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Año 9 - N° 413 - 10 de Mayo de 2015
PAULO DA SILVA NETO SOBRINHO
paulosnetos@gmail.com

Belo Horizonte, MG (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Paulo da Silva Neto Sobrinho

¿El concurso de cuántos médiums será necesario para tener el Control Universal?

 

Parte 2 e final


Aquí vemos uno de los puntos importantes del Control Universal que es el de ser los médiums extraños unos a los otros.

Kardec afirma haber recibido comunicaciones (¿correspondencias?) de cerca de mil centros espíritas serios y que puede percibir “los principios sobre los cuales esa concordancia se establece”, lo que, dentro del contexto, está relacionado con la cuestión del principio inteligente en los animales. Recordemos que en esa época ya había sido publicada la segunda edición de El Libro de los Espíritus (18.03.1860), por lo tanto, nos parece que para asuntos “espinosos” Kardec ampliaba cada vez más su base de consulta, incluso porque, con apertura de nuevos centros espíritas, pudo haber condiciones más favorables de estudiar estos casos a través del intercambio con ellos.

El segundo artículo, de esa revista, tiene el título de “Autoridad de la Doctrina – Control Universal de la Enseñanza de los Espíritus”. Veamos este trecho:

Por grande, bella y justa que sea una idea, es imposible que ella una, desde el inicio, todas las opiniones. Los conflictos que de ella resultan son la consecuencia inevitable del movimiento que se opera; son aún necesarios para mejor hacer resaltar la verdad, y es útil que ocurran en el comienzo, para que las ideas falsas sean más listamente gastadas. Los Espíritas que conciban algunas de ellas, temerosos deben, pues, estar perfectamente tranquilos. Todas las pretensiones aisladas caerán, por la fuerza de las cosas delante del gran y poderoso criterio del control universal. No es a la opinión de un hombre que se unirá, es la voz unánime de los Espíritus; no será un hombre, no más nosotros que de otro, que fundará la ortodoxia espírita; no será, no más, un Espíritu viniendo a imponerse a quienquiera que sea: será la universalidad de los Espíritus comunicándose sobre toda la Tierra por orden de Dios; ahí está el carácter esencial de la Doctrina Espírita; ahí está su fuerza, ahí está su autoridad. Dios quiso que su ley se asentara sobre una base incuestionable, fue por eso que no la hizo reposar sobre la cabeza frágil de un único hombre. (KARDEC, 1993h, p. 104-105, negrita nuestra).

Queda, por lo tanto, claro que el cuestionamiento debe aún surgir, y la discusión, además de ser algo saludable, puede evitar que sigamos por una trilla llena de pedregullos. Sin embargo, lo que hemos visto es compañeros queriendo imponer sus opiniones o hallándolas ser las únicas que deben prevalecer, sin darse cuenta de que también las opiniones de ellos es individual, que además de no tener fuerza de ley, pueden ser justas o no.

Avancemos. Ahora tenemos en mano la Revista Espírita 1867, de la cual transcribiremos tramos de dos artículos. El primero es, en verdad, una pequeña nota en que se menciona el periódico Progrès Espiritualiste:

Un nuevo periódico apareciendo dos veces por mes, desde el 15 de abril, en el formato del antiguo Avenir, al cual él anuncia adhesión. El Avenir fue hecho el representante de ideas a las cuales no podíamos dar nuestra adhesión. No es una razón para que esas ideas no tengan su órgano, a fin de que cada uno esté de modo a apreciarlas, y que se pueda juzgar de su valor por la simpatía que ellas encuentran en la mayoría de los Espíritas y su concordancia con la enseñanza de la generalidad de los Espíritus. El Espiritismo no adoptando sino los principios consagrados por la universalidad de la enseñanza, sancionado por la razón y por la lógica, siempre caminó, y siempre caminará con la mayoría; es lo que hace su fuerza. No hay, pues, nada que temer de las ideas divergentes; si ellas son justas, prevalecerán, y serán adoptadas; si son falsas, caerán. (KARDEC, 1999, p. 191, negrita nuestra).

Queremos llamar la atención para el “siempre caminará con la mayoría”, pues piensan algunos que Universalidad significa unanimidad de la enseñanza, incluso porque esta palabra, algunas veces, es utilizada pareciendo tener este sentido; pero, a nuestro modo de ver, significa la “mayoría” y no “todos”.

De las consideraciones de Kardec en el artículo “Fernande – novela espírita”, transcribimos:

Se espanta, finalmente, de ver Fernande, Espíritu avanzado, sostener esta proposición de otro tiempo: “Laura se hace madre; Dios tuvo piedad de ella, y llamó a él ese niño. A veces ella viene a volverla a ver. Ella es triste, porque estando muerta sin bautismo, no gozará jamás de la contemplación divina.” Así, he ahí un Espíritu que Dios llama a él, y que es para siempre infeliz y privado de la contemplación de Dios, porque no recibió el bautismo, cuando no dependió de él recibirlo, y que la falta es del propio Dios que lo llamó muy pronto. Fueron esas doctrinas que hicieron tantos incrédulos, y se esperan hacerlas pasar con el favor de las ideas espíritas que toman raíces, engañan; se aceptarán las ideas espíritas de lo que es racional y sancionado por la universalidad de la enseñanza de los Espíritus. Si hay aún ahí de la transacción, ella es inhábil. Colocamos a ese respecto que, sobre mil centros espíritas donde las proporciones que acabamos de criticar serían sometidas a los Espíritus, de ellas novecientos noventa serán resueltas en sentido contrario.

Fue la universalidad de la enseñanza, sancionada, además de eso, por la lógica, que hizo y que completará la Doctrina Espírita. Esta doctrina agota, en esa universalidad de la enseñanza dada sobre todos los puntos del globo, por Espíritus diferentes, y en centros completamente extraños unos a los otros, y que no sufren ninguna presión común, una fuerza contra la cual lucharían vanamente las opiniones individuales, sea de los Espíritus, sea de los hombres. La alianza que se pretendía establecer de las ideas espíritas con ideas contradictorias, no pueden ser sino efímeras y localizadas. Las opiniones individuales pueden conectar a algunos individuos, pero forzosamente circunscritas, ellas no pueden conectar la mayoría, a menos de tener la sanción de esa mayoría. Repelidas por el mayor número, son sin vitalidad, y se extinguen con sus representantes.

Es decir el resultado de un cálculo todo matemático. Si, sobre mil centros, hay 990 de ellos donde se enseña la misma lección, y diez de una facción contraria, es evidente que la opinión dominante será la de 990 sobre 1000, quiere decir, la casi unanimidad. ¡Pues bien! estamos ciertos de hacer una parte muy amplia en las ideas divergentes, llevándolas a un centésimo. No formulando un principio antes de estar asegurado por el consentimiento general, estamos siempre en consonancia con la opinión de la mayoría. (KARDEC, 1999, p. 230-231, negrita nuestra).

Refuerza el hecho de que no es cuestión de unanimidad, pero, sí, de “la mayoría”, para considerarse algo nuevo, especialmente como un punto doctrinario.

En La Génesis, en el artículo “Doctrina de los ángeles caídos y de la pérdida del paraíso” hay la siguiente nota explicativa:

Cuando, en la Revue Spirite de enero de 1862, publicamos un artículo sobre la interpretación de la doctrina de los ángeles caídos, presentamos esa teoría como simple hipótesis, sin otra autoridad fuera de la de una opinión personal controvertida, porque nos faltaban entonces elementos bastantes para una afirmación perentoria. La expusimos a título de ensayo, con miras para provocar el examen de la cuestión, decidido, sin embargo, a abandonarla o modificarla, si fuera preciso. Presentemente, esa teoría ya pasó por la prueba del control universal. No sólo fue bien-aceptada por la mayoría de los espíritas, como la más racional y de más concordancia con la soberana justicia de Dios, más también fue confirmada por la generalidad de las instrucciones que los Espíritus dieron sobre el asunto. Lo mismo se verificó con la que concierne al origen de la raza adámica. (KARDEC, 2007y, p. 262, grifo nuestro).

Muy interesante Kardec dice, en su justificación, que “No sólo fue bien-aceptada por la mayoría de los espíritas”, pues valora la opinión también de los encarnados sobre determinado punto, probablemente, conectada a la cuestión de la lógica y de la razón. Esa ciertamente es la razón por la cual siempre publicaba alguna cosa esperando ver la reacción que ella provocaría en los espíritus.

Nuevamente resaltamos que “generalidad” no es unanimidad, para que quede bien entendida esa cuestión.

Creemos que dos otras palabras de Kardec, que el compañero Elio Mollo, web Era del Espíritu (www.eradoespirito.net), nos recordó, vía email, pueden añadir algo importante a nuestro estudio. La primera consta de El Libro de los Médiums, cap. III, ítem 35:

[…] Los que deseen conocer todo de una ciencia deben necesariamente leer todo lo que se halle escrito sobre la materia, o, por lo menos, lo que haya de principal, no limitándose a un único autor. Deben aún leer los pro y los contra, las críticas como las apologías, enterarse de los diferentes sistemas, a fin de poder juzgar por comparación.

Por ese lado, no preconizamos, ni criticamos obra alguna, ya que no queremos, de ningún modo, influenciar la opinión que de ella se pueda formar. Trayendo nuestra piedra al edificio, nos colocamos en las hileras.

El dice que con Kardec cierra el texto merece una buena reflexión por todos nosotros: “no alimentamos la ridícula pretensión de ser el único distribuidor de luz”.

La segunda se encuentra en la obra Catálogo Racional obras para fundarse una biblioteca espírita; eso debe parecer griego para muchos espíritas; pero, sí, querido lector, Kardec publicó una obra con este título. Veamos lo que él dice en el inicio del capítulo “Obras Contra el Espiritismo”: 

Prohibir un libro es señal de que se lo teme. El Espiritismo, lejos de temer la divulgación de los escritos publicados contra sí y prohibirles la lectura a sus adeptos, llama la atención de estos y del público para tales obras, a fin de que puedan juzgar por comparación. […]. (KARDEC, 2004, p. 85, negrita nuestra).

En esas dos palabras, se destacan esos puntos: “es prohibido prohibir”; “no se debe criticar (negativamente) obra alguna”; “no limitarse a la lectura de un sólo autor”; “leer todo, sea a favor o contra”; “debemos juzgar por comparación” y cabe “al lector separar la cizaña del trigo”. Infelizmente, nada de eso es observado por la gran mayoría de los espíritas de esa tierra de los tupiniquins.

Creemos que, aquí, tenemos buenas informaciones sobre las cuales debemos reflejar con más cariño, pues, casi todos nosotros, estamos, de forma alguna, queriendo imponer nuestras ideas a los otros sobre esa cuestión del CUEE.

Para nosotros, quedó bien claro la cuestión de no poder desconsiderar la opinión de eminentes estudiosos, debemos oírlos, sí, pero eso no quiere decir que siempre estén ciertos, sólo que debemos dar una mayor atención a lo que dicen. Y que muchos compañeros, sin tener opiniones contrarias de otros Espíritus, niegan los puntos presentados por otros, combaten ciertas ideas venidas por algunos de ellos, contrariando lo que el Codificador orienta.

Por otro lado, cuando presentamos a una persona de esa, o sea, un estudioso de la doctrina, para justificar algún punto que hallamos correcto, vemos una negación sistemática de lo que él piensa, para con eso, hacer prevalecer la opinión de quien niega el punto, es algo como que un tiro por la culata, pues, si quién niega no acepta la opinión de un estudioso, ¿por qué nosotros, que le oímos o leemos, deberemos aceptar la de él, ya que también lo que piensa es una opinión individual?

Infelizmente, no pocos son los que se comportan como siendo los dueños de la verdad; a esos, dirigimos esta frase de Kardec: “El hombre que juzga infalible su razón está muy cerca del error”. (KARDEC, 2007a, p. 38).

 

Referências bibliográficas:

KARDEC, A. A Gênese. Rio de Janeiro: FEB, 2007e.

KARDEC, A. Catálogo racional – obras para se fundar uma biblioteca espírita. São Paulo: Madras: USE, 2004.

KARDEC, A. O Livro dos Espíritos – primeira edição de 18 de abril de 1857. São Paulo: IPECE, 2004.

KARDEC, A. O Livro dos Espíritos. Rio de Janeiro: FEB, 2007a.

KARDEC, A. O Livro dos Médiuns. Rio de Janeiro: FEB, 2007b.

KARDEC, A. Obras Póstumas. Rio de Janeiro: FEB, 2006a.

KARDEC, A. Revista Espírita 1858. Araras, SP: IDE, 2001a.

KARDEC, A. Revista Espírita 1864. Araras, SP: IDE, 1993h.

KARDEC, A. Revista Espírita 1866. Araras, SP: IDE, 1993i.

KARDEC, A. Revista Espírita 1867. Araras, SP: IDE, 1999.


 

 

 


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