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Año 9 - N° 435 - 11 de Octubre de 2015  
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

La sabiduría de la
“epístola de paja”

 
Es sabido, entre los cristianos, que Martinho Lutero, al referirse a la Epístola de Santiago, uno de los libros que componen el Nuevo Testamento, la llamó, peyorativamente, de “epístola de paja”.  Uno de los motivos es que ella sería contraria a las ideas de Paulo relativas a la justificación por la fe y no tendría, en la visión de Lutero, la necesaria fundamentación en el Evangelio.
(¹)

Antes de comentar el asunto, recordemos lo que Santiago escribió en el cap. 2 de su epístola: 

“Hermanos míos, qué aprovecha si alguien decir que tiene fe, y no tuviera las obras?

¿Por ventura la fe puede salvarlo?

Y, si el hermano o la hermana estuviesen desnudos, y tuviesen falta de víveres cotidianos,

Y alguno de vosotros decirles: Id en paz, aguantaos, y hartaos; y no darles las cosas necesarias para el cuerpo, ¿qué provecho vendrá de eso?

Así también la fe, si no tuviera las obras, es muerta en sí misma. Pero dirá alguien: Tú tienes la fe, y yo tengo las obras; enséñame tu fe sin tus obras, y yo te enseñaré mi fe por mis obras.” (Santiago 2:4-18.)

En el cap. XV d’ El Evangelio según el Espiritismo, titulado “Fuera de la caridad no hay salvación”,Allan Kardec insirió, luego en la apertura, dos conocidas parábolas contadas por Jesús.

La primera, popularmente llamada de Parábola del Juicio Final (Mateos, cap. XXV, vv. 31 hasta 46), es la misma que nuestro colaborador Americo Domingos NunesFilho comenta en el Especial que integra la presente edición y es uno de sus relieves.

La segunda parábola del Buen Samaritano (Lucas, cap. X, vv. 25 hasta 37).

Ambas tratan del tema salvación, que es tan caro a los teólogos cristianos y a los religiosos en general, aunque su significado para protestantes, evangélicos y católicos sea bien diferente de lo que, sobre el asunto, entienden los espiritistas.

En las dos parábolas Jesús destaca la importancia de la acción del bien y de las obras de caridad como ingredientes fundamentales a la llamada salvación:  

Tuve hambre y me disteis de comer…

Tuve sed y me disteis de beber…

Carecí de techo y me hospedasteis…

Estuve desnudo y me cubristeis…

Estuve enfermo y me visitasteis…

Estuve en la cárcel  y  vinisteis a verme… 

Un hombre, que bajaba de Jerusalén a Jericó, dio en manos de ladrones, que lo despojaron, lo cubrieron de heridas y se fueron, dejándolo  medio muerto. Un samaritano que iba de camino,  llegando al lugar donde yacía aquel hombre y teniéndolo visto, fue tocado de compasión. Acercándose, echó aceite y vino en sus heridas e hizo un curativo; poniéndolo sobre su caballo, lo llevó a una hospedería y lo cuidó. En el día siguiente sacó dos monedas y los dio al mesonero, diciéndole: 

Tenga mucho cuidado con este hombre, y cuanto gastasteis a más, yo le pagaré cuando regresar…  

No existe, en todas las epístolas que componen el Nuevo Testamento, ninguna que posee tan gran afinidad con el pensamiento de Jesús cuanto la que escribió Santiago. (²)

Llamarla de “epístola de paja” oculta ciertamente otros motivos y produce, con toda certeza, consecuencias dañosas a la evolución espiritual de los que adoptan semejante idea. Es también probable que esté en ese hecho la razón por la cual  las religiones protestantes en general, incluyendo ahí las llamadas iglesias evangélicas, no tienen dado a las obras y a la caridad evangélica el énfasis que ellas merecen y que Jesús, con toda claridad, mencionó en las parábolas a que nos reportamos.

Como acertadamente dice nuestro colega Americo Domingos NunesFilho, Jesús nos enseñó que la salvación se procesa, sí, a través del amor en acción y no por medio simplemente de una fe que, tal cual un árbol estéril, no produce frutos.    

(¹) Sobre la crítica de Lutero a la epístola de Santiago, confiera:
http://joao15-12.blogspot.com.br/2011/11/epistola-de-palha.html

(²) Sobre el asunto lea:
http://www.oconsolador.com.br/11/editorial.html



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita