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Año 9 - N° 409 - 12 de Abril de 2015
ANSELMO FERREIRA VASCONCELOS   
afv@uol.com.br  

São Paulo, SP (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Anselmo Ferreira Vasconcelos

Salud espiritual: una revisión con base en las enseñanzas espíritas

 

La vida moderna exige creciente atención y cuidados con la salud. Finalmente, nuestros cuerpos, mentes y emociones son expuestos a pungentes experiencias individuales y colectivas, pero ciertamente necesarias a nuestro perfeccionamiento interior. En ese sentido, es incontestable una expresiva gama de avances significativos en la medicina y preservación de la salud humana. En otras palabras, para muchos asuntos pasamos de la mera especulación científica para certezas absolutas debidamente respaldadas por sólidos estudios. Siendo así, ya se sabe, por ejemplo, lo suficiente acerca de los males derivados del consumo exagerado de sal, azúcar, grasa, alcohol, tabaco y de la vida sedentaria. Delante de tal volumen de conocimiento producido caben a las personas simplemente cambiar sus hábitos incorporando las nuevas informaciones y/o conclusiones de la ciencia.

De lo contrario, comprometemos innecesariamente nuestras existencias por medio de incontables enfermedades ya suficientemente escudriñadas. Cumple recordar también que modernamente el concepto de salud es multifacético a medida que integra otros conceptos correspondientes. En el presente texto estamos particularmente interesados en abordar el concepto de salud espiritual a la luz de los mensajes y enseñanzas generadas por los Espíritus. Aunque exista alguna dificultad científica en lo que concierne a identificar, definir y medir la salud espiritual, lo que prevalece, sin embargo, es la comprensión general de que se trata de algo que conecta varias y distinguidas dimensiones, sin embargo sin consenso en cuanto a su funcionamiento.1,2,3

La salud está calcada en la “perfecta armonía del alma”

El Espiritismo, por su parte, nos presenta importantes alertas y recomendaciones referentes al tema, aunque no hayamos encontrado en la literatura consultada una mención o cita emanada específicamente de los Espíritus. De modo general, los comentarios y ponderaciones de los Espíritus son enfocados bajo el manto general de la salud, pero con graves e indiscutibles implicaciones y desdoblamientos para nuestra salud espiritual. Por eso todo, merecen profundas reflexiones de nuestra parte.

Como bien observa el Espíritu Joanna de Ângelis: “El ser humano está abocado a la plenitud y su proceso de iluminación es inevitable, cabiéndole el deber de estructurarse en los principios ético-morales que proporcionan armonía interior y descanso emocional”.4 Dicho de otra forma, el Espiritismo nos llama, de forma perentoria, a atender a las necesidades del Espíritu. De la misma manera que nuestro cuerpo físico carece de profilaxias adecuadas, lo mismo ocurre con nuestra alma. O sea, para que una encarnación sea exitosa es fundamental que se obtenga una expresiva suma de aciertos y avances en varias dimensiones comportamentales.

Según el Espíritu Emmanuel, en una visión algo estrecha de la medicina terrena, la salud puede estar prendida básicamente al equilibrio perfecto de los órganos materiales. Pero para el plan espiritual, la salud está calcada en la “perfecta armonía del alma”.5 Sin embargo, en función de los progresos obtenidos en la actualidad ya son propuestas concepciones teóricas más elásticas como salud espiritual o spiritual wellness. Esta última, por señal, incorpora la búsqueda de significado y propósito en la vida, el cultivo de valores intrínsecos, creencias y experiencias transcendentes y el sentido de pertenecer a una comunidad espiritual. 6

Los problemas emocionales están en la raíz de graves patologías

La salud espiritual, a su turno, es considerada tan pertinente que despreciarla tendría el mismo efecto de privarnos de alcanzar mejorías en nuestra salud física, social y mental.7 Además, así como la espiritualidad de cada individuo puede ser elevada o exigua, lo mismo puede ocurrir con su salud espiritual.8 Por lo tanto, hay varios factores que pueden impactar nuestro bienestar (salud) y en los cuales necesitamos trabajar. Más específicamente, como esclarece aún el Espíritu Joanna de Ângelis:

“La somatización de los problemas emocionales que transcurren de la inseguridad y del miedo, de la amargura y del odio, del rencor y de los celos es responsable por graves patologías orgánicas, así como las diversas enfermedades físicas, produciendo distonías emocionales y perturbaciones psíquicas lamentabais”.9

Sigue de ahí la recomendación del Espíritu Emmanuel para que cultivemos el sentimiento y el pensamiento rectos “sin los cuales el alma enferma por la carencia de equilibrio interior, imprimiendo en el aparato somático los desvaríos y las perturbaciones que le son consecuentes”.10 De manera semejante, el Espíritu Joanna de Ângelis afirma que “Creer rectamente conduce al querer rectamente”. Para la mentora, una de las razones causante de los sufrimientos ahora observados en ancha escala transcurre del “[...] querer equivocadamente, conforme la ilusión del placer inmediatista y alucinado, que elige lo dispensable en detrimento de lo esencia. [...]”.11

El Espíritu Miramez añade que en la psicosfera de la Tierra predominan, de forma temerosa, una abundancia de pensamientos de orden inferior. O sea, las formas-pensamiento de naturaleza enferma existentes en profusión y que son “[...] capaces de influenciar dos tercios de la humanidad para las cosas de las sombras” con tanta sutileza, que, no es raro, ni siquiera desconfiamos. 12

El decálogo de la preservación de nuestra salud espiritual

Así pues, se atribuye la prevalencia del miedo, ansiedad, ganancia, egoísmo y orgullo las dificultades para la acción de la espiritualidad mayor, particularmente en lo que concierne a la inspiración a la población general, liderazgos, gobernantes, científicos e investigadores.13

El Espíritu André Luiz nos ofrece una rica y detallada, así entendemos, guía relativa a la preservación de nuestra salud espiritual. El mentor sugiere la necesidad de:


1. Mantengamos nuestro corazón en paz, independientemente de la complejidad y de la gravedad de las situaciones que nos afligen. Él recuerda que todo pertenece a Dios.
2. Buscamos el cumplimiento riguroso del deber. No hay como alcanzar el equilibrio físico sin la obtención de la armonía espiritual.
3. Cultivemos el hábito de la oración, de modo a mantener la defensa del cuerpo y del alma.
4. Ocupemos nuestro tiempo disponible con la realización de tareas útiles, pero sin abdicar del reposo indispensable. Las mentes vacías son más susceptibles a las sugerencias formuladas por las tinieblas.
5. Estudiemos siempre. Las buenas ideas alimentan el alma e impactan positivamente las células orgánicas.
6. Evitemos el descontrol emocional, especialmente los derivados de la cólera.
7. Excedernos a lo largo del hábito de la maledicencia.
8. Desarrollemos una respiración pautada por largas aspiraciones y de tomar el baño diario. El aire puro es visto como alimento y la limpieza es una obligación.
9. Comamos poco. Los excesos a la mesa sólo nos perjudican.
10. Empleemos la paciencia y el perdón incontablemente. Al final, todos nosotros hemos sido tolerados por la misericordia divina. 14
 

La conducta compasiva y tolerante nos aproxima a Dios

Las sugerencias de los Espíritus son extremadamente sabias y vitales para que desarrollemos los recursos necesarios para el cultivo de nuestra salud espiritual y tengamos una trayectoria exitosa. Fundamentalmente, el repaso de la literatura nos permitió vislumbrar que ellas priman por el enfoque holístico, pues comprenden cosas de naturaleza trascendental, intelectual, comportamental, emocional e incluso física. En resumen, el ser humano necesita mirarse siempre por la perspectiva ética y moral en sus decisiones y acciones, pues estas le dan paz y armonía interior. De la misma forma, la elaboración constante de pensamientos rectos y el regular emocional nos impiden sufrir las caídas morales. La conducta compasiva y tolerante nos aproxima a Dios. Finalmente, cuantas personas en este mundo fracasan clamorosamente por descuidar de esas dimensiones básicas.

Millones de criaturas humanas se han hecho esclavas de adicciones deletéreas (inclusive alimentarías) que están gradualmente arruinando sus cuerpos, dañando irremediablemente sus mentes, comprometiendo su futuro en esta y en otras vidas. Por otro lado, llega a ser chocante la falta de empeño en la búsqueda de lecturas que habiliten las almas para vuelos superiores del intelecto y del alma. La abundancia de distracciones y la obsesión por el uso de smartphones, videojuegos y las redes sociales consumen un tiempo precioso. Por lo tanto, establecer aspiraciones elevadas y motivarse para realizarlas denota madurez del alma.

La criatura humana no puede abdicar de estar próxima de la naturaleza aunque esporádicamente en búsqueda de la meditación y de la recomposición de las energías. Los beneficios de la plegaria le dan la sustentación e inspiración necesarias para la continuidad de la jornada. Por fin, los cuidados con nuestra salud espiritual son esenciales para nuestro equilibrio y progreso interior.


Notas bibliográficas:

1. VADER, J.-P. Spiritual health: the next frontier. European Journal of Public Health, v. 16, n. 5, p. 457, 2006.
2. VAZIN, D. (2013). Spirituality and health: implications for policy and practice. Doctoral dissertation, University of La Verne, 2013, p. IV.
3. WESTGATE, C.E. Spiritual wellness and depression. Journal of Counseling and Development, v. 75, n. 1, 1996, p. 27.
4. FRANCO, D.P. (Pelo Espírito Joanna de Ângelis). Atitudes renovadas. Salvador: Livr. Espírita Alvorada Editora, 2009, p. 11.
5. XAVIER, F.C. (Pelo Espírito Emmanuel). O consolador. 7ª edição. Rio de Janeiro: FEB, 1977, p. 66.
6. Por exemplo, WESTGATE, C.E. Spiritual wellness and depression. Journal of Counseling and Development, v. 75, n. 1, p. 26-35, 1996; PANDEY, A., GUPTA; R.K.; ARORA, A.P. Spiritual climate of business organizations and its impact on customers’ experience. Journal of Business Ethics, v. 88 n. 2, p. 313–332, 2008; SWARBRICK, M. A wellness approach. Psychiatric Rehabilitation Journal, v. 29, n. 4, p. 311-314, 2006.
7. VADER, J.-P. Spiritual health: the next frontier. European Journal of Public Health, v. 16, n. 5, p. 457, 2006.
8. FISHER, J.W. Understanding and assessing spiritual health. In: Marian de Souza, Leslie J. Francis, James O'Higgins-Norman, Daniel G. Scott (eds), International handbook of education for spirituality, care and well-being (International handbooks of religion and Education, Vol. 3. Springer Science+Business Media B.V., p. 69-88, 2009.
9. FRANCO, D.P. (Pelo Espírito Joanna de Ângelis). Plenitude. Niterói: Arte & Cultura, 1991, p. 50.
10. XAVIER, F.C. (Pelo Espírito Emmanuel). Pensamento e vida. 4ª edição. Rio de Janeiro: FEB, 1975, p. 78.
11. FRANCO, D.P. (Pelo Espírito Joanna de Ângelis). Plenitude. Niterói: Arte & Cultura, 1991, p. 80.
12. MAIA, J.N. (Pelo Espírito Miramez). Saúde. 16ª edição. Belo Horizonte: Ed. Espírita Fonte Viva, 2010, p. 45.
13. NEVES, M. Nossa hora no planeta. In: DURGANTE, C.E.A. e AGUIAR, P.R.D.C. (Org.). Conectando Ciência, Saúde e Espiritualidade. Vol. 2. Porto Alegre: Francisco Spinelli, 2014, p. 115.
14. XAVIER, F.C. (Pelo Espírito André Luiz). Aulas da vida. Cap. 12 - Preceitos de saúde. São Paulo: Ideal, 1981, p. 44-46.
 


 

 

 


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