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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 7 345 – 12 de Enero de 2014

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 



El Cielo y el Infierno

Allan Kardec

(Parte 14)
 

Continuamos el estudio metódico del libro “El Cielo y el Infierno, o la Justicia Divina según el Espiritismo”, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 1º de agosto de 1865. La obra integra el llamado Pentateuco Kardeciano. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Qué nos recomienda el Espiritismo para perfeccionar nuestra alma y reprimir las malas tendencias que traemos del pasado?

B. Existe un único medio para abreviar los sufrimientos de los Espíritus recién desencarnados. ¿Qué medio es ése?

C. ¿Qué le ocurrió a Sanson en los últimos momentos de su existencia corporal?

D. ¿Cómo los Espíritus felices enfrentan la muerte y la felicidad de los hombres en la Tierra?

Texto para la lectura

120. Para que cada uno trabaje por su depuración, reprima sus malas inclinaciones y domine sus pasiones, es necesario que abdique a las ventajas inmediatas en favor de su futuro, puesto que para identificarse con la vida espiritual, encaminando hacia ella todas las aspiraciones y prefiriéndola a la vida terrena, no basta creer en ella sino comprenderla. (Segunda Parte, cap. I, ítem 14.)

121. El espírita serio no se limita a creer, porque comprende, y comprende porque razona; la vida futura es una realidad que se desarrolla sin cesar ante sus ojos; una realidad que él toca y ve, por así decir, en todos los instantes, de manera que la duda no puede apoderarse de él o tener cabida en su alma. La vida corporal, tan limitada, se empequeñece ante la vida espiritual, la verdadera vida. ¿Qué le importan los incidentes de la jornada, si comprende la causa y la utilidad de las vicisitudes humanas cuando son soportadas con resignación? (Segunda Parte, cap. I, ítem 14.)

122. Por los conocimientos que proporciona, los sentimientos que inspira, las disposiciones en las que coloca al Espíritu, haciéndole comprender la necesidad de mejorarse, el Espiritismo facilita en gran medida la salvación e, incluso, nos da los medios de facilitar el desprendimiento de otros Espíritus que dejan la envoltura material, abreviando su turbación por medio de la oración y la evocación. Por la oración sincera, que es una magnetización espiritual, se provoca la desagregación más rápida del fluido periespiritual; por la evocación juiciosa, sabia, prudente y reconfortadora, se combate el entorpecimiento del Espíritu, ayudándolo a reconocerse más pronto. (Segunda Parte, cap. I, ítem 15.)

123. A partir del cap. II de la Segunda Parte, esta obra presenta las comunicaciones de 65 Entidades Espirituales ubicadas en las más diversas condiciones: 17 felices, 6 en condiciones medianas, 9 sufrientes, 9 suicidas, 5 criminales arrepentidos, 5 endurecidos y 14 casos correspondientes a expiaciones terrestres. “No los hemos buscado  - informa el Codificador - entre los personajes más o menos ilustres de la antigüedad, cuya situación pudo haber cambiado considerablemente después de la existencia que conocimos de ellos, y que por esto no podrían ofrecer pruebas suficientes de autenticidad. Al contrario, tomamos esos ejemplos de las circunstancias más comunes de la vida contemporánea, porque así cada cual puede encontrar más similitudes y sacar, por comparación, las más provechosas instrucciones.” (Segunda Parte, cap. I, nota de Kardec después del ítem 15.)

124. Cuanto más cerca está de nosotros la existencia terrestre de los Espíritus, se hace más fácil averiguar su identidad. (N.R.: De hecho, la identidad de los que vivieron hace mucho tiempo es difícil de conocer por diversos factores, y uno de ellos es el cambio de carácter que puede haber tenido con el paso del tiempo. Así es que, si evocásemos a Publio Lentulus, no encontraríamos más al orgulloso y tradicional senador romano, sino a Emmanuel, con ideas muy distintas a las que profesaba el senador.) (Segunda Parte, cap. I, nota de Kardec después del ítem 15.)

125. Antiguo miembro de la Sociedad Espírita de París, fallecido el 21/4/1862 después de un año de terribles sufrimientos, Sanson había pedido a Kardec que lo evocase. Para satisfacer su deseo, evocándolo lo más pronto posible, Kardec se dirigió con algunos compañeros de la Sociedad a la sala mortuoria donde, en presencia del cuerpo, una hora antes de su sepultura, fue hecha la evocación. Días después, Sanson se comunicó también en la Sociedad de Estudios Espíritas de París. (Segunda Parte, cap. II, ítem I.)

126. Sanson agradeció el llamado, pero dijo que estaba muy débil, que temblaba. En seguida, comparando la situación de aquél momento con la de dos días atrás, dijo: “Mi situación es muy dichosa; estoy regenerado, renovado, como se dice allí, no siento más mis antiguos dolores. La transición de la vida terrena a la de los Espíritus me dejó al principio en un estado de confusión, porque algunas veces permanecemos muchos días privados de lucidez. Pero yo había hecho un pedido a Dios para que me permita hablar a los que amo, y Dios me escuchó.” Sanson informó en seguida que en su caso fueron necesarias ocho horas para recobrar la lucidez de sus ideas. (Segunda Parte, cap. II, ítem I, preguntas 2 a 4.)  

127. Kardec preguntó a Sanson si el momento de la muerte es acompañado de alguna sensación dolorosa. “Sí, sin duda – respondió el Espíritu -, pues la vida es una serie continua de dolores, de los cuales la muerte es el complemento. Sucede allí una ruptura violenta, como si el Espíritu tuviese que hacer un esfuerzo sobrehumano para escapar de su envoltura, esfuerzo que absorbe todo el Ser y le hace perder el conocimiento de su destino.” Kardec agregó a la respuesta de Sanson esta observación: “Este caso no es general, porque la experiencia prueba que muchos Espíritus pierden la conciencia antes de expirar, y que en quienes han alcanzado cierto grado de desmaterialización el desprendimiento se produce sin esfuerzo”. (Segunda Parte, cap. II, ítem II, pregunta 4.)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Qué nos recomienda el Espiritismo para perfeccionar nuestra alma y reprimir las malas tendencias que traemos del pasado?

Para que cada cual trabaje por su depuración, reprima las malas inclinaciones y domine sus pasiones, es necesario que abdique a las ventajas inmediatas en favor de su futuro, puesto que para identificarse con la vida espiritual, encaminando hacia ella todas las aspiraciones y prefiriéndola a la vida terrena, no basta creer en ella sino comprenderla. Debemos considerar esa vida bajo un punto de vista que satisfaga al mismo tiempo a la razón, a la lógica, al buen sentido y al concepto que tenemos de la grandeza, la bondad y la justicia de Dios. Considerado desde este punto de vista, el Espiritismo es, de todas las doctrinas filosóficas que conocemos, la que ejerce la más poderosa influencia por la fe inquebrantable que proporciona. (El Cielo y el  Infierno, Segunda Parte, cap. I, ítem 14.)

B. Existe un único medio para abreviar los sufrimientos de los Espíritus recién desencarnados. ¿Qué medio es ése?

El arrepentimiento es el único medio de abreviar sus sufrimientos. Y puede ser facilitado por medio de la oración sincera, que provoca una desagregación más rápida del fluido periespiritual, y de la evocación conducida con sabiduría y prudencia, con palabras benevolentes y reconfortadoras. De esa manera, se combate el entorpecimiento del Espíritu, ayudándolo a reconocerse más pronto e infundiendo en él, si está sufriendo, el arrepentimiento. (Obra citada, Segunda Parte, cap. I, ítem 15.)

C. ¿Qué le ocurrió a Sanson en los últimos momentos de su existencia corporal?

El mismo Sanson, en mensaje post mortem, dijo que había conservado sus ideas hasta el último instante. Cuando ya no veía, presentía. Toda su existencia se presentó ante su memoria y su último pensamiento, la última plegaria, fue para que pudiese comunicarse mediúmnicamente al llegar al plano espiritual. (Obra citada, Segunda Parte - SANSON, cap. II, ítem I, preguntas 7 y 8.)

D. ¿Cómo los Espíritus felices enfrentan la muerte y la felicidad de los hombres en la Tierra?

La encaran sin ningún temor. En el caso de Sanson, él se vio rodeado de numerosos, buenos y fieles amigos y una alegría sin igual les irradiaba su semblante. “Lo que vi no tiene nombre en el lenguaje  humano”, afirmó Sanson. Y agregó: “Sabed que la felicidad, tal como vosotros la entendéis, es una ficción. Vivid sabiamente, santamente, conforme la caridad y el amor, y os haréis merecedores a las impresiones y delicias que el mayor de los poetas no sabría describir”. (Obra citada, Segunda Parte, cap. II - SANSON, ítem I, pregunta 9; e ítem II, pregunta 8.)

 

 

 


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