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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 10 - N° 476 - 31 de Julio de 2016

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

Aprendiendo con el viento

 

Era un tormento que se repetía cada día a la hora de hacer las tareas escolares: eran las sumas, la lectura de un libro, las tablas de multiplicar.

Carla odiaba todo eso y siempre estaba de mala gana cuando se sentaba en la mesa para hacer las tareas. 

Su mamita trataba de orientarla:

- Carla, hija mía, todo lo que hacemos de buena voluntad nos pesa menos. Aprovecha la oportunidad de aprender y acepta lo que debe hacerse con disposición y buen ánimo.

Pero ella respondía malhumorada:

- No me gusta hacer las tablas de multiplicar

ni las sumas. Nada. Odio estudiar.  

- Pero es necesario, hija mía. Hay cosas de las que no podemos escapar, y cuanto más pronto las aceptemos, mejor.

Sin embargo, el problema continuaba. En una ocasión, Carla estaba muy enojada porque tenía que leer un libro de historia como tarea escolar de ese día.

Con el libro en las manos, la muchacha gritó, pataleó, y no pudo leer.

La madre, que observaba de lejos y vio que en esas condiciones su hija no podría hacer la tarea, le dijo:

- Muy bien, Carla. Si no quieres hacer la tarea ahora, ve a hacer otra cosa. Después terminas de leer el libro. Ve a barrer el patio por mí.

- ¡Qué bueno, mamá! ¡Uf! Qué cosa más desagradable  es tener que leer historia. Prefiero barrer el patio.

En seguida, muy contenta, Carla tomó una escoba y fue al patio, que se encontraba lleno de hojas secas.

Hacía mucho viento ese día y la alegría de Carla pronto terminó. Por más que ella se esforzara, no lograba terminar el trabajo. El viento esparcía las hojas otra vez. Intentó, intentó, pero no lo consiguió.

Al final, muy triste, entró a la casa quejándose:

- ¡Qué fastidio! ¡El viento no me deja limpiar el patio! Me rindo.

Su mamá, con más experiencia, consideró:

- Es solo cuestión de saber lidiar con los problemas, hija. Tenemos que aceptar los obstáculos que la vida nos impone y aprender a superarlos con buena voluntad y disposición. ¿Quieres ver? Ven, te lo voy a demostrar.

Llevó a la niña hasta el patio y le mostró que, ya que no podría vencer al viento, debía usarlo a su favor.

- ¿Cómo? – preguntó la niña, sorprendida.

- Es simple. En vez de barrer contra el viento, barre a favor del viento – explicó la mamá.

Y Carla así lo hizo. Pronto se dio cuenta de que la tarea se volvió fácil, agradable y rápidamente la terminó. Juntando las hojas en una esquina, la niña las recogió con una pala apropiada.

Dando por terminada la tarea, la niña se limpió las manos, diciendo satisfecha:

- ¡Caramba! ¡Mamá, no puedo creerlo! Qué fácil fue. ¡Eres un genio!

La mamá sonrió feliz,  y completó:

- No tanto, hija mía. Solo soy una persona con más experiencia y que ya aprendió que no sirve de nada ir en contra de los problemas de la vida. Tenemos que enfrentarlos con valor y determinación. Escapar de las situaciones difíciles no nos ayudará a resolverlas. Si tenemos buena voluntad, resolveremos cualquier problema en nuestras vidas.

Hizo una pausa y concluyó:

- La mayoría de las veces, las cosas no son tan malas como nos parecen. Depende mucho de nuestra manera de enfrentarlas.

Carla se acordó de la tarea que no había podido hacer y se dio cuenta que su mamá tenía razón. Con un poco de buena voluntad ella lo lograría.

Callada, tomó de nuevo el libro de historia y se sentó a leer. Al poco rato fue tomado interés por el tema y, en poco tiempo, ya había terminado.

Cerró el libro y fue corriendo a contarle a su mamá:

- Terminé de leer el libro, mamá. ¿Sabes que no fue tan difícil? Al contrario, ¡la historia era  muy interesante! Tenías razón, de mala gana no podremos hacer nada.

La mamá abrazó a su hija, feliz, agradeciendo a Dios al ver que había aprendido la lección.

                                                        Tia Célia       

           
                                                   
 



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Revista Semanal de Divulgación Espirita