WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
   
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 7 324 – 11 de Agosto de 2013

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Evangelio según el Espiritismo

Allan Kardec 

 (Parte 30)
 

Continuamos el estudio metódico de “El Evangelio según el Espiritismo”, de Allan Kardec, la tercera de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en abril de 1864. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Cómo veía Jesús la valentía del testimonio?

B. ¿Cómo entender esta enseñanza: “Quien quiera salvar su vida la perderá”?

C. ¿Cuál es el significado de las máximas de Jesús: “Buscad y hallareis” y “Ayúdate, que el cielo te ayudará”?

D. Explique la máxima: “Pedid y se os dará”.

Texto para la lectura

313. Toda idea nueva, inevitablemente, encuentra oposición y no hay ninguna que se establezca sin luchas. Jesús venía a proclamar una doctrina que minaría por su base los abusos que cometían los fariseos, los escribas y los sacerdotes de su época. Por esto lo inmolaron, seguros de que al matar al hombre matarían la idea. Ésta, sin embargo, sobrevivió porque era verdadera; prosperó porque correspondía a los designios de Dios y, nacida en una pequeña y oscura aldea de Judea, fue a plantar su estandarte en la capital misma del mundo pagano, delante de sus más encarnizados enemigos. (Cap. XXIII, ítems 12 y 13.)

314. Cabe señalar que el Cristianismo surgió cuando el paganismo ya estaba en decadencia y se debatía contra las luces de la razón. Sócrates había enseñado una doctrina hasta cierto punto análoga a la de Cristo. ¿Por qué no prevaleció si había nacido en el seno de uno de los pueblos más inteligentes de la Tierra? Es que todavía no había llegado su tiempo. Sócrates sembró en una tierra no labrada; el paganismo aún no se había gastado. Cristo, por el contrario, recibió su misión en una época propicia. (Cap. XXIII, ítem 14.) 

315. Vencedores del paganismo, los cristianos dejaron la posición perseguidos para hacerse perseguidores. A hierro y fuego plantaron la cruz del Cordero en los dos mundos. Como se sabe, las guerras religiosas fueron las más crueles y las que han causado más víctimas en todo el mundo. ¿Es la doctrina de Cristo culpable? No, por cierto, pues ella formalmente condena toda violencia. La responsabilidad no recae, pues, en la doctrina de Jesús, sino en los que la interpretaron de manera falsa y la transformaron en su propio instrumento para satisfacer sus pasiones. (Cap. XXIII, ítem 15.)

316. Jesús, en su profunda sabiduría, previó lo que iba a suceder. Pero estas cosas eran inevitables por ser inherentes a la inferioridad de la naturaleza humana, que no podía transformarse de repente. (Cap. XXIII, ítem 15.)

317. El Espiritismo viene a realizar, en el tiempo previsto, las promesas de Cristo. Sin embargo, esto no se puede hacer sin destruir los abusos. Como Jesús, encuentra a su paso al orgullo, el egoísmo, la ambición, la codicia, el fanatismo ciego, los cuales, llevados a sus últimas trincheras, tratan de obstruir su camino y provocarle escollos y persecuciones. (Cap. XXIII, ítem 17.)

318. El tiempo de las luchas y las persecuciones sangrientas ha pasado; las que el Espiritismo tendrá que sufrir son todas de orden moral, y pronto llegará su fin. Las primeras duraron siglos; éstas durarán sólo algunos años, porque la luz, en vez de partir de un único foco, irrumpe en todos los puntos del planeta y abrirá más pronto los ojos a los ciegos. (Cap. XXIII, ítem 17.)

319. “Nadie enciende la candela para ponerla debajo del celemín; por el contrario, la pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.” (Mateo, cap. V, v. 15.) “No hay nadie que, después de encender una candela, la cubra con una vasija, o la ponga debajo de la cama; la pone sobre el candelero para que todos los que entren vean la luz; pues nada hay secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido y aparecer públicamente.” (Lucas, cap. VIII, vv. 16 y 17.) (Cap. XXIV, ítems 1 y 2.)

320. “Acercándose, le dijeron los discípulos: ¿Por qué les hablas por parábolas? Respondiéndoles, dijo: Porque a vosotros os fue dado conocer los misterios del reino de los cielos; pero a ellos, nos les fue dado. Porque a aquél que ya tiene, se le dará más y tendrá abundancia; pero a aquél que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Hablo por parábolas porque viendo, no ven y oyendo, no escuchan ni entienden.” (Mateo, cap. XIII, vv. 10 a 15.) (Cap. XXIV, ítem 3.)

321. Estas palabras de Jesús significan que toda enseñanza debe ser proporcionada a la inteligencia de aquél a quien se quiera instruir, porque hay personas a quienes una luz demasiado brillante les deslumbraría, sin esclarecerles. Cada cosa debe venir en su tiempo. La semilla echada a la tierra fuera de estación, no germina. Sin embargo, lo que la prudencia manda callar, tarde o temprano será descubierto, porque llegados a cierto grado de desarrollo, los hombres buscan por sí mismos la luz viva. Es entonces cuando no se debe poner la candela debajo del celemín, porque sin la luz de la razón, la fe se debilita. (Cap. XXIV, ítem 4.)

322. No pueden existir misterios absolutos y Jesús tiene razón cuando dice que nada hay secreto que no llegue a ser conocido. Todo lo que se encuentra oculto será descubierto un día, y lo que el hombre todavía no puede comprender le será revelado sucesivamente en mundos más adelantados, cuando se haya purificado. Aquí en la Tierra, el hombre se encuentra en plena oscuridad. (Cap. XXIV, ítem 5.)

323. “Estando Jesús a la mesa, en casa de ese hombre, vinieron muchos publicanos y gente de mala vida, que se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos; viendo esto los fariseos,  dijeron a los discípulos: ¿Por qué vuestro Maestro come con publicanos y personas de mal vivir? Habiéndolos oído, Jesús les dijo: No son los que gozan de salud quienes necesitan de médico.” (Mateo, cap. IX, vv. 10 a 12.) (Cap. XXIV, ítem 11.)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Cómo veía Jesús la valentía del testimonio?

Él lamentaba la cobardía moral de los que no tiene el valor de llamarse cristianos, pero enaltecía la valentía del testimonio, afirmando que reconocería delante del Padre que está en los cielos a aquél que lo confesase delante de los hombres. En otras palabras: aquellos que teman confesarse discípulos de la verdad no son dignos de ser admitidos en el reino de la verdad. Perderán los beneficios de la fe que alimenten, porque se trata de una fe egoísta que guardan para sí, ocultándola para que nos les perjudique en este mundo, mientras que aquellos que, poniendo la verdad por encima sus intereses materiales, la proclaman abiertamente, trabajan por su propio futuro y por el de los demás. Así será con los adeptos del Espiritismo. Puesto que la doctrina que profesan no es otra cosa que el  desarrollo y la aplicación de la del Evangelio, también a ellos se dirigen las palabras de Cristo. Ellos siembran en la Tierra lo que cosecharán en la vida espiritual. Recogerán los frutos de su valor o de su debilidad. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXIV, ítems 13 a 16.)

B. ¿Cómo entender esta enseñanza: “Quien quiera salvar su vida la perderá”?

“Tome su cruz aquél que quiera seguirme” significa: soporte con valor las tribulaciones que su fe le ocasione, porque aquél que quiera salvar su vida y sus bienes, despreciando las enseñanzas evangélicas, perderá las ventajas del reino de los cielos, mientras que los que hayan perdido todo en este mundo, incluso la vida, para que la verdad triunfe, recibirán en la vida futura el premio del valor, perseverancia y abnegación de las que dieron muestra. Pero a los que sacrificaron los bienes celestiales por los goces terrestres, Dios les dirá: “Ya habéis recibido vuestra recompensa”. (Obra citada, cap. XXIV, ítems 17 a 19.)

C. ¿Cuál es el significado de las máximas de Jesús: “Buscad y hallareis” y “Ayúdate, que el cielo te ayudará”?

Según Kardec, la máxima “Buscad y hallaréis” es análoga a esta otra: “Ayúdate a ti mismo, que el cielo te ayudará”. Ambas consagran el principio de la ley del trabajo y, por consiguiente, de la ley del progreso, porque el progreso es hijo del trabajo, puesto que éste pone en acción las fuerzas de la inteligencia. Si Dios hubiese liberado al hombre del trabajo corporal, sus miembros se habrían atrofiado; si le hubiese eximido del trabajo de la inteligencia, su Espíritu habría permanecido en la infancia, en el estado de instinto animal. Por ello hizo del trabajo una necesidad y le dijo: Busca y hallarás; trabaja y producirás. De esta manera serás hijo de tus obras, tendrás el mérito de ellas y serás recompensado según lo que hayas hecho. (Obra citada, cap. XXV, ítems 1 a 5.)  

D. Explique la máxima: “Pedid y se os dará”.

Desde el punto de vista moral, estas palabras de Jesús significan: Pedid la luz que ilumine vuestro camino y se os dará; pedid fuerzas para resistir al mal y las tendréis; pedid la asistencia de los buenos Espíritus y vendrán a acompañaros y, como el ángel de Tobías, os guiarán; pedid buenos consejos y jamás os serán negados; llamad a nuestra puerta y se os abrirá; pero pedid con sinceridad, con fe, confianza y fervor; presentaos con humildad y no con arrogancia, porque sin esto  seréis abandonados a vuestras propias fuerzas, y las caídas que tuviereis serán el castigo de vuestro orgullo. (Obra citada, cap. XXV, ítems 4 y 5.)
 

 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita