WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4 - N° 188 – 12 de Diciembre del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 
 

El Evangelio según Juan

 Cuarto libro del Nuevo Testamento

Juan (Apóstol de Jesús)

(Parte 5)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. ¿Cuál el significado de esta frase: “Yo soy la luz del mundo; quién me sigue no andará en tinieblas, pero tendrá la luz de la vida”?

2. Los judíos que le preguntaron: “¿Quién eres tú?”, ¿cuál fue la respuesta de Cristo?

3. ¿Qué hecho ocurrió con Jesús cuando él dije al pueblo que antes de Abrahán existiera él ya existía?

4. Antes de curar a un mendigo ciego de nacimiento, los discípulos le preguntaron quienes habían pecado para que aquel hombre naciera ciego. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús y cómo curó él aquel hombre?

5. Los fariseos, no creyendo que el hombre curado fuera ciego de nacimiento, llamaron a sus padres. ¿Que les dijeron estos y también su hijo acerca del prodigio hecho por Jesús? 

Texto para la lectura 

19. “Para donde yo voy, no podéis venir”, dijo Jesús - Como Jesús hubo dicho: “Yo soy la luz del mundo”, los fariseos observaron: “Tú testificas de ti mismo; o tu testimonio no es verdadero”. Jesús les respondió: “Aunque yo testifique de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de donde vine, y para donde voy; pero vosotros no sabéis de donde vengo, ni para donde voy”. Y añadió: “Vosotros juzgáis según la carne; yo a nadie juzgo. Y, si en verdad juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo sólo, sino yo y el Padre que me envió. Y en vuestra ley está también escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo soy el que testificó de mí mismo, y de mí testifica también el Padre que me envió”. Ellos entonces le preguntaron: “¿Dónde está tú Padre?” Jesús respondió: “No me conocéis a mí, ni a mi Padre; si vosotros me conocierais a mí, también conoceríais a mi Padre”. Estas palabras fueron dichas por Jesús en el lugar del tesoro, en el templo, y nadie lo prendió, porque aún no era llegada su hora. Jesús les dijo entonces: “Yo me retiro, y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Para donde yo voy, no podéis vosotros venir”. Ellos nada entendieron y Jesús completó: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados”. (Juan, 8:13 a 8:24.)

20. Conoceréis la verdad y ella os liberará, dijo Jesús - A los judíos que creían en él, decía Jesús: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente seréis mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os liberará”. Los judíos, no entendiendo lo que él decía, retrucaban: “Somos descendencia de Abrahán, y nunca servimos a nadie; como dices tú: ¿Seréis libres?” Les respondió el Maestro: “En verdad, en verdad os digo que todo aquel que comete pecado es siervo del pecado. Ahora, el siervo no queda para siempre en casa; el Hijo queda para siempre. Si pues el Hijo os libera, verdaderamente seréis libres. Bien sé que sois descendencia de Abrahán; pero, buscáis matarme, porque mi palabra no entra en vosotros. Yo hablo de lo que vi junto a mi Padre, y vosotros hacéis lo que también visteis junto a vuestro padre”. Como ellos replicaron diciendo ser hijos de Abrahán,  Jesús volvió a decir: “Si fuerais hijos de Abrahán, haríais las obras de Abrahán. Pero ahora buscáis matarme, a mí, hombre que os ha dicho la verdad que de Dios ha oído; Abrahán no hizo esto”. Los judíos retrucaron entonces, informando no haber nacido de prostitución, pero sí de un Padre, que es Dios. Jesús observó, sin embargo: “Si Dios fuera vuestro Padre, ciertamente me amaríais, pues que yo salí, y vine de Dios; no vine de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Por no poder oír mi palabra. Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre. Él fue homicida desde el principio, y no se afirmó en la verdad, porque no hay acierto en él. Cuando él profiere mentira, habla de lo que le es propio, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero, porque os digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de entre vosotros me convence de pecado? Y si os digo la verdad, ¿por qué no creéis? Quien es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no las escucháis, porque no sois de Dios”. (Juan, 8:31 a 8:47.)

21. Jesús se oculta para huir a las piedras - En la secuencia, el Maestro les explicó que él no tenía en sí demonio, antes honraba al Padre y, sin embargo, los judíos lo deshonraban. “Yo no busco mi gloria; hay quién la busque, y juzgue”, aseveró Jesús. “En verdad, en verdad os digo que, si alguien guarda mi palabra, nunca verá la muerte.” Oyendo esto, los judíos se indignaron y dijeron: “Ahora conocemos que tienes demonio. Murió Abrahán y los profetas; y tú dices: Si alguien guardar mi palabra, nunca probará la muerte. ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abrahán, que murió?” Jesús los informó de que Abrahán exaltado por haber visto el día del Señor, y, cuando lo vio, se alegró. Sin comprender el alcance de las palabras del Maestro, los judíos replicaban: “¿Aún no tienes cincuenta años, y viste a Abrahán?” Jesús respondió: “En verdad, en verdad os digo que antes que Abrahán existiera, yo soy”. Los judíos se indignaron con tales palabras y cogieron piedras para tirarle. Jesús, sin embargo, se ocultó y salió del templo, pasando por el medio de ellos, y se retiró. (Juan, 8:48 a 8:59.)

22. Dios no oye a los pecadores, pero sí a los que le son temerosos - Aunque el invidente de Siloé confirmó haber sido curado por Jesús, los fariseos lo trataron groseramente y, buscando menospreciar a Cristo, alegaron: “Nosotros bien sabemos que Dios habló a Moisés, pero este no sabemos de donde es”. El ex-ciego les dijo entonces: “En esto, pues, está la maravilla, que vosotros no sepáis de donde él es, y me abriera los ojos. Ahora, nosotros sabemos que Dios no oye a pecadores; pero, si alguien es temeroso a Dios, y hace su voluntad, a ese oye”. Y añadió: “Desde el principio del mundo nunca se oyó que alguien abriera los ojos a un invidente de nacimiento. Si este no fuera de Dios, nada podría hacer”. Los fariseos quedaron indignados con esas sabias palabras y lo expulsaron. Jesús supo del hecho y, encontrándolo, le preguntó: “¿Crees tú en el Hijo de Dios?” Él respondió: “¿Quién es él, Señor, para que en él crea?” Jesús informó: “Tú ya lo has visto, y es aquel que habla contigo”. El ex-ciego le dijo que creía, sí, en Cristo y lo adoró. Jesús esclareció, entonces: “Yo vine a este mundo para juicio, a fin de que los que no ven vean, y los que ven sean ciegos”. Los fariseos, sorprendidos con lo que oyeron, le preguntaron: “¿También nosotros somos ciegos?” El Maestro les respondió: “Si fuerais ciegos, no habríais pecado; pero como ahora decís: Vemos; por eso vuestro pecado permanece”. (Juan, 9:28 a 9:41 .)

Respuestas a las preguntas propuestas

1. ¿Cuál es el significado de esta frase: “Yo soy la luz del mundo; quién me sigue no andará en tinieblas, pero tendrá la luz de la vida”?

La frase de Jesús muestra que, conforme Kardec entendía, la enseñanza moral de Cristo es el camino infalible de la felicidad esperada. Quién conoce esas enseñanzas y busca ponerlos en práctica está en el camino que lleva a la luz, a la felicidad, a la alegría, y no a la oscuridad y a las tinieblas. (Juan, 8:12 a 8:19.)

2. Los judíos que le preguntaron: “¿Quién eres tú?”, ¿cuál fue la respuesta de Cristo?

Jesús les dijo: “Eso aunque ya desde el principio os dije. Mucho tengo que decir y juzgar de vosotros, pero aquel que me envió es verdadero; y lo que de él he oído, eso hablo al mundo”. Jesús se refería al Padre, pero ellos no lo entendieron. Entonces él les dijo: “Cuando levantéis al Hijo del hombre, entonces conoceréis quién yo soy, y que nada hago por mí mismo; pero hablo como mi Padre me enseñó. Y aquel que me envió está conmigo. El Padre no me ha dejado sólo, porque yo hago siempre lo que le agrada”. A partir de ese punto, según Juan, muchos creyeron en él. (Juan, 8:25 a 8:30.)

3. ¿Qué hecho ocurrió con Jesús cuando él dice al pueblo que antes de que Abrahán existiera él ya existía?

Los judíos extrañaron el hecho de Jesús referirse a Abrahán como si lo conociera personalmente. Le dijeron, entonces: “Aún no tienes cincuenta años, y viste a Abrahán?” Jesús respondió: “En verdad, en verdad os digo que antes que Abrahán existiera, yo soy”. Ellos, entonces, considerando la frase una blasfemia, cogieron en piedras para tirarle, pero Jesús se ocultó, y salió del templo, pasando por en medio de ellos. (Juan, 8:53 a 8:59.)

4. Antes de curar a un mendigo ciego de nacimiento, los discípulos le preguntaron quienes habían pecado para que aquel hombre naciera ciego. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús y como él curó a aquel hombre?

La respuesta de Jesús fue esta: “Ni él pecó ni sus padres; pero fue así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Conviene que yo haga las obras de aquel que me envió, mientras es día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. La cura fue hecha del siguiente modo: Jesús escupió en la tierra, y con la saliva hizo lodo; enseguida, untó con el lodo los ojos del invidente, y le dijo: “Ve, lávate en el depósito de Siloé”. El hombre fue, se levantó y volvió viendo. (Juan, 9:1 a 9:7.)

5. Los fariseos, no creyendo que el hombre curado fuera ciego de nacimiento, llamaron a sus padres. ¿Qué les dijeron estos y también su hijo acerca del prodigio hecho por Jesús?

Los judíos preguntaron a los padres del hombre que ahora veía: “¿Es este vuestro hijo, que vosotros decís haber nacido invidente? ¿Cómo, pues, ve ahora?” Sus padres les respondieron diciendo: “Sabemos que este es nuestro hijo, y que nació invidente; pero como ahora ve, no sabemos; o quién le haya abierto los ojos, no sabemos. Tiene edad, preguntádselo a él mismo; y él habló por sí mismo”. Era evidente, dice Juan, que los padres dijeron tales palabras porque temían a los judíos. Ellos llamaron, entonces, por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: “Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador”. El ex-ciego les dijo: “Si es pecador, no sé; una cosa sé, es que, habiendo yo sido ciego, ahora veo”. (Juan, 9:15 a 9:33.)
 

 

 

Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita