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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Ano 8 - N° 387 - 2 de Noviembre de 2014

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 

 

La cría de pájaro
 

  

Carla salió de casa para sar un paseo.

El día estaba lindo y el sol brillaba en el cielo azul. Mirando los árboles de la calle, Carla oyó el canto de los pájaros. Miró para arriba, y vio un pajarito que, posado sobre una rama, parecía tener cuenta de una cría.

Luego, vio al pajarito volar para abajo y, se posó en el suelo, coger alguna cosa en el pico y volver para arriba. Después, colocó la comida en la boca del hijito, que piaba satisfecho.

Carla sonrió, contenta. El hijito no pasaría hambre ahora.
 

De repente, volvió a mirar para lo alto y, asustada, vio un enorme pájaro, que parecía un gavilán, posarse en lo alto del árbol y quedó mirando para el nido, donde el hijito piaba desprotegido.

En la misma hora, Carla miró para la calle y vio un niño que estaba allí cerca. Llamó la atención de él diciendo:

— ¡Chico, mira! ¡Aquel gavilán va a coger a la cría de pájaro que está en aquel nido!

El chico miró para arriba y respondió:

— ¿Y qué tengo que ver yo con eso?...

Carla, incapaz de creer en tamaño desinterés, respondió:

— ¿Y se fueras tú que estuvieras en aquella situación? ¿Te gustaría ser arrastrado por el gavilán?

El chico volvió a mirar para arriba y reconoció:

— Tienes razón. ¡Si fuera yo, quedaría asustado delante de aquellos picos enormes! ¿Pero  qué podemos hacer?

El chico miró para el árbol y vio que, del banco cerca de ella, podría subir en al tronco. De ahí en adelante era peligroso. El árbol era muy alto y él tendría dificultad de subir hasta allá arriba. En eso, recordó que estaba con un tirachinas en el bolsillo del pantalón.
 

Acomodado en el tronco, cogió el tirachinas, una piedrita en el otro bolsillo, y estirando el elástico, tiró.

La piedrita pasó cerca del gavilán, que se asustó con ella y salió volando para lejos.

El chico descendió del árbol, contento por haber resuelto el problema. Ahora la cría no correría más riesgo, pues el gavilán se fue.

Al descender, fue recibido con palmas por la niña que le agradeció el acto de coraje:

— ¡Gracias! ¡Tú fuiste muy valiente! ¡Ahora el gavilán no volverá más, espero!

El chico rió y respondió:

— Ahora él irá para otros lugares y dejará su cría en paz. ¡Pero, dime! ¿Por qué tanta preocupación con un simple pajarito?

Carla pensó un poco y explicó:

— Aprendí que todos nosotros tenemos que ser amigos unos de los otros y ayudarnos en momentos de dificultad.

— ¡Todo bien! ¡Pero es sólo un pajarito!...

Carla miró para el chico y respondió:
 

— ¡No es sólo un pajarito! ¡Él, como nosotros, es un ser creado por Dios! ¡Nuestro Padre se preocupa por todos sus hijos! ¡Tenemos que ponernos en el lugar del otro para saber lo que nos gustaría que nos hicieran! ¡Aprendí eso con Jesús de Nazarét!

El niño pensó un poco y dijo:

— Entonces, yo tendría que pensar así: Si yo estuviera en el lugar de aquel pajarito, ¿qué me gustaría que me hicieran?

— Exactamente — concordó Carla, sonriendo.

— ¡Ah! ¡Entendí!... ¡Hoy aprendí una cosa más , ¡Carla! ¡Me gustó!...

Ellos se despidieron con un apretón de mano, y Carla continuó su camino, contenta por haber ayudado a salvar a una cría de pájaro

MEIMEI

(Recebida por Célia X. Camargo, em 15/09/2014.)




                                                                                   



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