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Año 7 327 – 1 de Septiembre de 2013
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 


Las sesiones mediúmnicas y su utilidad  


Hace algún tiempo, un dedicado trabajador de la divulgación espirita se empeñó en un movimiento sin reconocimiento y equivocado en ciudades del interior paulista, donde intentó difundir la idea de la no necesidad de las sesiones mediúmnicas. Al final y al cabo, decía él, Allan Kardec no las realizaba y nuestro compromiso debe ser con los encarnados, orientándolos, evangelizándolos, amparándolos, para que no tengan después, al desencarnar, de buscar ayuda en los Centros Espiritas.

Esa idea ha sido recurrente en el movimiento espirita brasileño. Según Dr. Bezerra de Menezes, de tantos en tantos años, propuesta semejante surge en el medio espirita. 

Sin duda, nuestro compromiso con los encarnados no se discute. Tenemos efectivamente de empeñarnos en orientar, en amparar, en instruir todos aquellos que pueden obtener en la doctrina espirita el recurso y el entendimiento que no lograron encontrar en otros lugares.

Ocurre que una actividad no excluye la otra.

Efectivamente, encarnados y desencarnados son todos ellos Espíritus inmortales, en busca de la misma meta, que es el perfeccionamiento moral e intelectual, fruto de los esfuerzos en favor de sí mismos y de la comunidad donde actúan.

El espiritista compenetrado de sus deberes trabaja, pues, en los dos campos posibles de actuación espirita – junto a los encarnados de todas las edades y también junto de aquellos que, aunque situados en la esfera espiritual, necesiten de orientación y amparo.

En el cap. 16 del libro “En las Fronteras de la Locura”, de autoría de Manoel Philomeno de Miranda, psicografado por Divaldo Franco, Dr. Bezerra de Menezes habla acerca de la importancia de las sesiones prácticas o mediúmnicas del Espiritismo y su función consoladora, las cuales, además de servir de medicación para los Espíritus de los dos lados de la vida, constituyen prueba cabal de la supervivencia. “Nunca – dice Dr. Bezerra – estarán ultrapasadas las realizaciones mediúmnicas de provecho incontestable, además del poder que ejercen para hacer nuevos adeptos que entonces pasan a interesarse por el estudio de la Doctrina y su  profundización.”

En la obra citada, después de explicar que el conocimiento, la preparación doctrinaria y las condiciones morales de los participantes de la sesión son los factores predominantes para la obtención de los resultados, Dr. Bezerra dice: “Respetamos todas las criaturas en los peldaños donde estén, en su proceso de evolución espiritual. Sin embargo, valoramos los trabajadores anónimos de la mediumnidad, los que forman los círculos espirituales de asistencia a los desencarnados y de intercambio con nosotros por el sacrificio, abnegación y fidelidad con que se dedican al fanal de la consolación y de la caridad que fluye y refluye en las sesiones mediúmnicas de todas las expresiones serias: de ‘curaciones’ o fluido terapia, de desobsesión, de desarrollo o de educación de la mediumnidad, de materialización con objetivos serios y superiores, favoreciendo el ejercicio de las varias facultades mediúmnicas para la edificación y vivencia del bien”. “Esos trabajadores incomprendidos, muchas veces fatigados, están cooperando eficazmente, en el olvido a que muchos los relegan, con los Bienhechores de la Humanidad, en la construcción del Mundo Nuevo de mañana por lo cual todos objetivamos.” (En las fronteras de la Locura, cap. 16, pp.120 a 122.)     

A propósito del asunto, recordemos lo que Efigênio S. Vítor (Espíritu) dice oportunamente, valiéndose de la facultad psicofónica de Francisco Cândido Xavier:

“La sesión mediúmnica para el socorro a desencarnados que padecen puede ser comparada a una clínica psiquiátrica, funcionando en nombre de la bondad de Nuestro Señor Jesucristo. El doctrinador o los doctrinadores son médicos y enfermeros con obligaciones muy graves para con los necesitados y pacientes que los buscan”. (Voces del Grande Más Allá, obra dictada por Espíritus diversos, ed. FEB.) 

Tengamos siempre en mente las lecciones ora reproducidas y no dejemos que propuestas equivocadas, como la citada en el preámbulo, tomen cuerpo en las instituciones espiritas donde servimos.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita