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Año 8 366 – 8 de Junio de 2014
CLÁUDIO BUENO DA SILVA  
Klardec1857@yahoo.com.br    
Osasco, SP
(Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Cláudio Bueno da Silva

El Evangelio: un siglo y medio

 
 
Los buenos Espíritus siempre estuvieron al lado de Allan Kardec, en una conexión estrecha y de mutua confianza. Se puede decir que produjeron juntos (de 1857 a 1869), en perfecta sintonía, todo el conjunto de la llamada Codificación Espírita y sus libros y textos complementarios. La intensidad de esa relación puede ser constatada en el texto “Imitación del Evangelio”, contenido en la 2ª parte del libro Obras Póstumas (traducción de Bezerra de Menezes), donde los Espíritus revelan al codificador: “Nuestra acción, especialmente la de el Espíritu de Verdad, es constante sobre ti, y es tal, que no puedes huirle”. En otra traducción del mismo tramo (la de Guillon Ribeiro), se ve la idea como reforzada por otro verbo: “Nuestra acción, principalmente la de el Espíritu de Verdad, es constante a tu alrededor y tal que no la puedes negar”. Curiosamente, ni “huir” de la influencia, ni “negarla”.

Pues fue bajo esa inspiración, que nunca le faltó, que Allan Kardec organizó El Evangelio según el Espiritismo, provocando con su edición, en 1864, una revolución en los medios eclesiásticos de la época.

Allan Kardec afirmó en el libro Viaje Espírita en 1862: “Se puede, de modo general, juzgar la importancia de una idea por la oposición que ella suscita” ¹. Ese pensamiento venía a callar en aquel momento. La Iglesia aún tenía, en la época, mucho poder y mucha influencia. Si el clero puede, de cierto modo, aceptar algunos principios de El Libro de los Espíritus, lo mismo no se daría en relación a los contenidos en El Evangelio según el Espiritismo, contrarios a los que sostenían la doctrina de la Iglesia. Tanto que los Espíritus avisaron a Kardec para que se preparara para la lucha que vendría más feroz: (...) “Que sepas que hasta hoy sólo comiste el pan blanco y que, ahora, van a comenzar las dificultades”.

IDEAS QUE INCOMODAN A LA IGLESIA

Finalmente, ¿qué traía ese libro que tanto hizo agitar al clero y la Iglesia? Vamos a relacionar, sucintamente, algunas de las ideas contenidas en el libro de Kardec y que incomodaron tanto a la clase clerical.

En el capítulo I: alianza de la ciencia con la religión, hasta entonces incompatibles. Allan Kardec estableció que la ciencia precisa de las normas morales de la religión, y la religión precisa de la ciencia para explicar los fenómenos de la vida. Deben andar juntas, por lo tanto. La Iglesia casi siempre siguió un camino distinguido no sólo de la ciencia, más de la cultura general y del progreso de las ideas también.

En el capítulo II: la vida futura desplegada en el más allá en realizaciones siempre progresivas del Espíritu, concepto opuesto al de las penas eternas y de la vida contemplativa, ambos inmovilizando al ser.

En el capítulo IV: la reencarnación como ley biológica, instrumento de la justicia de Dios, condición esencial para la evolución del Espíritu, concepto denegado por la Iglesia.

En el capítulo XV: el concepto universal y democrático del “Fuera de la caridad no hay salvación”, que anula otros axiomas como, por ejemplo, el “Fuera de la Iglesia no hay salvación”, excluyente.

En el capítulo XVI: servir a Dios y no a la riqueza, orientación evangélica no siempre seguida por las religiones cristianas.

En el capítulo XIX: la fe razonada sustituyendo a la fe ciega, que genera dogmas improductivos.

Todo el capítulo XXVI, “Dar de gracia lo que de gracia recibís”, que aborda el don de curar (mediumnidad), las plegarias pagadas, la gratuidad de los dones etc.

La afirmación de Jesús como hijo de Dios y su misión divina en contraposición a la idea de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Estos y tantos otros conceptos, ya plenamente accesibles a la inteligencia moderna, fueron estudiados por Allan Kardec y, sumados a las informaciones de los Espíritus superiores, se constituyeron en El Evangelio según el Espiritismo, una guía práctica y accesible para las acciones humanas.

LOS EESPÍRITUS HABLARON SOBRE LA OBRA

Allan Kardec afirma, en la Introducción de ese libro, que escogió exponer allí solamente la parte referente a la enseñanza moral de Jesús, el cual, según sus palabras, “Es el terreno en el que todos los cultos pueden encontrarse”. Dice aún: “Para los hombres, en particular, es una regla de conducta, que comprende todas las circunstancias de la vida privada y pública, el principio de todas las relaciones sociales fundadas en la más rigurosa justicia. Es, por fin, el camino infalible de la felicidad a conquistar”.

Los Espíritus también se pronunciaron sobre la obra: “Ese libro de doctrina tendrá influencia considerable, porque explica cuestiones de interés capital. No solamente el mundo religioso encontrará en el las máximas que necesita como las naciones, en su vida práctica, de el obtendrán instrucciones excelentes”.

A través de esas observaciones se puede vislumbrar el papel que El Evangelio según el Espiritismo desempeñaría junto a la humanidad en la construcción del mundo regenerado. Aún hablando de él, los Espíritus concluyen: “Hiciste bien al enfrentar las cuestiones de elevada moral práctica, del punto de vista de los intereses generales, de los intereses sociales y de los intereses religiosos. La duda necesita ser destruida”.

¿QUÉ DUDA ERA ESA?

Yo pienso que Allan Kardec la esclareció en la medida en que atendió a dos propósitos. El primero: cuando se propuso escribir el Evangelio dando énfasis a la enseñanza moral de Jesús explicado, libre de las cuestiones accesorias de la vida del Maestro que siempre provocaron discusiones y disputas religiosas, él pretendió que esa obra se constituyera en un manual universal, para uso de todos, sin distinción de cultos, y que contribuyera objetivamente para la transformación moral de la humanidad.

Él mismo justifica la producción del libro con aquellas características, dando en la misma Introducción una declaración verdadera y valiente: “Todo el mundo admira la moral evangélica, todos proclaman su sublimidad y su necesidad” (...) “Pero pocos la conocen a fondo, y menos aún la comprenden y saben sacar consecuencias. La razón de eso está, en gran medida, en las dificultades presentadas por la lectura del Evangelio, ininteligible para la mayoría. La forma alegórica, el misticismo intencionado del lenguaje, hacen que la mayoría lo lea por desencargo de conciencia y por obligación”.

Ese problema perdura hasta hoy junto a los adeptos de las religiones cristianas que adoptan la Biblia como orientación. A muchos les bastan con aceptar las tradiciones y repetir máximas proverbiales sin penetrar en el “espíritu” de la enseñanza. Otros tantos se esfuerzan a estudiar, pero no consiguen descubrir el sentido del conjunto, pues les falta la llave que el Espiritismo trae.

Allan Kardec, por lo tanto, prestó un gran servicio a la humanidad cuando elaboró El Evangelio según el Espiritismo de forma clara y comprensible. Ese fue, a mí ver, el primer propósito de Kardec: hacer la enseñanza de Cristo íntima y agradable a los hombres de la Tierra.

El segundo propósito de Kardec, y el más importante, fue restablecer el sentido original de los Evangelios. Rescatar el Evangelio, aún vivo, de los escombros a que lo lanzaron la ignominia y la desfachatez humana.

LAS RAZONES DE LA PROMESA

El Espiritismo es la síntesis histórica del Cristianismo, movimiento ese que se inició con Moisés, se amplió con Jesús y terminó con el Espiritismo. Como figura central y coordinadora de ese proceso de conducir a la humanidad por las vías de la espiritualización, Jesús sabía que los hombres, por inmadurez, no lo comprenderían suficientemente y acabarían por despreciar y adulterar sus enseñanzas, mezclando en ellos elementos del mundo pagano y del Judaísmo, además de las interpolaciones y omisiones premeditadas, aplicadas a lo largo del tiempo, según ciertos intereses.

El Cristianismo se desfiguró. Exactamente por eso es que Jesús prometió enviar, conforme se lee en Juan, XIV: 15 a 17; 26, un Consolador que “os enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que os he dicho”: el Espíritu de Verdad. Ese Consolador vino a restablecer la verdad desnaturalizada y completar sus enseñanzas, no en el sentido de añadir verdades nuevas, sino en el de explicar y desarrollar lo que allí se encuentra en germen: la reencarnación, la pluralidad de los mundos, la anterioridad y la supervivencia del alma, la vida futura, las penas y recompensas o la justicia divina, la mediumnidad y las relaciones entre los dos mundos. Y, así, Allan Kardec colaboró en el cumplimiento de la promesa hecha por Jesús de enviar otro Consolador.

CON TODO, ¿POR QUÉ CONSOLADOR?

El capítulo V – “Bienaventurados los afligidos” -, no por acaso el más largo del libro, ilustra bien la necesidad humana de consuelo.

Jesús previó que los hombres necesitarían de consolaciones, ya que no las encontrarían satisfactorias en las creencias que irían a adoptar. Allan Kardec, en “Caracteres de la revelación espírita”, explica eso diciendo: “Porque es a los desheredados, más que a los felices del mundo, que se dirige el Espiritismo” (...) “Los afligidos son los enfermos y el Consolador es el médico.”

Además del consuelo a las aflicciones humanas, el Consolador trajo esperanza al hombre. ¿Qué doctrina, que religión, que filosofía, sino el Espiritismo, puede traer con tanta convicción la fe en Dios y la esperanza en el futuro?

El Evangelio según el Espiritismo es un guión educativo para el Espíritu. En ese sentido, consuelo y esperanza indican que el hombre debe corregirse moralmente y trazar planes de desarrollo a partir de ahora.

El Espiritismo, pues, teniendo la ciencia como aliada, es la llave para hacer comprender las palabras del Evangelio y darles un objetivo práctico de elevado interés para la humanidad.

LA FERMENTACIÓN DE LAS IDEAS

Herculano Pires, en su libro de crónicas El misterio del bien y del mal, usa la imagen evangélica de la levadura que se mezcla a la harina para levantar la masa, comparando ese proceso químico a la acción de las ideas cristianas que fermentaron y modificaron la estructura social de la antigüedad y que continúan actuando.

Afirma Herculano Pires que, en relación a las ideas, hecho semejante ocurrirá con el Espiritismo. La levadura de las ideas espíritas desde 1857 está mezclada a la masa y producirá cambios ideológicos en el mundo, hasta que sea implantada en la Tierra entera la verdadera civilización cristiana.

REACCIÓN EN CADENA

Las leyes del deber y de la fraternidad conducen a los hombres espiritualizados que habitan la Tierra a actuar individualmente o en grupos y, en una reacción en cadena, van proponiendo a las masas nuevas formas de vivir, tanto física como psíquica; van ejemplificando el amor en múltiples manifestaciones, diseminando conceptos espiritualistas y, con eso, construyendo otra mentalidad en el mundo. De esa forma, la influencia de las fuerzas renovadoras y humanitarias se va ampliando y ganando adhesiones.

Mientras reina el caos, el desorden, la indisciplina, pocos están dispuestos a oír, mucho menos a reflexionar sobre normas éticas y morales, pero la fuerza divina del progreso, dirigida por las altas esferas espirituales que se relacionan con la Tierra, actúa sin cesar en el sentido de encaminar a la humanidad para un nuevo estado de vida, más ordenada, pacífica y adelantada. Agotadas las energías de la materialidad, que llevan a los hombres a la extenuación, ellos se vuelven para lo que puede consolarlos y darles esperanza.

ACTUACIÓN DEL ESPIRITISMO

Entonces, en ese ambiente más preparado, llegará la hora en que el Espiritismo actuará consistentemente sobre la humanidad, hablando directo al Espíritu. La levadura evangélica habrá fermentado la masa, que creció para alimentar a los hambrientos del mundo. El Evangelio continuará guiando, a través de los siglos, a los retardados a “ver y oír”.

El hecho del Cristianismo haber llegado hasta nuestros días, vestido ahora con el ropaje del Espiritismo, a pesar de la oposición que sufrió en todos los tiempos, es una gran victoria de Jesús. Pero el Cristianismo es un proceso aún en desarrollo y creemos que se concluirá cuando implantemos el reino de Dios en la Tierra y Lo adoremos en “espíritu y verdad”.

LA NECESIDAD DE HABLAR Y DIVULGAR

Buena parte de hombres y Espíritus aún no se aproximó a las verdades del Evangelio; aún no reflexionó sobre los consejos de Jesús, nuestro hermano puro; muchos aún no percibieron la importancia de la vida en el cuerpo para la evolución del Espíritu. De ahí, la necesidad de hablar de Jesús y de su Evangelio en la actualidad y de divulgarse la gran revelación que el Espiritismo trae. Necesitamos dar el testimonio diario del “amaos unos a los otros”, trabajar sin descanso para la implantación del estado de regeneración en la Tierra.

Allan Kardec aproximó el Evangelio de todos nosotros, y nos hizo ver que las lecciones de Jesús no son para ser vividas solamente en las iglesias, en los templos, en los centros espíritas, en los medios religiosos, sino en todos los lugares y momentos de nuestra vida; finalmente, el buen ejemplo, el buen pensamiento, la buena palabra, la caridad, la tolerancia, y otras tantas virtudes que se aprenden con Jesús, caben en cualquier lugar y en cualquier tiempo.

El Evangelio según el Espiritismo es un libro especial, pero no sagrado. El concepto de libro sagrado no prevalece entre los espíritas. El espírita bebe el conocimiento para ponerlo en acción, a beneficio del progreso general y de su propio adelantamiento. “Se reconoce el verdadero espírita por el esfuerzo que hace en mejorarse”, dice Allan Kardec. Seamos, pues, verdaderos espíritas, verdaderos cristianos. No nos faltan recursos para eso.


1
Kardec, Allan, en “Instrucciones particulares dadas a los Grupos en respuesta a algunas de las cuestiones propuestas”.




 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita