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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 9 - N° 422 - 12 de Julio de 2015

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

El valor de la amistad
 

  

Julia volvió de la calle entrando en casa muy triste. Su amiguita Sonia se había peleado con ella por una cuestión sin ninguna importancia.

Como se llevaba bastante bien con Sonia, su vecina y amiga, Julia se sentía sin ganas de jugar o hacer cualquier otra cosa.

Por eso, Julia se sentó en el piso de la sala, donde estaban sus papás en ese momento. Su papá estaba leyendo el periódico y su mamá, viendo televisión.

Sin tener otra cosa que hacer, la niña miraba la televisión y notó que estaban pasando un programa infantil. Interesada, prestó atención. Hablaban de algo que había sucedido entre un niño y una niña, pero que en ese momento ellos se contentaron; el niño pidió disculpas a la niña y se abrazaron.

Observando la situación que se había resuelto, Julia suspiró profundamente fastidiada. La mamá notó la tristeza de su hija y quiso saber:

- ¿Sucedió algo, hija mía? ¡Estabas jugando afuera y, de repente, entraste corriendo y te quedaste callada!

Julia dejó que las lágrimas cayeran de sus ojos, y después respondió:
 

- ¡Ay, mamá! Sonia y yo estábamos jugando en la vereda cuando le pregunté algo y ella me trató mal. Entonces, tiré su muñeca al piso, que se rompió, y vine a casa. ¡No quiero  saber más de ella!

Julia dejó de hablar algunos instantes,

enjugándose el rostro, y después dijo:

- Sería mucho más fácil si ella me hubiera pedido disculpas, como pasó en ese programa de TV.

La mamá sonrió y respondió:

- Hijita, ven aqui a mi regazo. ¡Mira! En la televisión, los actores nos indican cómo debemos actuar con los otros, ¡especialmente en ese programa que es para niños! Viste que el niño pidió disculpas a la niña, ¿no?

- Sí, lo vi.

- ¡Entonces, necesitas analizar y ver quién estaba equivocada en esa situación que pasó entre tú y Sonia! ¿Quién salió perdiendo?

Julia pensó... pensó... y respondió:

- Fue Sonia quien perdió, mamá. ¡Rompí su muñeca y ella no me va a perdonar nunca! – dijo la niña, poniéndose a llorar de nuevo.
 

La mamita colocó a la hija en su regazo, la abrazó con amor y la dejó llorar; cuando vio que estaba más calmada, le dijo:

- Vamos a pensar, hija. Si eso hubiera pasado contigo, ¿qué te gustaría que te hicieran?

- ¡Querría una nueva muñeca, lógico! Después de todo, la muñeca era mía y terminó rota.

La mamá sonrió y le dijo:

- ¡Pues entonces ya tienes la respuesta de lo que debes hacer para no perder la amistad de tu amiga Sonia, que es siempre tan buena contigo! ¿Qué crees?

Julia saltó del regazo de su mamá, con los ojos abiertos y más animada:

- ¡Tienes razón, mamá! ¡Tengo algo de dinero en mi cofrecito y puedo comprar otra muñeca para Sonia!

- Muy bien. Tienes razón Julia. ¿Y si el dinero no fuera suficiente para comprar outra muñeca?

La niña pensó un poco y respondió con otra pregunta:

- ¿Papá me puede adelantar la mesada que voy a recibir?

El papá, escuchando al conversación, dijo que adelantaría la mesada sin problema.

- ¡Ah, papá, qué bueno! ¿Entonces podemos ir, mamá?

La mamá estuvo de acuerdo y, cuando el papá regresó a su trabajo, las dejó en la calle  comercial. Julia sabía exactamente cómo era la muñeca de Sonia y, al verla en la tienda, se puso muy feliz. Al volver,  la niña fue directamente a la casa de la amiga, su vecina.

Tocó la campanita y la mamá de Sonia abrió. Al ver a Julia, la mamá llamó a su hija, y luego dijo:

- ¡Qué bueno que estás aquí, Julia! Sonia está molesta hoy. ¡Espero que tú la animes!
Sonia apareció en la puerta con los ojos rojos de tanto llorar. Al ver a su amiga Julia, sonrió más animada y se abrazaron.
 

- Sonia, ¿me disculpas por lo que hice con tu muñeca? ¡No sé lo que sucedió conmigo! ¡Pero te traje otra nuevecita, con mis disculpas!

Y entregó el paquete a Sonia, que lloraba de alegría. Enjugándose los ojos, miró a Julia y dijo:

- En verdad, lo sentí más por nuestra amistad, que creí que había terminado, que por haber roto mi muñeca. ¡Pero te agradezco mucho el regalo!
 

Ambas se abrazaron y Julia, al oír aquellas palabras, se emocionó, pensando que podría haber perdido la amistad de su amiga.

Pronto estaban juntas jugando en el patio de la casa de Sonia, seguras de que su amistad  era más importante que cualquier otra cosa.

Y Julia aprendió que, en la vida, tenemos que valorar lo que realmente importa.

MEIMEI

(Recibida por Célia X. de Camargo, el 1° de junio del 2015)

 


                                                                                   



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