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Año 10 - N° 468 - 5 de Junio de 2016
JOSÉ PASSINI
passinijose@yahoo.com.br
Juiz de Fora, MG (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

José Passini

Análisis del libro “Mensajes del Astral”


Obra focalizada: Mensajes del Astral

Autoria: Hercílio Maes e Ramatis (Espírito)

Publicação: Editora do Conhecimento. 


Por intermedio del médium Hercílio Maes, el Espíritu Ramatis escribió várias obras que serían útiles para un mejor conocimiento del Mundo Espiritual y del pasaje de Jesús por la Tierra, si no fueran determinadas revelaciones y profecías. Esas obras se desarrollan en forma de preguntas y respuestas, estas innecesariamente largas, si son comparadas con la objetividad con que Emmanuel respondió las preguntas contenidas en “El Consolador”. Para mejor comprensión, véase en “El Libro de los Espíritus”, 2ª Parte, cap. I, ítem 104, que trata de “Espíritus pseudosabios”.

Sí, en la época em que esas obras surgieron, ya parecían fantasiosas, ¿qué decir ahora, con el no cumplimiento de las profecias en ellas contenidas?

En la obra “Mensajes del Astral” es afirmada la existencia de un planeta visitante, que debería absorber los Espíritus que no más permanecerían en la Tierra, mediante una aproximación física, que debería provocar la verticalización del eje de la Tierra.

En “La Génesis” (cap. XVII, ítem 63) y en “A Camino de la Luz” (cap. III), hay el relato del exilio de Espíritus rebeldes, que perturbaban el progreso de un planeta del Sistema Cabra o Capela. Esos Espíritus fueron encaminados para la Tierra, hace muchos milenios. No hay ninguna noticia DE que la Tierra se haya desplazado para allá, a fin de “absorber” esos Espíritus. Sin embargo, cualquier persona que haya estudiado la Doctrina Espírita sabe que hay una transmigración continua de Espíritus en el Universo, sin que haya necesidad que los planetas se desplacen, a fin de recibirlos. Son los Espíritus que se cambian – o son cambiados – y no los planetas que se desplazan a semejanza del autobús o aviones a buscar pasajeros. Hay, aún, en el libro referencias a una “absorción” a ser realizada por ese planeta. Comentando eso, Chico, jocosamente, lo tituló “planeta chupón” ...

Analicemos algunas afirmaciones de Ramatis, a la luz de la Ciencia y de la Doctrina Espírita, después reproducidas em negritas:

“La verticalización, cuando sea percibida, será incondicionalmente atribuida a la periodicidad espontánea de los movimientos naturales del orbe. Difícilmente vuestra ciencia habrá de aceptar a àbsurda’ noticia de la aproximación de un planeta desconocido em las cartas astronómicas.”

“A partir del próximo año de 1950, se manifestará, junto al aura de la Tierra la primera vibración sensible de ese astro intruso, pero aún de manera profundamente magnética; será una expansión endógena, es decir, de dentro para fuera; una acción astro-etérea pues, en la realidad, el fenómeno tendrá início en la esfera interior de vuestro orbe. Al princípio, se dará un acoplamiento de fuerzas íntimas de la Tierra con las energías agresivas y primarias del planeta visitante, por cuyo motivo los científicos – que están en la dependencia de instrumentos materiales – sólo podrán señalar el fenómeno cuando él aflore a la superfície de los cinco sentidos humanos.” (pág. 81)

Cualquier persona dotada de un mínimo de bueno sentido refutará esa afirmación, pues sabemos que la luna, que es 49 veces más pequeña que la Tierra, cuando se aproxima un poco provoca el fenómeno de las mareas. ¡Imaginemos entonces lo que produciría la aproximación de un astro 3.200 veces mayor que la Tierra!

 “La fase más intensa de la modificación física se situará entre los años de 1982 y 1992, y los efectos catastróficos se harán sentir hasta el año 1999, pues el advenimiento del tercer milenio será bajo los escombros que, en todas las latitudes geográficas, revelarán el mayor o más pequeño efecto del ‘fin de los tiempos’. De aquí a algunos años más, vuestros geofísicos anunciarán, aprensivos, la verdad indiscutible – ¡¡¡El eje de la Tierra se está verticalizando!!!” (pág. 81).

Ningún geofísico se pronunció hasta ahora – pasados casi 60 años de esas absurdas predicciones, que atemorizaron tanta gente en la época y, que infelizmente, aún encantan a encarnados que se niegan a ver la verdad, razonar y rechazar esos absurdos. Es realmente de aterrorizarse que aún existan grupos que se dicen espíritas y tengan a ese Espíritu como guía o mentor.  Que hubiesen aquellos que se encantaron con sus “revelaciones”, a aquella época, es hasta admisible. Pero, ahora, tras pasado todo el tiempo previsto, sin que sus predicciones se hayan concretado, y personas continúen organizándose en torno a ese Espíritu, eso sólo puede ser explicado como um proceso de fascinación.

A ser verdad la “profecia” de abajo, la población de la Tierra, ahora, debería estar reducida a um tercio:

 “Hasta el final de este siglo, se liberarán de la materia dos tercios de la humanidad, a través de conmociones sísmicas, inundaciones, maremotos, huracanes, terremotos, catástrofes, hecatombes, guerras y epidemias extrañas.” (pág. 190).

Para explicar tanto absurdo, sólo el viejo adágio: “Lo falso tiene más brillo que lo verdadero”. ¿Será que esas personas que se apoyan en Ramatis, diciéndose espíritas, ya estudiaron la Codificación? ¿Será que conocen a Kardec?

Y no es sólo esta obra de Ramatis susceptible de refutación. Todos sus libros contienen absurdos, escritos de forma pomposa, en lenguaje supuestamente erudito, en una verbosidad impresionante, bien propia de los Espíritus pseudosabios, conforme clasificación de Kardec.

Ramatis afirmó que el planeta intruso es 3.200 veces mayor que la Tierra. Al serle presentada uma contestación de parte de algunos encarnados, con base en las perturbaciones que ocurrirían en el Sistema Solar delante de su aproximación, responde:

“Es que al captar nuestro pensamiento confundisteis el volumen áurico del planeta con su volumen material. Ese volumen 3.200 veces mayor que la Tierra no es referente a la masa rígida de aquel orbe, cuyo núcleo enfriado es un poco mayor que la superficie terráquea. Estamos tratando de su campo radiante y radioactivo, que es el acontecimiento principal de todos los acontecimientos en el ‘fin de los tiempos’. Es el volumen de su contenido energético, inacessible a la percepción de la instrumentación astronómica terrestre, pero conocido y fotografiado por los observatorios de Marte, de Júpiter y de Saturno, cuyas cartas siderales registran principalmente la naturaleza y el volumen de las auras de los mundos observados.” (pág. 228)

“Verdaderamente, el astro intruso es mayor que la Tierra, en su núcleo rígido o su materia enfriada, pero no hay correspondencia aritmética entre los núcleos y auras de ambos. El volumen etérico del primero es más extenso o expansivo, porque también es más radioativo, en el sentido de energía degradada, y más radiante en el sentido de interceptación de energía pura o libre. Aunque sea un mundo oriundo de la ‘masa virgen’ del Cosmo, con que también se forjó el globo terrestre, él se sitúa como un tipo especial a la parte, comparado a vuestro orbe y que varió desde el tiempo de cohesión molecular, enfriamiento, volumen y distancia con que circunavega en su campo constelatório.” (pág. 229)

Al respecto de Jesús, hay afirmaciones que merecen destacar por el absurdo estridente:

“Bajo la inspiración y pedagogía de los Esenios amigos de la familia y que reconocían en Jesús un hombre inusual, él desarrolló sus fuerzas ocultas bajo rigurosa disciplina y aprendizaje terapéutico pues, aunque curando hasta por su simple presencia junto a los enfermos, no podía trasgredir las leyes naturales que determminan las direcciones, intensificaciones y dispersiones fluídicas. (...) Sumisso y fiel al mecanismo natural de la vida humana creada por Dios, sabía curar con la simple imposición de manos, como había aprendido con los Esenios, y usaba una terapéutica afim con su tipo psicofísico y temperamento espiritual.” (pág. 458) Sólo para exemplificar el hablar del pseudosabio, verifíquese lo que quiere él decir con la frase: “no podía trasgredir las leyes naturales que determinan las direcciones,

Más allá de eso, se obraba “curando hasta por su simple presencia junto a los enfermos”, ¿por qué necesitaría ir a aprender alguna cosa com los esenios?

Dando colores propios, Ramatis repitió afirmaciones que ya habían sido hechas sobre una pretendida preparación de Jesús, entre los Esenios, para el cumplimiento de su misión. Once años antes, Emmanuel, en la obra citada, en el cap. 12, contesta de forma clara y vehemente la frecuencia del Maestro, como discípulo, em cualquier grupo religioso:

“Muchos siglos tras su ejemplificación incomprendida, hay quién lo vea entre los esenios, aprendiendo sus doctrinas, antes de su mesianismo de amor y de redención. Las propias esferas más próximas de la Tierra, que por la fuerza de las circunstancias se acercan más a las controversias de los hombres que del sincero aprendizaje de los espíritus estudiosos y desprendidos del orbe, reflejan las opiniones contradictorias de la Humanidad, acerca del Salvador de todas las criaturas.

El Maestro, sin embargo, no obstante la elevada cultura de las escuelas esenias, no necesitó de su contribución. Desde sus primeros días en la Tierra, se mostró tal cual era, con la superioridad que el planeta le conoció desde los tiempos lejanos del princípio.”

Delante de esa clara afirmación de Emmanuel, ¿será que aún merecen fe esas afirmaciones de Ramatis? Pero su ansia de mostrarse un pregonero de la Espiritualidad queda más evidente con la siguiente “revelación”:

 “Ya que queréis saber la verdad, os diremos que el cuerpo de Jesús fue transferido, a altas horas de la noche, por Pedro y José de Arimatea, para un panteón de propiedad de este último, que era dedicadíssimo al Maestro, y que, evitaban que los sacerdotes incentivaran a los fanáticos a devastar el túmulo del Mesías, a quién no querían reconocer como líder espiritual.” (pág. 419)




 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita