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Año 8 378 – 31 de Agosto de 2014
RICARDO BAESSO DE OLIVEIRA  
kargabrl@uol.com.br            
Juiz de Fora, MG (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Ricardo Baesso de Oliveira

Envejecer y morir

Un abordaje biológico y espiritual

 Parte 2 e final

 

Las intervenciones espirituales, obviamente, se verifican dentro de ciertos límites.

En el libro El Cielo y el Infierno, de Allan Kardec pone:

Ciertamente, en determinadas condiciones, puede un Espíritu encarnado prolongar la existencia corporal a fin de terminar instrucciones indispensables o, al menos, por él como tales juzgadas — es una concesión que se le puede hacer, como en el caso vertiente, además de muchos otros ejemplos. Esta demora de vida no puede, sin embargo, dejar de ser breve, ya que como es prohibido al hombre invertir el orden de las leyes naturales, así como volver de motu propio a la vida, desde que ella haya alcanzado su término. Es una parada momentánea sólo. Preciso es, sin embargo, que de la posibilidad del hecho no se concluya su generalidad, tampoco que dependa de cada cuál prolongar por este modo su existencia. Como prueba para el Espíritu o en el interés de misión a concluir, los órganos depauperados pueden recibir un suplemento de fluido vital que les permita prolongar de algunos instantes la manifestación material del pensamiento. Esos casos son excepcionales y no hacen regla. Tampoco se debe ver en ese hecho una derogación de Dios a la inmutabilidad. (El cielo y el infierno, parte II, cap. III.)

Um caso de moratoria

André Luiz hace alusión a la prolongación de la hora de la muerte en la obra Misioneros de la luz, cap. 7, al describir la situación de Antonio, ciudadano con la edad aproximadamente de 70 años, víctima por grave arterosclerosis, con riesgo de muerte inminente, en virtud de una trombosis cerebral. Antonio fue beneficiado con la intervención de técnicos de la dimensión espiritual, resultando para él en sobre vida de cerca de cinco meses. Tal moratoria le fue ofrecida en virtud de negocios urgentes, relacionados a la familia, que necesitaban ser resueltos.

Acerca de la anticipación de la hora de la muerte, André Luiz relata en el libro En el mundo mayor, cap. 12, la actuación de Benefactores desencarnados sobre Fabrício, individuo en el umbral de la locura, resultado de actitudes moralmente comprometedoras perpetradas durante la encarnación.

Si la condición de alienación psíquica se consumara, el núcleo familiar de Fabrício recibiría una cuota extra de problemas y preocupaciones, de que sus familiares no serían merecedores.

Así, los técnicos de la dimensión espiritual intervienen magnéticamente en el sistema circulatorio del enfermo, precipitando una trombosis arterial, que sería la causa de su muerte prematura.

Factores comportamentales

Además de los factores cármicos y genéticos, existen otros, relacionados al comportamiento de la individualidad reencarnada, su modo de vida, sus elecciones y la postura que adopta en las diferentes situaciones de su encarnación.

El tiempo de vida física, por lo tanto, del Espíritu, en cada encarnación, de una manera general, no puede ser explicado de forma absoluta, antes de su inserción en la dimensión física, porque depende también de condiciones que no se vinculan directamente a su pasado reencarnatorio y sí a sus opciones de vida.

Está registrado en El Libro de los Espíritus.

¿Puede el hombre por su voluntad y por sus actos, hacer que no se den acontecimientos que deberían verificarse y recíprocamente?

“Lo puede, si ese aparente cambio en el orden de los hechos tenga cabida en la secuencia de la vida que él escogió. Añade que, para hacer el bien, como le cumple, pues que eso constituye el objetivo único de la vida, facultado le es impedir el mal, sobre todo a aquel que pueda concursar para la producción de un mal mayor.” (LE, ítem 860.)

Kardec advierte:

¿Grandes probabilidades tiene de ahogarse quien pretende atravesar a nado un río, sin saber nadar? (LE, item 862.)

Y aún:

La fatalidad, que algunas veces hay, sólo existe con relación a aquellos éxitos materiales, cuya causa reside fuera de vosotros y que no dependen de vuestra voluntad. En cuanto a los actos de la vida moral, esos emanan siempre del propio hombre que, así pues, tiene siempre la libertad de escoger. En lo tocante, pues, a esos actos, nunca hay fatalidad. (LE, ítem 861.)

Principales causas de óbito

Según Harold Koenig, psiquiatra de Duke University, aunque los factores genéticos puedan ser relacionados a una gran variedad de enfermedades y a la expectativa de vida de una persona, la genética tiene límites, sobre todo para ayudar a entender lo que causa una vida larga y saludable. Las investigaciones muestran que sólo un cuarto de la expectativa de vida puede ser atribuido a las causas genéticas, y los genes tienen poca influencia sobre la longevidad antes de los sesenta años. Aún esa influencia es cuestionada. Por ejemplo, algunos investigadores dicen que la longevidad de los padres tiene poca asociación con la expectativa de vida de los hijos.

Recuerda el Dr. Koenig que según James W. Vaupel, director del Laboratorio de sobre vida y longevidad en el Instituto Max Plank para investigación demográfica en Rostock, Alemania, la duración de vida de los padres explica sólo cerca de 3% de la expectativa de vida de los hijos. Además de la edad y acceso a la atención médica, otros factores que pueden influenciar la longevidad son psicológico, sociales y comportamentales.

Las principales causas de óbito en todo el mundo son enfermedad cardiaca, cáncer, disturbios cerebro vasculares y enfermedades infecciosas. No existen más dudas de que esos problemas médicos son afectados directamente por emociones negativas, estrés psicológico y social y comportamientos de salud deficiente, así como por influencias genéticas.

Relación entre salud y envolvimiento religioso

Cualquier acción que mejore el enfrentamiento del estrés, que reduzca las emociones negativas y que incentive comportamiento de salud positivo, debe influenciar los índices de mortalidad de esas enfermedades y afectar la mortalidad general. Uno de esos factores pueden ser la creencia y la práctica religiosa.

El mecanismo por el cual se cree que la implicación religiosa afecte la salud es por vías psicológicas, sociales y comportamentales, o sea, ayudando las personas a enfrentar el estrés, aumentando el soporte social e incentivando estilos de vida y hábitos más saludables. (Medicina, religión y salud.)

Emmanuel, haciendo una interacción entre los factores reencarnatorios y comportamentales, escribió:

Desde la fase embrionaria del instrumento en que se manifestará en el mundo, el Espíritu en él plasma los reflejos que le son propios.

Criaturas existen tan conturbadas más allá de la tumba con los problemas decurrentes del suicidio y del homicidio, de la delincuencia y del vicio, que, traídas al renacimiento, demuestran, de inmediato, los más dolorosos desequilibrios, por la disfunción vibratoria que los cataloga en los cuadros de la patología celular.

La importancia de la práctica del bien

Las enfermedades congénitas nada más son que reflejos de la posición infeliz a que nos conducimos en el pasado próximo, reclamándonos el internamiento en la esfera física, a veces por plazo corto, para tratamiento de la desarmonía interior en que estuvimos comprometidos.

Surgen, sin embargo, otras cambiantes de los reflejos del pasado en la existencia del cuerpo, de la culpa disfrazada y de los remordimientos ocultos.

Son plantaciones de tiempo cierto que la ley de acción y reacción gobierna, vigilante, con seguridad y precisión.

Por eso es por lo que muchas veces, conforme los programas trazados antes de la cuna, en la pauta de la deuda y del rescate, la criatura es visitada por extrañas pruebas, en plena prosperidad material, o por desastres fisiológicos de conmovedora expresión, cuando más irradiante se le muestra la salud. Pero, es imperioso recordar que reflejos generan reflejos y que no hay pago sin justos atenuantes, cuando el deudor se revela amigo de la solución de los propios débitos.

La práctica del bien, simple e infatigable, puede modificar la ruta del destino, ya que el pensamiento claro y correcto, con acción edificante, interfiere en las funciones celulares, tanto como en los eventos humanos, atrayendo en nuestro favor, por nuestro reflejo mejorado y más noble, amparo, luz y apoyo, según la ley del auxilio. (Pensamiento y vida, cap. 14.) 




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita