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Ano 8 - N° 389 - 16 de Noviembre de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

Los disfraces con que aparecemos en el mundo
 

La idea de que los cuerpos físicos no pasan de disfraces con que los Espíritus vienen al mundo para progresar está presente en la obra kardeciana, lo que llevó algunos estudiosos espíritas a comparar las diferentes existencias corporales a piezas de teatro donde la persona de cada actor se altera conforme el papel que deberá desempeñar.

La comparación no tiene nada de absurdo, aunque debamos resaltar que – si en la pieza teatral cada actor sigue un texto y un guion predefinidos – en la vida es la propia persona que los elabora. Es obvio que, antes mismo de reencarnar, las líneas generales de la existencia pueden estar configuradas en la llamada programación reencarnatoria, pero su desarrollo y los actos de cada día obedecen al ejercicio de nuestro libre albedrío, y no a la decisión de un autor o de un director, como se da en las piezas teatrales y en los romances.

Toda vez que hablamos en reencarnación, no nos cuesta acordar como tal concepto se insinuó en la obra de Allan Kardec. El diálogo que dio origen a las cuestiones 166 y 167 d’ El Libro de los Espíritus, la primera y principal obra de la doctrina espírita, esclarece bien el asunto: 

166. ¿Cómo puede el alma, que no alcanzó la perfección durante la vida corpórea, acabar de depurarse?“Sufriendo la prueba de una nueva existencia.”

a)     ¿Cómo realiza esa nueva existencia? ¿Será por su transformación como Espíritu? “Depurándose, el alma indubitablemente experimenta una transformación, pero para eso necesaria le es la prueba de la vida corporal.”

b)     ¿El alma pasa entonces por muchas existencias corporales? “Sí, todos contamos muchas existencias. Los que dicen el contrario pretenden manteneros en la ignorancia en que ellos  propios se encuentran. Ése es el deseo de ellos.”

c) Parece resultar de ese principio que el alma, después de haber dejado un cuerpo, toma otro, o, entonces, que reencarna en nuevo cuerpo. ¿Es así que se debe entender? “Evidentemente.”

167. ¿Cuál es el fin objetivado con la reencarnación? “Expiación, mejoramiento progresivo de la Humanidad. Sin eso, ¿dónde está la justicia?  

En cada existencia, la individualidad persiste, pero la persona y el papel a ser desempeñado por el Espíritu que retorna a la vida terrena pueden ser bien diferentes de una existencia a  otra.

Persona, en el uso coloquial, es un papel social o un personaje vivido por un actor. Se trata de una palabra italiana derivada del Latín para un tipo de máscara hecha para resonar con la voz del actor, permitiendo que fuese bien oída por los espectadores, bien como para dar al actor la apariencia que el papel exigía. 

La idea de disfrace, a que nos referimos en el preámbulo, está implícita en esta palabra y fue con tal sentido que el doctor Demeure, fallecido en 26 de enero de 1865, la utilizó en mensaje publicado en la Revue Spirite: “¡Como soy feliz! No soy más viejo ni enfermo; mi cuerpo era apenas un disfrace impuesto; soy joven y bello, bello de esa eterna juventud de los Espíritus cuyas arrugas no más surcan el rostro, cuyos cabellos no emblanquecen bajo la acción del tiempo”. (Revue Spirite de 1865, págs. 80 y 81.)

Los instructores espirituales ya la habían utilizado en la respuesta que dieron a la cuestión 738 d’ El Libro de los Espíritus,  más adelante parcialmente reproducida:

“Ahora, conforme tenemos dicho, la vida del cuerpo bien poca cosa es. Un siglo en vuestro mundo no pasa de un relámpago en la eternidad. Luego, nada son los sufrimientos de algunos días o de algunos meses, de que tanto os quejáis. Representan una enseñanza que se os da y que se os servirá en el futuro. Los Espíritus, que preexisten y sobreviven a todo, forman el mundo real. Ésos son los hijos de Dios y el objeto de toda su solicitud. Los cuerpos son meros disfraces con que ellos aparecen en el mundo”.  

Conforme Adelino Silveira relata en su libro Momentos Con Chico Xavier, en 1997 María João de Deus, madre de Chico Xavier en su última existencia, comunicó al médium que su reencarnación era inminente. He aquí como ella relató el hecho: 

“Imagine tú que tu padre necesita renacer y dice que sólo reencarna si yo viniera como la esposa de él. Fui hablar con Cidália, su segunda madre, que crio vosotros con tanto cariño y jamás hizo diferencia entre mis hijos y los de ella. Ella me contó que también necesita volver a la Tierra. Entonces yo le dice: Cidália, tú fuiste tan buena para mis hijos, hizo tantos sacrificios por ellos, soportó tantas humillaciones. Nunca me olvidé cuando tú dijiste a João Cândido que sólo se casaría con él si él fuese buscar a mis hijos que estaban dispersos por varias casas para que tú los criases. Desde mi decisión de volver al cuerpo, tengo reflexionado mucho sobre todo eso y vengo a preguntarle si ¿tú aceptarías nacer como mi primera hija? Nos abrazamos y lloramos mucho. Cuando me despedí de ella, le pregunté: ¿Cidália, hay alguna cosa que yo pueda hacer por ti cuando sea tu madre? Ella me dice:

-Doña María, yo siempre tuve mucha inclinación para la música y no pude aproximarme de un instrumento. Siempre amé el piano.

- Pues bien, mi hija. Voy a imprimir en mi corazón un deseo para que mi primera hija venga con inclinación para la música. Jesús hay de proporcionarnos la alegría de poseer un piano.” 

El hecho ilustra lo que decimos inicialmente: nuestros cuerpos son meros disfraces que atienden a determinada finalidad y después se deshacen, pero la vida verdadera, donde inexisten disfraces, prosigue en la llamada patria espiritual.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita