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Ano 8 - N° 383 - 5 de Octubre de 2014
ROGÉRIO COELHO
rcoelho47@yahoo.com.br 
Muriaé, Minas Gerais (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Rogério Coelho

Implacable plano multidisciplinario de sabotaje al Espiritismo


Sin el Espiritismo, la Doctrina de Jesús estaría aún sofocada en los paredones de los dogmas creados por hombres apartados de la esencia y de la base del Cristianismo

Parte 1

“Todo reino dividido contra sí mismo es devastado; y toda la ciudad, o casa, dividida contra sí misma, no subsistirá.” - Jesus. (Mt., 12:25.)


En su libro En torno al Maestro1 , Vinícius, pseudónimo de Pedro de Camargo, viene, parodiando a Tolstoi, contándonos una interesantísima leyenda, que podemos resumir así:

“(...) Satanás, el príncipe de los demonios, encarando al Nazareno, cuyo cuerpo pendía del madero infamante erguido en lo alto del Calvario, exclamó: “¡Miserable!  Moriste gracias a las pérfidas insinuaciones que sugerí a los Pontífices y Fariseos, ¿pero de qué me sirve este vano triunfo, si Tu Doctrina ya fue comprendida y asimilada por muchos que la practican y propagan? ¡Maldición! Mi reino está destruido para siempre. Me vengué, es cierto, arrastrándote al patíbulo de la cruz, sin embargo, ¿qué Te importa eso, ya que estabas dispuesto al sacrificio?”

Balbuceando estas últimas apóstrofes en voz estentórica, Satanás curvó las negras alas sobre el endeble andamiaje y desapareció por entre una ancha grieta que se abrió en el suelo, cual suicida que se precipita en la vorágine de un abismo. Cayendo en las profundidades del infierno, allí permaneció en desacuerdo, en un ambiente silencioso y tétrico donde las tinieblas de la noche serían soles, si dado fuera penetrar la luz en semejante antro, sede del reinado diabólico. Un siglo, dos siglos, tres siglos pasaron... Satanás permanecía inmóvil, con los colmillos entre las garras, esforzándose por olvidar el hecho que le había producido la ruina; pero, a pesar suyo, no pensaba en otra cosa.

De repente, después de un largo ciclo de tiempo transcurrido, oyó cierto movimiento en torno de sí.  Escudriñó atentamente y distinguió el ruido siniestro de corrientes que se arrastraban, a la vez de gemidos lacerados, gritos, imprecaciones y crujir de dientes... 

El infierno volverá a funcionar a todo vapor

Se irguió, entonces, Satanás apenas creyendo en lo que oía, pero era todo real: ¡El infierno había vuelto a funcionar a todo vapor! ¡¿Pero cómo?! ¡¿Cómo consiguieron restablecer mi reino después de la victoria del Crucificado?!

Saliendo de su caverna, preguntó al primer subalterno que encontró: “¿El infierno fue restaurado? ¿Que fue hecho de la Doctrina de Jesucristo?”

Feliz por volver a ver al todo-poderoso líder, el subalterno respondió: “Sepa, respetable Jefe, que nuestro reinado continúa firme como antes... Diariamente, se abren las puertas del infierno para dar entrada a centenares de pecadores. Las enseñanzas del Divino Maestro no nos incomodan, porque logramos adulterarlas, introduciendo conceptos falsos.

Luego tras la destrucción de nuestro imperio, buscamos observar a los hombres que practicaban la temible doctrina del Hijo de María. Vivían felices. Se amaban unos a los otros, tenían propiedades en común. No había, ni podía haber celos, ni contiendas, ni rivalidades entre ellos. Pagaban el mal con el bien, perdonaban siempre. Las personas que a ellos se acercaban se hacían luego adeptas de aquella Fe, tal era la fuerza viva de la ejemplificación.   Ahora, en tales condiciones, eran inaccesibles a nuestras influencias, por más esfuerzos que empleáramos. 

Pero, de repente, se levantó entre ellos una ligera divergencia sobre meras cuestiones de formalidades. Así, decían unos que la circuncisión era indispensable. Otros se reportaban a las demás ceremonias de ritual judío, opinando que no debían despreciarlas de todo. Hablaban sobre el ayuno, las abluciones, el bautismo del agua, la ostia etc. Entramos, en acción, sugiriendo a cada grupo que nada cediera sobre su modo de ver aquellas cuestiones muy importantes para la salvación de las Almas.   

Una onda de sangre inundó la Tierra

El veneno se fue infiltrando... El egoísmo y el orgullo comenzaron a despertar, las discusiones se acaloraban. Se dio, finalmente, el cisma... Las figuras más importantes y que se habían distinguido en las controversias instituyeron un fuerte partido, con sede en Roma, aliándose al poder civil y a la fuerza política del siglo. Crearon un tribunal de donde pasaron a decretar los nuevos artículos de fe. El pueblo tenía que aceptar las deliberaciones de los concilios reunidos en Roma. Una onda de sangre inundó la Tierra. Miles de víctimas fueron sacrificadas por haberse sublevado contra los dogmas instituidos”.

“¿Dogmas? ¿Qué es eso?” – preguntó Satanás, sorprendido.

“Ahora, Jefe” - respondió el subalterno - “dogma es un proceso que inventamos e inspiramos a los miembros del tal tribunal y que consiste en imponer a la razón y a la conciencia de otros un absurdo cualquiera que convenga a nuestra obra”.

“¡Esplendido!...”

“Así, el infierno fue restaurado y la terrible doctrina del Carpintero Nazareno desapareció entre los escombros de dogmas, fórmulas, ritos y ceremonias que conseguimos inspirar a los hombres, en el momento en que, olvidados de la esencia y de la base del Cristianismo, se preocupaban con las apariencias y formulas exteriores”.

Y por aquí, Vinícius va, magistralmente, concluyendo su interesante parodia a Tolstoi...  Evidentemente, como espíritas, sabemos que Satanás no existe. Existen sí, Espíritus enemigos de la Luz, sin embargo, perfectibles.

Pero ahora (no resistiendo a la tentación), nos gustaría pedir permiso a Vinícius y, esforzándonos por no deslustrarle la página con nuestro apocamiento intelectual, tomaremos, a partir de aquí, las riendas de su parodia y continuaremos la historia, recomenzando desde el punto donde él paró. 

El Espiritismo no es más una amenaza

Así, prosigamos: “El todo-poderoso-líder, rehecho de la grata sorpresa de ver su reino infernal totalmente restaurado, frunció el ceño como acordándose de algo muy importante. Al verlo de ceño fruncido, con aire preocupado, el subalterno, ya rodeado por una legión de auxiliares le preguntó: “”Qué pasó Jefe? ¿Algo te preocupa?”

“¡Sí, y mucho! Estoy acordándome ahora de una asustadora profecía hecha por el Crucificado: Él dijo que más tarde pediría a su Padre para mandar venir a otro “Consolador” para la Tierra, a fin de hacer recordar sus enseñanzas y también enseñar todas las otras cosas que darían acceso al Reino de los Cielos. Necesitamos reunir nuestros intelectuales en un concilio para percatarnos debidamente contra esa terrible amenaza más a nuestro reinado”.

¡Carcajada general!...

“¿De qué se ríen?” – preguntó, endeble, el todo-poderoso líder.

“¡Ahora, Jefe, con todo el respeto que le es debido, pero nosotros no estábamos durmiendo todos esos siglos como el señor! El tal “Consolador” ya vino por mérito y obra de un excomulgado y miserable francés llamado Allan Kardec, en asociación con los Apadrinados de la Luz. De hecho, ese tal Kardec ya nos había incomodado mucho hace dos mil años, en las Galias, como sacerdote druida. Pero no se preocupe no, jefe, nosotros ya “retiramos de letra” el tal “Consolador”. Aquí en la Tierra el tomó el nombre de Espiritismo. Pero no es más una amenaza. ¡Ya tenemos mucha gente nuestra infiltrada allá, y nuestros colegas están simplemente “arrasando”! ¡Es sólo surgir un equipo de trabajadores espíritas que comienza a incomodarnos, y listo! Infiltramos allá – incontinente – nuestros agentes. 

Todo reino dividido no subsistirá

“En poco tiempo sofocamos el trabajo. Es fácil, jefe... ¡Nunca vimos una raza de gente que se asusta tan fácilmente como esos espíritas! ¡Cualquiera “de acá esa paja” y allá se fue a fracasar la Institución Espírita, con Kardec, Evangelio y todo!”.

“¿Verdad? ¡¿Como es que vosotros consiguen realizar tal proeza?!”

Irguiéndose, entonces, en sus velludas patas, agitando discretamente la cola y distendiendo las membranas lustrosas de las alas, exhalando un fuerte olor a azufre, el diablo subalterno contó, con una punta de orgullo en la voz:

“La mayoría de los dirigentes espíritas está constituida por los antiguos cardenales de la Iglesia Católica, ahora reencarnados. Son criaturas acostumbradas al juego del poder, en la vieja disputa por el “trono de Pedro”. Esas raposas desaguan en el movimiento espírita con sus viejas ambiciones. Asumen cargos directivos que disputan con uñas y dientes, para después perennizar en los cargos, transformándose en verdaderos dinosaurios del movimiento: Enyesan todo y no dejan a nadie trabajar... Sin saberlo, ellos facilitan el éxito de nuestro plan de acción, plan ese conocido en nuestras huestes como IPMSE. 

“¿Qué plan es ese, al final?”

“Es el eficiente e Implacable Plan Multidisciplinario de Sabotaje al Espiritismo”.

“¿En la práctica como es el aplicado?”

“El señor no va a creer, Jefe, pero nosotros basamos nuestro plan de acción en las propias palabras del Nazareno. Él dijo que “todo reino dividido contra sí mismo es devastado; y toda ciudad, o casa, dividida contra sí misma, no subsistirá”. 

A partir de esa información, y también acordándonos de aquella otra del “manojo de varas”, que Él enseñó, fue sólo quitar las “varas del manojo” e ir quebrando una a una...”

“Háblame acerca del “modus operandi” de ese tal IPMSE”.  (Continua na próxima edição.)

 


[1] - CAMARGO Pedro de/ Vinícius. Em Torno do Mestre. Rio: FEB, cap. “A Restauração do Inferno”.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita