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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 8 396 – 11 de Enero de 2015

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 
La Génesis

Allan Kardec

(Parte 35)
 

Damos continuidad al estudio metódico del libro La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 6 de enero de 1868.  Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del presente texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Por qué ocurren los cataclismos y las plagas destructoras?

B. ¿Es Adán el padre de la especie humana? ¿Qué Espíritus integraron la raza adámica?

C. ¿Cómo progresan los mundos?

Texto para la lectura

665. La serpiente está lejos hoy de ser considerada como el prototipo de la astucia. Se la toma aquí más por su forma que por su carácter, como alusión a la perfidia de los malos consejos que se insinúan como la serpiente y de la cual, por esta razón, el hombre muchas veces desconfía.

666. Además, se debe observar que la palabra hebrea nâhâsch, traducida como serpiente, viene de la raíz nâhâsch, que significa: encantar, adivinar las cosas ocultas, por lo que puede significar: encantador, adivino. Con esta acepción se la encuentra en el Génesis, cap. XLIV, v.5 y 15, a propósito de la copa que José hizo esconder en la alforja de Benjamín: “La copa que robaste es aquella en la que bebe mi Señor y de la que se sirve para adivinar (nâhâsch). ¿No sabes que no hay quien me iguale en la ciencia de adivinar (nâhâsch)?” – En el libro Números, cap. XXIII, v.23: “No hay encantamientos (nâhâsch) en Jacob, ni adivinos en Israel”. De allí que la palabra nâhâsch haya tomado también el significado de serpiente, reptil que los encantadores simulaban poder encantar, o de la que se servían en sus encantamientos.

667. La palabra nâhâsch recién fue traducida por serpiente en la versión de los Setenta – quienes, según Hutcheson, adulteraron el texto hebreo en muchas partes -, versión escrita en griego en el segundo siglo de la era cristiana. Su falta de exactitud se debió, sin duda, a las modificaciones que la lengua hebraica sufrió en el intervalo transcurrido, porque el hebreo del tiempo del Moisés era una lengua muerta, que difería del hebreo vulgar, tanto como el griego antiguo y el árabe literario difieren del griego y el árabe modernos.

668. Es, pues, probable que Moisés haya presentado como seductor de la mujer al deseo de conocer las cosas ocultas, suscitado por el espíritu de adivinación, lo que concuerda con el sentido primitivo de la palabra nâhâsch: adivinar, y por otro lado, con estas palabras: “Dios sabe que, cuando comáis de ese fruto, vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses. Ella, la mujer, vio que era apetecible el árbol para alcanzar la sabiduría (léaskil) y tomó de su fruto.”

669. No se debe olvidar que Moisés quería proscribir entre los hebreos el arte de la adivinación practicado por los egipcios, como lo prueba su prohibición de interrogar a los muertos y al espíritu de Pitón.

670. Si la falta de Adán consistió literalmente en haber comido un fruto, indudablemente por su naturaleza casi pueril, ésta no podría justificar el rigor con que fue castigada. Tampoco se podría admitir racionalmente que el hecho sea como generalmente se supone. Si así fuese, Dios, al considerarla como un crimen irremisible, habría condenado su propia obra, ya que había creado al hombre para su propagación. Si Adán hubiese entendido así la prohibición de tocar el fruto del árbol y se hubiese conformado escrupulosamente, ¿dónde estaría la Humanidad y qué hubiese sido de los designios del Creador?

671. Dios no había creado a Adán y Eva para que permanezcan solos sobre la Tierra; la prueba de ello está en las mismas palabras que les dirigió después de su creación, cuando  todavía estaban en el paraíso terrestre: “Dios los bendijo y les dijo: Creced y multiplicaos, llenad la Tierra y sometedla a vuestro dominio”. Puesto que la multiplicación ya era ley en el paraíso terrestre, su expulsión de allí no puede haber tenido como causa el hecho supuesto. Lo que dio crédito a esa suposición fue el sentimiento de vergüenza que Adán y Eva manifestaron al ver a Dios y que los llevó a ocultarse.

672. Entonces, ¿cuál es en definitiva esa falta tan grave que mereció la reprobación perpetua de todos los descendientes de quien la cometió? Caín, el fratricida, no fue tratado con tanta severidad. Ningún teólogo la ha podido definir con lógica, porque todos, pegados a la letra, han girado en un círculo vicioso.

673. Hoy sabemos que esa falta no es un hecho aislado, personal, de un individuo, sino que comprende bajo un hecho alegórico único, el conjunto de prevaricaciones de las que la Humanidad de la Tierra, aún imperfecta, pudo hacerse culpable y que se resume en esto: infracción a la ley de Dios. He ahí por qué la falta del primer hombre (según la suposición bíblica), símbolo de la Humanidad, está simbolizada por un acto de desobediencia.

674. Al decir a Adán que obtendría su alimento de la tierra con el sudor de su frente, Dios simboliza la obligación del trabajo; pero ¿por qué convierte al trabajo en un castigo? ¿Qué sería de la inteligencia del hombre si no la desarrollase mediante el trabajo? ¿Qué sería de la Tierra si no fuese fecundada, transformada y saneada por el trabajo inteligente del hombre?

675. Si el cultivo de la tierra fuese una consecuencia de la falta de Adán, resultaría que si Adán no hubiese pecado, la Tierra permanecería sin cultivar y los designios de Dios no se habrían cumplido. ¿Por qué dijo a la mujer que debido a la falta cometida, parirá con dolor? ¿Cómo puede el dolor del parto ser un castigo, cuando es un efecto del organismo y que está probado fisiológicamente que es ineludible? ¿Cómo puede ser un castigo algo que se produce según las leyes de la Naturaleza? Los teólogos aún no han podido explicar y no podrán hacerlo, mientras no abandonen su punto de vista.

676. Observemos, en primer lugar, que si en el momento de ser creados los dos, las almas de Adán y Eva hubiesen salido de la nada, como aún se enseña, ellos debían ser novicios en todas las cosas; ignorarían, pues, lo que es morir. Al estar solos sobre la Tierra, como estaban, mientras vivieron en el paraíso, no vieron morir a nadie. Entonces, ¿cómo podían comprender en qué consistía la amenaza de muerte que Dios les hizo? ¿Cómo Eva pudo comprender que parir con dolor sería un castigo, si acababa de nacer a la vida, nunca había tenido hijos y era la única mujer que existía en el mundo?

677. Las palabras de Dios, por lo tanto, no podían tener ningún sentido para Adán y Eva. Recién salidos de la nada, no podían saber cómo ni por qué habían aparecido y no podían comprender ni al Creador ni el motivo de la prohibición que les hizo. Sin ninguna experiencia de las condiciones de la vida, pecaron como niños que actúan sin discernimiento, lo que hace más incomprensible aún la terrible responsabilidad que Dios hizo pesar sobre ellos y sobre la Humanidad entera.

678. Sin embargo, lo que constituye un callejón sin salida para la Teología, el Espiritismo lo explica sin dificultad y de manera racional, por la preexistencia del alma y por la pluralidad de las existencias, ley sin la cual todo es misterio y anómalo en la vida del hombre. En efecto, admitamos que Adán y Eva ya habían vivido y todo lo posterior encuentra justificación: Dios no les habla como a niños, sino como a seres en estado de comprender y que le comprenden, prueba evidente de que ambos traían adquisiciones realizadas anteriormente. Admitamos, además, que hayan vivido en un mundo más adelantado y menos material que el nuestro, donde el trabajo del Espíritu sustituía al del cuerpo; que por su rebeldía contra la ley de Dios, simbolizada por la desobediencia, hayan sido apartados de ese lugar y exiliados en castigo en la Tierra, donde el hombre, por la naturaleza del globo, está obligado al trabajo corporal y reconoceremos que Dios tenía razón al decirles: “En el mundo donde viviréis de ahora en adelante, cultivaréis la tierra y obtendréis de ella el alimento, con el sudor de vuestra frente”; y a la mujer: “Parirás con dolor”, porque tal es la condición de este mundo.

679. El paraíso terrenal, cuyas huellas han sido buscadas inútilmente en la Tierra, era por lo tanto el símbolo del mundo dichoso donde vivió Adán, o más bien la raza de Espíritus que él representa. La expulsión del paraíso marca el momento en que esos Espíritus vinieron a encarnar entre los habitantes del mundo terráqueo y el cambio de situación fue la consecuencia de la expulsión. El ángel que, empuñando una espada llameante, prohíbe la entrada al paraíso simboliza la imposibilidad en que se encuentran los Espíritus de los mundos inferiores de penetrar en los mundos superiores, antes de merecerlo por su purificación.

680. Caín, después del asesinato de Abel, dijo al Señor: “Mi iniquidad es muy grande para que me pueda ser perdonada. Me expulsáis hoy de la Tierra y me ocultaré de vuestra presencia. Iré fugitivo y vagabundo sobre la Tierra por lo que cualquiera que me encuentre, me matará”.

681. Pero el Señor puso una señal sobre Caín, a fin de que no lo matasen los que lo encontraran. Así, habiéndose retirado de la presencia del Señor, Caín vagó sobre la Tierra y habitó la región oriental del Edén. Después, habiendo conocido a su mujer, ella concibió y parió a Enoc. Y construyó después una ciudad a la que llamó Enoc (Enoquia), en homenaje a su hijo.

682. Si nos atenemos a la letra del Génesis mosaico, llegaremos a estas conclusiones: Adán y Eva estaban solos en el mundo después de su expulsión del paraíso terrenal; sólo posteriormente tuvieron a sus dos hijos Caín y Abel. Ahora bien, habiéndose retirado Caín a otra región después de asesinar a su hermano, no volvió a ver a sus padres, quienes quedaron solos de nuevo. Recién mucho tiempo después, a la edad de 130 años, Adán tuvo un tercer hijo al que llamó Set, después de cuyo nacimiento todavía vivió ochocientos años, según la genealogía bíblica, y tuvo más hijos e hijas.

683. Cuando Caín se estableció al este del Edén, sólo había sobre la Tierra tres personas: su padre, su madre y él, solo, por su lado. Sin embargo, Caín tuvo mujer y un hijo. ¿Quién  podía haber sido esa mujer y de dónde pudo desposarla? El texto hebreo dice que él construyó una ciudad. Ahora bien, una ciudad supone la existencia de habitantes, ya que no presumiremos que Caín la hiciese para él, su mujer y su hijo, ni que pudiera edificarla solo.

684. De esa narración, por lo tanto, se deduce que la región estaba poblada. Ahora bien, no podía tratarse de los descendientes de Adán, pues se habían reducido a uno solo: Caín. Además, la presencia de otros habitantes se infiere igualmente de estas palabras de Caín: “Seré fugitivo y vagabundo y cualquiera que me encuentre me matará”, y de la respuesta que Dios le dio. ¿De quién podría temer que lo matase y qué utilidad tendría la señal que Dios le puso para preservarlo de ser matado, si no encontraría a nadie? Ahora bien, si había sobre la Tierra otros hombres fuera de la familia de Adán, significa que estos hombres estaban allí antes que él, de donde se deduce esta conclusión, sacada del mismo texto del Génesis: Adán no es ni el primero ni el único padre del género humano. 

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Por qué ocurren los cataclismos y las plagas destructoras?

Las plagas destructoras y los cataclismos deben ser considerados como ocasiones de llegadas y partidas colectivas, como medios providenciales para renovar la población corporal del globo y fortalecerla con la introducción de nuevos elementos espirituales más depurados. En la destrucción de un gran número de cuerpos que se produce por esas catástrofes, sólo habrá vestiduras rasgadas; ningún Espíritu perece; sólo cambian de plano. En vez de partir aisladamente, lo hacen en un grupo numeroso, esa es la única diferencia, puesto que por una causa u otra, fatalmente tendrán que partir tarde o temprano. Las renovaciones rápidas, casi instantáneas, que se producen en el elemento espiritual de la población, como efecto de las catástrofes destructoras, apuran el progreso social. Sin las emigraciones e inmigraciones que de tiempo en tiempo le dan un impulso violento, ese progreso sólo se realizaría con extrema lentitud. Es notable también que todas las grandes calamidades que diezman a las poblaciones sean seguidas siempre por una era de progreso en el orden físico, intelectual o moral, y como consecuencia, en el estado social de las naciones que las experimentan. Es que éstas tienen por finalidad operar una transformación en la población espiritual, que es la población normal y activa del globo. (La Génesis, cap. XI, ítems 35 y 36.)

B. ¿Es Adán el padre de la especie humana? ¿Qué Espíritus integraron la raza adámica?

No. Adán no puede ser considerado el padre de la especie humana. De acuerdo con la enseñanza de los Espíritus, fue una colonia de Espíritus llegada de otra esfera, la que dio nacimiento a la raza simbolizada en la persona de Adán y, por esa misma razón, denominada raza adámica. Cuando ésta llegó, la Tierra ya estaba poblada desde tiempos inmemoriales como América cuando llegaron los europeos. Más adelantada que las que la habían precedido en este planeta, la raza adámica era, en efecto, la más inteligente y la que impulsó el progreso de las demás. El Génesis la describe, desde sus comienzos, como trabajadora y hábil para las artes y las ciencias, pues en realidad la componían Espíritus que ya habían progresado bastante. Como sabemos según el Génesis, Adán y sus descendientes, desde la segunda generación construyen ciudades, cultivan la tierra, trabajan los metales y sus progresos en las artes y en las ciencias son rápidos y constantes.

La raza adámica presenta todos los caracteres de una raza proscrita. Los Espíritus que la integran fueron exiliados en la Tierra, ya poblada por hombres primitivos, inmersos en la ignorancia, a quienes tuvieron como misión hacer progresar llevándoles las luces de una inteligencia desarrollada. Su superioridad intelectual prueba que el mundo de donde vinieron los Espíritus que la componen era más adelantado que la Tierra. Al haber entrado ese mundo en una nueva fase de progreso y tales Espíritus, al no haber querido, debido a su obstinación, colocarse a la altura de ese progreso, en consecuencia, fueron desterrados de allá y sustituidos por otros que lo merecieron.  (La Génesis, cap. XI, ítems 38 a 41 y 45.)

C. ¿Cómo progresan los mundos?

Los mundos progresan físicamente por la elaboración de la materia y moralmente por la depuración de los Espíritus que los habitan. Su felicidad está en relación directa con el predominio del bien sobre el mal, y el predominio del bien es el resultado el adelanto moral de los Espíritus. (La Génesis, cap. XI, ítems 43 a 45.)

 

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita