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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 8 - N° 400 - 8 de Febrero de 2015

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

La Génesis

Allan Kardec

(Parte 39)
 

Damos continuidad al estudio metódico del libro La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 6 de enero de 1868.  Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del presente texto.

Preguntas para debatir

A. ¿El Espiritismo produce milagros?

B. ¿En qué consisten los fenómenos espíritas?

C. ¿Cuál es la variedad de médiums más numerosa?

Texto para la lectura

745. La constitución íntima del periespíritu no es idéntica en todos los Espíritus encarnados o desencarnados que pueblan la Tierra o el espacio circundante. No sucede lo mismo con el cuerpo carnal que, como  fue demostrado, se forma con los mismos elementos, cualquiera que sea la superioridad o inferioridad del Espíritu.

746. La envoltura periespiritual de un Espíritu se modifica con el progreso moral que éste realiza en cada encarnación, aunque reencarne en el mismo medio. Por lo tanto, los Espíritus superiores que encarnan excepcionalmente en misión en un mundo inferior, poseen un periespíritu menos grosero que el de los nativos de ese mundo.

747. El medio siempre guarda relación con la naturaleza de los seres que deben vivir en él: los peces, en el agua; los seres terrestres, en la atmósfera; los seres espirituales en el fluido espiritual o etéreo, incluso sobre la Tierra. El fluido etéreo es para las necesidades del Espíritu, lo que la atmósfera para los encarnados.

748. Ahora bien, del mismo modo que los peces no pueden vivir en el aire ni los animales terrestres en una atmósfera muy rarificada para sus pulmones, los Espíritus inferiores no pueden soportar el esplendor ni la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían en medio de esos fluidos, porque el Espíritu no muere, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados de allí, como la criatura terrestre se aparta de un fuego muy ardiente o de una luz muy deslumbrante.

749. Esa es la razón por la que no pueden salir del medio apropiado a su naturaleza; para  cambiar de medio necesitan cambiar antes de naturaleza, despojarse de los instintos materiales que los retienen en los medios materiales; en una palabra, que se depuren y se transformen moralmente. Entonces, gradualmente se irán identificando con un medio más depurado, que se vuelve para ellos una necesidad, como los ojos de quien ha vivido largo tiempo en las tinieblas, se habitúan paulatinamente a la luz del día y al fulgor del Sol.

750. Así, todo en el Universo se une, todo se eslabona; todo está sometido a la gran y armoniosa ley de unidad, desde la materialidad más compacta, hasta la espiritualidad más pura. La Tierra es como un recipiente del que escapa un humo espeso que se va aclarando a medida que se eleva y cuyas partículas rarificadas se pierden en el espacio infinito.

751. Tienen razón los que dicen: “La fe se va perdiendo”. Pero, la fe que se extingue es aquella que rechaza el buen sentido y la razón; es la fe igual a la que en otra época llevó a decir: “¡Los dioses se van!” Pero la fe en las cosas serias, la fe en Dios y en la inmortalidad del alma, está siempre viva en el corazón del hombre y por más que haya sido sofocada bajo un montón de historias pueriles con las cuales se la reprimió, ella resurgirá más fuerte cuando se sienta liberada, así como la planta oprimida que se reanima cuando la bañan los rayos del sol.

752. Acción de los Espíritus sobre los fluidos – Los fluidos espirituales, que constituyen uno de los estados del fluido cósmico universal, propiamente hablando, son la atmósfera de los seres espirituales; son el elemento de donde ellos extraen los materiales sobre los cuales operan; forman el medio donde ocurren los fenómenos especiales, perceptibles a la vista y al oído del Espíritu, pero que escapan a los sentidos carnales, impresionables sólo por la materia tangible; son el medio donde se forma la luz peculiar del mundo espiritual; y por último, son el vehículo del pensamiento, como el aire lo es del sonido.

753. Los Espíritus actúan sobre los fluidos espirituales, no manipulándolos como los hombres manipulan los gases, sino empleando el pensamiento y la voluntad. El pensamiento y la voluntad son para los Espíritus lo que la mano es para el hombre. Mediante el pensamiento, imprimen a esos fluidos tal o cual dirección, los aglomeran, combinan o dispersan, organizan con ellos conjuntos que presentan determinada apariencia,  forma o color; cambian sus propiedades, como un químico cambia la de los gases o de  otros cuerpos, combinándolos según ciertas leyes. Es el gran taller o laboratorio de la vida espiritual.

754. Algunas veces, esas transformaciones son el resultado de una intención; otras, son el producto de un pensamiento inconsciente. Basta que el Espíritu piense en algo, para que esto se produzca, así como basta que module un aria para que ésta repercuta en la atmósfera. Así, por ejemplo, un Espíritu se hace visible a un encarnado que posea vista psíquica, bajo la apariencia que tenía cuando estaba vivo en la época en que éste lo conocía, aunque haya pasado por muchas encarnaciones después de esa época.

755. Se presenta con el traje y los signos exteriores – enfermedades, cicatrices, miembros amputados, etc. – que tenía entonces. Un decapitado se presentará sin cabeza. Eso no quiere decir que haya conservado esa apariencia, por cierto, porque como Espíritu no es cojo, ni manco, ni tuerto, ni decapitado; lo que sucede es que al regresar su pensamiento a la época en que tenía tales defectos, su periespíritu toma instantáneamente su apariencia, la cual deja de existir luego que el mismo pensamiento cesa de actuar en aquel sentido. Entonces, si una vez fue negro y después fue blanco, se presentará como blanco o negro, según la reencarnación a la que se refiera su evocación y a la que se transporte su pensamiento.

756. Por un efecto análogo, el pensamiento del Espíritu crea fluídicamente los objetos que utiliza habitualmente. Un avaro manipulará oro, un militar llevará sus armas y su uniforme, un fumador su pipa, un labrador su carreta y sus bueyes, y una anciana su rueca. Para el Espíritu, que también es fluídico, estos objetos fluídicos son tan reales como lo son en el estado material para el hombre vivo; pero debido a que son creaciones del pensamiento, su existencia es tan fugaz como el pensamiento.

757. Siendo los fluidos el vehículo del pensamiento, éste actúa sobre los fluidos como el sonido sobre el aire; ellos nos transmiten el pensamiento, como el aire lo hace con el sonido. Se puede decir, sin temor a equivocarnos, que hay en esos fluidos ondas y rayos de pensamientos, que se entrecruzan sin confundirse, como hay en el aire ondas y vibraciones sonoras.

758. Más aún: creando imágenes fluídicas, el pensamiento se refleja en la envoltura periespiritual como en un espejo; toma cuerpo en él y allí, de cierta manera, se fotografía. Si un hombre, por ejemplo, tiene la idea de matar a otro: aunque el cuerpo material se mantenga impasible, su pensamiento pone en acción al cuerpo fluídico y reproduce todos los matices; ejecuta fluídicamente el gesto, el acto que intentó realizar. El pensamiento crea la imagen de la víctima y la escena completa es pintada como en un cuadro, tal como se desarrolla en su Espíritu. De ese modo, los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica; es así como un alma puede leer en otra alma como en un libro y ver lo que no es perceptible a los ojos del cuerpo. Pero no puede ver lo que todavía no está en el pensamiento del otro; lo que ve es la preocupación habitual del individuo, sus deseos, sus proyectos, sus propósitos buenos o malos.

759. Cualidades de los fluidos – La acción de los Espíritus sobre los fluidos espirituales tienen consecuencias de directa y capital importancia en los encarnados. Al ser esos fluidos el vehículo del pensamiento y poder modificar sus propiedades, es evidente que ellos deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los hacen vibrar, modificándose por la pureza o impureza de los sentimientos. Los malos pensamientos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen al aire respirable. Los fluidos que envuelven a los Espíritus malos, o los que éstos proyectan, son, por lo tanto, viciados, mientras que los que reciben la influencia de los buenos Espíritus son tan puros como corresponde al grado de perfección moral que ellos posean.

760. Sería imposible hacer una enumeración o clasificación de los buenos y de los malos fluidos, o especificar sus respectivas cualidades, porque su diversidad es tan grande como son los pensamientos que existen. Los fluidos no poseen cualidades sui generis, sino las  que adquieren en el medio donde se elaboran; se modifican por los efluvios de ese medio, como el aire por las exhalaciones y el agua por las sales de las capas de atraviesa.

761. Según las circunstancias, sus cualidades son, como las del agua y el aire, temporarias o permanentes, lo que los hace especialmente apropiados para la producción de tales o cuales efectos.

762. También carecen de denominaciones especiales. Como los olores, son designados según sus propiedades, sus efectos y su tipo original. Bajo el aspecto moral, llevan la marca de los sentimientos de odio, envidia, celos, orgullo, egoísmo, violencia, hipocresía, bondad, benevolencia, amor, caridad, dulzura, etc.

763. Bajo el aspecto físico, son excitantes, calmantes, penetrantes, astringentes, irritantes, dulcificantes, soporíferos, narcóticos, tóxicos, reparadores; se convierten en fuerza de transmisión, de propulsión, etc. El cuadro de los fluidos será, pues, el de todas las pasiones,  virtudes y vicios de la Humanidad y de las propiedades de la materia, y los correspondientes a los efectos que producen.

764. Como son Espíritus encarnados, los hombres tienen una parte de la vida espiritual, porque viven esa vida tanto como la vida corporal; en primer lugar, durante el sueño y, muchas veces, en el estado de vigilia. El Espíritu encarnado conserva su periespíritu con las cualidades que le son propias y que, como se sabe, no está circunscrito por el cuerpo sino que irradia a su alrededor y lo envuelve como en una atmósfera fluídica. Por su unión íntima con el cuerpo, el periespíritu desempeña un papel preponderante en el organismo. Por su expansión, pone al Espíritu encarnado en relación más directa con los Espíritus libres y también con los Espíritus encarnados.

765. El pensamiento del encarnado actúa sobre los fluidos espirituales, como el de los desencarnados, y se transmite de Espíritu a Espíritu por la misma vía y, según sea bueno o malo, sanea o vicia los fluidos ambientes.

766. Cuando estos fluidos son modificados por la proyección de los pensamientos del Espíritu, su envoltura periespiritual, que es parte constituyente de su ser y que recibe en forma directa y permanente la impresión de sus pensamientos, debe guardar, más aún, sus cualidades buenas o malas. Los fluidos viciados por los fluidos de los malos Espíritus se pueden depurar por el alejamiento de éstos, pero sus periespíritus siempre serán los mismos, mientras el propio Espíritu no se modifique.

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿El Espiritismo produce milagros?

No. A propósito de ese tema, el Espiritismo nos muestra que los hechos considerados milagrosos están en el contexto de la Naturaleza y que, por lo tanto, lo sobrenatural no existe. Lejos de extender el dominio de lo sobrenatural, el Espiritismo lo restringe hasta sus límites extremos y le arrebata su último refugio. Si bien lleva a creer en la posibilidad de ciertos hechos, por otro lado impide creer en muchos otros porque demuestra, en el ámbito de la espiritualidad, lo que es posible y lo que no lo es. No obstante, como no tiene la pretensión de haber dicho la última palabra en todas las cosas, ni siquiera en lo que es de su competencia, no se presenta como regulador absoluto de lo que es posible y da lugar a los conocimientos que están reservados para el futuro. (La Génesis, cap. XIII, ítems 4 y 8.)

B. ¿En qué consisten los fenómenos espíritas?

Los fenómenos espíritas consisten en los diferentes modos de manifestación del alma o Espíritu, ya sea durante la encarnación o en el estado de erraticidad. Por las manifestaciones que produce, el alma revela su existencia, su supervivencia y su individualidad. Se la juzga por sus efectos. Son esos efectos los que constituyen el objeto principal de las investigaciones y estudios del Espiritismo, a fin de llegar a un conocimiento más completo como sea posible de la naturaleza y de los atributos del alma, así como de las leyes que rigen al principio espiritual.

Los fenómenos espíritas son espontáneos la mayoría de las veces y se producen sin ninguna idea preconcebida en las personas con quienes se presentan y que, por regla general, son los que menos piensan en ellos. Algunos, en ciertas circunstancias, pueden ser provocados por agentes llamados médiums.

En el primer caso, el médium es inconsciente de lo que se produce por su intermedio; en el segundo, actúa con conocimiento de causa, y de ahí la clasificación de médiums conscientes y médiums inconscientes. (La Génesis, cap. XIII, ítems 9 y 12.)

C. ¿Cuál es la variedad de médiums más numerosa?

Los médiums  inconscientes son los más numerosos y con frecuencia se encuentran entre los incrédulos más obstinados, que practican el Espiritismo sin quererlo ni saberlo. (La Génesis, cap. XIII, ítem 12.)

 

 


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