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Año 7 343 22 de Diciembre de 2013
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 


Jesús en nuestras vidas


En esta edición que antecede la Navidad y es la última del año, no nos sería posible dejar de acentuar, como ya hicimos anteriormente, cuán importante es la presencia de Jesús en nuestras vidas. 

Gobernador espiritual del planeta, que administra con celo desde los orígenes de nuestro orbe, el Maestro no se encuentra, como algunos piensan, ausente de los problemas y de las grandes decisiones relativas al desarrollo del mundo y de nosotros que lo habitamos.

Innúmeros hechos podrían ser acordados para enseñar como la acción de Jesús en beneficio de las personas que se ejerce en nuestro medio.

Gerson Simões Monteiro, en el Especial que ilustra la presente edición, se refiere a uno de ellos, retratado por la poetisa Francisca Clotilde en el hermoso poema psicografado por el médium Francisco Cándido Xavier.

El otro hecho que nos es narrado por André Luiz en el cap. 1 de su libro Obreros de la Vida Eterna, obra publicada en 1946. Nos referimos al testimonio que el Instructor Albano Metelo hizo y André apuntó en la referida obra.

Albano Metelo relató al grupo de Espíritus que lo oían su experiencia personal en búsqueda de la iluminación propia, que en otro tiempo él buscara atingir, apresuradamente. La Luz lo fascinaba y, por eso, rompió todos los lazos que lo retenían abajo, empezando la jornada ascensional. En el principio, se hirió en los espinos puntiagudos de la carretera y experimentó atroces desengaños. Logró, sin embargo, vencer los óbices inmediatos, ganando, jubiloso, pequeñita eminencia. Mirando alrededor de sí, lo espantó, no obstante y de manera intensa, la visión terrífica del valle: el sufrimiento y la ignorancia lo dominaban en plenas tinieblas. Disputas, odios, egoísmo y vanidad imperaban, creando sufrimientos por toda parte.  

Metelo llegó a juzgarse feliz, delante de la posición que lo apartaba de tantas angustias. Pero, cuanto más se vanagloriaba, observó que en cierta noche el valle fuera invadido por refulgente luz. ¿Qué sol misericordioso visitaba el antro sombrío del dolor? Seres angélicos bajaban, céleres, de radiantes pináculos, acudiendo las zonas más bajas, obedeciendo al poder de atracción de la claridad bendita. Preguntó, entonces: “¿Qué ocurriera?” Un mensajero espiritual le respondió: “El Señor Jesús visita hoy los que erran en las tinieblas del mundo, libertando consciencias esclavizadas”.   

Aquello le sirvió de grande lección. ¿Para dónde marchaba su Espíritu sin preparo de la inmensa familia humana? ¿Por qué enojarse ante el valle, si el propio Jesús trabajaba, solicito, para que la Luz de Arriba penetrase en la entrañas de la Tierra? ¿Cómo subir sólo, organizando un cielo exclusivo para su alma, lamentablemente abstraído de los valores de la cooperación que el mundo le proporcionaba con generosidad y abundancia?  

Albano Metelo se detuvo entonces y volvió en sus propios pasos, porque, a medida que los Espíritus penetran el dominio de las alturas, se imprimen en su mente y corazón las leyes sublimes de la fraternidad y de la misericordia, tal como ocurrió con los grandes orientadores de la Humanidad, que no midieron la propia grandeza sino por la capacidad de regresar a los círculos de la ignorancia, para ejemplificar el amor y la sabiduría, la renuncia y el perdón a los semejantes.

El relato que ahora transcribimos debe servirnos de meditación en los días que anteceden la Navidad de 2013, donde la Tierra enfrenta momentos conturbados, marcados por conflictos por toda parte, incluso en Brasil, donde la población se declara, mayoritariamente, adepta del Cristianismo.

Disturbios por las calles, crímenes que no cesan, asaltos en pena luz del día, violencia en los estadios de fútbol, corrupción generalizada en todos o casi todos los niveles de gobierno, sin hablar de las guerras que persisten en innúmeros países – he aquí el retrato de una sociedad que, a pesar de los esfuerzos de Jesús y de los bienhechores espirituales, continúa indiferente y ajena a las enseñanzas que el Amable Nazareno nos legó hace poco más de 2.000 años.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita