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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 9 - N° 447 - 10 de Enero de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
   

Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones Espíritas

Allan Kardec

(Parte 6)
 

Continuamos en esta edición el estudio del libro Instrucciones Prácticas sobre las Manifestaciones Espíritas, obra publicada por Allan Kardec en el año 1858. Las páginas citadas en el texto sugerido para la lectura se refieren a la edición publicada por la Casa Editorial O Clarim, basada en la traducción hecha por Cairbar Schutel.

Preguntas para debatir  

A. ¿Cuál es el objetivo de las manifestaciones físicas espontáneas y cómo proceder para que cesen?

B. Kardec narra en este libro su primer contacto con un Espíritu familiar que lo ayudó mucho en sus trabajos espíritas, pero presentándose bajo un nombre alegórico. ¿Cuál fue el proceso que utilizó el Espíritu en ese contacto? ¿Qué nombre alegórico adoptó? ¿Quién era, de hecho, esa entidad?

C. Hemos visto que las comunicaciones espíritas se dividen en frívolas, groseras, serias o instructivas. ¿Cómo saber si una comunicación procede de un Espíritu realmente superior?

Texto para la lectura

63. Sematología: transmisión del pensamiento de los Espíritus por medio de signos, tales como golpes, ruidos, movimiento de objetos, etc. (Vocab. Espírita, pág. 62.) 

64. Sibilas: eran profetisas que pronunciaban los oráculos y que los pueblos antiguos creían  inspirados por la Divinidad. Dejando a un lado el charlatanismo, y considerando la facultad en sí, se puede decir que en las sibilas y en las pitonisas vemos todas las facultades de los sonámbulos, de los extáticos y de ciertos médiums. (Vocab. Espírita, pág. 62.) 

65. Telegrafía humana: comunicación a distancia entre dos personas vivas que se evocan recíprocamente. Esta evocación provoca la emancipación del alma, o Espíritu encarnado, que se manifiesta y puede comunicar su pensamiento por la escritura o por cualquier otro medio. Los Espíritus dicen que la telegrafía humana será un día un medio usual de comunicación, cuando los hombres sean más morales, menos egoístas y menos apegados a las cosas materiales. Hasta entonces, la telegrafía humana será un privilegio de las almas escogidas. (Vocab. Espírita, pág. 68.) 

66. Tendencias innatas: tendencias, ideas o conocimientos no adquiridos, que parece que traemos al nacer. Hace mucho tiempo se discuten las tendencias innatas, cuya realidad es combatida por ciertos filósofos que afirman que todas son adquiridas. El Espiritismo nos dice que las tendencias innatas encuentran su explicación en la sucesión de las existencias: los conocimientos anteriores se reflejan en las existencias posteriores a través de lo que denominamos tendencias innatas. (Vocab. Espírita, págs. 68 y 69.)  

67. Todo universal: es lo mismo que el gran todo. Algunos filósofos dicen que existe un alma universal, de la cual cada uno de nosotros posee una parcela. Con nuestra muerte, esas almas particulares regresan a la fuente general, sin conservar su individualidad, como las gotas de lluvia se confunden en las aguas del océano. A esto le llaman el gran todo o todo universal. Esta doctrina es tan desconsoladora como el materialismo puesto que, sin individualidad después de la muerte, es como si no existiéramos. El Espiritismo prueba exactamente lo contrario, y cuando algunos Espíritus utilizan esa expresión, se refieren a la colectividad de Espíritus, el todo colectivo, el todo universal, en el que nadie pierde su individualidad, como un soldado que vuelve a su regimiento y conserva su independencia.  (Vocab. Espírita, pág. 69.) 

68. Vidente: persona que está dotada de la segunda vista. (Vocab. Espírita, págs. 69 y 70.) 

69. Los Espíritus pueden asumir sólo tres estados: encarnación, erraticidad y pureza absoluta. Todo Espíritu que, desprovisto del cuerpo material, tiene todavía que reencarnar, es errante, es decir, se encuentra en la erraticidad. La pureza absoluta es el estado de los Espíritus puros, los que no necesitan reencarnar más y se encuentran en lo alto de la escala evolutiva. El estado de encarnación es indispensable para el progreso espiritual. (Cuadro Sinóptico, pág. 71.)    

70. La escala espírita está compuesta en este libro por nueve clases y tres órdenes de Espíritus. (Vea “El Libro de los Espíritus”, ítems 100 a 113, que exponen de manera diferente este asunto.) (Cuadro Sinóptico, págs. 71 y 72.) 

71. Los médiums pueden ser naturales o facultativos y se dividen en dos grandes grupos: médiums de influencias físicas y médiums de influencias morales. (En “El Libro de los Médiums” esa terminología está ligeramente alterada y los tipos de facultades son más numerosos.) (Cuadro Sinóptico, pág. 73.)    

72. De todos los principios fundamentales de la doctrina espírita, uno de los más importantes es, sin contradicción, el que establece los diferentes órdenes de Espíritus. La experiencia ha demostrado que el mundo invisible está lejos de admitir solamente a Espíritus superiores. Ellos mismos nos hacen saber que no son iguales en saber ni en moralidad y que su elevación depende del grado de perfección que han alcanzado. Desde entonces, la diversidad y las contradicciones en su lenguaje han encontrado explicación, y se comprendió que, entre los Espíritus como en los hombres, para tomar una información como segura, no basta dirigirse al primero que se presente. (Cap. I, Escala Espírita, pág. 74.) 

73. Desde el punto de vista de la ciencia práctica, la escala espírita nos ofrece la manera de juzgar a los Espíritus que se presentan en las manifestaciones e incluso de apreciar el grado de confianza que su lenguaje debe inspirar. (Cap. I, Escala Espírita, pág. 75.) 

74. La escala espírita comprende tres órdenes principales, indicados por los Espíritus y están perfectamente caracterizados. Como cada uno estos órdenes presentan diferentes grados, fueron subdivididos en varias clases determinadas por el carácter dominante de los Espíritus que la constituyen. Pero esa clasificación no es absoluta: de un grado a otro, el matiz se atenúa, como en los reinos de la Naturaleza, en los colores del arco iris, o en los diferentes períodos de la vida. Se esclarece además que los Espíritus no pertenecen siempre, exclusivamente, a tal o cual clase. Su progreso se realiza gradualmente y muchas veces más en un sentido que en otro. Así, ellos pueden reunir los caracteres de varias categorías, lo que es fácil reconocer por su lenguaje y sus actos. (Cap. I, Escala Espírita, págs. 75 y 76.)    

75. La escala se inicia por los órdenes inferiores: el tercer orden es el de los Espíritus Imperfectos, cuyas características generales son: predominio de la materia sobre el Espíritu, propensión al mal, ignorancia, orgullo, egoísmo y todas las malas pasiones que son su consecuencia. Tienen  la intuición de Dios, pero no le comprenden. No todos son esencialmente malos; en algunos hay más ligereza, irreflexión y malicia que verdadera maldad. Unos no hacen el bien ni el mal; pero por el sólo hecho de no hacer el bien, muestran su inferioridad. Otros, por el contrario, se complacen en el mal y quedan satisfechos cuando encuentran la ocasión de hacerlo. (Cap. I, Escala Espírita, pág. 76.) 

Respuestas a las preguntas propuestas 

A. ¿Cuál es el objetivo de las manifestaciones físicas espontáneas y cómo proceder para que cesen? 

Tales manifestaciones no implican, la mayoría de las veces, ninguna intención directa: su objetivo es llamar nuestra atención sobre algo y convencernos de la presencia de una fuerza superior al hombre. Una vez alcanzado ese objetivo, cesa la manifestación material, ya que ésta no es más necesaria. Pero cuando las manifestaciones se vuelven inoportunas, debemos tratar de entrar en comunicación inteligente con el Espíritu que nos viene a perturbar, a fin de saber quién es y qué quiere. Satisfecho su deseo, nos deja en paz. En la imposibilidad de contar con el concurso de un médium, la solución es que el interesado se convierta en uno de ellos. A falta de un médium escribiente se puede preguntar directamente al Espíritu que golpea y que puede responder haciendo uso del mismo medio, es decir, por medio de golpes previamente convenidos. (Obra citada, cap. II, págs. 86, 87, 94, 95, 96 y 97.)

B. Kardec narra en este libro su primer contacto con un Espíritu familiar que lo ayudó mucho en sus trabajos espíritas, pero presentándose bajo un nombre alegórico. ¿Cuál fue el proceso que utilizó el Espíritu en ese contacto? ¿Qué nombre alegórico adoptó? ¿Quién era, de hecho, esa entidad? 

El Espíritu se valió del proceso de los golpes – fenómeno más adelante llamado tiptología, que se produjo en el recinto donde Kardec estaba trabajando, durante cuatro horas seguidas. Al día siguiente, por intermedio de un médium psicógrafo, el profesor interrogó al Espíritu que se había comunicado sobre el motivo de los golpes. Se trataba de un amigo espiritual, un Espíritu familiar de Kardec, que se dio a conocer bajo un nombre alegórico (Verdad). Kardec supo después, por otros Espíritus, que había sido un ilustre filósofo de la antigüedad. (Cap. II, págs. 95 y 96.) 

C. Hemos visto que las comunicaciones espíritas se dividen en frívolas, groseras, serias o instructivas. ¿Cómo saber si una comunicación procede de un Espíritu realmente superior? 

Teniendo como regla general y sin excepción que el lenguaje de los  Espíritus está siempre en razón a su grado de elevación, el de los Espíritus realmente superiores es constantemente grave, digno, noble. Esas entidades no sólo expresan pensamientos de la más alta elevación, sino igualmente, emplean un lenguaje que excluye, de la manera más absoluta, toda trivialidad. Por más significativo que sea el mensaje, si estuviera comprometido por una sola expresión que indique bajeza, es una señal indudable de inferioridad; con mayor razón así se juzgará si el conjunto de la manifestación ofende la decencia por su grosería. (Cap. III, págs. 99 a 101.) 

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita