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Año 9 - N° 446 - 3 de Enero de 2016
JOSÉ PASSINI        
passinijose@yahoo.com.br 
 
Juiz de Fora, MG
(Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

José Passini

Análisis del libro Reencarnación en el Mundo Espiritual


 

Título del libro: Reencarnación en el Mundo Espiritual
Autor: Inácio Ferreira
Médium: Carlos A. Baccelli
Editora: LEEPP

El título del libro es equivocado, porque el lector queda en la expectativa de recibir una información seria, aunque el título ya se contradiga. Reencarnar es volver a la carne, o sea, al cuerpo físico, lo que no es viable en el Mundo Espiritual. La obra consta de una sucesión de relatos pueriles, en un tono de conversación superficial, muy distante de lo que se espera leer en un libro espírita. Reconocemos el derecho que cualquier persona tiene de escribir un libro. Pero, valerse del nombre de la Doctrina Espírita y llenar páginas y más páginas con comentarios sin compromisos con el tono

edificante, educativo, serio que caracteriza las obras espíritas, eso alcanza las rayas del oportunismo.

Es tanta la diferencia que hay entre ese Espíritu y el respetable Dr. Inácio Ferreira, que tenemos escrúpulo en citarlo por el nombre usurpado, por eso, lo colocamos entre comillas. Es bueno que se diga que en esa obra ya no se ve más aquel “Dr. Inácio” agresivo, fanfarrón, que alardeó, en varias obras, su adicción a fumar, sus crisis de depresión, de mal humor, aunque aún conserve algunas expresiones de mal gusto, de uso incompatible con el ambiente de los Benefactores espirituales con los cuales él declara convivir en otras obras.

Las citas son hechas en itálico-negrita.

Un trazo que permanece es el ataque sistemático, generalizado, enfermo, a los espíritas:

¡En el fondo el espírita aún permanece en la expectativa de un ascetismo fácil, sin ningún esfuerzo de renovación íntima! Aguarda ser admitido en una ciudad-plantilla como “Nuestro Hogar” y, si es posible, luego transferirse para dimensiones más altas, sin más necesidad de reencarnar. El espírita, por su única condición de espírita, espera por favores de la Ley. Predica una cosa para los otros y, para sí mismo, permanece en la expectativa de otra. (76) 

Más “El Dr. Inácio”, de vez en cuando, no se resiste al empleo de expresiones chulas y de mal gusto:

– ¡Es una honra, Doctor, es una alegría trabajar a su lado!

¿No estire, no, hem?, que rrebienta... (130) 

Siempre diálogos que más se parecen a conversaciones de mesa de bar. He ahí su comentario acerca de su propia desencarnación, en la condición de anciano:

– La situación, a veces, es vejatoria... La gente se descompone, ¿no es?

– Y tiene que rezar mucho, Longino, para no hacer burradas...

– Yo sé: decir palabrotas, quitar la ropa...

– ¿Para mostrar qué? Aunque, ahora, con la Viagra, la gente reacciona...

Mi interlocutor carcajeó.

– ¡Impagable, Doctor! ¡¿Vea si esta es conversación de dos espíritas, en el Más Allá?!

– ¡De dos espíritas normales, es! (134) 

Él encuentra que ser normal es expresarse de esa forma:

– Disculpadme – dije yo –, pero, gracias a Dios, nuestros intestinos se encargaban de no dejarnos olvidar nuestra condición humana... (306) 

Hablando de sus visitas a la Tierra, no pierde oportunidad de vanagloriarse, con encantos de adolescente tonto:

– De cuando en cuando, insisto en visitar la Tierra, sólo para ver como están aquellos que, cuando yo tenía 80, estaban con sus 30, 40 de edad... ¡Si no se cuidaran, no llegarán a mi marca, con los cigarrillos que fumé la vida entera! Algunos están irreconocibles, con sus arrugas que tienen en el rostro contando las luchas que enfrentan en la vida. ¡Desgraciados! Y yo, en este Otro Lado, rejuvenecido y fuerte, simpático como siempre fui, teniendo que esconderme del asedio de las mujeres... (141) 

Y sigue en el ataque sistemático y generalizado a los espíritas:

– Ahora, el espírita, de manera general, lee media docena de libros y pasa a considerarse tal... ¿Qué es eso Doctor? (143) 

El “Dr. Inácio” dice estar recibiendo cartas, en el Mundo Espiritual, hasta de encarnados...

La correspondencia sobre una de mis mesas se acumulaba. Misivas de la Tierra y del Más Allá me escribían, exponiendo sus dudas sobre los más variados asuntos: preguntas sobre temas de la Doctrina, cuestiones personales, indagaciones sobre mediumnidad, pedidos de intercesión en favor de un ente querido desencarnado, palabras de estímulo y coraje al trabajo que estamos desarrollando... (148) 

He ahí algunos trechos de una carta recibida, transcrita por el “Dr. Inácio”:

 “Dr. Inácio – me decía ella –, soy asidua lectora de sus libros mediúmnicos y, en nombre del enorme bien que el señor me ha hecho a mí y a centenares y centenares de otros, pero principalmente a la Doctrina y a nuestro Movimiento, vengo a pedirle para que no desanime en trabajo tan importante como este. Yo no soy nadie, pero oso dirigirle la palabra, porque no ignoro las críticas infundadas, algunas hasta maledicientes, de que el señor y el médium han sido víctimas. He quedado horrorizada con lo que oigo de la boca de algunos espíritas, o, por lo menos, de los que se dicen ser. Crea que poseo fuertes razones para creer que sus libros mediúmnicos estén, en los bastidores de nuestro Movimiento, que, de hecho, necesita ser pasado a limpio, mientras es tiempo, siendo perseguidos y censurados, porque contrarían intereses dispensados de supuestos liderazgos, normalmente de los que se encuentran al frente de las Federaciones, salvo una u otra, más independiente en la manera de pensar y de actuar. (...) Lo peor, Doctor, es que estoy sabiendo que existen médiums de renombre fomentando tal estado de cosas, inadmisible en una Doctrina como la nuestra, que prima, como el señor mismo ha dicho, por la libertad de expresión. (...) No puedo concordar con el modo sórdido de esos compañeros, que, leyendo sus obras están siendo inducidos a un enfrentamiento con la propia conciencia y se rebelan, muchos de ellos, tal vez, por estar siendo desenmascarados en sus intenciones.” (148/149) 

La “carta” es larga, y continúa con saludos, palabras de valentía, de loor al “Dr. Inácio”. La referencia a André Luiz ni merece comentario:

 “Días atrás, conversando con un amigo que es un hombre muy culto e inteligente, él me hizo la siguiente observación, en relación a sus obras:

 ‘– Los libros del Dr. Inácio han me hecho redescubrir a André Luiz’... ¡Vea, Doctor, que belleza! ¿No merece la pena? Que el personal que tiene las manos desocupadas en el bien continúe tirando piedras... Ellas no lo alcanzarán y, creo, ni aún al médium.” (150/151) 

Está claro que, si el “Correo del Más Allá” llevó la carta al “Dr. Inácio”, debe ser portador de la respectiva respuesta:

- Querida irmã L. G. S... El señor nos bendiga!

 “Hago votos para que esta carta aún pueda encontrarla en la Tierra, disfrutando de salud y paz. (...) pero también para mostrar que nadie puede querer intimidarnos en el testimonio de la fe, como si aún estuviéramos en la Edad Media, cuando esa gente, hoy travestida de espírita, vivía con el látigo en las manos encendiendo las hogueras de la Inquisición... (...) A veces, delante de la furia de nuestros opositores, que no economizan palabras en la ofensa, tengo la impresión de que cometí un crimen... (151/152) 

Prosiguiendo, dice que en una conversación con amigos en el Mundo Espiritual busca atinar con la causa del rechazo de sus libros:

 (...) Le confieso que aún no llegamos a un consenso: unos hallan con gran probabilidad de razón, que es porque defiendo abiertamente la reencarnación de Allan Kardec en Chico Xavier; otros son de la opinión que es porque efectué referencias a la realidad del embarazo en el Plano Espiritual, contrariando al grupo que supone alcanzar la Perfección en un instante, después del desenlace del cuerpo. (Cuánta ingenuidad, mi Dios!); algunos dicen que es porque me he servido de un correcto estilo irónico o irreverente, en las advertencias que dirijo a los hermanos de ideal, principalmente si ocupan cargos de liderazgo... (152/153) 

Él llama advertencia a aquello que es ataque e intento de ridiculizar lo que él, en todos sus libros, lanza sobre dirigentes espíritas. Y continúa su larga misiva:

Ahora, querida L..., vamos a la parte tal vez más dolorosa y, por señal, de mi preferencia: la de que el lenguaje de mis libros es chulo, demasiado rastrero... ¡Ahora, si vosotros dispusierais de oídos para oír lo que los espíritas más moralistas piensan, con las excepciones de novatadas, es obvio! Los ‘monstruos’ que son generados por la mente de los que viven predicando en la tribuna, escribiendo y... ¡hasta orando en público! ¡Devaneos mórbidos! Hay gente que, cuando percibe, hasta el crimen ya cometió, mentalmente... (155) 

La “carta” es larga, llena de acusaciones enfermas como las de arriba. Pero, vamos a su término:

 “Con mi fraternal abrazo, le pido que repliegue las oraciones en mi favor, para que yo no me deje contaminar por la ‘fiebre de vanidad y personalismo’ que ha mandado a mucha gente prometedora para los sanatorios de la Tierra y del Más Allá.” (156) 

Respondiendo a outra carta “carta”, esta vez a um hermano, también encarnado, Joaquim, le da consejos de cómo luchar com médiums que amenazan dejar la Doctrina, delante de la exigência de um dirigente. Es de notarse la grosería del lenguaje.

¡Por cualquier contratiempo que le ocurra, hay espírita que nos hace amenazas, mostrándose dispuesto a dejar la Doctrina! – ‘Yo dejo el Espiritismo...’ – habla, en tono casi solemne. – ‘¿Dónde es que están los espíritus que no me auxilian?...’ Ahora, para estropear esta carta en la cual, hasta ahora, yo me mostraba tan bien educado, responderé: ¡Quiere dejar, que la deje y vaya para el rayo que lo parta! ¡Pero no quede haciéndonos amenazas, no, lanzando su indignación a los cielos!... ¿Estoy cierto o errado, Joaquín? ¡¿No es aún una insolencia?! – ‘Ah! – dice –, yo voy a dejar el Espiritismo y volver a lo  evangélico...’ Pues que vuelva, que vuelva hasta el hombre lobo, en caso que le aproveche. (164) 

Sólo ahora, ya en medio del libro, tras haber quedado hasta aquí llenando páginas con asuntos pueriles, el “Dr. Inácio” toma aires de orientador de Espíritus que psicografían en la Tierra. En ese sentido, dialoga con Manoel, auxiliar suyo, sobre una charla que hará a los alumnos del “Liceo”, que aguardan aclaraciones:

– Quieren solicitar del señor algunas aclaraciones.

– ¿Sobre cuál tema?

– La cuestión del embarazo en el Mundo Espiritual

– ¡Gente, una cosa tan simple de entender!

– Es que ellos están encontrando barreras para abordar el asunto a través de otros médiums.

– ¿Es natural, quién quiere ser criticado? Estamos sólo en el comienzo del Espiritismo en la Tierra; mucha cosa aún ha de ser causa de mayores polémicas… ¡Sinceramente, Manoel, yo no sé la idea exacta que los propios espíritas hacen del Mundo Espiritual! ¡Vamos allá! – dijo. – Haré lo que pueda.

– Si yo aún estuviera en el cuerpo, Doctor, también vacilaría... El embarazo en el Mundo Espiritual representa una revolución en el pensamiento espírita!  Agita la cabeza de mucha gente...

– ¡Es porque lo que sabemos sobre Reencarnación, incluso en la Tierra, que dirá el Universo, es muy poco! (176) 

Seguidamente, el “Dr. Inácio” comienza su discurso a los estacionamientos del “Liceo”:

Vosotros venís enfrentándoos con dificultades, en lo que toca la mayor aclaración sobre la Reencarnación en el Plano Espiritual... Los espíritas, con excepciones, vienen resistiéndose en considerar la tesis que defendemos abiertamente y que, para nosotros, es práctica indiscutible, o sea, natural, tan natural en cuanto a la necesidad del espíritu tomar un nuevo cuerpo en la Tierra, siguiendo en su ininterrumpida trayectoria rumbo a las cumbres de la Evolución. (177/178) 

¿Si la reencarnación en el Mundo Espiritual fuera un hecho, como es que el “Dr. Inácio” de ella no tenía conocimiento, conforme su libro “Fundación Emmanuel” (págs. 97/100), publicado en 2006? Nótese que él ya estaba desencarnado hace 18 años y ya se decía director de un hospital hace seis, por lo menos, pues él se declara en esa función en su libro, de 2002, “Ela Próxima Dimensión” (pág. 13)

¿Además de eso, si fuera cierto esa reencarnación en el Mundo Espiritual, por qué el “Dr. Inácio” la estaría exponiendo, en el “Liceo”, en 2008, como novedad a un grupo de practicas? ¿Será que esos Espíritus, conviviendo en esa colonia, nunca habían visto una mujer “embarazada”, como aquella que causó espanto al “Dr. Inácio”, conforme es citado arriba?

En toda la obra de André Luiz no hay la más leve referencia al asunto. En “Nuestro Hogar” (cap. 9), André Luiz habla que esa colonia recibió, en determinada época, cerca de doscientos instructores venidos de esferas más altas para dar instrucciones sobre alimentación. André Luiz dice que fueron treinta años de trabajo de convencimiento. Aunque hayan venido de esfera más alta, no hubo necesidad de “reencarnación”, conforme la tesis del “Dr. Inácio”.

En la obra “Fundación Emmanuel”, el “Dr. Inácio”, tras sorprenderse con el embarazo de una joven, describe el su parto. La parturienta tiene un sensor en el brazo, a fin de verificarle el nivel de glucosa, oscilación de temperatura, presión sanguínea, presencia de micro-organismos patógenos y hasta la inminencia de un colapso cardíaco... (pág. 226). ¿Si hubiera un colapso cardíaco, la parturienta “desencarnaría”? Si de hecho hubiera encarnación, debería haber desencarnación, igualmente en las regiones inferiores donde hay mucha violencia entre Espíritus.

Véase que ese Espíritu presenta, a veces, citas verdaderas, pero que no tienen relación alguna con la pretendida “reencarnación en el Mundo Espiritual”. Cita, en negrita:

Con esa masa gelatinosa, nacía en el orbe el protoplasma y, con él, había      lanzado Jesús a la superficie del mundo el germen sagrado de los primeros hombres. (180)  

Sí, es verdad, pero eso se dio en el plano físico. Después, cita la civilización china, sin conexión alguna con la pretendida reencarnación en el Mundo Espiritual. Siempre un discurso prolijo, con comentarios chistosos con los cuales pretende atraer la atención de los incautos, al tiempo que se coloca como proclamador de “verdades nuevas”.

André Luiz, en “Evolución en Dos Mundos” (1ª Parte, final del cap. II), así se expresa, acerca del periespíritu: “Ese cuerpo que envuelve y se perfecciona en las experiencias de acción y reacción, en el plano terrestre y en las regiones espirituales que le son fronterizas, (...) puede desgastarse, en la esfera inmediata a la esfera física, para en ella rehacerse, a través del renacimiento, según el molde mental preexistente, o aún, restringirse a fin de reconstruirse de nuevo en el vaso uterino, para recapitulación de las enseñanzas y experiencias de que se muestre necesitado, en consonancia con los fallos de la conciencia ante la Ley.” (Subrayé.)

Observe que André Luiz habla de recomposición del periespíritu en una nueva encarnación, y encarnación es en la carne, en la esfera física.

Es de notar, aún, que André Luiz describe con minucias la vida en el Mundo Espiritual, en toda su obra, que tiene características de legítimo desdoblamiento de la Tercera Revelación. Obsérvese la seriedad con que desarrolla su trabajo, el lenguaje noble y cuidadoso en que se expresa. Y no podría ser de otra forma, pues las revelaciones que nos vienen de la Vida Mayor son siempre traídas por Espíritus evangelizados, serios, equilibrados. En el caso de André Luiz, véase lo que de él dijo el Director Espiritual de la obra de Chico: “(...) André Luiz nos frecuentó la tarea durante setecientos días consecutivos, afinándose con la instrumentalidad. Además de eso, el esfuerzo de él es impersonal y refleja la cooperación indirecta de benefactores nuestros que respiran en esferas más altas.” (“Volví”, pág. 22) Por ahí se puede evaluar como las Altas Esferas Espirituales preparan a Espíritu y médium para revelaciones verdaderas.

¿Por qué lo Alto ahora daría el noble gravamen de hacer nuevas revelaciones a la Humanidad a un Espíritu desequilibrado, irrespetuoso, que tiene encantos de valentía, que hace concesiones al aborto (“Habla, Dr. Inácio!”, págs. 130/131), que se interesa por chismes que habrían sido publicados, según él, en un periódico, llamado “Reseña”,  un periódico circulante en el Mundo Espiritual, conforme es descrito en la obra de su autoría, “Fundación Emmanuel” (pág. 135)? Además de eso, según él mismo relata en el libro, leyendo el referido periódico, delante de críticas que le estarían siendo hechas en la Tierra, reaccionó, dando un corte de mangas a los espíritas, con gesto y todo…

El abordaje que sigue es de mal gusto, no cuadra con la ética espírita, y además de eso, está insertada en ese libro, que es anunciado como portador de “verdades nuevas”:

– Los evangélicos lo arrancaron cuánto pudieron...

– Pues es, querido mío, tiene mucha gente así: ¡boba! Antes, caían en el cuento del vicario, ahora caen en el cuento del pastor... ¡Tomado que nunca vengan a caer en el cuento del espírita! (170) 

Hacemos un llamamiento a la razón de aquellos que se encantan con referencias a Chico, a Emmanuel, a André Luiz y sus obras, citadas por el “Dr. Inácio”, sin ninguna base coherente. Imaginemos que hubiera llegado el tiempo de venir a la Tierra una revelación importante. ¿No sería a través de un Espíritu de la dignidad, de la postura, de la elevación de Allan Kardec? ¿O de Chico Xavier? ¿Será que los niveles de seriedad bajaron en el Mundo Espiritual, al punto de que nuevas revelaciones sean hechas a través de un Espíritu irrespetuoso, fanfarrón, divulgador de anécdotas incompatibles con la seriedad de la Doctrina Espírita? ¿Vendrían las revelaciones de tal magnitud a través de un Espíritu que usa un lenguaje agresivo, chula, grosera?

En la obra en estudio, el “Dr. Inácio” reproduce, en diez capítulos, una pretendida visita de Chico Xavier a su equipo. Formaron una caravana, constituida de más de una decena de nombres conocidos. Visitaron varios locales de sufrimiento, con aplicaciones de la pomada del Vovô Pedro en Espíritus usada hasta para curar pesadillas, además de ser dada a otro para comerla con pan. Durante la visita, largos debates, degustaciones de té de variados sabores con bizcochos, comentarios de recetas de rosquillas... ¿Será que Chico estaría así tan disponible? En esa ocasión, pone en la boca de Chico la siguiente afirmación, en que él reconocería el poder permanente de las Tinieblas en la Tierra:

Las Tinieblas, si así puedo expresarme, consintieron que Cristo predicara la Buena Nueva en su reducto, que era la Tierra, desde que, por fin, triunfaran permanentemente. (279) (Grifei.) 

La imagen que se tiene de la Vida Espiritual es que Espíritus Superiores valoran mucho el tiempo. André Luiz, en “Los Mensajeros” (cap. 1), dice: “La conversación espiritualizada se me hubo hecho indispensable.” En el cap. 6, se aprende que “Por nuestras charlas constructivas, por lo tanto, recibiremos también la remuneración debida a la cooperación normal.”

Aún más que el “Dr. Inácio” reafirma la tesis absurda de que Chico fue la reencarnación de Kardec. Véase la reunión de aquella noche de “reafirmación de compromisos”, descrita por Humberto de Campos, en el libro “Cartas y Crónicas” (cap. 28), cuando se presentó la venerable figura de aquel que sería el Codificador, que fue reverenciado por decenas de Benefactores, cuyos nombres significan puntos altos en la historia de la Humanidad. ¿Será que ahora, tras pasados más de dos siglos, ese Espíritu de elite quedaría así, dando palpitaciones libres en asuntos doctrinarios? ¿Dónde está la noble y austera figura del científico, filósofo, educador, teólogo, sociólogo, penólogo, que dialogó con los Espíritus Superiores, en nivel de igualdad, dejándonos las luces de la Tercera Revelación?

Además de eso, Kardec, o incluso Chico, necesitaría del concurso de un médium – dada la diferencia de nivel espiritual – para manifestarse en el plano en que estaban el “Dr. Inácio” y sus compañeros, conforme ocurrió con Matilde, que tuvo que valerse de los fluidos de Gúbio para materializarse delante de su hijo Gregório. (Liberación, final del cap. XX)

Pero, ni la noble figura del trabajador incansable que fue Francisco Cândido Xavier, familiarmente llamado Chico, estaría así disponible para frecuentar círculos donde admitiría haber sido Kardec. También él, un Espíritu de elite, tendrá preocupaciones más nobles y elevadas en el Plano Espiritual donde se encuentra. Es hacer poco de ese abnegado Misionero que, habiendo sido el medianero del desdoblamiento de la Tercera Revelación, quedara aquí, a gastar su precioso tiempo con un grupo de Espíritus, dirigido por alguien que se comporta y se expresa de la manera como hemos visto arriba.

Finalizando, se puede reafirmar que es engañoso el título de ese libro, en que se pretendió abordar el tema “Reencarnación en el Mundo Espiritual”. La reencarnación abordada es la física, acerca de la cual están los espíritas ya bien informados. Ninguna de las citas de Kardec o de André Luiz, hechas a lo largo de la obra, demuestra al lector la veracidad de esa tesis absurda.
 

N. R.:

Sobre el asunto, lea también, de José Sola, el análisis publicado en la edición 200 de esta revista. Link: http://www.oconsolador.com.br/ano4/200/especial.html



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita