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Año 7 321 – 21 de Julio de 2013
GEBALDO JOSÉ DE SOUSA         
gebaldojose@uol.com.br   
Goiânia, Goiás (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Gebaldo José de Sousa

Origen de las razas negra y amarilla en la Tierra

Parte 2 e final


João Neves da Roca – del Equipo del Proyecto Manoel P. de Miranda – redactó un precioso artículo (en seis partes), con el título Evolución; y publicado en las ediciones de 2009, de la Revista ‘Presencia Espírita”, editada por el “Centro Espírita Camino de la Redención”, de Salvador-BA.

Hei extractos de su Parte V:

“¿Cómo se procesó la transición entre la vida animal y la encarnación de los primeros hombres? Esta cuestión que trataremos en este artículo de la serie.

Recurriremos a datos de la Ciencia y a la Conferencia proferida por Divaldo, en Buenos

Aires-Argentina, por ocasión del cierre del primer Encuentro de Evangelizadores de la Infancia (...). (1)

(...) Del Catarrino desciende el antropoide que se divide en dos ramas: el ancestral desaparecido – el antropopitecos (2) – y el propio antropoide que permanecerá simio. (...)

Los antropólogos y los paleontólogos dicen que de este antropopiteco erectus salieron dos biotipos: el antropopitecos llamado Homo pekinés y el antropopiteco Hombre de Sudáfrica, además de otros, demostrando que no hubo una creación determinada en un sólo lugar; como la Tierra tenía los elementos especiales para construir la Vida, esta se presentó en muchas partes del Planeta. (…) (Negritas.)

Esto aún establece el LE, en la pregunta 53: ¿El hombre surgió en varios puntos del globo?

 ‘Sí, y en diversas épocas, y esa es también una de las causas de la diversidad de las razas. (...). ’ 

El Eslabón Perdido: qué significa esa expresión – Volvamos al conferencista: (...) De ese antropopiteco, hay un momento en que (las doctrinas de) Charles Darwin, João Batista Lamarck, Alfred Russel Wallace, Buffon, se detienen y ya no pueden explicar, por qué súbitamente aparece en la Tierra el Homo Sapiens, hace cerca de cinco o diez mil años. Y se preguntan: ‘¿Qué ocurrió? ¿Dónde están los fósiles que guardan las marcas del proceso de la evolución? ¿Esos fósiles se perdieron...? A eso se llama el Eslabón Perdido.

Allan Kardec, el Codificador de la Doctrina Espírita, (...) estableció en el maravilloso libro La Génesis la historia del Planeta, demostrando que hubo una realidad inmanente y una realidad trascendente: la Tierra tenía los elementos esenciales a la Vida, pero estaba la intervención Divina elaborando la vida y la Creación…

Si las cosas ocurrieran al acaso, la mitosis celular – las divisiones – se daría aleatoriamente y formaría monstruos; no tendría un finalismo. (...)

Porque, en el momento en que los antropopitecos se bifurcaron, hay un factor que no es mesológico o filogenético, equivale a decir: no es hereditario, porque si lo fuera la herencia sería la misma. (...) Es ahí que entramos con dos elementos: el elemento inmanente que la Tierra poseía, Psiquismo Divino, y los Espíritus de fuera que ella recibió, exiliados. (…)”. (la primera negrita es del original; esta última es nuestra.)

Están ahí citados por Divaldo, de forma velada, los dos modos de propulsión al salto evolutivo, en la Tierra, del ser irracional para el racional: el primero, cuando Dios Inmanente, presente y actuante en el alma del simio, accionado por Dios trascendente, despierta la potencia en él adormecida en un maravilloso insight que redunda en la creación del hombre; y el segundo cuando el Espíritu alienígena bucea en las carnes de ese hombre primitivo recientemente creado, a fin de acelerar el progreso del psiquismo y de las formas. 

La explicación dada por el médium Divaldo Franco – Una acción en dos tiempos – así pensamos: primero, la Creación Divina del hombre; después, la acción de la Providencia Divina trayendo la cooperación de fuera, necesaria y oportuna.”

Divaldo continúa explicando: “(...) este psiquismo sale del punto inicial y va acomplejándose hasta el antropopiteco. Ese antropopiteco es terráqueo, su evolución es la misma de la Tierra. En esta circunstancia, cuando en un planeta superior seres rebeldes, creyéndose iguales a Dios, promueven una revolución – de ética, de cultura, de civilización, de sentimiento –, como hacemos hoy en la Tierra, porque no tenemos AMOR (...) ¿qué ocurre? (...)

Entonces, de ese planeta (...) caen (esos seres rebeldes) en un mundo primitivo, en un infierno (...)

Ellos vinieron a habitar los cuerpos de los pitecántropos que aún no estaban de pie. (...) Se encarnaron en cuerpos fabricados por el psiquismo terráqueo, bajo control y dirección divinos. A partir de aquel momento ya no es el terráqueo que reencarna, sino tan solamente ese de fuera, en cuerpos atrasados: SU CEREBRO ES SIMIO, pero el ESPÍRITU piensa.

¿Qué ocurre, entonces, cuando ese Espíritu piensa?

Poseyendo la función de pensar y actuando a través de un cerebro atrasado, la función impulsa el órgano a desarrollarse. Por eso, este antropopiteco, súbitamente se divide: aquellos en los cuales están encarnados los terráqueos, de psiquismo atrasado en cuerpos atrasados, y los de fuera, que producen cuerpos mejor equipados. (…)”

De ese momento – porque la evolución fue muy rápida – no hubo fósiles. (...) saltó del Antropopitecus, el erectus, para el Homo Sapiens.

Cuando este hombre sabio comenzó a razonar y a construir cuerpos por hereditariedad, compatibles con su periespíritu, ocurrió una cosa curiosa: los Espíritus que eran del psiquismo de la Tierra quedaron retenidos, por un periodo, sin reencarnar. (...)” 

La llegada de los Espíritus extranjeros se dio en varias ocasiones – Usamos negrita por la “cosa curiosa” de que nos habla el tribuno baiano. ¿Cómo explicar, en términos de ley natural, la preferencia para unos y el impedimento para otros – de reencarnar? Por la sintonía, será la respuesta.

Visualicemos una región cualquiera donde los Espíritus de fuera se hayan inicialmente  instalado: un contingente de esas almas encarnó, mientras otro quedó a la espera de la oportunidad para hacerlo. Con la reproducción y el consecuente aumento de la población de descendientes, los demás, automática y gradualmente, son atraídos para la encarnación. Después, poniéndose en marcha para otras tierras, a medida que dominaban los autóctonos, los sustituían, inevitablemente, por la misma ley de sintonía.

Situemos ahora las razones de la Administración Espiritual del Planeta en permitir que así ocurriera: ¿no proceden de igual modo los hombres cuando quieren rápidamente mejorar el plantel de sus rebaños? Primero compran excelentes reproductores y excelentes matrices; enseguida, transfieren el ganado de peor calidad genética para otras casas de campo; y en una tercera fase, ya con el mejor plantel aumentado, lo mezclan con el antiguo, para mejorar todo el rebaño.

Quitados del escenario de las reencarnaciones, ¿para dónde fueron esos terráqueos? ¿Quedaron inactivos? Quedaron en la Tierra, en sus dimensiones espirituales. (...)”.

¡Sé que fue larga la trascripción, pero no diría mejor, ni tan claramente, como lo hizo João Neves da Roca, en su excelente trabajo!

Consultado en cuanto a este artículo, comento, bellamente:

“Bien sabemos que el sumergirse, en la Tierra, de los Espíritus que vinieron de fuera se dio no una única vez, sino a través de algunas (o diversas) épocas, en regiones diferentes y en diferentes épocas. No siempre las personas atinan para esa idea como tampoco consideran la información de que ya eran, allá, en su origen, de diferentes grupos étnicos, de diferentes culturas como de diversos estadios evolutivos.”

Como se ve, el asunto es vasto y fascinante. Recomiendo que se lea integro del artículo del buen baiano, que nos ofrece muchas otras informaciones preciosas sobre el tema. ¡Merece, pues, leído y meditado! 

 

Notas: 

(1) Evolución, Edições “La Idea”, Órgão da Federação Espiritista Argentina. Tradução, do Espanhol para o Português, pelo autor. 

(2) Animal fóssil intermediário entre o macaco e o homem. Também conhecido como australopiteco. 

 

Bibliografia:

 

XAVIER, Francisco C. A Caminho da Luz. Pelo Espírito Emmanuel. 22. Ed. Rio de Janeiro: FEB, 1996.

KARDEC, Allan. A Gênese. Trad. Evandro N. Bezerra. Rio de Janeiro: FEB, 2009. cap. XI, ‘Gênese Espiritual’, it. 29;

KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos. Trad. Evandro N. Bezerra. 2. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2011. Q. 48, 49 e 607-a.

FRANCO, Divaldo P. Joanna de Angelis, Espírito, mensagem Crença em Deus, recebida na Áustria em 1º de junho de 2007 e publicada em Reformador, edição de maio 2008. 

 

 


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