Actos de los Apóstoles
Quinto
libro del Nuevo Testamento
Lucas (Discípulo de
Pablo)
(Parte 4)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstoles. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Qué consecuencia tuvo el
discurso hecho, en su
defensa, por Esteban?
2. Además de haber
consentido en la muerte de
Esteban, ¿qué conducta tuvo
Saulo con relación al
trabajo realizado por los
discípulos de Jesús?
3. ¿En qué lugar Felipe
predicó el Evangelio de
Cristo y produjo curas que
atraían a la multitud?
4. En el llamado bautismo
por el Espíritu Santo, que
era procedimiento regular
ofrecido a los nuevos
adeptos, ¿Pedro y Juan se
valían de qué recurso?
5. Felipe no se quedó mucho
tiempo en Samaria. ¿Por qué?
¿Y para dónde fue él?
Texto para la lectura
14. Tabita vuelve a
vivir, con la ayuda de Pedro
- En Jope había una
discípula del Señor llamada
Tabita, nombre que significa
“Gacela”. Además de generosa
en las limosnas que daba,
Tabita practicaba buenas
acciones y era, por eso,
estimada en su ciudad.
Ocurrió entonces que ella
estaba enferma y vino a
fallecer de modo repentino.
Como Faena quedaba cerca de
Jope, los discípulos oyeron
decir que Pedro se
encontraba allá y
resolvieron llamarlo,
diciéndole: “No tardes en
venir hasta nosotros”.
Pedro, luego que recibió el
llamado, partió. Llegado a
casa de Tabita, él fue
conducido hasta el piso
superior, donde se
encontraba el cadáver.
Muchas viudas, llorando, se
aproximaron a él,
mostrándole los vestidos y
otras ropas que Tabita hacía
cuando andaba con ellas.
Pedro les pidió que se
retiraran del recinto y, una
vez solo, se arrodilló y
rezó. Después se volvió para
el cadáver, diciendo:
“Tabita, levántate”. Ella
abrió los ojos y, fijándolos
en Pedro, se sentó en el
lecho. Pedro le extendió la
mano y la ayudó a
levantarse. ¡Después, llamó
a aquellos que estaban
próximos y la presentó viva!
La noticia corrió por toda
Jope y muchos creyeron en el
Señor, permaneciendo Pedro
durante mucho tiempo en Jope,
en la casa de un curtidor de
cueros llamado Simón.
(Actos, 9:36 a 9:43.)
15. La visión de Cornelio
lleva a Pedro a Cesárea
- Había en Cesárea un
hombre, de nombre Cornelio,
que comandaba el regimiento
romano llamado itálico.
Religioso y muy bondadoso,
Cornelio vio, cierto día,
por las tres horas de la
tarde, un ángel de Dios
entrar en su casa y
llamarlo: “¡Cornelio!” Él
miró para el ángel y tuvo
miedo, pero le preguntó:
“¿Qué es, Señor?” El ángel
le respondió: “Tus oraciones
y tus limosnas llegaron
hasta Dios y Él se acordó de
ti. Y manda ahora a algunos
hombres a Jope para traer a
un cierto Simón, llamado
también Pedro. Está
hospedado en la casa de un
curtidor de cueros, un tal
Simón, que vive a la vera
del mar”. Cornelio hizo lo
que el ángel le dijo. En
Jope, antes que los
mensajeros de Cornelio
llegaran, Pedro meditaba
sobre el significado de
cierta visión que hubo
tenido, cuando un Espíritu
le informó: “Dos hombres
están buscándote. Levántate,
desciende y los acompañas
sin dudar, pues fui yo que
los envié”. Pedro atendió a
la recomendación recibida y
siguió hasta Cesárea, donde
Cornelio lo esperaba. Cuando
vio a Pedro, que se
preparaba para entrar en su
casa, Cornelio fue a su
encuentro y cayó a sus pies
en actitud de adoración.
Pedro hizo, sin embargo, que
él se levantara, diciendo:
“Levántate, pues también yo
soy un simple hombre”.
(Actos, 10:1 a 10:26.)
16. Dios no hace
distinción de personas -
Después que Cornelio le
relató la visión que hubo
tenido y el motivo de la
invitación a él enviado,
Pedro observó: “De hecho,
ahora comprendo que Dios no
hace distinción de personas;
pero todos los que lo adoran
y practican el bien son
aceptados por él, sea cuál
sea su nación. Él envió su
mensaje a los hijos de
Israel, anunciando la buena
nueva de la paz, por medio
de Jesús Cristo: es él el
Señor de todos”. Dicho esto,
Pedro rememoró algunos
episodios de la vida y de la
obra de Jesús, inclusive los
hechos conectados a su
resurrección. Y añadió: “Fue
él que nos mandó predicar al
pueblo y dar testimonio de
que él fue constituido por
Dios como juez de los vivos
y de los muertos”. “Todos
los profetas dan este
testimonio a su respecto:
quién crea en él recibirá
por su nombre el perdón de
sus pecados.” (Actos,
10:34 a 19:43.)
17. El don del Espíritu
Santo no es privilegio de
ningún pueblo - Pedro
aún hablaba, cuando el
Espíritu Santo descendió
sobre todos los que
escuchaban su discurso. Los
fieles de origen judaico,
que habían ido de Jope con
Pedro, quedaron admirados
por ver que el don del
Espíritu Santo había sido
derramado también sobre los
no-judíos. En efecto, ellos
los oían hablar en diversas
lenguas y glorificar a Dios.
Pedro entonces les habló:
“¿Quién podrá rechazar el
agua del bautismo a esos,
que recibieron el Espíritu
Santo de la misma forma que
nosotros?” y decidió que
fuesen todos bautizados en
nombre de Jesucristo.
(Actos, 10:44 a 10:48.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Qué consecuencia tuvo el
discurso hecho, en su
defensa, por Esteban?
Primero, sus adversarios se
enfurecieron; pero, delante
de la turba, Esteban,
fijando los ojos en el
cielo, vio a Jesús, y les
dijo: He ahí que veo los
cielos abiertos, y el Hijo
del hombre, que está en pie
a la mano derecha de Dios.
Esteban fue, entonces,
expulsado y apedreado.
(Actos, 7:54 a 7:60.)
2. Además de haber
consentido en la muerte de
Esteban, ¿qué conducta tuvo
Saulo con relación al
trabajo realizado por los
discípulos de Jesús?
Enseguida a la muerte de
Esteban se hizo una gran
persecución contra la
iglesia de Jerusalén y todos
fueron dispersados por las
tierras de Judea y de
Samaria, excepto los
apóstoles. Liderando las
persecuciones, Saulo asolaba
la iglesia, entrando por las
casas y, arrastrando hombres
y mujeres, los encerraba en
la prisión. (Actos, 8:1 a
8:4.)
3. ¿En qué lugar Felipe
predicó el Evangelio de
Cristo y produjo curas que
atraían a la multitud?
Fue en la ciudad de Samaria
que eso se dio. Felipe
predicaba el evangelio y las
multitudes unánimemente
prestaban atención a lo que
él decía, porque oían y
veían las señales que él
hacía. Espíritus inmundos
salían de muchos que los
tenían, clamando en alta
voz, y muchos paralíticos y
cojos eran curados. Los
apóstoles que estaban en
Jerusalén, oyendo que
Samaria recibía la palabra
de Dios, enviaron para allá
a Pedro y Juan. (Actos,
8:5 a 8:14.)
4. En el llamado bautismo
por el Espíritu Santo, ¿qué
era procedimiento regular
ofrecido a los nuevos
adeptos, Pedro y Juan se
valían de qué recurso?
Ellos se valían de la
imposición de las manos, con
lo que los nuevos adeptos
pasaban a recibir el
Espíritu Santo. (Actos,
8:14 a 8:18.)
5. Felipe no se quedó mucho
tiempo en Samaria. ¿Por qué?
¿Y para dónde fue él?
Los hechos fueron así
registrados en Actos: El
ángel del Señor habló a
Felipe, diciendo: Levántate
y ve para el lado del sur,
al camino que desciende de
Jerusalén para Gaza, que
está desierta. Él fue. He
ahí que un hombre etíope,
eunuco, mayordomo de Candace,
reina de los etíopes, el
cual era superintendente de
todos sus tesoros, había ido
a Jerusalén para la
adoración. Cuando regresaba,
sentado en su carro, leía al
profeta Isaías.
Dijo el Espíritu a Felipe:
Llégate, y júntate a ese
coche. Felipe se aproximó y,
al oír lo que Isaías decía,
preguntó al eunuco:
¿Entiendes tú lo que lees?
El hombre le respondió:
¿Cómo podré entender, si
alguien no me enseña? Y rogó
a Felipe que subiera y con
él se sentara. El texto de
Isaías era este: Fue llevado
como la oveja para el
matadero; y, como está mudo
el cordero delante del
trascrilador, así no abrió
su boca. En su humillación
fue retirado su juicio. El
eunuco indagó: ¿Te ruego, de
quién dice esto el profeta?
¿De sí mismo, o de algún
otro? Entonces Felipe,
abriendo su boca, le anunció
a Jesús y, luego lo bautizó.
Hecho eso, el Espíritu del
Señor arrebató a Felipe, y
el eunuco, jubiloso,
continuó su camino. Felipe
se halló más tarde en Azoto
y, tras anunciar el
evangelio en todas las
ciudades por donde pasaba,
llegó a Cesárea. (Actos,
8:25 a 8:40.)