supera unirse a  él en matrimonio.

Y así los ejemplos se suceden en esa búsqueda incesante de la criatura humana para ser feliz.

El tema felicidad es tratado en muchas obras espíritas y ya nos referimos, en este mismo espacio, a algunas de ellas.

Con el título de “La felicidad no es de este mundo”, el Espíritu de François-Nicolas-Madeleine, que fuera en la Tierra el cardenal Morlot, escribió el siguiente mensaje:  

“¡No soy feliz! ¡La felicidad no fue hecha para mí! Exclama generalmente el hombre en todas las posiciones sociales. Eso, mis caros hijos, prueba, mejor que todos los raciocinios posibles,  la verdad de esta máxima del Eclesiastés: ‘La felicidad no es de este mundo’.

Con efecto, ni la riqueza, ni el poder, ni mismo la florida juventud son condiciones esenciales a la felicidad. Digo más: ni mismo reunidas esas tres condiciones tan deseadas, todavía así incesantemente se oyen, en el seno de las clases más privilegiadas, personas de todas las edades que se quejan amargamente de la situación en que se encuentran.

Delante de tal hecho, es incontestable que las clases laboriosas y militantes envidian con tanta ansiedad la posición de las que parecen favorecidas por la fortuna. 

En este mundo, por lo más que se haga, cada uno tiene su parte de labor y de miseria, su cuota de sufrimientos y de decepciones, donde fácilmente se llega a la conclusión de que la Tierra es lugar de pruebas y de expiaciones.

Así, pues, los que pregonan que ella es la única morada del hombre y que solamente en ella y en una sólo existencia es que le cumple alcanzar el más alto grado de felicidad que su naturaleza comporta, se ilusionan y se engañan los que los escuchan, así que demostrado está, por experiencia de muchos siglos, que sólo excepcionalmente este globo presenta las condiciones necesarias a la completa felicidad del individuo.

En tesis general puede afirmarse que la felicidad es una utopía a cuya conquista las generaciones se lanzan sucesivamente, sin jamás lograr alcanzarla. Si el hombre juicioso es una raridad en este mundo, el hombre absolutamente feliz jamás fue encontrado.  

Lo en que consiste la felicidad en la Tierra es cosa tan efímera para aquél que no tiene a guiarlo la ponderación, que por un año, un mes, una semana de satisfacción completa, todo el restante de la existencia es una serie de amarguras y decepciones. Y notad, mis caros hijos, que hablo de los venturosos de la Tierra, de los que son envidiados por la multitud.  

Consiguientemente, si la morada terrena son peculiares a las pruebas y a la expiación, forzoso es que se admita que, en algún sitio, moradas hay más favorecidas, donde el Espíritu, aunque  aprisionado aún en una carne material, posee en toda la plenitud los gozos inherentes a la vida humana. Tal la razón por qué Dios sembró, en vuestro turbión, esos bellos planetas superiores para los cuales vuestros esfuerzos y vuestras tendencias os harán gravitar un día, cuando encontraros suficientemente purificados y perfeccionados.” (El Evangelio según el Espiritismo, cap. V. ítem 20.)      

Como ya mencionamos, Kardec propuso cierta vez a los Espíritus la siguiente cuestión: “¿Puede el hombre gozar de completa felicidad en la Tierra?” Ellos contestaron: “No”. Justificaron entonces la respuesta explicando que la existencia corpórea en un planeta como el nuestro nos fue concedida como prueba o expiación. Y agregaron: “De él, sin embargo, depende la suavización de sus males y el ser tan feliz cuanto posible en la Tierra” (El Libro de los Espíritus, cuestión 920).

Sobre el asunto, sugerimos al lector que lea los editoriales abajo, publicados en esta revista:

1) La felicidad en el mundo donde vivimos
http://www.oconsolador.com.br/ano3/105/editorial.html

2) ¿Es posible ser feliz en este mundo?
http://www.oconsolador.com.br/ano4/190/editorial.html


(
1) Para saber más sobre la vida y la obra de Jerônimo Mendonça pulse en este enlace:

http://www.oconsolador.com.br/linkfixo/biografias/jeronimomendonca.html





 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita