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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 8 - N° 408 - 5 de Abril de 2015

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

La Génesis

Allan Kardec

(Parte 47)
 

Damos continuidad al estudio metódico del libro La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 6 de enero de 1868.  Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del presente texto.

Preguntas para debatir

A. ¿En qué consiste el fenómeno de la doble vista?

B. ¿Cuál es el papel del periespíritu en los fenómenos de la doble vista?

C. Ya que la visión espiritual no se opera por medio de los ojos del cuerpo, ¿existe una luz espiritual?

Texto para la lectura

928. Parece que en tiempos de Jesús, los obsesos y poseídos fueron muy numerosos en Judea, lo cual le daba la oportunidad de curar a muchos. Sin duda, los malos Espíritus habían invadido ese país y causado una epidemia de posesiones. Sin presentar el carácter de una epidemia, las obsesiones individuales son muy frecuentes y se presentan bajo aspectos muy variados que, no obstante, por el conocimiento profundo del Espiritismo se descubren fácilmente. A menudo pueden producir consecuencias nocivas para la salud, ya sea agravando afecciones orgánicas ya existentes, u ocasionándolas.

929. Al revelar la causa del mal, el Espiritismo abre una nueva senda al arte de curar y suministra a la Ciencia el medio para alcanzar el éxito allí donde, hasta hoy, casi siempre ve fracasar sus esfuerzos por no atacar la causa primera del mal.

930. Los fariseos decían que Jesús expulsaba a los demonios con el auxilio de los mismos demonios. Según ellos, el bien que Jesús hacía era obra de Satanás; no pensaban que, si Satanás se expulsase a sí mismo, cometería una gran insensatez. Se debe notar que los fariseos de aquel tiempo consideraban que toda facultad trascendente, y por ese motivo calificada como sobrenatural, era obra del demonio porque, en su opinión, Jesús obtenía su poder del diablo.

931. Resurrecciones – Habiendo pasado otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, después de desembarcar, una gran multitud se reunió a su alrededor. Entonces, un jefe de la sinagoga, llamado Jairo, vino a su encuentro y, acercándose a Él, se postró a sus pies para suplicarle con gran insistencia, diciendo: “Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para curarla y salvarle la vida”. Jesús fue con él, acompañado de una gran multitud que lo apretujaba. Cuando Jairo aún hablaba, vinieron personas que eran sus dependientes y le dijeron: Tu hija ha muerto; ¿para qué vas a incomodar al Maestro haciéndolo ir más lejos?  Pero Jesús, al oír esto, dijo al jefe de la sinagoga: No te aflijas,  cree solamente. Y no permitió que le acompañase nadie sino Pedro, Santiago y Juan, hermano de Santiago.

932. Al llegar  a la casa del jefe de la sinagoga, vio una aglomeración confusa de personas que lloraban y daban grandes gritos. Entrando, les dijo: ¿Por qué hacéis tanto alboroto y  lloráis? Esta niña no está muerta, sólo está dormida. Y se burlaban de Él. Pero Jesús, haciendo salir a toda la gente del lugar, llamó al padre y a la madre de la niña y a los que habían venido con Él, y entró en el lugar donde estaba la niña acostada. Tomó su mano y le dijo: Talitha cumi, es decir: Hija mía, levántate, yo te lo ordeno. En ese mismo instante la niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años, y todos quedaron maravillados y asombrados. (Cf. Marcos, cap. V, v. 21 a 43.)

933. El hijo de la viuda de Naín – Al día siguiente, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naín; lo acompañaban sus discípulos y una gran multitud. Cuando estaba cerca de la puerta de la ciudad, sucedió que llevaban a enterrar a un muerto, que era hijo único de su madre, la cual era viuda. Y había con ella un gran número de personas de la ciudad.

934. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores. Después, acercándose, tocó el féretro y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces, dijo: Joven, levántate, yo te lo ordeno. Inmediatamente, el muchacho se sentó y comenzó a hablar. Y Jesús lo entregó a su madre. Todos los que estaban presentes quedaron asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros y Dios ha visitado a su pueblo. (Cf. Lucas, cap. VII, v. 11 a 17.)

935. Sería contrario a las leyes de la Naturaleza y, por lo tanto, milagroso, el hecho que un individuo realmente muerto vuelva a la vida corporal. Ahora bien, no es necesario recurrir a ese orden de hechos para tener una explicación de las resurrecciones que Jesús realizó. Si aun en la actualidad las apariencias engañan a veces a los profesionales, los accidentes de esa naturaleza debían ser mucho más frecuentes en un país donde no se tomaba ninguna precaución al respecto y donde el entierro era inmediato.

936. Es, pues, muy probable que en los dos casos citados sólo se tratase de un síncope o un letargo. El mismo Jesús dice positivamente respecto a la hija de Jairo: Esta niña no está muerta, sólo está dormida. Dado el poder fluídico que Él tenía,  no es sorprendente que ese fluido vivificante, impulsado por una fuerte voluntad, haya reanimado los sentidos entumecidos; que incluso haya hecho volver al cuerpo el Espíritu a punto de abandonarlo, siempre que el lazo periespiritual todavía no estuviese definitivamente roto. Para los hombres de aquella época, que consideraban muerto al individuo cuando dejaba de respirar, había resurrección en tales casos.

937. La resurrección de Lázaro no invalida de ningún modo este principio. Hacía cuatro días, dicen, que Él estaba en el sepulcro; pero se sabe que hay letargos que duran ocho días y hasta más. Agregan que ya olía mal, lo que es un signo de descomposición. Este alegato tampoco prueba nada, dado que en ciertos individuos hay descomposición parcial del cuerpo, incluso antes de morir, y en tal caso hay olor a podrido. La muerte sólo se produce cuando son atacados los órganos esenciales para la vida. ¿Y quién podía saber que Lázaro ya olía mal? Su hermana María lo dijo. Pero, ¿cómo lo sabía ella? Lo suponía, porque hacía ya cuatro días que Lázaro había sido enterrado; pero, no podía tener ninguna certeza.

938. Jesús camina sobre las aguas – Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y pasaran a la otra ribera antes que Él, mientras se quedaba para despedir a la gente. Después de haberla despedido, subió a un monte para orar y, cuando llegó la noche, se encontró solo en aquel lugar. Mientras tanto, la barca era fuertemente azotada por las olas en medio del mar, porque el viento era contrario. Pero en la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.

939. Cuando ellos lo vieron andando sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡Es un fantasma! Y comenzaron a gritar de miedo. Jesús les dijo entonces: Tranquilizaos, soy yo, no tengáis miedo. Pedro le respondió: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a tu encuentro caminando sobre las aguas. Jesús le dijo: Ven. Pedro, descendiendo de la barca, caminaba sobre las aguas al encuentro de Jesús. Pero al ver un viento fuerte, tuvo miedo; y como empezó a hundirse, clamó: Señor, sálvame. Entonces Jesús, extendiéndole la mano, le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando subieron a la barca, cesó el viento. Entonces, los que estaban en la barca, se acercaron  y le adoraron diciendo: Verdaderamente, eres hijo de Dios. (Cf. Mateus, cap. XIV, v. 22 a 33.)

940. Este fenómeno encuentra su explicación natural en los principios expuestos en el cap. XIV, nº 43, de esta obra. Ejemplos análogos prueban que nada hay imposible para Él, ni milagroso, porque se produce bajo la acción de las leyes de la Naturaleza.

941. Se puede producir de dos maneras. Jesús, aunque estuviese vivo, puede aparecer sobre el agua, con una forma tangible, mientras su cuerpo está en otro lugar. Esta hipótesis es la más probable. Incluso es fácil descubrir en el relato ciertos rasgos característicos de las apariciones tangibles. Por otro lado, también  puede haber sucedido que su cuerpo haya sido suspendido y su peso neutralizado por la misma fuerza fluídica que sostiene una mesa en el aire sin punto de apoyo. El mismo efecto se ha producido muchas veces con cuerpos humanos. 

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿En qué consiste el fenómeno de la doble vista?

La doble vista, o vista espiritual, es la vista psíquica, de la cual muchas personas son dotadas, a menudo a su pesar, mediante la cual pueden ver a los Espíritus desencarnados. La doble vista generalmente es llamada videncia. (La Génesis, cap. XIV, ítem 22.)

B. ¿Cuál es el papel del periespíritu en los fenómenos de la doble vista?

Su papel es absoluta importancia. Lazo de unión entre la vida corporal y la vida espiritual, es en las propiedades y la irradiación del periespíritu donde se encuentra la causa de la doble vista. En la doble vista o percepción por el sentido psíquico, el individuo no ve con los ojos del cuerpo; ve con los ojos del alma y la prueba está en que ve muy bien con los ojos cerrados y ve lo que está mucho más allá del alcance de su campo visual. (La Génesis, cap. XIV, ítems 22 y 23.)

C. Ya que la visión espiritual no se opera por medio de los ojos del cuerpo, ¿existe una luz espiritual?

Sí. La luz material está hecha para el mundo material; para el mundo espiritual, existe una luz especial cuya naturaleza desconocemos pero es,  sin duda, una de las propiedades del fluido etéreo, adecuada a las percepciones visuales del alma.

Hay, pues, luz material y luz espiritual. La primera emana de focos circunscritos a los cuerpos luminosos; la segunda tiene su foco en todas partes. Esa es la razón por la cual no hay obstáculos para la visión espiritual, que no la detiene ni la distancia ni la opacidad de la materia, y no existe para ella la oscuridad. El mundo espiritual está, pues, iluminado por la luz espiritual, que tiene sus efectos propios, como el mundo material está iluminado por la luz solar. (La Génesis, cap. XIV, ítems 24 y 25.)

 
 

 


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