WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Editorial Português   Inglês    
Año 8 369 29 de Junio de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

El Campeonato Mundial de Fútbol en Brasil: una fiesta inolvidable


Es obvio que podría haber más respeto y seriedad en el trato de la cosa pública y que los costos – financieros, sociales y humanos – fuesen compatibles con lo que, de hecho, ocurrió en otros países en los últimos Campeonatos realizados. Pero, a pesar de todo, no es posible ignorar la importancia y el suceso de un evento como el Mundial de fútbol que ahora se realiza en nuestro país.

La alegría contagiosa de las multitudes que están llenando los estadios; el congraciamiento entre personas de diferentes naciones que jamás se vieron; la recepción calurosa con que europeos, norteamericanos, africanos, asiáticos, australianos, mejicanos, costarriqueños, ecuatorianos, hondureños, chilenos, uruguayos, colombianos y hasta argentinos fueron recibidos; la diversidad de los colores y de las banderas; las fiestas de los hinchas y, sobre todo, la ausencia de violencia, algo tan frecuente en los campeonatos brasileños – todo eso hace con que se torne inolvidable en la memoria de todos el Mundial de Fútbol de 2014.    

Divaldo Franco, en oportuno artículo publicado en el periódico La Tarde, edición de 19 de junio de 2014, escribió: 

“Vive la nacionalidad brasileña un momento de extraordinaria significación: ser conocido prácticamente en todo el mundo, en aquello que tiene de mejor, excluyendo los tradicionales comentarios sobre la ‘alegría y fiestas, las mulatas, el samba y el fútbol´.

El Mundial proporcionó a más de mil quinientos millones de personas que no conocen Brasil o reciben noticias, distorsionadas unas, lamentables otras, de corrupción, de crimen, de falta de respeto a los derechos democráticos, fenómeno, por cierto, que ocurre en todos los países, en unos más de que en otros, la ocasión de presentarnos desde su apertura lo que tenemos de mejor, considerándose que somos la séptima economía del mundo.  

Hay problemas gubernamentales, escasez de escuelas y de hospitales, desempleo y violencia, sin duda, pero también existen millones de ciudadanos honrados, de jóvenes dignos que disputan en las universidades e institutos de tecnología un lugar al Sol, de ancianos venerables y de niños geniales, de estudiosos de los problemas humanos y de luchadores que desean una sociedad feliz.” 

Tiene entera razón el ilustre y estimado cofrade.

El deporte, representado en este momento por el fútbol, cumple más una vez el importante papel de congraciamiento, de conciliación, de fraternidad, valores reconocidamente importantes, especialmente ahora en que nuestro planeta enfrenta crisis políticas, económicas y sociales en casi todos lugares.

El Campeonato Mundial a que asistimos nos probó también que es posible animar los equipos sin pelear, que es posible jugar sin ofender, que es posible asistir a un juego de fútbol sin violencia, con mujeres y niños presentes en los estadios. 

El mundo puede también conocer el espíritu cordial del pueblo brasileño, que sabe recibir las personas y que es, de su natural, un pueblo alegre, pacífico y organizado, aunque, como sabemos, insatisfecho con los desmanes, la falta de seriedad y la corrupción que infestan la administración y la escena política de nuestro aún joven país.




 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita