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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 9 - N° 430 - 6 de Septiembre de 2015 

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

La lagartija miedosa
 

  

Caminando por el bosque, una pequeña Lagartija subió a un gran árbol y después, como era muy pequeña, no supo cómo bajar.

Al mismo tiempo, una Jirafa, que estaba en el bosque alimentándose de las hojas de los árboles, especialmente de las más delicadas que eran sus favoritas, iba a comer unas hojitas cuando escuchó un

ruido diferente.

Era la pequeña Lagartija que lloraba porque no podía bajar del árbol. La Jirafa buscó y encontró a la Lagartija entre las hojas – ¡y justo entre las hojas que estaba a punto de masticar!

- ¿Qué estás haciendo aquí en lo alto? ¿Quién eres tú?

La Lagartija dejó de llorar y miró a quien le estaba hablando.

- ¡¿Quién eres tú toda pintada?!... – preguntó ella.

- Yo pregunté primero y soy mayor. Tengo preferencia. ¿Quién eres tú?

La pequeña Lagartija miró aquella cara tan grande junto a ella, vio la enorme boca y decidió responder:

- ¡Yo soy Lagartija! ¿Y usted?

- ¡Ah! ¡Yo soy Jirafa! ¿Pero por qué estás llorando, pequeña?

- ¡Ah, doñaJirafa! Es una larga historia. ¡Perdí a mi mamá y ahora no sé cómo volver a casa! ¡Por eso estoy tan triste! Buá…  buá… buá…

Y se puso a llorar de nuevo.

La Jirafa, que no podía aguantar más el lloriqueo, dijo:

- ¡Deja de llorar, pequeña Lagartija! Voy a ver qué puedo hacer por ti. ¡Aquí en el bosque, tenemos un sistema de comunicación muy bueno! ¡Uno grita y los demás escuchan!

- ¡Ah!... ¡Qué interesante! -  exclamó la Lagartija, dejando de llorar.

- ¡Pues sí! ¡Entonces, voy a preguntar si alguien conoce a tu familia!

Y la Jirafa, levantando aún más el cuello, se puso a emitir sus sonidos. Pero éstos eran tan fuertes para la pobre Lagartija que se tapó sus delicados oídoscon sus dos patitas.

- ¡Socorro! ¡No aguanto esos gritos!... – prensaba ella, escondiéndose en una grieta del árbol.

Terminada la comunicación, la Jirafa buscó a la pequeña y no la encontró.

- ¡Lagartija! ¡Lagartija! ¿Dónde estás?...

Y empezó a buscarla por todos lados, en las ramas más altas, las más bajas, hasta que vio un bichito acurrucado, con la cabeza escondida entre dos hojitas.

- ¡Ah! ¡Finalmente te encontré, pequeña Lagartija! Bien. Hablé con los otros animales del bosque, pero ninguno conoce a tu mamá. Ellos van a buscarla y, si la encuentran, la traerán aquí. ¿Está bien?

- Gracias, Doña Jirafa. ¿Pero qué hago ahora?

- Quédate quietecita, alimentándote de estas hojitas que te gustan.

Pero pasaron los días y no aparecía la mamá de la Lagartija. Hasta que ella pidió:

- Doña Jirafa, usted que camina tanto por ahí, ¿no podría llevarme en su lomo? Tal vez encuentre a mi mamá. ¡Prometo no incomodarla!

La Jirafa aceptó y fueron juntas por el bosque. La pequeña Lagartija no descansaba un minuto, observando todo a su alrededor, preocupada por encontrar a su madre.
 

Hasta que, algunos días después, en cierto momento, al pasar cerca de un árbol, la pequeña Lagartija vio un pequeño bulto conocido, y pidió a su amiga:

- ¡Doña Jirafa! Por favor, ¿puede parar un poquito? Creo que vi a mi mamá en ese árbol que acabamos de pasar.

La Jirafa se detuvo y la pequeña Lagartija examinó el lugar, encontrando a su mamita:

- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Soy yo, tu hija!

Doña Lagartija dejó de trabajar cuando escuchó aquella voz tan conocida:

- ¡Es mi hija! ¡Pequeña Lagartija! ¿Dóndeestás?

De repente, Doña Lagartija vio un enorme cuello y se asustó:

- ¿Qué es eso? ¡Una Jirafa enorme! ¡Que Dios me ayude!

Pero, de lo alto de la cabeza de Doña Jirafa, surgió su hijita contenta:

- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Aquí estoy! ¡Mira, en la cabeza de Doña Jirafa!

La mamá Lagartija miró y acabó descubriendo a su hija en medio de los pelos de la jirafa:

- ¡Hija mía! ¿No tienes miedo de caerte de ahí?

- ¡No, mamá! Doña Jirafa es mi amiga. Hace días que estamos buscándote. ¡Québueno que te encontramos, mamá!

Doña Jirafa abrió su gran boca en una inmensa sonrisa:

- ¡Qué felicidad haberla encontrado, Doña Lagartija! Su hija estaba muy preocupada.

- Gracias, Doña Jirafa, por todo lo que hizo por mi hija, y estaré agradecida siempre.

La Jirafa sonrió de nuevo y dijo:

- Siempre he pensado que todos tenemos que ayudarnos mutuamente. Por eso, siempre que puedo, presto ayuda a quien está en dificultades. Así, cuando yo lo necesite, tendré también a alguien que me ayude. Entonces, vayan con Dios. ¡Les deseo muchas felicidades!

Doña Lagartija miró a la enorme Doña Jirafa y respondió:

- Me gusta su actitud, Doña Jirafa. Y voy a comenzar a actuar así también. Por eso, si necesitaayuda algún día, puede contar con nosotros, ¿verdad, hija?

- ¡Claro, mamá! ¡Mi amistad con Doña Jirafa ahora es para siempre!

La Jirafa fue por un lado y las dos Lagartijas fueron por el otro, pero muy contentas por la amistad que habían hecho.

MEIMEI

(Mensaje psicografiado el 29/06/2015.)


 

                                                                                   



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Revista Semanal de Divulgación Espirita