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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 10 - N° 508 - 19 de Marzo de 2017

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 


Uma verdadeira familia

 

Era una familia muy especial y todos se amaban. Los papás tenían tres hijos: Paulo, Rubén y Leila, y la vida trascurría serena. En todo había unión, paz y amor.

 

Un día la mamá se sintió diferente y, emocionada, contó a sus hijos que sería madre de nuevo. Ellos la abrazaron con cariño, satisfechos, porque iban a tener un hermanito más. Algunos meses después nació un lindo niño, que recibió el nombre de Sereno. Los hijos se sorprendieron por el nombre y quisieron saber la razón de la elección que el papá había hecho, y pensativo él les dijo:

 

- ¡No sé!... ¡De repente sentí que debía dar ese nombre al bebé!...

 

Los hermanos se miraron entre sí, aceptándolo. Leila, la más joven, sonrió al papá y dijo:

 

- ¿Quién sabe, papá, el bebé necesita de un nombre que le dé serenidad?

 

- ¿Quién sabe, hija? – el papá sonrió, estando de acuerdo.

 

Poco a poco el bebé iba creciendo risueño y lleno de caprichos. Como era el menor, le daban todo lo que quería, y él se volvía cada vez más exigente. Con el pasar de los años, se volvió violento y aún más exigente, especialmente cuando no hacían lo que él quería. Si deseaba un juguete, tenían que correr y comprarlo; caso contrario se lanzaba sobre los padres y hermanos, a gritos y golpeando con los pies y las manos:

 

- ¡Yo quiero! ¡Yo quiero! ¡Yo quiero!...

 

Un día, llena de buena voluntad, Leila salió a comprar lo que él quería. Sereno gritaba tanto que ella salió corriendo a buscar lo que le pedía. Volvió y le entregó el juguete, pero él se lanzó al piso a gritos:


 

- ¡Ese no era el que yo quería! ¡No era ese!...

 

- ¡Sereno, pero ese fue el que me pediste, hermano mío!

 

- ¡No era ese! ¡Era de otro color!...

 

- ¡Ah!... Pero se les había acabado. ¡Solo quedaba este en la tienda, Sereno!... Está bien. Está bien… Deja de gritar. Voy a buscar en otra tienda. ¡Espera!

 

Sereno dejó de llorar y se quedó esperando a que la hermana le trajera el juguete. Pero para el papá y la mamá, aquello fue la gota que rebalsó el vaso. Reunida la familia después de que Sereno se durmiera, cansado de llorar y patalear, él dijo muy serio:

 

- Hijos míos, algo está mal en la educación que le estamos dando a Sereno. Su actitud no es normal y no puedo aceptar los gritos, golpes y puntapiés con que los agrede, hijos míos. No pueden someterse a los ataques de Sereno. ¿Ustedes tienen alguna sugerencia que podamos hacer?

 

- Bien. Creo que debemos orar bastante por él, papá – sugirió Rubén.

 

- ¡Y yo creo que él también necesita límites! – consideró Paulo, con lo que Leila estuvo de acuerdo, completando:

 

- ¡Papá! ¡Tengo miedo de lo que él pueda hacer! Hay momentos en que es irreconocible. ¡Solo se calma cuando consigue lo que quiere!

 

Los hermanos estuvieron de acuerdo con ella, y el papá, mirando a la mamá, que tenía los ojos llenos de lágrimas, dijo:

 

- Entiendo su miedo, hijos míos. Pero si él renació en nuestra familia, es señal de que necesita ser controlado, educado. Entonces, decidí que vamos a tomar medidas enérgicas con Sereno. Él ya no conseguirá nada con llantos y gritos. Si continúa actuando así, será encerrado en su cuarto hasta que se calme. Y nadie va a interferir, ¿entendieron?

 

Todos estuvieron de acuerdo. Y el papá continuó:

 

- Como espíritas, sabemos cómo actuar. Entonces, todas las noches, vamos a orar por él y les daremos pases y fluidificaremos agua para que él la beba.

 

En ese mismo día, el papá avisó a Sereno que él ya no conseguiría nada con berreos y puntapiés. Si insistía, se quedaría castigado hasta calmarse.

 

Una vez decidido, la noche hicieron una oración pidiendo las bendiciones de Jesús para Sereno y, al terminar, llevaron un vaso con agua al cuarto del pequeño Sereno.

 

Los días fueron pasando y, después de quince días, todo estaba mejor. Sereno no gritaba más, no golpeaba a sus hermanos y respetaba las órdenes.

 

Un día, Sereno se levantó muy triste. En el desayuno, el papá le preguntó qué había pasado, y él explicó llorando:

 

- ¡Papá tuve un sueño extraño! Soñé que era un guerrero muy fuerte y que ustedes estaban contra mí. ¡Entonces, los ataqué y los maté! Me asusté cuando los reconocí. ¡Sí, todos ustedes estaban ahí, luchando contra mí!... ¡Pero yo era su hermano, papá y quería tomar “tu” castillo, papá!...

 

Sereno agacho la cabeza llorando mucho. Después se limpió los ojos y dijo:

 

- ¿Ustedes están molestos conmigo?

 

- ¡Claro que no, hijo mío! ¡Nosotros te amamos mucho! – dijo el papá abrazándolo con amor.

 

Los demás también lo abrazaron, aliviados por ver el cambio en Sereno. Después, él secó sus ojos y murmuró:

 

- Ahora soy realmente Sereno, ¿verdad, papá? ¿No están molestos conmigo?

 

- ¡No, hijo mío querido! Nosotros te amamos mucho. Lo

que sucedió en el pasado no importa. Ahora nos amamos. ¡Tú eres parte de nuestra familia!...


- ¿Me perdonan? Creo que era yo quien estaba enojado con ustedes. ¡Pero ahora todo pasó!...

 

¡Todos se acercaron para abrazar a Sereno, y él les devolvió con una sonrisa, sintiéndose en paz!...

                                                                                           

MEIMEI

 

(Mensaje psicografiado por la médium Célia Xavier de Camargo en Rolândia, PR.)


  


 



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Revista Semanal de Divulgación Espirita