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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4 - N° 190 - 2 de Enero del 2011

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Juan

Cuarto libro del Nuevo Testamento

Juan (Apóstol de Jesús)

(Parte 7)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. ¿Qué mujer ungió los pies de Jesús con un ungüento hecho de nardo puro?

2. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos al ver a aquella mujer ungiendo los pies de Cristo?

3. ¿Cómo se dio la entrada de Jesús en Jerusalen?

4. Que quiso Jesús decir con esta frase: ¿Quién ama su vida la perderá, y quien en este mundo aborrece su vida, la guardará para la vida eterna?  

5. ¿La multitud entendió cuando Jesús les habló de su muerte y resurrección en el tercer día? 

Texto para la lectura 

26. Los pobres siempre los tendréis, recordó el Maestro - Como Judas Iscariotes protestó por el hecho de María haber gastado una cantidad de ungüento de nardo puro, de alto precio, para ungir los pies de Jesús, alegando que el producto podría haber sido vendido por trescientos dineros y esta cuantía entregada a los pobres, le dijo Jesús: “Dejadla; para el día de mi sepultura guardó esto; porque los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis”. Ese episodio ocurrió en Betania, seis días antes de la pascua, y mucha gente entre los judíos supo que Jesús allí estaba. Una multitud fue entonces hasta el lugar no sólo por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, el mismo que fuera resucitado de entre los muertos. Los principales de los sacerdotes decidieron entonces que Lázaro, y no sólo Jesús, deberían ser muertos, porque muchos de los judíos, a causa de él, iban a ver a Jesús y creían en él. (Juan, 12:4 a 12:11.)

27. Si el trigo cae en la tierra, pero no muere, no fructifica - La entrada de Jesús en Jerusalén fue triunfal, y la multitud que andaba con él cuando Lázaro fue llamado de la sepultura testificaba que él realmente lo había resucitado de entre los muertos. Ese hecho concurría para que la multitud, consciente de que él hizo esa señal, le saliese al encuentro. Los fariseos, indignados con lo que veían, se confabulaban entre sí: “¿Ved que nada aprovecháis? He que toda la gente va en pos de él”. Ahora, había en la multitud algunos griegos que, dirigiéndose a Felipe, que era de Betsaida (Galilea), le rogaron diciendo: “Señor, queríamos ver a Jesús”. Felipe y Andrés transmitieron el pedido al Maestro, que les respondió informando: “Es llegada la hora en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado. En verdad, en verdad os digo que, si el grano de trigo, cayendo en la tierra, no muere, queda él sólo; pero, si muere, da mucho fruto”. (Juan, 12:17 a 12:24.)

28. Quién ama su vida la perderá, advirtió el Señor - En la secuencia, Jesús enseñó: “Quién ama su vida la perderá, y quien en este mundo aborrece su vida, la guardará para la vida eterna. Si alguien me sirve, sígame, y, donde yo estuviera, allí estará también mi siervo. Y, si alguien me sirve, mi Padre lo honrará”. Poco después, cuando el Señor dijo: “Padre, glorifica tu nombre”, vino una voz del cielo que decía: “Ya lo tengo glorificado, y otra vez el glorificaré”. La multitud que allí estaba, oyendo tales palabras, decía que había sido un trueno, mientras otros explicaban: “Un ángel le habló”. Jesús, entonces, aseveró: “No vino esta voz por amor de mí, sino por amor de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora será expulsado el príncipe de este mundo. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, todos atraeré a mí”. Y decía esto, indicando la forma como habría de morir. (Juan, 12:25 a 12:33.)

29. Quién cree en Jesús jamás permanecerá en tinieblas - Después de enseñarles y haber hecho tantas señales delante de ellos, la verdad es que los judíos no creían en el Mesías, a fin de que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dice: “¿Señor, quien creyó en nuestra predicación? ¿Y a quién fue revelado el brazo del Señor?” A pesar de todo, muchos de los principales creyeron en él, pero no lo confesaban a causa de los fariseos, para no ser expulsados de la sinagoga, porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús entonces clamó, diciendo: “Quién cree en mí, cree, no en mí, sino en aquel que me envió. Y quién me ve a mí, ve a aquel que me envió. Yo soy la luz que vino al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en las tinieblas. Y si alguien oyera mis palabras, y no creyera, yo no lo juzgo; porque yo vine, no para juzgar el mundo, sino para salvar el mundo. Quién me rechazara a mí, y no recibiera mis palabras, ya tiene quién lo juzgue: la palabra que he predicado, esa lo ha de juzgar el último día. Porque yo no he hablado de mí mismo; pero el Padre, que me envió, él me dio mandamiento sobre lo que he de decir y sobre lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es la vida eterna. Por lo tanto, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho”. (Juan, 12:37 a 12:50.)

Respuestas a las preguntas propuestas 

1. ¿Qué mujer ungió los pies de Jesús con un ungüento hecho de nardo puro?

Fue María, y el hecho ocurrió en Betania, en la presencia de Lázaro, por ocasión de una cena servida por Marta. María, tomando una cantidad de ungüento de nardo puro, de mucho precio, ungió los pies de Jesús, y le enjugó los pies con sus cabellos; y se llenó la casa del olor del ungüento. (Juan, 12:1 a 12:3.)

2. ¿Cuál fue la reacción de los discípulos al ver a aquella mujer ungiendo los pies de Cristo?

Los discípulos nada dijeron, pero uno de ellos, Judas Iscariotes, recriminó el hecho, diciendo: “¿Por qué no se vendió este ungüento por trescientos dineros y no se dio a los pobres?” Según Juan, él dijo esto, no por el cuidado que tuviese de los pobres, sino porque era ladrón y tenía la bolsa, y cogía de ella lo que allí se lanzaba. (Juan, 12:4 a 12:8.)

3. ¿Cómo se dio la entrada de Jesús en Jerusalén?

Luego que las personas que vinieron a la fiesta de la Pascua quedaron sabiendo que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramos de palmeras y le salieron al encuentro, y clamaban: “¡Hosanna! Bendito el Rey de Israel que viene en nombre del Señor”. Jesús encontró un borriquito y se sentó sobre él, como estaba escrito: “No temas, oh hija de Sion; he ahí que tu Rey viene sentado sobre el hijo de una mula”. La multitud salió, entonces, para recibirlo y el hecho se volvió un gran acontecimiento. (Juan, 12:12 a 12: 18.)

4. Que quiso Jesús decir con esta frase: ¿Quién ama su vida la perderá, y quien en este mundo aborrece su vida, la guardará para la vida eterna?

La enseñanza de Jesús tuvo en cuenta recordarnos la transitoriedad de la existencia corpórea. Todo el apego a las cosas materiales y a las preocupaciones transitorias de la vida, en detrimento de las cosas del espíritu, que atrasa la evolución espiritual, porque no somos sólo materia, sino un alma encarnada, que necesita superar las pruebas que la vida presenta a todo momento, consciente de su destino trascendental y de los objetivos que la trajeron a la faz del mundo. (Juan, 12: 23 a 12: 28.)

5. ¿La multitud entendió cuando Jesús les habló de su muerte y resurrección en el tercer día?

Inicialmente, la multitud no comprendió lo que Jesús decía, tanto que, según Juan, ella le habría dicho: “Nosotros hemos oído de la ley que Cristo permanece para siempre; ¿y cómo dices tú que conviene que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?” (Juan, 12:32 a 12: 36.)
 


 

 

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