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Año 7 332 – 6 de Octubre de 2013
VINÍCIUS LOUSADA          
vlousada@hotmail.com      
Bento Gonçalves, RS (Brasil) 
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Vinícius Lousada

Espiritismo,
¿de qué se trata?


Entonces, ¿qué es el Espiritismo?

Oportunamente, el profesor Herculano Pires tuvo la ocasión de afirmar: “El Espiritismo, nacido ayer, a mediados del siglo pasado, es hoy el Gran Desconocido de los que lo aprueban y lo elogian y de los que lo atacan y critican”. (1) Esa afirmación acaba por hacernos entender que esa joven filosofía espiritualista aún es ignorada, sea por parte de sus adeptos, sea por sus detractores.

En el tiempo de Kardec, como aún hoy, aquellos que nada saben del Espiritismo tienden a tomarlo por lo que el no es: una religión más o secta, con sus misterios, supuestos sacerdotes dedicados a consultar en la penumbra los muertos para los fines más variados, conforme la prodigalidad de la imaginación del crítico, por su parte, incapaz de ser tenido en serio incluso por el más caritativo adepto del Espiritismo, en función de la falta de compromiso de la crítica infundada con la verdad. Opinar sobre lo que se desconoce revela la liviandad de lo opinado.

Por otro lado, la afirmación de Herculano está diciéndonos que los espíritas necesitan conocer bien el Espiritismo, estudiando a fondo la doctrina kardecista para así edificar en el alma la convicción de los principios filosóficos que dicen adoptar, aprovechándolos para su progreso espiritual.

Pero, para atender a la cuestión propuesta en el título de este texto, es importante considerar las anotaciones de Allan Kardec en el sentido de formular un concepto de la Doctrina de los Espíritus. Dice el maestro: “El Espiritismo es, a la vez, una ciencia de observación y una doctrina filosófica. Como ciencia práctica, consiste en las relaciones que se pueden establecer con los Espíritus; como filosofía, comprende todas las consecuencias morales decurrentes de esas relaciones”. (2)

De hecho, en ese mismo libro él define nuevamente al Espiritismo en la misma tríada apuntada arriba. Dice él: “El Espiritismo se presenta bajo tres aspectos diferentes: el de las manifestaciones, el de los principios y de la filosofía que de ellas transcurren y el de la aplicación de esos principios”. (3) El aspecto de las manifestaciones consiste en el ángulo experimental o científico donde estas son objeto de observación, y está relacionado al paradigma de las ciencias positivas del siglo XIX, aunque Kardec no se confine en el al estructurar las bases de una ciencia delineada en la colaboración inter-existencial(4), cuyo método y consecuencias filosóficas nacen en la asociación establecida por él con médiums y Espíritus en la investigación perseverante de las comunicaciones espontáneas o de aquellas obtenidas mediante la evocación de Espíritus.

Veamos que el concepto apuntado señala al Espiritismo como una ciencia filosófica con consecuencias morales y, como en los escritos de Allan Kardec ninguna palabra es vana, hábito del educador Rivail que buscaba tener exactitud en lo que escribía para bien comunicar sus ideas, busquemos estudiar aquí las categorías de pensamiento “ciencia”, “filosofía” y “moral” para construir una comprensión sobre la naturaleza del Espiritismo, con miras a la pregunta generadora de esta reflexión.

Para tanto, tomo la libertad de recurrir a un diccionario de filosofía, que considero didáctico y cuya familiaridad con el mismo nace de lo cotidiano de mi oficio de profesor. Se trata del Dicionário Básico de Filosofia. (5)   

Ciencia Espírita

Allí encontramos un concepto más clásico y otro que puede ser considerado moderno sobre el vocablo ciencia. Los autores del diccionario consideran ciencia como un conjunto de conocimientos adquiridos metódicamente, sistematizados y capaces de ser transpuestos didácticamente para la enseñanza, con miras a su apropiación y difusión. Ciencia puede ser concebida como una modalidad de saber formada por una gama de adquisiciones intelectuales que pretende dar una explicación racional y objetiva de la realidad, o de algún fenómeno. Y yo añadiría: a través del control, experimentación y universalización de resultados.

Vale recordar, como dice Edgar Morin, que “Las teorías científicas surgen de los espíritus humanos en el seno de una cultura hic et nunc”. (6) De ese modo, la parte experimental del Espiritismo, en su fundación, está sumergida en un contexto que lo matiza con las tintas de la racionalidad científica de aquella época, que era de trayectoria positivista, nada no obstante, Kardec extrapola de forma productiva los límites impuestos por el paradigma científico entonces dominante.

El Espiritismo, siendo ciencia de observación, tiene por objeto de investigación las relaciones de los Espíritus con el mundo corpóreo, como aseveró en el pasado Kardec en la obra Que es el Espiritismo. Su metodología de investigación está bien descrita por él en El Libro de los Médiums, de donde se concluye un modo seguro de luchar con los Espíritus en reuniones serias. A través de esa metodología fue quitado el velo que encubría parte de la percepción del mundo invisible y nos hizo entrever la inmortalidad del alma atestada por los hechos que la mediumidad presenta.

Por los registros presentes en la Revista Espírita, publicada por Kardec de 1858 a 1869, se comprende que en las reuniones de la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, fundada por el maestro en 1858, el diálogo con los Espíritus tenía una finalidad educativa bien clara, siendo ella un principio orientador de la empleada. El maestro, al dirigir los trabajos mediúmnicos, evocaba Espíritus Superiores para preguntarles sobre temas filosóficos de gran profundidad, a través de los médiums que actuaban en la Sociedad. Otras veces las comunicaciones se presentaban de forma espontánea. Incluso con los Espíritus sufridores, al colaborar con la educación de ellos por la palabra fraternal y esclarecedora, Kardec pinzaba saberes útiles para el camino del ser humano en el mundo, con miras a la evolución espiritual de encarnados y desencarnados.

Jamás tomó cualquier Espíritu como revelador privilegiado y ni las tesis de ellos como verdades absolutas. Hacía comparación de las enseñanzas, tanto aquellos cogidos en las reuniones en París como los oriundos de correspondencia con otros grupos, recibidos a través de médiums desconocidos de aquellos primeros. Otras veces la enseñanza espontánea en diversos grupos de localidades distintas convergía para la Sociedad de París y, en todos los casos, el maestro emprendía el examen racional y la comparación de las comunicaciones, extrayendo de ese modo, en el elemento común, un postulado filosófico del Espiritismo o una enseñanza digna de llamarse espírita, por no tratarse de un sistema de ideas particular de un Espíritu o de un sólo médium. Kardec llamó ese medio de verificación como control universal de la enseñanza de los Espíritus. (7)

Otro elemento interesante de la Ciencia Espírita transcurre del hecho de ella ser presentada como progresista, en la base kardecista, y dialogada en relación a las ciencias ordinarias. En ese sentido apuntó el insigne maestro: “El Espiritismo, marchando con el progreso, jamás será superado porque, si nuevos descubrimientos demostraran estar en error sobre un  cierto punto, él se modificaría sobre ese punto; si una nueva verdad se revelase, el la aceptará”. (8)

Filosofía Espírita

Para hacer inteligible el aspecto filosófico del Espiritismo parece ser conveniente conceptuar filosofía, mucho aunque esa tampoco sea tarea simple. Es posible ver la filosofía como ejercicio de búsqueda o “amor de la sabiduría” (Pitágoras). De esa forma, en el diccionario ya referido, encontramos la filosofía retratada como una búsqueda por la apropiación de los principios en que se estriba un saber. En la tradición filosófica, a lo largo de su Historia, la filosofía llegó a ser entendida como la totalidad del saber.

En la Edad Media fue puesta como sierva de la Teología que buscaba darle fundamento sin que la actividad filosófica debiera cuestionarla. Ya en la modernidad la filosofía aparece como la aventura de la emancipación del pensamiento religioso, estableciéndose como investigación de los “primeros principios” y así contribuyendo con la ciencia en sus fundamentos, consecuencias y con el análisis de las razones de la acción humana.

Contemporáneamente, la filosofía propone la duda, el escepticismo saludable y el pensamiento crítico en torno al ser humano, del mundo, del propio saber...

La Filosofía Espírita surge con la publicación de El Libro de los Espíritus, de donde se comprenden los principios y los desdoblamientos filosóficos, después desarrollados en las demás obras fundamentales (9) traídas a la luz. Es una filosofía que enseña el auto-conocimiento como instrumento indispensable a la evolución intelecto-moral del Espíritu y “Siendo el Espiritismo una nueva visión del hombre y del mundo, se caracteriza como un pensar filosófico, como una filosofía estructurada en la investigación del conocimiento, del ser y del universo. Teniendo base experimental, su filosofar es existencial, actúa en el mundo para modificarlo”. (10)  Añadiríamos: tiene un profundo potencial para transformar el mundo a partir del individuo. “Su fuerza está en su filosofía, en el llamamiento que dirige a la razón, al buen sentido.”(11)

Luego, el aspecto filosófico retrata los principios y enseñanzas de los Espíritus Superiores recogidos y organizados por Allan Kardec, sumados a su contribución en las reflexiones y desdoblamientos que propone a las lecciones de los inmortales en las obras fundamentales de la Doctrina. El Espiritismo desencadena, a partir de la apreciación que podemos tener de los principios que labran, una moral que conduce al adepto a la ética del amor enseñada por Jesús. Esa moral no está recluida en las teologías del cristianismo de los hombres, pero está viva en la espiritualidad subyacente al Cristianismo de Cristo, presente en el contenido de la Filosofía Espírita.

Moral Espírita

La palabra moral se refiere a las costumbres de una sociedad o cultura, en un sentido restringido. Ya, en un significado más amplio, como señala el Diccionario Básico de Filosofía, puede ser vista como sinónimo de ética, como teoría de los valores que regulan la conducta humana, de forma normativa o prescrita. Puede ser distinguida en una moral del bien y del deber, o sea, lo que define lo que es el bien para el ser humano y lo que él debe hacer.

En El Libro de los Espíritus, encontramos una concepción de moral que está en la sintonía de lo que se verifica en la explicación del término de arriba, de la moral como ética que nos apunta el sentido del bien y como realizarlo. Dicen los Espíritus interlocutores de Kardec: “La moral es la regla del bien proceder, es decir, de distinguir el bien del mal. Se funda en la observación de la ley de Dios. El hombre procede bien cuando todo hace por el bien de todos, porque entonces cumple la ley de Dios”. (12) Veamos que esa definición establece la moral en la práctica del bien, en la vivencia de la razón ética que diferencia el bien del mal, fundamentada en las Leyes Divinas, cuyo parámetro de lo que se debe hacer está en la consideración de lo que es el bien de la colectividad.

Cabe al individuo, en el areópago de la propia conciencia, hacer uso de la inteligencia para diferenciar lo que es bien y lo que es mal. (13) Un recurso disponible para evitar posibles engaños en esa diferenciación en el plan de las relaciones humanas está en la aplicación del que Kardec llamó como ley de la solidaridad o reciprocidad. (14) De hecho, el maestro afirmó en un momento: “La moral de los Espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima evangélica: Hacer a los otros lo que deseamos que los otros nos hagan", o sea, hacer el bien y no el mal. El hombre encuentra en ese principio la regla universal de conducta, aún para las menores acciones”. (15)

Sin embargo, en el procedimiento para consigo mismo, donde esa máxima no tendría alcance, el parámetro para el bien es el límite de la necesidad que la Ley Natural impone. Cuando es superado ese límite, el autor de la acción le sufre las consecuencias, como simple resultado de la ausencia de contención. El sufrimiento causado por la ausencia de límites es en consonancia con la acción emprendida, cabiendo a cada uno lo prevenirlo en la conducta moderada en todo. Ya dijo la sabiduría ancestral: ¡nada en exceso!

Encontramos proposiciones para la aplicación de la moral espírita en el análisis que Allan Kardec hace de la conducta de la persona de bien, presentando didácticamente la ética que transcurre de las enseñanzas espíritas. Merece la pena meditar sobre ese texto y percibir los caminos posibles de una conducta equilibrada y sabia que el maestro sintetiza en esta frase: “El verdadero hombre de bien es el que cumple la ley de justicia, de amor y de caridad, en su mayor pureza”. (16)

Para bien evaluar cuánto esa ética orienta nuestra conducta, consideremos que el conocimiento de sí mismo es saber fundamental, verdadera “llave del progreso individual”.(17) Practicar la ética del hombre de bien, que es la ética de Jesús, y analizarse en vista del perfeccionamiento personal son acciones que, juntas, forman indudablemente un excepcional guión para quien desea entender el Espiritismo en profundidad y dar atención al objetivo esencial de su propuesta filosófica que es hacer mejor al ser humano.

 

Notas: 

1.  PIRES, Herculano. Curso dinâmico de Espiritismo: o grande desconhecido. São Paulo: Paideia, 1979, p. 11.

2.  KARDEC, Allan. O Espiritismo em sua expressão mais simples e outros opúsculos de Kardec. Tradução Evandro Noleto Bezerra. 2. ed. Rio de Janeiro: Federação Espírita Brasileira, 2007, p. 63.

3.  O Livro dos Espíritos. Conclusão, item VII.

4.  PIRES, Herculano. Curso dinâmico de Espiritismo: o grande desconhecido. São Paulo: Paideia, 1979, p. 58.

5.  JAPIASSÚ, Hilton; MARCONDES, Danilo. Dicionário básico de filosofia. 4. Ed. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2006.

6.  MORIN, Edgar. Ciência com consciência. 13. Ed. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil, 2010, p. 25.

7.  O Evangelho segundo o Espiritismo, Introdução, item II.

8.  A Gênese: os milagres e as previsões segundo o Espiritismo. Cap. I, item 55.

9.  Caso o leitor queira saber mais sobre as obras fundamentais do Espiritismo, convido-o a ler o artigo de nossa autoria intitulado “Por que ler Kardec?”, acessível em http://saberesdoespirito.blogspot.com.br/2009/06/por-que-ler-kardec.html.

10.  RÉGIS, Jaci.  Kardec foi um filósofo? In: A Reencarnação. n º 401 - Ano I. Porto Alegre: FERGS, 1984.

11.  O Livro dos Espíritos, Conclusão, item VI.

12.  O Livro dos Espíritos, questão 629.

13.  O Livro dos Espíritos, questão 631.

14.  O Livro dos Espíritos, questão 633.

15.  O Livro dos Espíritos, Introdução ao Estudo da Doutrina Espírita, item VI.

16.  O Evangelho segundo o Espiritismo, cap. XVII, item 3.

17.  O Livro dos Espíritos, questão 919-a. 

Vinícius Lousada es educador, investigador y editor del blog
www.saberesdoespirito.blogspot.com, residente en Bento Gonçalves-RS.



 


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