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Año 8 378 – 31 de Agosto de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

Las muertes colectivas
y sus causas


Hace 18 días que la nación acompañó, incrédula, los desdoblamientos del desastre aéreo ocurrido en Santos (SP) en la mañana del día 13 de agosto, donde siete personas que ocupaban la aeronave accidentada perecieron, entre ellas el ex gobernador Eduardo Campos, de Pernambuco, candidato a presidente de la República.

Las muertes colectivas causan siempre conmoción y suscitan en todas las personas reflexiones innúmeras, como, por ejemplo, la fragilidad de la vida humana y ése – para muchos – verdadero misterio que hace con que personas tan jóvenes dejen nuestra esfera, mientras ancianos atornillados a un lecho de hospital, sin ninguna esperanza de curación, persisten por aquí.

El episodio levantó, como preveíamos, una vieja cuestión que acabó llegando hasta nosotros:

_ ¿Qué hay en la literatura espírita al respecto de muertes colectivas?

Quien primero trató del asunto, por todo lo que nos figura, fue Emmanuel en una obra escrita en 1940 y publicada en el año siguiente por la Editora de la FEB. He aquí la cuestión que le fue propuesta y su respuesta: 

250. ¿Cómo se procede la probación colectiva? – En la probación colectiva se averigua la convocación de los Espíritus encarnados, participantes del mismo débito, con referencia al pasado delictuoso y obscuro. El mecanismo de la justicia, en la ley de las compensaciones, funciona entonces espontáneamente, a través de los representantes del Cristo, que convocan los comparsas en la deuda del pretérito para los rescates en común, razón por qué, muchas veces, tituláis “dolorosa causalidad” las circunstancias que reúnen las criaturas más dispares en el mismo accidente, que les ocasiona la muerte del cuerpo físico o las más variadas mutilaciones, en el cuadro de sus compromisos individuales. (El Consolador, obra psicografada por el médium Francisco Cândido Xavier.)   

En 1957, en el cap. 18 del libro Acción y Reacción, también psicografado por Francisco Cândido Xavier, André Luiz se refirió al tema. En el libro es relatado el caso Ascânio y Lucas, acerca de los cuales el instructor Druso dijo el siguiente:

“Hace treinta años, disfruté el convivio de dos bienhechores, a cuya abnegación mucho debo en este aterrizaje de luz. Ascânio y Lucas, Asistentes respetuosos en la Esfera Superior, nos integraban en el equipo de mentores valerosos y amigos… 

Cuando los conocí en persona, ya habían se pasado varios lustros en el amparo a los hermanos perdidos y sufridores. Cultos y ennoblecidos, eran compañeros infatigables en nuestras mejores realizaciones. Ocurre, sin embargo, que después de largos decenios de lucha, en las peleas de la fraternidad santificante, suspirando por el ingreso  en las esferas más elevadas, para que les expandiesen los ideales de santidad y belleza, no demostraban la necesaria condición específica para el vuelo anhelado. Totalmente absortos en el entusiasmo de enseñar el camino del bien a los semejantes, no cogitaban de cualquier buceo en el pretérito, por eso que, muchas veces, cuando nos fascinamos por el esplendor de las cimas, ni siempre nos resta disposición para cualquier revista a las nieblas del valle… De esa manera, pasaron a desear ardientemente la ascensión, sintiéndose algo desencantados por la ausencia de apoyo de las autoridades que les no reconocían el mérito imprescindible.” (Acción y Reacción, obra psicografada por el médium  Francisco Cândido Xavier.)  

Druso dijo entonces que, llamados ambos a examen detenido, técnicos del Plano Superior les recondujeron la memoria a periodos más retrocedidos en el tiempo. Diversas fichas de observación fueron extraídas, entonces, del campo mnemotécnico, a manera de las radioscopias de los actuales servicios médicos en el mundo y, a través de ellas, importantes conclusiones surgieron a flote.

Ascânio y Lucas poseían, de hecho, créditos extensos, adquiridos en casi cinco siglos sucesivos; no obstante, cuando la gradual auscultación alcanzó el siglo XV, algo surgió que les impuso dolorosa meditación: “Arrebatadas al archivo de la memoria y a dolerles profundamente en el espíritu, después de la operación magnética a que nos referimos, reaparecieron en las fichas mencionadas las escenas de ominoso delito por ambos cometido, en 1429, luego después de la liberación de Orleáns, cuando formaban en el ejército de Joanna d’’Arc.   

Hambrientos de influencia junto a los hermanos de armas, no hesitaron en asesinar dos compañeros, arrojándolos del alto de una fortaleza en el territorio de Gátinais, sobre fosos inmundos, emborrachándose en las honrarías que les valieron, más tarde, torturantes remordimientos más allá del sepulcro”.   

En este punto, inquiridos se deseaban proseguir en el sondaje singular, respondieron negativamente, prefiriendo liquidar la deuda, antes de nuevas inmersiones en el pasado. Ascânio y Lucas suplicaron, así, el retorno al campo de los hombres, donde rescatarían el débito aludido. Como podían escoger el género de probación, en razón de los recursos morales guardados en el mundo íntimo, optaron por tareas en el campo de la aeronáutica, a cuya evolución ofrecieron sus vidas. 

Hacía dos meses – informó Druso – que los dos amigos habían desencarnado, en virtud de un accidente aéreo, teniendo sufrido, de esa manera, a pedido de ellos, la misma caída mortal  que infligieron a los compañeros de lucha en el siglo XV.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita