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Año 9 - N° 448 - 17 de Enero de 2016
ROGÉRIO COELHO
rcoelho47@yahoo.com.br 
Muriaé, Minas Gerais (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Rogério Coelho

Como nació el Diablo
 
Es evidente que los santos de hoy son los sucedáneos de los antiguos ídolos paganos 
Parte 2 e final

 

Según Carlos Roberto Nogueira, la concentración del mal en un personaje sólo queda visible en el Nuevo Testamento. Ahí satán (sustantivo) pasa a ser Satán (nombre propio). De un adversario (con “a” minúscula) vuelve Adversario (con “A” mayúscula).  La plantilla del enemigo de Jesús, aquel que coloca Su bondad a la prueba, está compuesto.

Griegos. Con la unificación religiosa realizada por Roma el siglo 4 d.J.C., el Cristianismo, de secta perseguida (recordemos que Pablo de Tarso hasta tener su visión divina en el desierto sirio era un soldado romano que cazaba cristianos), pasa a perseguir: se transforma en el culto oficial y obligatorio de todo Imperio. Pleno de corrientes divergentes en su comienzo, gana cada vez más el aspecto cerrado y generalista del catolicismo (católico = universal). Pagano pasa a ser todo el pasado y el presente ajeno al Imperio Romano.

Con el creciente poderío latino cristiano, tenemos un caso a parte: el intento de exterminio de toda la tradición cultural griega. Algunas manifestaciones son fácilmente visibles, como los oráculos destruidos y las narices y brazos quebrados de las esculturas griegas, tal como lo hicieron actualmente los líderes religiosos de Afganistán, destruyendo las enormes estatuas representativas del Budismo. Cualquier formas de cultos paralelos conectados a la fecundidad y a la Naturaleza, como las fiestas rurales sagradas de la primavera, pasan a ser terminantemente prohibidas. Sólo que la prescripción muchas veces era sin éxito. Por no conseguir cohibir esas prácticas de la forma como gustaría, el cristianismo usa las armas del enemigo.  Mantiene el Dios único allá encima, pero produce una multiplicidad en un nivel más bajo: los santos”.

Es evidente que los santos de hoy son los sucedáneos de los antiguos ídolos paganos, una vez que la Iglesia no consiguió erradicar la idolatría.  Es la vieja historia: si no se puede con el enemigo, mejor unirse a él.   Ni aún las antiguas fiestas rurales dejaron de ocurrir: fueron sustituidas por las fiestas urbanas que sobrevivieron hasta hoy. Basta ver lo que ocurre alrededor de las Iglesias católicas en los meses de mayor y junio.

DOMONOLOGÍA

Entonces, en verdad, lo que tenemos hoy día no difiere de lo que los paganos tenían a su tiempo. Era de hecho necesario el advenimiento del “Consolador prometido” para poner orden en la Casa Planetaria que nos acoge.

A pesar del destaque creciente que el demonio va ganando dentro del Cristianismo, hasta ahí la victoria de Dios sobre el Diablo es considerada incontestable.  Este último existe en el mundo para ser superado y dar más gloria al poder absoluto celestial. El cuadro sólo cambia en un momento histórico bien posterior con otro gran teórico de la religión cristiana: San Tomás de Aquino.

Estamos en el siglo XIII y la Iglesia Católica vive el apogeo de su dominio territorial, político y económico. Para mantenerse así, necesita demostrar su poder con cada vez más visibilidad, podríamos aún decir: con atrevida y violenta ostentación. En ese contexto, y en esa imperiosa necesidad de la Iglesia de sostener su dominio esclavizador, San Tomás de Aquino potencia la figura del Diablo en una orden tal que, a partir de las simbologías del folklore popular, inventa una ciencia para combatirlo: la demonología. En ese festival de ignorancia los católicos aún consiguen ser superados por los dichos Evangélicos (protestantes) donde a “mise-en-scène” de los pastores raya por la violencia en el intento de expulsar el dicho cuyo del cuerpo de las aterradas ovejas de sus dóciles rebaños de raciocinio carcomido y anquilosado.

Así, pasan a existir reglas bien definidas para identificación del personaje del mal, que sólo podría ser derrotado con la imprescindible ayuda de la fe cristiana.  Así el Diablo gana contornos físicos más precisos, inclusive con la ayuda de grandes pintores que trabajaban para la Iglesia con singularidad, no economizando los recursos para colorear con los colores fuertes de la ignorancia los paneles infernales destinados a aterrar.

MACHO CABRÍO EXPIATORIO

“El hibridismo hombre/animal” – continúa esclareciendo Laterce5–, “forma de los antiguos pueblos orientales que representaban lo sobrenatural, va a ser la base para componer una figura esencialmente deformada. Una presencia recurrente son las patas de macho cabrío, que era el animal escogido por muchas culturas pre-cristianas para rituales de sacrificio y loor a los dioses (de ahí la expresión macho cabrío expiatorio).

Además de eso, un dios griego particularmente amenazador para los dogmas del Cristianismo era Dionisio, patrono de la danza, de la música, del teatro y de la embriaguez; o sea, el desajuste propio de la efervescencia caótica de la creación artística.  ¿Y cuál es la característica más marcada en la apariencia de Dionisio? Sus patas de macho cabrío. La presencia de esos miembros inferiores en el imaginario popular ayudaría a colocar, de una sólo vez, la tradición religiosa griega y oriental en una íntima conexión con las fuerzas malignas.  De esa forma el Diablo vuelve una obsesión omnipresente y va dejando de ser un individuo para caracterizarse como un grupo de combatientes (legión de demonios) y, por lo tanto, cualquier uno en cualquier lugar puede estar “poseído”, y consecuentemente necesitado de la ayuda exorcista de la Iglesia.

Las persecuciones de la “Santa” Inquisición alcanzan a todos aquellos que divergen del patrón pre-determinado de cristiano, y que en el parecer de las atentas autoridades eclesiásticas tenían parte con el demo.   Cualquier fruto filosófico que comenzara a florecer y despuntar por encima del rígido contexto dogmático impuesto era presto y sin piedad cortado. Las acusaciones que por regla llevaban al condenado a la muerte, se constituían en los más absurdos, proscribáis y arbitrarios libelos: una familia fue condenada a la hoguera por intercambiar la ropa de cama un viernes; los pelirrojos tienen en el color de los cabellos una señal de la relación con el fuego de los infiernos y deficientes físicos constituyen, por analogía, deformados espirituales y olvidados de Dios, ¡por lo tanto, hoguera a ellos!...

PRÍNCIPE DE LAS TINIEBLAS

En el siglo XIV, un movimiento “perfumado” por la Iglesia para aumentar su poderío en dirección al Oriente, las Cruzadas (el dibujo de la esvástica nazi es constituido por dos cruces superpuestas, es decir: “cruzadas” – ¡¿Coincidencia?!...), tenía como lema el concepto de Guerra Santa contra el paganismo y como objeto la expulsión de los árabes de la región donde nació y vivió Jesús.  La composición física del Diablo gana nuevos ítems: barbilla y tono de piel oscuro, característica de los moros. Y así, nutrido por la placenta de la ignorancia y de los inconfesables intereses subalternos, el Diablo va siendo adornado hasta alcanzar su “estatus quo” actual.

El modelo monárquico absolutista de la Edad Media ayuda a componer la idea del líder de todo el ejército demoníaco: Satán es ahora el Príncipe de las Tinieblas, el reverso de Cristo, el Anticristo, que un día reinaría sobre la Tierra. Pero había aún un motivo más muy importante, esta vez económico, que navegaba en las corrientes subterráneas de ese realce de las fuerzas demoníacas: ¡la lucrativa venta de las indulgencias!

Expliquemos: el Apocalipsis bíblico parecía estar concretándose en virtud de la instalación de las guerras y del surgimiento de la peste.  Y con los paneles infernales siendo pintados de lo alto de los púlpitos con las tintas fuertes del terror, estaba ahí creada la dependencia necesaria de la cual la Iglesia se utilizó abundantemente para obtener logro: pasajes garantizados para el Cielo podían ser comprados a partir de la venta de las indulgencias a peso de oro para los nobles. Ahí tenemos el Diablo nombrado ministro de la economía de la Iglesia. Sin él, no habría terrorismo y nadie se interesaría por el precioso “pasaporte”.

Sin embargo, como no hay situación que dure para siempre, a partir del siglo XVI, con el avance de la ciencia moderna y los nuevos conceptos filosóficos humanistas, tenemos un decrecimiento de la importancia de la religión en la vida cotidiana.  Con eso, el Diablo también perdió espacio...

Hoy, a pesar de nuestro mundo cada vez más racionalista y desacralizado, él está presente en rituales de algunas corrientes protestantes, en cultos satánicos y en el mundo de la ficción en un número razonable de películas de calidad dudosa, entre los cuales se salvan “El Bebé de Rosemary”, de Roman Polanski, y “El Exorcista”, William Friendkin”.

DESTINO DE LA HUMANIDAD

Finaliza Laterce con sabiduría filosófica: “la lectura del Diablo en el imaginario cristiano lleva a pensar que nuestra voluntad siempre fue transportar el Mal para un mundo distante de nosotros, trascendente, sólo que cada vez más tenemos evidencias de que él es aún de  orden humano”.

En la conclusión de “El Libro de los Espíritus”, Pablo de Tarso dejó la siguiente carta para todos nosotros, cristianos de la actualidad: “gravitar para la unidad divina, he ahí el destino de la humanidad. Para alcanzarlo, tres cosas son necesarias: la Justicia, el Amor y la Ciencia. Tres cosas le son opuestas y contrarias: la ignorancia, el odio y la injusticia. ¡Pues bien! Os digo, en verdad, que mentís a estos principios fundamentales, comprometiendo la idea de Dios, con Exagerarle severidad. Doblemente la comprometéis, dejando que en el Espíritu de la criatura penetre la suposición de que hay en ella más clemencia, más virtud, amor y verdadera justicia, de la que atribuís al Ser Infinito. Hay que destruir la idea del infierno, haciéndolo ridículo e inadmisible a vuestras creencias, como lo es a vuestros corazones el horrendo espectáculo de las ejecuciones, de las hogueras y de las torturas de la Edad Media.

Creedme: u os resignáis a dejar que perezcan en vuestras manos todos vuestros dogmas, de preferencia a que se modifiquen, o, entonces, vivificarlos, abriéndolos a los benefactores efluvios que los Buenos, en este momento, derraman en ellos.    

CASTIGO, ¿QUÉ ES?

Hombres de fe ardiente y viva, adelantados del día de la luz, manos a la obra, no para mantener fábulas que envejecieron y se desacreditaron, sino para reavivar, revivificar la verdadera sanción penal, bajo formas acordes con vuestras costumbres, vuestros sentimientos y las luces de vuestra época...

¡¿Qué es el castigo?!  La consecuencia natural, derivada del desvío de la Ley Divina; cierta suma de dolores necesarios a disgustar al hombre de su deformidad, por la experimentación del sufrimiento; el aguijón que estimula el alma, por la amargura, a doblarse sobre sí misma y a buscar el puerto de salvación.  El castigo sólo tiene por fin la rehabilitación, la redención… Quererlo eterno, por una falta no eterna, es negarle toda la razón de ser.

“¡Oh! En verdad os digo, cesad, cesad de poner en paralelo, en su eternidad, el Bien, esencia del Creador, con el Mal, esencia de la criatura.  Fuera crear una penalidad injustificable.  Afirmad, al contrario, el ablandamiento gradual de los castigos y de las penas por las transgresiones y consagraréis la unidad divina, teniendo unidos los sentimientos y la razón”.

Creado con fines lucrativos y para atender al ansia de dominación de una casta parásito, el Diablo fue muerto y sepultado por el conocimiento espírita que nos informa de manera limpia y cristalina no ser creíble que nuestro Padre Celestial, el Dios de Amor y Bondad, pueda crear un ser eternamente dedicado al mal, afirmando, por otro lado, que todos los Espíritus son creados simples e ignorantes, siendo los malos simplemente Espíritus de evolución aún incipiente, pero, susceptibles de posarse a los más altos puestos de la jerarquía espiritual en el transcurrir del infinito de los tiempos.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita