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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 10 - N° 461 - 17 de Abril de 2016

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

Ayuda mutua

 

Cierto día, un Águila recorría el espacio con sus enormes alas, buscando, con ojos vigilantes, alimento para sus polluelos que había dejado en el nido, entre las ramas de un gran árbol, al abrigo de los peligros.

De repente, la poderosa ave, planeando más cerca de la tierra, observó que una palomita trataba de salvar sus polluelos de las garras de

un Buitre hambriento.  

La Paloma agitaba las alas y piaba, angustiada, al ver que el Buitre se acercaba a su nido. Pero, antes de que llegara cerca de los polluelos de la Paloma, la gran Águila vio su desesperación, lo que iría a pasar y, con gran piedad, pensó: “¿Y si fueran mis polluelos los que estuviesen en peligro? ¡Quedaría muy agradecida a quien los salvara!”

Entonces, el Águila se lanzó en picada rápida, llegando a tiempo para impedir que el Buitre se acercara a las palomitas recién nacidas.

La mamá Paloma, viendo al Águila que iba en dirección a su nido, abrió sus alas con miedo en un gesto de rápida defensa de sus polluelos.

Sin embargo, el Águila, al acercarse al nido, no atacó a las palomitas, como la mamá Paloma había imaginado. Se dio vuelta y espantó al temible Buitre, obligándolo a volar lejos, con miedo.

Al ver al Águila defender su nido, la mamá Paloma quedó muy agradecida y gorjeó:

- ¡Doña Águila, muchas gracias por haber defendido a mis polluelos! ¡Usted sabe que, contra un Buitre, somos débiles y no tenemos cómo defendernos! ¡Muchas gracias!

El Águila, apoyada en una rama cercana, le aconsejó:

- ¡Doña Paloma, tenga mucho cuidado con aves como esas! Son peligrosas y están siempre buscando comida, que, en esta época, no es fácil de encontrar.

- Exactamente por eso, Doña Águila, que le estoy muy agradecida. Si quisiera, no tendría problema en llevarse a mis polluelos. ¡Sin embargo los salvó!

El Águila se despidió y levantó vuelo, contenta de haber podido ayudar.

Doña Paloma, ahora más tranquila, se acercó a sus polluelos, abrazándolos con sus alas, aliviada y feliz por estar todos juntos y seguros.

Algunos días después, Doña Paloma estaba nuevamente buscando comida para sus polluelos cuando vio una gran ave, muy extraña, de enorme pico y muchos colores. Como nunca había visto nada parecido, se asustó mucho y lanzó gritos:

- ¡No se acerque! ¡Váyase, este no es su lugar! ¡Nunca la vi por aquí!

Entonces, la inmensa ave, moviendo su enorme y extraño pico, respondió:
 

- No se preocupe, Doña Paloma. ¡No voy a hacerles ningún daño! Usted no me conoce porque soy de una familia de Tucanes y llegamos hace poco a esta región. Venimos de lejos y tengo polluelos que tienen hambre. ¡Necesito encontrar comida para ellos! ¿Podría decirme dónde puedo encontrar alimentos?

Doña Paloma, escuchando aquello,

entendió que Doña Tucán no representaba um peligro para ella y, acordándose de la ayuda que recibió de Doña Águila, decidió ser generosa también con mamá Tucán y preguntó:

- ¿De qué se alimenta su especie?

La mamá Tucán explico que comían insectos, lagartijas y también muchas frutas.

Entonces, Doña Paloma le explicó dónde podría encontrar lo que necesitaba. La mamá Tucán, agradecida, le dijo:

- ¡Muchas gracias, Doña Paloma! No sabe cuánto le agradezco por la ayuda que me dio. ¡Si pudiera serle útil de alguna forma!...

La Paloma, acordándose de la generosidad de la Águila, respondió:

- ¡Es fácil! Si se encuentra con alguien que también necesite ayuda, haga lo mismo con ella y será muy bendecida.

Doña Tucán mostrándole que entendía, afirmó:

- ¡Doña Paloma, yo la considero una amiga y, si algún día necesita algo, o sepa de alguien que lo necesite, puede contar conmigo!

Ellas se abrazaron, satisfechas, y cada una se fue por su lado, con la certeza de que serían amigas para siempre.

MEIMEI

(Recibida por Célia X. de Camargo, el 8/2/2016.)

           
                                                   
 



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