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Año 10 - N° 494 - 4 de Diciembre de 2016
ORSON PETER CARRARA 
orsonpeter@yahoo.com.br    

Matão, São Paulo (Brasil)
 
Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com
  

 
Vânia Mugnato de Vasconcelos: 

“Hablar no debe ser motivo
de estancamiento, sino
de recomienzo”
 

Nacida en Curitiba y ahora radicada en Jundiaí (SP), la conferencista nos habla sobre sus inicios en el Espiritismo y sus preferencias en el campo doctrinario
 

Natural de Curitiba (PR) y residente en Jundiaí (SP), Vânia Mugnato de Vasconcelos (foto)  es espírita desde 1980. Asistente social, con posgrado en RH, abogada y trabajadora del Centro Espírita João Batista, en la ciudad donde reside, coordina el grupo de padres, además de trabajar como conferencista espírita. Sus respuestas a la presente

entrevista ofrecen una visión amplia sobre la doctrina y el movimiento espírita.

¿Cómo y cuándo se volvió espírita?

Nacida católica, el tema religioso siempre fue muy intenso en mí. A los 12 años de edad mi familia visitó a una vecina espírita, y aunque todos los niños estuvieron interesados en jugar, me quedé hipnotizado por el estante de libros, pues leer siempre fue un placer. Allí encontré la obra Lindos Casos de Chico Xavier, de Ramiro Gama, y cuanto más leía, más tenía la seguridad de que aquello tenía un total sentido. Le pregunté a la dueña de la casa sobre lo que era el Espiritismo y desde entonces fui sumergiéndome cada vez más en la doctrina, de la cual me pongo la camiseta y amo profundamente. Me siento espírita, por lo tanto, desde los 12 años de edad.

¿Qué es lo que más le llama más la atención del Espiritismo?

La profunda lógica. Le da sentido a la vida en la Tierra con el concepto de reencarnación, trayendo aliento al alma sedienta de justificaciones ante tantas diferencias y sufrimientos en el planeta; además de eso, la doctrina estimula percibir más claramente el impacto del amor y de la caridad en la vida de las personas, invitándonos, sin amenazas como el “infierno”, al cambio de conducta y la búsqueda de una vida moral más elevada y que nos acerque a la paz espiritual y la felicidad más plena.

Su gusto de hablar en público, ¿de dónde viene?

Soy descendiente de italianos, ¡hablar siempre fue un placer! Sin embargo, nunca había pensado en convertirme en conferencista hasta que surgió la posibilidad de realizar, hace aproximadamente 14 años, un curso de oratoria espírita puesto a disposición por la Aliança Espírita Evangélica do ABC, entidad espírita a través de la cual fui considerada apta para recibir el “título”, de Discípula de Jesús. En esa oportunidad, sabiendo que “ser discípulo” significaba trabajar por la causa de Jesús, nada mejor que unir lo útil a lo agradable, llevando la palabra cristiana y espírita a los que tienen sed de conocimiento y necesidad de esclarecimiento.

¿Qué nos dice sobre el público oyente en las instituciones y en el movimiento espírita, ante del contenido ofrecido por el Espiritismo?

Percibo un aumento del público laico en las casas espíritas en general, con las conferencias recibiendo no sólo a los espíritas sino a muchos simpatizantes de la doctrina, incluso los que profesan otras religiones. Eso demuestra cuán universal es el Espiritismo. Sin embargo, a muchos oyentes más frecuentes aún les falta iniciativa para comprometerse en los estudios doctrinarios, motivación para la lectura de la codificación y la donación de sí mismos en los diversos trabajos de las casas, que por otro lado vienen ofreciendo cada vez más posibilidades de conocimiento y actividades a lo que quieran aprender y servir.

¿Cuál es su preferencia en los enfoques espíritas y por qué?

Me gusta hablar de contenido doctrinario aplicándolo a lo cotidiano, contando historias, mostrando vídeos, recordando hechos. Son conferencias enfocadas para cualquier tipo de público. Entiendo que el ser humano está mejor motivado a actuar cuando percibe que lo que aprendió puede y debe ser aplicado en la vida de relación. He tenido la oportunidad de ver que las personas se estimulan en ser espíritas de manera integral cuando perciben que es posible serlo en su hogar, en su trabajo, en sus acciones de ciudadanía, en la diversión. A mi entender, necesitamos romper la idea que las religiones impregnaron de forma sutil, que ser una persona activa en la fe es algo que se demuestra sólo dentro de las casas religiosas.

¿Algo resaltante de sus recuerdos en su trabajo espírita?

Para mi es resaltante cada momento en el que, al terminar una presentación, recibos sonrisas o abrazos del público. De ese modo, siento que he sido útil y que esa simpatía que expresan es una manera de decirme que logré el objetivo que me llevó hasta ellos.

¿Qué punto doctrinario espírita le parece más extraordinario?

La reencarnación. ¡Cuánto cambiaría la conducta humana, en la convicción de Dios, en los valores, si la humanidad entera fuese reencarnacionista y ligara ese conocimiento al de la ley de causa y efecto!

¿Y el Evangelio?

Aprecio mucho, en El Evangelio según el Espiritismo , el pasaje sobre “el Hombre de Bien”. Cuestionar a la conciencia al final de cada día nos vuelve más preparados para reconocer las limitaciones del alma, permitiendo que al día siguiente no tropecemos tanto en el mismo punto.

¿Y en relación a los autores desencarnados?

Además de los autores André Luiz y Emmanuel, psicografiados por Chico Xavier y que son muy ricos en contenido, siento bastante afinidad con las obras de Manoel Philomeno de Miranda psicografiadas por el médium Divaldo Franco, pues ese autor espiritual nos da importantes llamadas de alerta sobre los temas de las afinidades espirituales y los problemas obsesivos, los cuales entiendo son uno de los más grandes males actuales de la Humanidad terrena.

¿Algo más que le gustaría añadir?

El Espiritismo no hace “milagros”, ayuda a que los alcancemos. Digo “milagros” en el sentido de aquello que nos parece inviable, fabuloso, y que solamente una gran fuerza conseguiría ofrecérnoslos. A través del Espiritismo percibimos que Dios está dentro de nosotros tanto como es posible, entendemos que tenemos la fuerza para vencer, comprendemos nuestro potencial espiritual y que, si tuviéramos buena voluntad, encontraremos y sintonizaremos con Dios en nosotros.

Sus palabras finales.

Que el ser humano no se deje impresionar por sus imperfecciones, pues observándose  a sí mismo, percibirá que viene desarrollando virtudes.

Hablar no debe ser motivo de estancamiento, sino de recomienzo. Es el ejercicio habitual en el bien lo que hará del hombre un ser mejor, pues nadie cambia sin que el tiempo venga en su auxilio, “la naturaleza no da saltos”. El mundo aparenta dificultades, pero se cumplen las previsiones espíritas de que antes de la renovación planetaria todo debería ser modificado - una nueva moral humana para un mundo regenerado. El mal que hoy vemos más intenso es sólo el mismo mal de siempre que se muestra ahora: pero es siempre más fácil lidiar con lo que se ve. Que los buenos dejen de ser tímidos, como nos alerta El Libro de los Espíritus en la pregunta 932.  



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita

 

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