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Año 9 - N° 419 - 21 de Junio de 2015
ANDRÉ LUIZ ALVES JR.   
locutorandreluiz@hotmail.com     
Curitiba, PR (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

André Luiz Alves Jr.

Reencarnación: aspectos históricos y científicos


Reencarnar es volver a la vida física, renacer en otro cuerpo. Esa es la idea central de diversas doctrinas religiosas, principalmente las orientales. En el occidente, la teoría de la reencarnación es ampliamente divulgada por el Espiritismo. Para comprender la pluralidad de las existencias es necesario creer en la inmortalidad del alma.

Según la Doctrina Espírita, la pluralidad de las existencias es la prueba de la misericordia divina. Solamente a través de la reencarnación tenemos la oportunidad de progresar moralmente, corrigiendo nuestras imperfecciones y perfeccionando nuestras cualidades. La reencarnación constituye pues, una Ley natural.

El paso de los Espíritus por la carne es así justificado por el Espiritismo:
 

132. ¿Cuál es la finalidad de la encarnación de los Espíritus?

— Dios la impone con el fin de llevarlos a la perfección: para unos, es una expiación; para otros, una misión. Pero, para llegar a esa perfección, ellos deben sufrir todas las vicisitudes de la existencia corpórea; en esto es que está la expiación. La encarnación tiene aún otra finalidad, que es la de poner el Espíritu en condiciones de enfrentar su parte en la obra de la Creación. Es para ejecutarla que él toma un aparato en cada mundo, en armonía con la materia esencial del mismo, a fin de en el cumplir, de aquel punto de vista, las órdenes de Dios. Y de esa manera, concursando para la obra general, también progresar. (El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec.)

La reencarnación no partió del Espiritismo

La doctrina de las vidas sucesivas, también llamada Palingenesis, del griego Palin (nuevo) y génesis (nacimiento) se relaciona con la historia de las antiguas civilizaciones. Los primeros registros acerca de la reencarnación parten de los hindúes 5.000 años a.C. Un poco más tarde, los egipcios también hicieron anotaciones sobre el tema: “Antes de nacer, la criatura ya vivió y la muerte no es el fin.” (Papiro egipcio, 3000 a.C.)

Los grandes pensadores, precursores del Espiritismo y de la idea cristiana, discutieron ampliamente la cuestión en sus escuelas filosóficas. Pitágoras decía ser la reencarnación de Euforbo, hijo de Panto, que fue muerto por Menelao en la Guerra de Troya:

 

"El alma nunca muere, sino recomienza una nueva vida, cambia de domicilio, tomando otra forma. En cuanto a mí, ya fui Euforbes, en tiempo de la guerra de Troya y me acuerdo perfectamente bien de mi nombre y de mis padres, así como fui muerto en combate con el rey de Esparta... Pero aunque viviendo en varios cuerpos, el alma es siempre la misma, pues sólo cambia la forma.” (Pitágoras 572 - 492 a.C.)

Sócrates, considerado por muchos el mayor filósofo del mundo occidental, también expresó su pensamiento en relación al asunto. A pesar de no dejar ningún documento registrado, sus enseñanzas fueron anotadas e inmortalizadas por sus discípulos: “Estoy convencido de que vivimos nuevamente y que los vivos emergen de los que murieron y que las almas de los que murieron están vivas”. (Sócrates, 469 – 399 a.C.)

Platón, que fue fuertemente influenciado por Sócrates y Pitágoras, se hizo el gran divulgador de la doctrina de la reencarnación. Sus registros son apuntados por diversos teólogos para justificar el objeto en cuestión: "Oh tú, muchacho o joven que te juzgas abandonado por los dioses, sepa que, si te hicieras peor, irás a estar con las peores almas, o si mejor, irás a juntarte a las mejores almas, y en toda sucesión de vida y muerte harás y sufrirás lo que un igual puede merecidamente sufrir en las manos de iguales. Es esta la justicia de los cielos".  "Aprender es recordar." (Platón, 427 - 347 a.C.) 

La reencarnación como dogma judío

En Israel existían dos escuelas filosóficas que dominaban la clase espiritual de la época, los fariseos y los saduceos. La primera, formada por representantes de clase media, era más flexible y creía en la reencarnación, pero utilizaba el término resurrección para designar la idea del retorno del alma a la vida física. “Ellos [los fariseos] también creían que las almas tenían una fuerza inmortal dentro de ellas y que bajo la tierra ellas serán premiadas o castigadas, según ellas hubieran vivido virtuosamente o en vicio esta vida; y estas  últimas son mantenidas en una prisión eterna, mientras que las primeras tendrán el  poder de vivir nuevamente.” (Flavio Josefa – Antigüedades)

Ya los saduceos, en más pequeño número, eran representados por la alta sociedad. Sus miembros eran conservadores y no creían, de forma alguna, en la inmortalidad del alma y por consecuencia en la reencarnación.

¿Pero por qué mencionar aquí las creencias judaicas?

La respuesta es simple, Jesús era judío y antes de iniciar sus predicaciones probablemente haya recibido la misma formación religiosa de su pueblo. El Evangelio de Lucas nos cuenta que a los 12 años Jesús viajó con los padres de Nazarét a Jerusalén para celebrar el Pessach, la Pascua judaica; ese hecho puede demostrar el contacto de Jesús con la religión judaica.

Jesús y la reencarnación       

Mucho se debate sobre las enseñanzas de Jesús. Cada religión enfatiza aquello que mejor le conviene, utilizando los registros bíblicos para fundamentar sus creencias. Partiendo de esa proposición, podemos citar algunos pasajes bíblicos que pueden ser relacionados a la doctrina de la reencarnación.

Analicemos un tramo bíblico que refiere el diálogo entre el Nazareno y un doctor de la ley judaica, Nicodemos: “En verdad, en verdad os digo que nadie puede ver el reino de Dios si no nace de nuevo. Le preguntó, entonces, Nicodemos: ¿Cómo puede nacer un hombre ya viejo? ¿Puede volver a entrar en el vientre de su madre, para nacer por segunda vez? Jesús respondió: En verdad, en verdad os digo que aquel que no naciera del agua y del espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne es carne, y lo que es nacido del espíritu es espíritu. No te maravilles de haberte dicho: Necesario os es nacer de nuevo. El viento sopla dondequiera, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene, ni para dónde va; lo mismo se da con todo aquel que es nacido del espíritu”. (João, capítulo III, vv. 1 a 12.)

En ese tramo, Jesús demuestra que es preciso nacer nuevamente para adentrar en el reino de Dios, o sea, para llegar a la perfección. Este es el principio de la pluralidad de las existencias. Otro segmento bíblico que nos ofrece subsidios para confirmar la hipótesis de que Jesús hablaba sobre reencarnación dice respecto a su explicación a los apóstoles con relación a Elías y Juan Bautista: “Es verdad que Elías ha de venir y restablecer todas las cosas; pero yo os declaro que Elías ya vino y ellos no lo conocieron y lo trataron como les pareció. Es así que harán sufrir al Hijo del Hombre. Entonces, sus discípulos comprendieron que fue de Juan Bautista que él había hablado”. (Mateo, cap. XVII, vv. 10 a 13 y Marcos, cap. IX, vv. 11 a 13.)

Ahora, aquí nos parece muy clara la idea de la trasmigración del alma. Si Juan Bautista era Elías, este hecho sólo puede ser explicado por la reencarnación, pues Juan Bautista y Elías fueron dos personas distintas, con cuerpos físicos diferentes. Si la creencia de la doctrina de la reencarnación fuera contraria a las enseñanzas de Jesús, ciertamente él la habría combatido, como hizo con tantas otras creencias conservadoras.

La reencarnación como creencia del Cristianismo primitivo

Algunos estudiosos defienden que la teoría de la reencarnación era aceptada entre los cristianos primitivos. De hecho, teólogos famosos y doctores de la iglesia como Orígenes, San Clemente, San Jerónimo e incluso San Agustín, exponían sus opiniones en favor de la pluralidad de las existencias: 

 

“Toda alma viene para este mundo fortalecida por las victorias o debilitadas por las derrotas de su vida anterior. Su lugar en este mundo es determinado por sus méritos o deméritos anteriores. Su trabajo en este mundo determina su lugar en el mundo que seguirá después de este.” (De Principiis  y Contra Celsum - Orígenes)

 

“¿No habré yo vivido en otro cuerpo, en alguna parte, antes de entrar en el útero de mi madre? (Confesiones – San Agustín)

La propuesta de las vidas sucesivas habría resistido hasta el año 553, cuando el emperador Justiniano convocó el 2º Concilio de Constantinopla para combatir las ideas de Orígenes, que eran adoptadas por la Iglesia.

¿Por qué Justiniano intervino en una cuestión religiosa?

Se cree que su esposa, la emperatriz Teodora, antes de casarse, habría sido una prostituta. Para que este hecho no comprometiera su reputación, Teodora determinó el asesinato de todas las prostitutas de la región, aproximadamente quinientas. Ese hecho causó mucha revuelta en los cristianos que eran reencarnacionistas; ellos la acusaron de asesinato. Muchos pasaron a comentar que Teodora habría que volver a la vida quinientas veces para pagar por los crímenes cometidos. La emperatriz, por su parte, pasó a odiar la doctrina de la reencarnación y, por eso, solicitó al marido que tomara una actitud con relación al hecho. El emperador, que había iniciado una persecución a Orígenes desde el año 543, organizó el concilio y ordenó de forma autoritaria que cualquier idea relacionada a la reencarnación fuera proscrita del Cristianismo.

La realización de ese concilio no contó con la presencia de todos los obispos. Los representantes de Roma y la gran mayoría del obispado occidental no participaron de la asamblea. De ese modo, Justiniano consiguió fácilmente la aprobación de sus intereses. Los participantes del concilio resolvieron, por lo tanto, sustituir la creencia de la reencarnación por la creencia en la resurrección. La decisión final del 2º Concilio de Constantinopla que dice respecto al asunto es la siguiente: “Quién sostenga la mítica creencia en la preexistencia del alma y la opinión, consecuentemente extraña, de su vuelta, sea anatema”.

Esta decisión se refleja hasta hoy en la doctrina cristiana. El gobierno de Justiniano cambió el rumbo del Cristianismo de forma significativa. La Iglesia de Roma alteró el discurso y acabó por influenciar las doctrinas protestantes.

Por ese motivo, la espiritualidad mayor trabaja para fortalecer el Espiritismo, que surge con la propuesta de rescatar el Cristianismo primitivo.

La reencarnación a los ojos de la ciencia

Existen diversas investigaciones científicas sobre reencarnación en todo el mundo, inclusive en Brasil. Uno de los mayores y más complejos estudios realizados hasta ahora fue acogido en la Universidad de Virginia en los Estados Unidos. Un grupo de investigadores, inicialmente liderado por el psiquiatra Ian Stevenson, que murió en 2007, estudia hace décadas los casos en que personas dicen recordar sus vidas pasadas. EL Dr. Stevenson pasó 37 años registrando y analizando testimonios de niños que alegaban tener recuerdos nítidos de otras vidas. Algunos registros, de hecho, impresionan.

Niños que desde muy pronto despiertan talentos innatos para diversos campos del conocimiento son considerados un misterio a los ojos de la ciencia. Pequeños genios como Mozart, que compuso su primera canción a los 5 años de edad, y tantos otros ejemplos de pequeños con conocimiento inusual, aún permanecen inexplicablemente.

¿No sería más justo admitir que exista un conocimiento anterior que pueda justificar esos talentos? ¿Cómo niños que ni fueron alfabetizados desarrollan complejas habilidades en diferentes áreas, recordando situaciones ajenas a la presente existencia?

Fueron esas observaciones que instigaron las investigaciones del Dr. Stevenson, las cuales resultaron en la publicación de materiales científicos y algunos libros sobre el tema. Parte de la comunidad científica, sin embargo, no ve con buenos ojos la posibilidad de la comprobación científica de la reencarnación. La justificación es que los estudios sobre el tema son generalmente basados en evidencias narradas, relatos de personas y comparaciones. La dificultad en ofrecer pruebas concretas es muy grande, pues comúnmente existen intervalos considerables entre una reencarnación y otra. No existiría, según tal idea, nada “palpable”.

Otro problema encontrado y citado muchas veces por el Dr. Stevenson es que sus compañeros científicos creen en las teorías materialistas como verdades absolutas y no están abiertos a nuevas posibilidades de estudio. "Si aún existiera un tribunal de inquisición, ciertamente los científicos que se dedican a ese tipo de investigación, serían quemados en la hoguera por herejía.” (Ian Stevenson)

Es importante recordar que Galileo también fue rechazado por sostener la idea de Copernico de que los cuerpos celestes giraban en torno al sol. Lo mismo ocurre hoy con tantos otros asuntos; la reencarnación es sólo uno de ellos. La diferencia es que hoy nadie está condenado a la muerte por defender sus opiniones, como en la época de Galileo.

A pesar de todas las dificultades, el Dr. Stevenson consiguió despertar el interés de buena parte de los científicos para el asunto. Las investigaciones prosiguen y cada día crecen las expectativas para la comprobación científica de la pluralidad de las existencias, a pesar de que, para algunos, las evidencias son irrefutables.

 

Referências:

A Reencarnação no Evangelho - Hugo Alvarenga Novaes

Cristianismo e Espiritismo - Léon Denis

O Evangelho segundo O Espiritismo - Allan Kardec

O Livro dos Espíritos - Allan Kardec

Twenty Cases Suggestive of Reincarnation - American Society For Psychical Research. Versão Em Português, da Editora Difusora Cultural.

 


 

 


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