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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 10 - N° 466 - 22 de Mayo de 2016

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

Regalo para las madres

 

Lucía tenía una perrita, a la que quería mucho, y que le regaló su padre al cumplir los cinco años. Le puso por nombre Xuxu. A pesar de su poca edad, siempre cuidó con amor de su Xuxu. Ahora, con siete años de edad, Lucía nunca se descuidaba de su amiguita Xuxu.

Pero un día Xuxu aprovechó la puerta abierta y salió a la calle. Al llegar de la escuela, Lucía buscó a su amiguita, ¡pero no la encontró! Preocupada, lloró mucho. Su mamá y su hermano Marcelo la ayudaron a buscar por la vecindad, pero nadie tenía noticias de Xuxu. Una

vecina la consoló:  

- Lucía, no estés triste. Xuxu va a volver. Los animales tienen un instinto fuerte y volverá a casa.

- ¡Entonces voy a quedarme esperando a Xuxu aquí en la puerta!

Más animada, segura de que Xuxu iba a volver, se sentó en la entrada y ahí se quedó. A todos los que pasaban y la conocían, ella les contaba lo que había pasado y preguntaba:

- ¿Ha visto a mi perrita Xuxu?

- ¡No la he visto, Lucía! Si la encuentro te la traigo,  –  la respuesta era siempre la misma.

Más tarde, su mamá la llamó para almorzar, pero ella no quería entrar. Entonces, la mamá pidió que Marcelo almorzara y después se quedara en la entrada para que Lucia pudiera almorzar también.

Lucía acababa de sentarse a la mesa cuando Marcelo entró con Xuxu em brazos, mostrándola a su hermana, muy alegre:

- ¡Lucía, aquí está tu Xuxu! ¡Volvió y por lo visto está hambrienta!

La niña corrió feliz, abrazando a la perrita que ladraba feliz al ver a su dueña, lamiéndole la cara. Después, Lucía la llevó al patio trasero donde estaban sus platos de comida. Colocó agua y su ración, que ella bebió y comió. Después, cansada, se durmió en el regazo de Lucía.
 

Algunos meses después, descubrieron que Xuxu estaba preñada, esperando cachorros. La alegría de Lucía fue enorme y cuido de ella con más amor aun. Pronto nacieron los hermosos y amorosos cachorritos, que eran la alegría de la casa.

Se acercaba el Día de la Madres y Lucía

pensaba qué le daría de regalo a su mamá. Lucía pidió ayuda a su papá, que salió con ella a comprar el regalo de la mamá, regresando muy satisfecha con su paquete, que escondieron para no estropear la sorpresa de la mamá.

Después, en la sala con su papá, Lucía estaba quieta y pensativa. Leyendo el periódico, el papá no perdía de vista a su hija, hasta que preguntó:

- Hija, ¿qué está pasando? ¡Estás muy pensativa!

- Sabes, papá, es que necesito dinero – respondió ella.

- Te lo voy a dar, hija. ¿Puedo saber qué vas a hacer con él?

- Es un secreto, papá.

- ¡Ah!... Entiendo. Está bien. Aquí está el dinero. ¿Es suficiente? – preguntó él, sacando un billete del bolsillo de su pantalón.

- ¡Sí, es suficiente! – respondió la niña, satisfecha.

Apresurada, agradeció al papá, se levantó corriendo, abrió la puerta y salió a la calle. Luego Lucía volvió con un paquete de regalo y corrió a esconderlo en su cuarto.

El papá la vio entrar, pero apenas sonrió; discreto, no preguntó nada.

Era la víspera del Día de las Madres. Al día siguiente, Lucía se levantó bien temprano para entregar el regalo a su mamá. Abrió la puerta del cuarto bien despacito y, acercándose a su mamá, gritó:

- ¡Feliz Día de las Madres!... – y le dio un abrazo bien fuerte.

- ¡Oh, hijita! ¡Gracias! No necesitabas haberme comprado nada. ¡Tenerlos a ustedes para mí ya es el mejor regalo de Dios!

Marcelo, que se había quedado en la cocina arreglando una bandeja de desayuno especial para la mamá, entró todo orgulloso, coloco la bandeja en las piernas de la mamá y la abrazó:

- ¡Feliz día, mamá! ¡Espero que esté todo bien! Ya sabes. ¡Yo nunca hice el desayuno!

- ¡Está delicioso, hijo mío! ¡Gracias a ustedes por este lindo día!

Después, la mamá se levantó y fue a la cocina. De repente, ella vio que Lucía pasó con un paquete rumbo al patio trasero. Curiosa, la siguió.

La niña se acercó a su perrita y, mostrándole el paquete, le dijo:

- ¡Feliz Día de las Madres, Xuxu!
 

En seguida, sacó lo que estaba dentro del paquete y, emocionada, la mamá vio lo que era: un lindo oso, amarrado con una cinta roja que Lucía entrego a Xuxu con amor:

- ¡Espero que te guste, Xuxu! ¡Escogí el oso más bello que encontré!

De repente, Lucía se dio cuenta que había alguien detrás de ella y se dio la vuelta. Era su mamá que observaba la escena. Entonces, la niña explicó:

- Mamá, Xuxu ahora también es mamá, ¿verdad?

- ¡Claro, hijita! ¡Hiciste muy bien en traer un regalo para Xuxu!

Emocionada con el obsequio y el cariño de la pequeña, la mamá la abrazó como amor:

- ¡Padre del Cielo, cuando te trajo a nuestra casa quería hacerme feliz! ¡Eres la hija más amorosa que alguien podría tener! ¡Gracias por ser mi hija!...

MEIMEI

(Recibida por Célia X. de Camargo, el 27/4/2015.)



                                                   
 



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