WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 7 338 – 17 de Noviembre de 2013

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 

 

El hijo del corazón
 

Bentinho estaba andando por el barrio cuando, al pasar por una placita, vio un chico durmiendo, escondido en medio de algunas hojas, bajo un árbol.
 

Curioso, Bentinho se aproximó y se quedó mirando al niño que dormía.

El chico despertó, se estiró y miró alrededor. Al ver al otro niño que lo observaba, dijo con cara de enfado:

— Si también quieres dormir, tienes otros lugares aquí mismo. ¡Es solo buscar!

Bentinho sonrió y explicó:

— No preciso de un lugar para dormir. ¡Tengo mi casa!

— ¡Ah!... — exclamó el niño — Bueno para ti. ¿Y tienes una familia también?

— Tengo, sí. ¡Y mis padres me aman mucho!

El otro quedó con los ojillos llenos de lágrimas y, bajando la cabeza, murmuró:

— Infelizmente, yo no tengo a nadie. Estoy solo en el mundo.

— ¡Pero todas las personas tienen una familia! ¿Donde está la tuya? — Bentinho quiso saber.

Entonces, João, ese era el nombre del niño, explicó, sentándose:

— Recuerdo vagamente de la madre y del padre. Desperté un día y vi que estaba solo en casa. Busqué en la vecindad, pero no los encontré. Lloré bastante. Busqué a mis padres por todos lados, pero nadie los había visto. Entonces, con hambre, comencé a pedir.

Bentinho estaba con mucha pena de João, que continuó contando:

— Tras algunos días, no me dejaron más entrar en la casa. Había otras personas viviendo allá. Así, me acostumbré a vivir en la calle. Hice amigos, que dividen conmigo la comida que consiguen ganar. Y duermo aquí en esta plaza, como tú puedes ver.

— João, ¿te gustaría tener una casa?

— ¡Claro! ¿A quién no le gustaría? — respondió el niño con los ojos brillando.

— ¡Entonces, ven conmigo!

Decidido, Bentinho llevó al nuevo amigo para su casa. Era hora del almuerzo. Al verlo llegar con un niño harapiento, el padre preguntó:

— ¿Quién es tu nuevo amigo, mi hijo?

— Él se llama João y yo lo encontré en la calle, papá. Él no tiene familia. ¿Qué pensáis de darme un nuevo hermano?

Los padres intercambiaron una mirada espantados, y el padre explicó:

— Bentinho, no es tan fácil así como tú piensas, hijo. ¡João debe tener una familia!

— No tiene. ¡Él vive solo en la calle!

— Aún así, hijo — consideró la madre. — Es preciso consultar a las autoridades, los órganos de amparo al niño. ¡No podemos sólo traerlo para vivir con nosotros!...

— ¡Entonces, vamos a hablar con quién pueda resolver el problema de mi amigo! — decidió el niño.

El padre, que oía muy serio, consideró:

— Bentinho, además de esos problemas, tenemos otros, mi hijo: vamos a necesitar de un cuarto más, una cama, ropas... ¡Además de matricularlo en la escuela y mucho más!...Todo eso necesita de dinero, que no tenemos.

Bentinho, sin embargo, estaba obstinado:

— Eso es fácil de resolver, papá. Yo divido el cuarto con João y daré mi cama para él; no me importa dormir en el suelo. ¡Tengo muchas ropas y calzados que dividiré con él, pues somos del mismo tamaño; en cuanto a la escuela, él irá conmigo! ¡Te garantizo, papá, que él no dará trabajo alguno!

El padre miró para João y preguntó sobre la familia de él. João contó exactamente lo que le había dicho a Bentinho. Después, humilde, dijo:

— Si me aceptaran, no necesitan preocuparse conmigo. Siempre encuentro comida, los amigos de la calle me ayudan. Tampoco preciso de ropas, ya tengo estas que me sirven. Y cama, hace tanto tiempo no tengo una, que ni echo en falta. Entonces, no preciso de dinero. La única cosa que sueño, de verdad, es tener nuevamente una familia. ¡Sólo eso!
 

Todos quedaron tocados al oír aquellas palabras, y Bentinho corrió hasta el cuarto y volvió con su cofrecito en las manos:

— ¡Si el problema es dinero, yo tengo, mamá! ¡Mi cofrecito está lleno!...

Al ver la determinación del chico, los padres intercambiaron una mirada emocionados, y acabaron por concordar:

   

— Está bien, Bentinho. ¡Tú acabas de ganar un nuevo hermano! ¡Después resolveremos la situación de Joãozinho con las autoridades! ¡Pero a partir de ahora, él es nuestro hijo!

Abriendo los brazos, la madre abrazó al niño con amor. El padre los envolvió en el mismo abrazo y Bentinho se aproximó, extendiendo los brazos y formando parte del grupo.

Estaban felices. El amor había vencido. Ahora

la familia tenía un nuevo miembro. Joãozinho lloraba de alegría por tener nuevos padres, y ellos le explicaron:

— João, a partir de hoy, tú eres nuestro hijo del corazón. Sin embargo, si algún día, tú reencuentras tu familia verdadera y quieres volver para ella, nosotros lo vamos a entender. No dejaremos de amarte, sin embargo podemos repartiste con tu familia biológica. ¿Entendiste?

João corrió para sus nuevos padres balanceando la cabeza para mostrar que había comprendido y, con los ojos llenos de lágrimas, los enlazó con mucho amor.                                                       

MEIMEI 


(Página psicografada por Célia Xavier Camargo, de Rolândia-PR.)

       
               
 
                                                                                   



O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita