WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
   
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 9 - N° 428 - 23 de Agosto de 2015 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

Qué es el Espiritismo

Allan Kardec

(Parte 6)
 

Damos continuidad al estudio del libro Qué es el Espiritismo, obra lanzada en París en julio de 1859. El estudio será presentado en 19 partes. Las páginas citadas en el texto sugerido para la lectura se refieren a la 20ª edición publicada por la Federación Espírita Brasileña. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del presente texto. 

Preguntas para debatir 

A. Los incrédulos quisieran presenciar los fenómenos para poder creer. Se les dice que para eso deben tener fe. ¿Cómo puede alguien tener una fe anticipada, si no le dan los medios de convicción que la persona necesita para creer?

B. ¿Cuál fue el punto de partida de las ideas espíritas modernas?

C. Los Espíritus, ¿son seres abstractos o poseen algún revestimiento que los identifica?

Texto para la lectura

53. Los juicios precipitados en ese asunto, como en todas las cosas, son siempre peligrosos, porque pueden ser desmentidos por los hechos que aún no se han observado. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 86.)

54. Los Espíritus tienen su manera de juzgar las cosas, la cual no siempre concilia con la nuestra. Ellos ven, piensan y obran según otros elementos, mientras que nuestra vista está limitada por la materia. Ciertos pormenores, que para nosotros son importantes, pueden ser triviales a sus ojos; en cambio, a veces le dan importancia a cosas cuyo verdadero alcance se nos escapa. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 88.)

55. Para comprender a los Espíritus es necesario que nos elevemos con el pensamiento por encima del horizonte material y moral, y nos coloquemos en su punto de vista, pues no son ellos los que deben descender a nuestro nivel. Los Espíritus aprecian a los observadores asiduos y concienzudos. (Cap. I, Diálogo Segundo, págs. 88 y 89.)

56. La idea de la existencia de los Espíritus no preexistía, ni salió del cerebro de nadie; nos fue dada por los mismos Espíritus, y todo lo que después hemos sabido sobre ellos, nos ha sido enseñado por ellos. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 91.)

57. ¿Quiénes son los habitantes del mundo espiritual? ¿Son seres aparte, extraños a la Humanidad? ¿Son buenos o malos? La experiencia permitió solucionar estas cuestiones. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 91.)

58. Hay médiums de efectos físicos, es decir, aptos para producir fenómenos materiales, como golpes, movimientos de cuerpos, etc. Hay médiums auditivos, parlantes, videntes, dibujantes, músicos, escribientes. Esta última facultad es la más común, la que mejor se desarrolla con el ejercicio y también la más precisa. (Cap. I, Diálogo Segundo, pp. 94 y 95.)

59. La cualidad esencial de un médium está en la naturaleza de los Espíritus que lo asisten, en las comunicaciones que recibe, más que en los medios de ejecución. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 95.)

60. No se debe intentar ninguna prueba mediúmnica antes de un cuidadoso estudio. Las comunicaciones de ultratumba están rodeadas de más dificultades de las que se piensa; no están exentas de inconvenientes, e incluso de peligros, para los que no tienen la experiencia necesaria. (Cap. I, Diálogo Segundo, pp. 95 e 96.)

61. Los Espíritus serios sólo concurren a las reuniones serias, donde son llamados con recogimiento y para cosas serias. No se prestan para responder preguntas de curiosidad, de prueba, o con una finalidad trivial. Los frívolos están por todos lados; se callan en las reuniones serias, pero toman la revancha en las reuniones frívolas, divirtiéndose, burlándose y respondiendo a todo sin que les importe la verdad. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 97.)

62. Aquél que no quiere darse el trabajo de estudiar, está guiado más por la curiosidad que por el deseo real de instruirse. Ahora bien, los Espíritus no aprecian a los curiosos. La codicia también les resulta antipática y rechazan prestar algún servicio a esas personas. (Cap. I, Diálogo Segundo, pág. 98.) (Continúa en el próximo número.)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. Los incrédulos quisieran presenciar los fenómenos para poder creer. Se les dice que para eso deben tener fe. ¿Cómo puede alguien tener una fe anticipada, si no le dan los medios de convicción que la persona necesita para creer?

Hay un error en esa proposición. No se exige la fe anticipada de quien quiere estudiar. Lo que se exige es buena fe, que es además, algo muy diferente. (Qué es el Espiritismo, capítulo I, Diálogo Segundo, págs. 86 y 87.)

B. ¿Cuál fue el punto de partida de las ideas espíritas modernas?

He aquí, según Kardec, la marcha de las cosas: se produjeron fenómenos espontáneos, tales como ruidos extraños, golpes, movimientos de objetos, etc., sin causa ostensible conocida, bajo la influencia de ciertas personas. Luego se reconoció en esos ruidos y movimientos un carácter intencional e inteligente, de lo que se concluyó que: Si todo efecto tiene una causa, todo efecto inteligente tiene una causa inteligente. ¿Quién era? Ella misma respondió, declarando que pertenecía a los seres incorpóreos llamados Espíritus. La idea de los Espíritus no preexistía ni fue consecutiva, es decir, no salió del cerebro de nadie, sino fue dada por los mismos Espíritus. Los hechos que siguieron reforzaron esa idea y, poco tiempo después, nacía la Doctrina Espírita. (Obra citada, capítulo I, Diálogo Segundo, págs. 89 a 91.)

C. Los Espíritus, ¿son seres abstractos o poseen algún revestimiento que los identifica?

Los Espíritus poseen una envoltura, a la que Kardec le dio el nombre de periespíritu, especie de cuerpo fluídico, vaporoso, diáfano, invisible en estado normal, pero que en ciertos casos puede volverse visible y hasta tangible. (Obra citada, capítulo I, Diálogo Segundo, págs. 92 y 93.)

 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita