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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 9 - N° 431 - 13 de Septiembre de 2015 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

Qué es el Espiritismo

Allan Kardec

(Parte 9)
 


Damos continuidad a
l estudio del libro Qué es el Espiritismo, obra lanzada en París en julio de 1859. El estudio será presentado en 19 partes. Las páginas citadas en el texto sugerido para la lectura se refieren a la 20ª edición publicada por la Federación Espírita Brasileña. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del presente texto. 

Preguntas para debatir 

A. Muchas personas dicen que si existiese la reencarnación recordaríamos las vidas pasadas. ¿Por qué, entonces, no recordamos lo que fuimos ni lo que hicimos?

B. Allan Kardec dice que en el Espiritismo hay dos partes. ¿Cuáles son éstas y qué representan?

C. Se acostumbra decir, naturalmente: la filosofía de Platón, la doctrina de Marx, el pensamiento de Hegel. ¿Podemos también llamar al Espiritismo la doctrina kardecista o kardecismo?

Texto para la lectura

83. El Espiritismo no tiene su germen entre los hombres; es obra de los Espíritus que no pueden ser quemados ni encarcelados. Si se llegase a destruir todos los libros espíritas, los Espíritus dictarían otros. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 122.)  

84. El Espiritismo tiene como objetivo combatir la incredulidad y sus funestas consecuencias, ofreciendo pruebas patentes de la existencia del alma y de la vida futura. Se dirige, pues, a aquellos que no creen en nada o que dudan de todo. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 123.)  

85. El Espiritismo no se impone a ninguna persona y no viene a forzar ninguna convicción. A sus ojos, toda creencia cuando es sincera y no permite al hombre hacer mal al prójimo, es respetable aunque sea equivocada. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 123.)

86. Injurias y calumnias fueron lanzadas contra la Doctrina y los espíritas desde sus inicios. Desde lo alto del púlpito, los espíritas fueron calificados de enemigos de la sociedad y del orden público, anatematizados y rechazados por la Iglesia, además de perseguidos hasta en sus relaciones afectivas y profesionales. Y eso sucedió en todo el mundo. (Cap. I, Diálogo Tercero, pp. 124 y 125.)  

87. El Espiritismo era sólo una simple doctrina filosófica; fue la Iglesia quien le dio mayores proporciones, presentándolo como un enemigo terrible; fue ella, en fin, quien lo proclamó como nueva religión. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 126.)

88. La creencia en la vida futura, demostrando la perpetuidad de las relaciones entre los hombres, establece entre ellos una solidaridad que no se rompe en la tumba; de ese modo, esa creencia cambia el curso de las ideas. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 127.)  

89. Si la religión enseña lo suficiente, ¿por qué hay tantos incrédulos? Predica, es verdad; nos obliga a creer, pero hay mucha gente que no cree por una simple afirmación. El Espiritismo prueba y hace ver que la religión enseña en teoría. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 127.)  

90. Los Espíritus proclaman un Dios único, soberanamente justo y bueno; dicen que el hombre es libre y responsable de sus actos, recompensado o castigado por el bien o el mal que haya hecho; ponen por encima de todas las virtudes la caridad evangélica y la siguiente regla sublime enseñada por Cristo: hacer a los otros lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 128.)  

91. El Espiritismo es ante todo una ciencia y no se ocupa de cuestiones dogmáticas. Está fundado en la existencia de un mundo invisible, formado por seres incorpóreos que pueblan el espacio y que son las almas de los que han vivido en la Tierra, o en otros globos. Son los seres a los que llamamos Espíritus, que nos rodean y ejercen sin cesar una gran influencia sobre los hombres, y desempeñan un papel activo en el mundo moral y, hasta cierto punto, en el físico. El Espiritismo está, pues, en la Naturaleza. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 129.)  

92. Está basado, por lo tanto, en principios independientes de las cuestiones dogmáticas. Sus consecuencias morales están todas dentro del sentido del Cristianismo, porque de todas las doctrinas es la más esclarecida y la más pura. (Cap. I, Diálogo Tercero, pág. 130.) (Continúa en el próximo número.)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. Muchas personas dicen que si existiese la reencarnación recordaríamos las vidas pasadas. ¿Por qué, entonces, no recordamos lo que fuimos ni lo que hicimos?

El olvido temporal del pasado es un beneficio que la Providencia concede a la criatura humana. La experiencia se adquiere, muchas veces, por rudas pruebas y terribles expiaciones, cuyo recuerdo sería muy penoso y aumentaría las angustias y tribulaciones de la vida presente. Libre de las reminiscencias de un pasado molesto, el hombre puede vivir con más libertad, mientras que su recuerdo perturbaría las relaciones sociales y sería una traba al progreso. (Qué es el Espiritismo, capítulo I, Diálogo Segundo, págs. 115 y 117.)

B. Allan Kardec dice que en el Espiritismo hay dos partes. ¿Cuáles son éstas y qué representan?

Una es la parte experimental, que se relaciona con el fenómeno. La otra es la doctrina filosófica. Hay personas que no han visto nada y, sin embargo, creen sólo por el estudio que han hecho de la parte filosófica. Para ellas, el fenómeno de las manifestaciones es accesorio. El fondo es la doctrina, la ciencia, la que mejor resuelve una multitud de problemas antes considerados insolubles. (Obra citada, capítulo I, Diálogo Segundo, pág. 119.)

C. Se acostumbra decir, naturalmente: la filosofía de Platón, la doctrina de Marx, el pensamiento de Hegel. ¿Podemos también llamar al Espiritismo la doctrina kardecista o kardecismo?

Hay entre el Espiritismo y los otros sistemas filosóficos una diferencia capital: todos estos últimos son obra de hombres más o menos esclarecidos, mientras que el Espiritismo es obra de los Espíritus, en la cual Kardec no tiene el mérito de la invención de un solo principio. Podemos, pues, decir: la filosofía de Platón, de Descartes, de Leibnitz, pero nunca se podrá decir: la doctrina de Allan Kardec, lo que hace incorrecto el vocablo kardecismo e inadecuada la expresión doctrina kardecista. (Obra citada, capítulo I, Diálogo Segundo, págs. 119 y 120.)
 

 

 


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