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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 9 - N° 453 - 21 de Febrero de 2016

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

¿Paz o espada?
 

  

Pedrito estaba aprendiendo a leer. Como todo niño en esa etapa, leía todo lo que encontraba: señales de tránsito, nombre de calles, de tiendas, propagandas y todo lo demás que veía, feliz de lograr leer bien. En casa, leía revistas, periódicos y hasta libros. Cierto día, él abrió el Nuevo Testamento y una frase lo dejó muy asustado. Entonces gritó:

- ¡Mamá!... ¡Mamá!...

Asustada, la mamá vino corriendo de la cocina, donde hacía un pastel, secándose las manos en su delantal, pensando que su hijo se había lastimado.

- ¡¿Qué pasó, Pedrito?!...

Lo encontró sentado en el sofá, con los ojos muy abiertos y el libro en sus piernas.

- ¡Mamá! Leí una cosa que Jesús dijo, pero creo que leí mal. ¡No entendí!

- ¿Por qué, hijo mío?

- ¡Aquí dice: "No he venido a traer paz a la tierra, sino la espada"! ¡Tú siempre me dices que Jesús sólo habló de amor! Creo que he leído mal, ¿verdad? - preguntó el niño asustado.

- No, hijo, has leído bien. ¡Son las personas quienes no han entendido correctamente lo que Jesús quiso decir! – explicó la mamá, sentándose a su lado.

- ¿Qué quieres decir, mamá? He visto una película donde los guerreros usaban espadas para luchar. ¡Pero no Jesús!..
 

- Sí, Pedrito. Pero los hombres entendieron lo mismo que tú: que Jesús quiso decir que la gente debe implantar su doctrina con la fuerza de las armas.

- ¿Y no es así? – se volteó el niño.

- No, Pedrito. Jesús quiso decir que sus ideas traerían confusión y discordia entre las personas de una misma familia, entre familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, etc. ¿Sabes por qué? Cada persona piensa diferente la una de la otra, y la doctrina de Jesús no sería aceptada sin discusión y peleas.

El niño se quedó pensativo, y luego murmuró:

- Es muy complicado de entender... ¿Pero la espada y la violencia no significan lucha?

- Sí, pero Jesús hablaba de la espada y la violencia como una lucha simbólica. Esto es, como el esfuerzo que hacemos para realizar algo, que requiere mucho trabajo, pero con la que quedamos contentos cuando terminamos.

- ¡Todo esto me confunde, mamá!

- Yo sé que no es fácil, hijo mío. ¡Pero vamos a pensar! ¿Cuántas veces la profesora explica un nuevo texto y ustedes realmente no entienden? ¡Es que cada uno ve el tema de una manera diferente! ...

- Es verdad. El otro día pasó eso. La profesora comenzó una nueva lección y nos mandó que lo leamos y luego lo explicáramos. ¡Hubo una gran confusión en el salón! Después de que ella leyó la lección frase por frase, explicándola bien, ¡fue fácil de entender!

- Pasa lo mismo con el Evangelio de Jesús. Hay cosas que la gente no entiende cuando es  niño, es necesario crecer para comprender, porque tendremos otros conocimientos.

- ¡Ah! Es verdad, mamá. Eso es lo que pasó conmigo. Hasta que no aprendí a leer, no entendía las letritas en los libros, en los carteles, en los periódicos. Ahora, puedo leer todo... ¡o casi todo!

La madre sonrió y abrazó a su hijo, llena de cariño y satisfacción por verlo creciendo cada vez más física y mentalmente.

- Así es, Pedrito. ¡Cada día sabrás más! ¡Cada año estudiarás materias diferentes y más complicadas, pero todo quedará claro en tu cabeza, porque estarás en condición de entender! Es lo que sucede con el Evangelio de Jesús.

- Pero, ¿y la paz?

- Cuando Jesús se refiere a la paz, tenemos que entender que no es la paz de quien se queda todo el día descansando, sin hacer nada. Es la paz de aquél que se esfuerza para hacer siempre lo mejor, de acuerdo a su conciencia. Porque está en paz consigo mismo.

- Entiendo. Cuando tengo que hacer tareas, estoy enojado, ¡parece que voy a pelear! Después que termino, me siento bien, feliz, tranquilo. Cuándo Jesús habla de la espada, ¿es en ese sentido?...

- Sí, es una espada simbólica, que representa la lucha que cada uno de nosotros tiene consigo mismo para mejorar, cambiar su corazón, sus sentimientos, ayudando también al prójimo a cambiar, para que el Evangelio de Jesús esté en todas partes.

- ¡Entiendo, mamá!
 

El niño abrazó a su mamá y salió corriendo por la puerta para jugar con sus amigos. Al verlos en la calle, Pedrito los invitó a jugar a la pelota. Todos aceptaron y alguien trajo una pelota. La calle era pequeña, sin salida, y podían jugar libremente. Dividieron el grupo, marcaron el campo y pronto estaban jugando.

De repente, después de un gol hecho por el equipo contrario, alguien gritó:

- ¡Ay, Jesús! ¡Ahora la cosa se pondrá negra!...

- ¡No pongas a Jesús en este juego, que va a provocar una confusión! – respondió Pedrito.

- ¿Cómo así? – preguntó uno de ellos.

- Porque si perdemos el juego, ustedes van a querer pelear y yo no quiero pelear con nadie. Jesús vino a traer la verdad y a acabar con las tinieblas, pero hay que entender lo que Él dice.

Pedrito miró a su alrededor y, al ver amigos con los ojos muy abiertos, explicó:

- Jesús dijo que él no vino a traer la paz, sino la espada. ¡Esto significa que Jesús dijo que sus palabras provocarían confusión y peleas entre las personas hasta que entendieran sus palabras, que les traerían la paz!

- ¡Oh, menos mal!... - el alivio fue general.

                                                        MEIMEI

(Recibida por Célia X. de Camargo, el 05/05/2014.)


 

                                                                                   



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