WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Especial Português Inglês    
Año 7 312 – 19 de Mayo de 2013
CHRISTINA NUNES       
meridius@superig.com.br       
Rio de Janeiro, RJ (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Christina Nunes

¿Las ciudades espirituales existen?


Todo lo que es creado existe. Sale del territorio nebuloso de lo metafórico, de la nada, para  la manifestación. Sí, no importa aquí si la creación reside temporalmente en el área del pensamiento o de la idealización para tomar forma, poco o mucho después. Cada objeto, casa, puente, en este mundo, ocluye de uno o más de un pensamiento que los proyectó. Así, es lógico que su existencia puede ser admitida a partir del instante en que el hecho se delineó en la mente de sus idealizadores.

Confirmación para esta afirmación, de hecho, se verifica en la constatación de que todo en el universo constituye energía, movimiento y manipulación de estas mismas energías. El pensamiento, por lo tanto, es energía. Posee consistencia propia, color, brillo, e influencia positiva en todos los más variados aspectos de la existencia, como nos demuestran los estudios de valor de C. W. Leadbeater y otros científicos de vanguardia. ¡Sobre todo, el pensamiento, fuente creadora por excelencia, interacciona con nosotros! Actúa en nuestro propio campo mental, y, por lo tanto, es factible de modificarlo o robustecerlo, obediente a las leyes de la sintonía. Experimente expresar pensamientos agresivos entre medio de una pelea ya acalorada, y confirmará fácilmente que lo que se proyectó en instantes de su campo emocional y mental para un ambiente de sí ya turbulento sólo servirá para robustecer el campo energético hostil de aquel ambiente, con consecuencias múltiples, y ciertamente desagradables para todos los envueltos.

De otro modo, con conciencia e intención, hagamos lo inverso. En alguna oportunidad propicia, experimentemos intervenir en contienda desagradable en un sentido conciliador, armonizador. Y también, es casi cierto, en la dependencia de las resistencias individuales o del calor del momento, podremos verificar que la emisión intencional de un patrón mental saneador en el ambiente ha de, como no, enfriar los ánimos; o inducir a los circunstantes a algún desvío saludable de actitudes en el sentido de un consenso pacífico.

Es un equivoco afirmar que no existen
las ciudades espirituales

Toda esta digresión para introducir el tema de las manifestaciones de vida en otros niveles, imperceptibles a los sentidos carnales, cuestión aún ahora tan factible de polémicas y de debates acalorados entre espiritualistas o interesados en esta realidad palpitante, porque se acostumbra, con alguna frecuencia, a lanzar la afirmación equivocada de que las aludidas ciudades, colonias o estaciones provisionales de vida, en la cual estacionan los Espíritus desencarnados, "no existen". ¡Es, pues, más que tiempo de corregirse esta noción, por amor de las realidades que la propia ciencia en avance ya va desvelando! O incurriremos,  infelizmente, y tal vez que en muy poco tiempo, en las situaciones habidas en el pasado secular con religiones institucionalizadas, que se vuelven obligadas a admitir en público sus errores de visión al condenar exponentes del pensamiento que sólo, y no más que eso, iban desvelando leyes y misterios de las leyes naturales, hasta entonces no comprendidos.

¡Y, convengamos, se trataría de un acontecimiento de contexto desmoralizador que, pienso, una Doctrina de grandeza como la Codificación de Allan Kardec no merece sufrir!

Aún esta semana leía en un ejemplar de la revista Vea las novedades de la tecnología para los aparatos de TV de un futuro ni tan distante. Algo, de hecho, que en reflexiones conjuntas con las inspiraciones de los mentores, más de un golpe intuíamos, con el pasar de los años: ¡los próximos televisores habrán de ser holográficos! Impensable, hace sólo algunos pocos años, durante los cuales tales maravillas sólo nos surgían en el territorio fantástico de las películas de ficción, ¿no? ¡Pues, amigos lectores, prepárense! ¡Es lo que el porvenir de la tecnología del confort doméstico está reservándonos para pronto!

¡Tomemos para ejemplo, entonces, el universo de las imágenes holográficas, para un breve análisis y comparación útil! A ejemplo de lo que ocurre hoy con la TV a la cual estamos habituados, las imágenes proyectadas en el aire a nuestro frente con todo el realismo nos provocarán las mismas reacciones a que nos acostumbramos al asistir a una película de acción, o drama, o a los documentales o entrevistas. Viendo, en el espacio de nuestra sala doméstica, actores, entrevistadores o individuos emitiendo opiniones o viviendo situaciones exhibidas en informativos, inevitablemente no pararemos para considerar que ¡"esas imágenes no existen, por tanto no me afectan”! ¡Improbable!

Pude presenciar un ambiente específico de
 la colonia Nuestro Hogar

Habremos, sí, de conmovernos delante de la noticia triste, en arrastrarnos frente al espectáculo musical grandioso, tal como nos ocurriría si estuviéramos presentes, en tiempo real, en el lugar donde ocurre lo que es exhibido, porque, en verdad, las imágenes nos remiten, aunque cuando se traten de hechos grabados un tiempo anterior, a personas y a escenarios reales! ¡Las imágenes delante de nosotros, por lo tanto, no poseerán consistencia sólida, pero serán un puente para los participantes palpables de las situaciones!

La realidad de las ciudades y colonias para donde nos encaminamos después de nuestro periodo en la esfera material de manifestación no difieren, en esencia, de lo que arriba es expuesto. ¡Una vez hubo en que ya las visité, por desprendimiento, y sorprendiendo monumental movimiento de vida, en todos los niveles! Pude presenciar, a título de estudio y colaboración, y guiada por mis mentores, un ambiente específico de la colonia Nuestro Hogar, donde se realizan atenciones a recién venidos. Conversé con personas, en medio de un auténtico tumulto de ir y venir de quien acogía a los recién llegados, de quienes por ellos era recibido, y de gente en situación de reencarnada aún, que allí comparecía también en desprendimiento nocturno para visitar a los suyos.  Acompañada de una mentora gentil, en un ambiente amplio, campestre, del lado de fuera de la Institución socorrista, pude, inclusive, en apoyo a lo que allí era realizado, confortar a un joven padre inconsolable por la pérdida de un hijo aún en fase infantil. Le decía que buscara observar a su alrededor, y comprender que finalmente su hijo sólo continuaba en un otro lugar. No se acabara, de hecho. ¡Y, allí, podía él constate que, matemáticamente, un día tendría el reencuentro! El muchacho, expresando cierto alivio, nos oía. Y aguardaba el momento en que podría visitar al hijo. ¡Todo con riqueza de detalles físicos y circunstanciales, nítidos! El muchacho era un individuo blanco y pelirrojo. La mentora que me acompañaba tenía un aspecto joven y personalidad simpática, de estatura algo baja y cabellos castaños alcanzando los hombros.

No solo al entretenimiento se dedica
el ejercicio artístico musical

Otras ocasiones hubo en que visitamos esos lugares en circunstancias diferentes, siempre activas de vida – de esta misma vida a la cual nos vemos todos ambientados, regidas por actividades múltiples en compatibilidad con cada iniciativa propia, con cada intención y propensión. Una vez hubo en que Iohan, el amigo espiritual querido con quien hoy realizo una deliciosa asociación en el trabajo de los romances psicografiados, me condujo a una visita a la estancia de lo invisible donde habita, donde prosigue en el trabajo grato que le caracteriza índole y tendencias, como músico. Me vi en una sala grande, de compartimentos unidos, donde varios músicos ensayaban para una presentación futura. Una coral, en medio de la cual fui a tener con la misma mentora atenta y paciente de la experiencia anterior, aguardando las instrucciones del regente dedicado.

Más tarde, me explicaba el autor de nuestras actuales obras que no sólo al entretenimiento se dedica el ejercicio artístico y, en su caso específico, musical, en estas esferas más depuradas de la vida. También es herramienta terapéutica poderosa en el restablecimiento y readaptación de las decenas de personas que diariamente vuelven a estas dimensiones de la Creación divina, de modo que no hay un único departamento de estos lugares que no contribuya para la magnetización propicia de las energías de cura, de restablecimiento, las expresiones más elevadas de las producciones musicales, ¡inclusive de las ya realizadas en el ámbito de la esfera física por los grandes maestros que nos visitaron el orbe hace largos dos siglos!

Puede con facilidad, a partir de esas indicaciones, el lector interesado en analizar el asunto – desde que sea despojado de limitaciones de comprensión auto-impuestas, o de prejuicios formados a partir de una cristalización inadecuada de conceptos a partir del estudio de la Doctrina Kardecista –, comprender que tal riqueza de escenarios y de realizaciones ocurriendo simultáneamente en otras dimensiones de la vida, a las cuales todos estamos destinados a volver, no es factible de endosar la afirmación simple de que "¡las colonias espirituales no existen porque son creación de Espíritus inferiores!".

No se enseña al niño lo que se enseña al adulto;
cada cosa tiene su tiempo

Al contrario de lo que se pretende con tal análisis superficial, precipitada de los hechos, en el propio cuerpo doctrinario del Espiritismo, es dicho, imparcialmente, en el cap. IV de El Libro de los Espíritus: Pregunta 182: ¿Podemos conocer exactamente el estado físico y moral de los diferentes mundos?

Respuesta: "Nosotros, Espíritus, no podemos responder sino en la medida de vuestro grado de evolución. Quiere decir que no debemos revelar estas cosas a todos, porque ni todos están en condiciones de comprenderlas, y ellas los perturbarían."

Pregunta 801: ¿Por qué los Espíritus no enseñaron desde todos los tiempos lo que enseñan hoy?

Respuesta: "No enseñáis a los niños lo que enseñáis a los adultos y no dais al recién nacido un alimento que él no pueda digerir. Cada cosa tiene su tiempo. Ellos enseñaron muchas cosas que los hombres no comprendieron o desfiguraron, pero que actualmente pueden comprender. Por su enseñanza, incluso incompleta, prepararon el terreno para recibir la simiente que ahora va a fructificar.

Pregunta 81: ¿Los seres que habitan los diferentes mundos tienen cuerpos semejantes a los nuestros?

Respuesta: "A buen seguro que tienen cuerpos, porque es necesario que el Espíritu se revista de materia para actuar sobre ella; pero este envoltorio es más o menos material, según el grado de pureza a que llegaron los Espíritus y es esto que determina las diferencias entre los mundos que tenemos que recorrer. Porque hay muchas moradas en la Casa de nuestro Padre, y muchos grados, por lo tanto. Algunos lo saben y tienen conciencia de eso aquí en la Tierra, pero otros nada saben."

Nos basta, entonces, un análisis crítico y estudio serio de la propia Codificación para el preciso reajuste de comprensión. Porque si todo es vida y evolución, y el mismo Cristo nos adelantó, para nuestro grado aún restringido de comprensión de tiempos pasados, que "En la Casa de mi Padre hay muchas moradas", el lanzarse sin pensar, y en público, la afirmación apenas reflejada de que "los mundos y colonias espirituales no existen y son creaciones de Espíritus inferiores" refleja, antes de todo, profundo e invigilante aprecio, primero para con lo que los mismos Espíritus tutelares de la humanidad nos vienen revelando, en proceso didáctico, gradual, y concomitante con nuestro grado evolutivo en las diversas etapas de oscurecimiento conciencial en la materia. ¿Entonces, Espíritus inferiores crearían lugares tan perfectos para nuestra evolución?

¡Y, en segundo, tal serpenteante de comprensión refleja fallo más grave de aclaración espiritual para con lo que nos reveló el mismo Jesús, Gobernador planetario en misión divina de amparo y dirección de nuestra humanidad aún sumergidas en las consecuencias lastimosas de estos y de otros errores de visión, responsables por nuestro retraso y extrema desorientación en los escenarios del mundo en razón de esta ausencia de convicción definitiva de la mera continuidad de la vida, proporcional a nuestros hechos! ¡Pues sólo esta certeza nos situará con mayor determinación los pasos en el rumbo correcto para los progresos mayores de la evolución del Espíritu!



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita