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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 8 382 – 28 de Septiembre de 2014

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

La Génesis

Allan Kardec

(Parte 21)
 

Damos continuidad al estudio metódico del libro La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 6 de enero de 1868.  Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del presente texto.

Preguntas para debatir

A. ¿En qué época aparecieron en la Tierra los primeros seres vivos?

B. ¿Cuándo aparecieron los primeros animales terrestres?

C. ¿Cómo se formaron las montañas en la Tierra?

Texto para la lectura

397. Período primario – El primer efecto del enfriamiento fue la solidificación de la superficie exterior de la masa en fusión y la formación de una corteza resistente, delgada al inicio, que gradualmente se espesó. Esta corteza constituye la piedra denominada granito, de extrema dureza, llamada así por su aspecto granulado. En ella se distinguen tres sustancias principales: el feldespato, el cuarzo o cristal de roca y la mica. Esta última tiene brillo metálico, aunque no es un metal.

398. La capa granítica fue, pues, la primera que se formó en el globo y es la que lo cubre por completo, constituyendo de cierto modo su esqueleto óseo. Es el producto directo de la consolidación de la materia fundida. Sobre ella y en las cavidades que presentaba su superficie fustigada se depositaron sucesivamente las capas de otros terrenos, formados posteriormente.

399. El siguiente efecto del enfriamiento fue la licuefacción de algunas materias que el aire contenía en estado de vapor, las cuales se precipitaron sobre la superficie del suelo. Hubo entonces lluvias y lagos de azufre y de betún, verdaderos riachuelos de hierro, cobre, plomo y otros metales fundidos. Al infiltrarse en las fisuras, esas materias constituyeron las vetas y filones metálicos.

400. Bajo la influencia de esos diversos agentes, la superficie granítica experimentó descomposiciones sucesivas. Se produjeron mezclas que  formaron los terrenos primitivos propiamente dichos, diferentes de la roca granítica, pero en masas confusas y sin estratificación regular. Luego, llegaron las aguas que, al caer sobre un suelo ardiente, se evaporaban de nuevo, volvían a caer en lluvias torrenciales y así sucesivamente, hasta que la temperatura les permitió permanecer en el suelo en estado líquido. Fue la formación de los terrenos graníticos que dio inicio a la serie de los períodos geológicos.

401. Tal fue el aspecto del primer período: un verdadero caos de todos los elementos mezclados, la búsqueda de la estabilidad, un período en que ningún ser vivo podía existir. Por ello, una de sus características distintivas, en geología, es la ausencia de todo vestigio de vida vegetal o animal. Con todo, es imposible señalar una duración determinada de ese período, del mismo modo que de los siguientes.

402. Período de transición – Al comienzo del período de transición, la corteza sólida granítica todavía tenía poco espesor, y ofrecía una débil resistencia a la efervescencia de las materias incandescentes que ella recubría y comprimía. Se producían, pues, numerosas dilataciones y despedazamientos, por donde se escapaba la lava interior. El suelo presentaba desigualdades poco considerables. Las aguas, poco profundas, cubrían casi toda la superficie del globo, con excepción de las partes elevadas que, al formar terrenos bajos, eran frecuentemente anegados.

403. El aire gradualmente se fue purgando de las materias más pesadas, temporalmente en estado gaseoso, las cuales, al condensarse por efecto del enfriamiento, se habían precipitado en la superficie del suelo, siendo después arrastradas y disueltas por las aguas. Una de las últimas sustancias de las que el aire tuvo que purgarse, por ser gaseoso su estado natural, fue el ácido carbónico, que era por entonces uno de sus componentes. Los espesos vapores acuosos que se elevaban desde todas partes de la inmensa superficie líquida, volvían a caer como lluvias abundantes y calientes, y oscurecían el aire. Sin embargo, los rayos del Sol comenzaban a aparecer, a través de esa atmósfera brumosa.

404. En esa época, empezaron a formarse las capas de terrenos sedimentarios, depositadas por las aguas cargadas de limo y de materias diversas, apropiadas para la vida orgánica. Aparecieron entonces los primeros seres vivos del reino vegetal y del reino animal. Es de destacar que la vida se manifiesta por todas partes, luego que las condiciones le son propicias, y que cada especie nace cuando se producen las condiciones apropiadas para su existencia.

405. Los primeros seres orgánicos que aparecieron sobre la Tierra fueron los vegetales de organización menos complicada, designados en botánica con los nombres de criptógamos, acotiledóneos, monocotiledóneos, es decir, líquenes, setas, musgos, helechos y plantas herbáceas. Todavía no aparecían árboles de tronco leñoso, sino sólo los de la especie palmera, cuyo tallo hasta esponjoso es análogo al de las hierbas.

406. Los animales de este período, que aparecieron después de los primeros vegetales, fueron exclusivamente marinos: en primer lugar poliperos, radiados, zoófitos, animales cuya organización simple y, por así decirlo, rudimentaria, se aproxima en máximo grado a la de los vegetales. Más tarde, aparecieron los crustáceos y peces de especies que ya no existen.

407. Bajo el imperio del calor y de la humedad, y debido al exceso de ácido carbónico diseminado en el aire, gas inadecuado para la respiración de los animales terrestres, pero necesario para las plantas, los terrenos expuestos se cubrieron rápidamente de una vegetación exuberante, al mismo tiempo que las plantas acuáticas se multiplicaban en el seno de los pantanos. Plantas que en la actualidad son simples hierbas de pocos centímetros, alcanzaban una altura y grosor prodigiosos.

408. Como consecuencia del desplazamiento de las aguas, los terrenos que producían esas masas de vegetales quedaron sumergidos, cubiertos de nuevos sedimentos terrosos, mientras que los que se quedaban al descubierto se adornaban, a su vez, con una vegetación semejante. Hubo así muchas generaciones de vegetales alternativamente aniquiladas y renovadas. No sucedió lo mismo con los animales, que al ser acuáticos, no estaban sujetos a esas alternativas.

409. Acumulados durante una larga serie de siglos, estos residuos formaron capas de gran grosor. Bajo la acción del calor, de la humedad, de la presión ejercida por los posteriores depósitos terrosos y, sin duda, de diversos agentes químicos, gases, ácidos y sales producidos por la combinación de los elementos primitivos, aquellas materias vegetales sufrieron una fermentación que las convirtió en hulla o carbón de piedra. Las minas de hulla son, pues, producto directo de la descomposición de los depósitos de vegetales acumulados durante el período de transición. Es por eso que se encuentran en casi todas las regiones.

410. Período secundario – Con el período de transición desaparecieron la vegetación colosal y los animales que caracterizaron la época, ya sea porque las condiciones atmosféricas ya no eran las mismas, o porque una serie de cataclismos haya aniquilado todo lo que tenía vida en la Tierra. Es probable que las dos causas hayan contribuido a ese cambio.

411. El período secundario se caracteriza, en cuanto al aspecto mineral, por las numerosas y fuertes capas que indican una formación lenta en el seno de las aguas y señalan diferentes épocas bien caracterizadas. La vegetación crece menos rápida y es menos colosal que en período precedente, sin duda debido a la disminución del calor y la humedad, y a las modificaciones sobrevenidas en los elementos constitutivos de la atmósfera. A las plantas herbáceas y pulposas se agregan las de tallo leñoso y los primeros árboles propiamente dichos.

412. Los animales son todavía acuáticos o, cuando mucho, anfibios y la vida animal progresa poco sobre la tierra seca. Se desarrolla en el seno de los mares una prodigiosa cantidad de animales con conchas, debido a la formación de materias calcáreas. Nacen nuevos peces de organización más perfeccionada que en el período anterior. Aparecen los primeros cetáceos.

413. Los animales más característicos de esa época son los reptiles monstruosos, entre los cuales se observan: el ictiosauro, especie de pez-lagarto que llegaba a tener 10 metros de longitud; el plesiosauro, otro reptil marino, tan grande como el ictiosauro, y cuyo pescuezo, excesivamente largo, se doblaba como el del cisne; el teleosauro, que se aproxima más a los cocodrilos actuales, que parecen ser sus miniaturas; el megalosauro, lagarto enorme,  especie de cocodrilo de 14 a 15 metros de longitud; el iguanodonte, el más grande de los lagartos que aparecieron en la Tierra, de 20 a 25 metros desde la cabeza a la extremidad de la cola y sobre el hocico un cuerno óseo, semejante al de la iguana de la actualidad; el pterodáctilo, animal extraño, del tamaño de un cisne, participaba a la vez del reptil por el cuerpo, del pájaro por la cabeza, y del murciélago por la membrana carnosa que unía sus dedos prodigiosamente largos.  

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿En qué época aparecieron en la Tierra los primeros seres vivos?

Fue en el denominado período de transición, cuando las aguas, poco profundas, cubrían casi toda la superficie del globo, con excepción de las partes elevadas. Aparecieron entonces los primeros seres vivos del reino vegetal y del reino animal. Los primeros seres orgánicos que aparecieron sobre la Tierra fueron los vegetales de organización menos complicada. Los animales de este período, que aparecieron después de los primeros vegetales, fueron exclusivamente marinos: en primer lugar poliperos, radiados, zoófitos, animales cuya organización simple y, por así decirlo, rudimentaria, se aproxima en máximo grado a la de los vegetales. Más tarde, aparecieron los crustáceos y peces de especies que ya no existen. (La Génesis, cap. VII, ítems 22 a 24.)

B. ¿Cuándo aparecieron los primeros animales terrestres?

Fue en el período terciario. Durante los períodos precedentes, los terrenos que las aguas no cubrían fueron poco extensos; aun así, eran pantanosos y con frecuencia quedaban sumergidos. Por esa razón sólo había animales acuáticos o anfibios. El período terciario, en el cual se formaron varios continentes, se caracterizó por la aparición de los animales terrestres. Este período también asistió al nacimiento de los pájaros, así como al de la mayoría de las especies animales que todavía hoy existen. (La Génesis, cap. VII, ítems 31, 32 y 41.)

C. ¿Cómo se formaron las montañas en la Tierra?

Durante los períodos anteriores al terciario, la corteza sólida del globo debido a su escaso espesor, oponía una débil resistencia muy a la acción del fuego interior. Fácilmente despedazada, esa envoltura permitía que las materias en fusión se derramasen libremente por la superficie del suelo. No sucedió lo mismo cuando ganó cierto espesor. Entonces, comprimidas por todos lados, las materias incandescentes terminaron por producir una especie de explosión. Violentamente quebrada en un sinnúmero de puntos, la masa granítica quedó surcada por grietas, como un vaso resquebrajado. A lo largo de esas grietas, la corteza sólida, levantada y hundida, formó los picos, las cadenas de montañas y sus ramificaciones. Ciertas partes de la envoltura no llegaron a ser despedazadas, fueron sólo elevadas, mientras que en otros puntos se produjeron desplazamientos y hundimientos. La superficie del suelo se volvió muy desigual; las aguas, que hasta aquel momento cubrían de manera casi uniforme la mayor parte de su extensión, fueron empujadas hacia lugares más bajos, dejando en seco vastos continentes, o cumbres de montañas aisladas, formando islas. Tal fue el gran fenómeno que se produjo en el período terciario, que transformó el aspecto del globo. Pero no se produjo de manera instantánea ni simultánea en todos los lugares, sino sucesivamente y en épocas más o menos distantes. (La Génesis, cap. VII, ítems 33, 34 y 36.)

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita