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Año 9 - N° 444 - 13 de Diciembre de 2015 
GEBALDO JOSÉ DE SOUSA
gebaldojose@uol.com.br  
Goiânia, Goiás (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Gebaldo José de Sousa

¡Vida, siempre
la vida!

“¿Dónde esta, oh muerte tu aguijón?”
I Co 15-15


Somerset Maugham – citado por el escritor goiano Eli Brasiliense – se refiere a una leyenda oriental que ilustra el fatalismo de la muerte y la inutilidad de temerla.

En la ciudad de Bagdad, un negociante envía siervo al mercado para comprar alimentos. Momentos después de, vuelve él apavorado, pidiendo un caballo, para huir rumbo a la ciudad de Samarra, pues vio la muerte, en medio de la multitud, mirándolo con gesto amenazador. El patrono lo atiende y él parte, aceleradamente.

El próprio comerciante, yendo a la compra, encuentra también la muerte y le pregunta:

– “¿Por qué amenazaste a mi siervo?” –, al que esta responde, con aire de inocencia:

– “¡¿Yo?! ¡No lo amenacé! Sólo demostré espanto de encontrarlo en Bagdad, una vez que tenemos un encuentro marcado hoy a la noche, en Samarra.”(1)

Temor y duda en cuanto a la supervivencia del ser siempre inquietaron al ser humano. A lo largo de los milenios, pensadores y filósofos se inclinaron sobre ese tema.

La Doctrina Espírita, desde la segunda mitad del siglo XIX, lanzó luces que iluminan la comprensión del asunto, comprobando la supervivencia del ser, con testimonios de aquellos que se presentaron bajo la denominación de Espíritus, afirmando haber vivido en la Tierra, en cuerpos de carne, además de revelar incontables verdades que el hombre desconocía y comprobando  otras, tales como: la existencia de Dios, la reencarnación, las vidas sucesivas, la Ley de Causa y Efecto, etc.

Allan Kardec, el Codificador de esa Doctrina, analizó el asunto en el libro El Cielo y el Infierno o La Justicia Divina según el Espiritismo (2), cuya primera edición se dio el 1º de agosto de 1865, en París, Francia.

Después de nuestra desencarnación, tendremos alegría o sufrimiento. Si amamos y aprendemos, seremos felices. Ser orgullosos, egoístas, ignorantes y malos, sufriremos. 

En seguida a la muerte, la separación nunca es brusca

En la segunda parte de la obra a que nos referimos, titulada “Ejemplos”, Kardec enfoca el tema bajo varios ángulos, en ocho capítulos:

1 - La extinción de la vida orgánica separa el alma del cuerpo: y esa separación nunca es brusca. Sólo es completa cuando no haya más un átomo del periespíritu conectado a una molécula del cuerpo (ítem 4, p. 167).

2 - Si en la separación la cohesión entre esos elementos está en el auge de la fuerza, la muerte es dolorosa. Así, generalmente el Espíritu sufre la descomposición del cuerpo en muertes trágicas: accidentes, asesinatos, suicidios etc.

3 - Si la cohesión es débil, la separación es fácil y sin sacudida: en la muerte por vejez o enfermedad prolongada (ítem 5, p. 168).

4 - En esa transición de una vida (corporal) para otra (espiritual), el Espíritu pasa por una perturbación; experimenta sopor que le paraliza las facultades: “Es cómo si dijéramos un estado de catalepsia, de modo que el alma casi nunca testifica conscientemente el último suspiro.”

Esa perturbación puede perdurar por tiempo indeterminado, variando de algunas horas o algunos años. La liberación de ese estado es igual al despertar de un sueño profundo; las ideas son vagas, confusas, hasta que el Espíritu se consciencia de su condición. El despertar es tranquilo para unos, pero “(...) tétrico, aterrador y ansioso, para otros, es cual horrenda pesadilla”. (Ítem 6, p. 168/9).

5 - El desprendimiento es más fácil o difícil, conforme el estado moral del alma: el apego a la materia, o a los gozos materiales, dificulta la separación y la hace dolorosa y prolongada. “Al contrario, en las almas puras, que con antelación se identifican con la vida espiritual el apego es casi nulo.” Y los lazos se rompen facilmente (ítem 8, p. 169). 

Hay Espíritus que, aunque desencarnados, no saben de eso

Depende de nosotros, pues, hacer fácil o penoso ese desprendimiento. Purificarse; eliminar malas tendencias; desapegar-se de las cosas del mundo; sufrir con resignación y humildad – he ahí los medios de facilitar ese desenlace, haciéndolo indoloro.

A veces el Espíritu cree que aún está encarnado: juzga material su cuerpo fluídico (periespíritu). Conversa con uno, con otro, nadie responde. Se irrita, cuando debía orar, buscar ayuda de amigos espirituales y aceptar el hecho consumado.

Referida obra trae, aún, mensajes de Espíritus, agrupadas según su naturaleza: Espíritus felices; Espíritus en condiciones medianas; Espíritus sufridores; suicidas; criminales arrepentidos; Espíritus endurecidos; y de muchos que pasaron por expiaciones terrestres. Merece ser estudiada y meditada por todos nosotros, que ya tenemos el pasaje de vuelta a la patria espiritual, aunque ignoremos la fecha de partida.

La Doctrina Espírita es esclarecedora: estudiarla, comprenderla, ayuda a nosotros mismos, a aquellos con quienes convivimos y a los desencarnados. Por eso, los espíritas no vamos a los tumbas una vez por año. Oramos por los desencarnados todos los días, o siempre que su nombre nos viene al recuerdo, dondequiera que estemos, sin horario o lugar determinado. ¡El amor dispensa cualquier formalidad!

En 1936, la publicación de Cartas de una muerta, obra dictada al médium Francisco C. Xavier por el Espíritu de aquella que fue su madre carnal, en su más reciente encarnación, trajo nuevas e incontables revelaciones.

En 1944, la FEB edita Nuestro Hogar, del Espíritu André Luiz, en la psicografia de Francisco C. Xavier, y nuevos informes sobre la vida después de la muerte son traídos al conocimiento del gran público, tanto en ese como en los demás libros de la misma serie. Tal como un reportero que va a tierra extranjera, el autor habla de su experiencia en el plano espiritual. 

Libros numerosos tratan de la muerte y de los hechos que siguen

En 1949, la FEB, con el libro Volví (3), añade nuevos datos, no sólo en cuanto al momento mismo de la “muerte”, pero de las experiencias que se le siguen.

A partir de 1974, con el libro Astronautas del Más Allá (4), editado por el GEEM Editora, se multiplicaron libros de consoladores mensajes particulares, de Espíritus desencarnados a sus familiares, no sólo por las manos generosas del médium de Pedro Leopoldo, sino por las de tantos otros.

Paralelamente, a partir de la década de los 60, libros escritos por médicos(as) y psicólogos(as), trajeron la contribución del lado profano, no religioso, a través de relatos obtenidos a partir de la regresión de memoria, que conducían los sujets  a mencionar hechos ocurridos en encarnaciones anteriores vividas por ellos, así como de personas que pasaron por la experiencia de la muerte clínica, por pocos minutos. El estudio de esas experiencias, vividas y narradas por centenares de individuos, mientras su muerte clínica era confirmada, resultó en la publicación de incontables obras sobre el intrigante y seductor asunto.

La comparación de esos relatos – de regresión de memoria y de Experiencia de Casi Muerte (EQM) – con aquellos de los Espíritus desencarnados, a través de la psicografia, desde el siglo XIX, guarda asombrosa concordancia, por las grandes semejanzas que presentan.

De entre ellos, destacamos los contenidos en algunas obras: Vida Tras la Vida (5), La Luz del Más Allá (6), Recordando Vidas Pasadas (7), Volver del Mañana (8), Espiritismo y Vida Eterna (9) y Tras esta Vida (10).

Lo que los Espíritus experimentan al desencarnar

El Espíritu, al desencarnar, según esos relatos de varios orígenes, experimenta lo siguiente:

1 – Se ve fuera del cuerpo.

2 – No percibe el momento de la transición de esta para la otra vida: pasa por estado de sopor, de sueño profundo, de desmayo; unos ven una entidad espiritual serena, fraterna, antes y/o tras el sueño.

3 – Experimenta sentimientos de paz y quietud, unos; de sufrimientos, otros.

4 – Se ve en un túnel.

5 – Pasa por recapitulación de la vida, en la presencia de un Ser de Luz: vuelve a ver toda su última existencia, en los mínimos detalles. Se desnuda delante de sí mismo. Evalúa su conducta, sus pensamientos y acciones.

“Me vi delante de todo lo que yo había soñado, diseñado y realizado en la vida. Insignificantes ideas que había emitido, tanto como mis actos mínimos, desfilaban, absolutamente precisos, ante mis ojos afligidos, como se me fueran revelados de sobresalto, por un extraño poder, en una cámara ultrarrápida instalada dentro de mí. Se hubo transformado mi pensamiento en una película cinematográfica misteriosa e inopinadamente desenrollado, desdoblándose, con espantosa elasticidad, para su creador asombrado, que era yo mismo (3)

“En esta situación, la persona no sólo ve todas las acciones por ella perpetradas, sino, también y de inmediato, percibe los efectos de cada una de ellas sobre la vida de los demás. (...) si yo me veo cometiendo un acto odioso, (...) puedo sentir su tristeza, su dolor y su congoja. (...) si practico un acto generoso, (...) siento su alegría y felicidad.” (6)

6 – Recibe ayuda de Espíritus, familiares y amigos; antes y/o tras el sueño profundo.

7 – Siente los reflejos de la causa de la muerte del cuerpo material.

8 – Se conciencia de su estado y de la nueva fase de la vida que se le presenta.

“La muerte fue la mejor parte del viaje.” (Él se refiere a la regresión.) “Morir era cómo ser liberado, volver nuevamente para casa.”(7)

Efectos sobre la vida de quien pasó por la experiencia de casi muerte

Los efectos son muchos y diversos:

1 – No temen más la muerte. Todos cambiaron para mejor. Creen en la vida tras la vida.

2 – Todos aquellos que pasaron por esta experiencia (de “casi muerte”), volvieron creyendo que la cosa más importante de la vida es el AMOR.

3 – Sensación de unión con todas las cosas (interdependencia = cuando herimos a alguien es a nosotros mismos que lo hacemos).

4 – Valoración del conocimiento: para la mayoría de ellos, la segunda cosa en grado de peso en la vida es el conocimiento. (6)

5 – Tienen nuevo concepto de responsabilidad: “La cosa más importante que aprendí con esta experiencia fue que soy responsable por todo lo que hago. Disculpas y otros subterfugios eran imposibles, mientras estuve allá, con él (el ser de luz), recapitulando mi vida.”

6 – Aprecio por la vida: ellos afirman que la “vida es preciosa, que son las ‘pequeñas cosas’ que cuentan y que la vida es para ser vivida en su plenitud. (...) los simples actos de bondad que vienen del corazón son los más importantes, porque son los más sinceros.” “Él deseaba saber como era mi corazón, y no mi cabeza.”?

7 – Se vuelven para el lado espiritual: estudian y aceptan las enseñanzas espirituales.

8 – Cambian su conducta y pasan a ser:

– Más blandas y a tener calor humano, bondad, buen humor.

– Más desprendidas de los bienes materiales.

– Más sinceras y honestas.

“(...) vivo mi vida, sabiendo que algún día tendré que someterme a otro repaso de todos mis actos.”(6)

“Usted puede dar y recibir perdón. Puede liberarse de adicciones, apegos y rabias – es decir, de cualquier equipaje que usted no desee conducir para un lugar donde todo es Luz.” (8)

– Trabajan más en beneficio del prójimo; son más generosas y confiadas.

– Estudian más. (“¡Espíritas! amaos, este el primer mandamiento; instruíos, este el segundo.”)(11)

– Son más optimistas y más agradables; es buena la convivencia con ellos.

– Pasan a preocuparse más con los otros, en oírlos, en servirlos, en verlos felices.

El Hermano X, en la bella crónica “Entrenamiento para la muerte”, nos da algunas señales importantes sobre el asunto. Es importante conocerlas. (12)

Los hechos comprueban que la inmortalidad es incuestionable

Delante de lo expuesto, podemos deducir algunas conclusiones:

1 – el estado de felicidad o infelicidad del espíritu dependen:

– Del desprendimiento de la vida material.

– De la conducta moral, durante la vida en la fase de encarnado.

– Del grado de elevación del Espíritu y de posibilidades y facultades del cuerpo espiritual.

– De actitudes y comportamientos de familiares encarnados, en el velatorio y después: plegaria, resignación, aceptación.

2 – La inmortalidad del alma es incuestionable (la regresión de memoria confirma su continuidad).

3 – El hombre no debe temer la muerte; sino vivir bien, siendo útil, fraterno, amoroso, estudioso.

4 – Todos los desencarnados son amparados por Espíritus familiares y amigos – los rebeldes, en el futuro, cuando se transformen, aunque después de muchas encarnaciones. Dios a nadie abandona.

Claramente, Jesús nos advierte: “(...) el Hijo del hombre (...) retribuirá a cada uno conforme sus obras.” (Mateo 16-27.)

¿Qué hemos hecho de nuestras vidas?

Aprendamos a valorar cada minuto, cada oportunidad de ser útiles. Vamos a prestar cuentas de todo, delante de nuestra conciencia. Busquemos ser dignos de ese don imperecedero y maravilloso que Dios nos concedió: ¡la vida!

 

Bibliografia

01. BRASILIENSE, Eli. A Morte do Homem Eterno, 1 ed. Goiânia, Edição do Autor, 1970, p. 50.

02. KARDEC, Allan. O Céu e o Inferno. 37 ed. Rio de Janeiro: FEB, 1991.

03. XAVIER, Francisco Cândido. Voltei. Pelo Espírito Irmão Jacob. 7 ed. Rio de Janeiro: FEB, 1979.

04. PIRES, J. Herculano-Espíritos Diversos/XAVIER, Francisco Cândido. Astronautas do Além. 3 ed. São Bernardo do Campo: GEEM, 1974.

05. MOODY JR., Raymond. Vida Depois da Vida. São Paulo: Círculo do Livro.

06. MOODY JR., Raymond. A Luz do Além. 1 ed. Rio de Janeiro: NÓRDICA, 1988.

07. WAMBACH, Helen. Recordando Vidas Passadas. 1 ed. São Paulo: PENSAMENTO, 1978.

08. RITCHIE, George G. Voltar do Amanhã. 6 ed. Rio de Janeiro: NÓRDICA, 1980.

09. CAVERSAN, Ariovaldo. Espiritismo e Vida Eterna. 3 ed. Capivari: EME Editora, 1994.

10. ANDRADE, Geziel. Depois desta vida. 1 ed. Capivari: EME Editora, 1996.

11. KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. 105 ed. Rio de Janeiro: FEB, 1991, p. 136.

12. XAVIER, Francisco Cândido. Cartas e Crônicas. Pelo Espírito Irmão X. 7 ed. Rio de Janeiro: FEB, 1988, cap. 4, p. 21-24. 

 

 


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