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Año 7 325 – 18 de Agosto de 2013
EURÍPEDES KUHL     
euripedes.kuhl@terra.com.br    
Ribeirão Preto, SP (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Eurípedes Kuhl

Dios y el nihilismo ante las tragedias


Tamañas y tantas son las tragedias en la humanidad, personales o colectivas, que, desde todos los tiempos, “gente del pueblo” — pensadores comunes — y filósofos de gran proyección mundial siempre cuestionaron, unos y otros, sin obtener respuesta, ¿cómo es que el Creador — el Padre, Dios, finalmente —, “siendo tan amoroso, justo y creador omnipotente” según predican las religiones, máxime el Cristianismo, permite que ocurran tantas desgracias en este mundo?...

En el siglo XVII, con insospechada sinceridad, el famoso filósofo y matemático alemán Leibniz (Gottfried Wilhelm – 1646/1716), declaró, después de analizar una serie de relaciones de causa y efecto, que “vivimos en el mejor de los universos posibles creados por un Dios” — esa, una visión optimista.

En el siglo XVIII, precisamente en 1755, un terremoto en Lisboa sesgó la vida allí de cerca de sesenta mil personas y de diez mil más en la costa africana (Marruecos). En los trágicos raíles de tal tragedia, los llamados “iluministas” no perdieron el tiempo: en el calor de la tragedia erupcionaron la existencia divina, sea allá como ella se proclamara — aquí, una visión negativista.

Dudas no esclarecidas de hecho siempre existieron: la madre que pierde el hijo trágicamente cuestiona, partida de dolor: — ¿Dónde estaba Dios, en aquella hora?

El desempleado, ya exhausto y sin ánimo para nuevos intentos: — ¿Por qué Dios no me ayuda?

El cónyuge traicionado: — ¿Cómo Dios, en el altar, bendijo mi unión y ella ahora se desmoronó?

El guerrero derrotado: — ¿Cómo Dios pudo dar la victoria para mi enemigo y no oír mis plegarias?

Si Dios es Padre, ¿por qué tantas tragedias? – La mayoría de los telespectadores, ante noticias casi diarias de desastres colectivos: — ¿Cómo es que Dios no impidió tanta infelicidad?

Sobre crímenes hediondos ocurriendo e inocentes siendo víctimas: — ¿Será que Dios no está viendo eso? ¿Cómo permitió una cosa de esas?

Viéndose poblaciones enteras siendo diezmadas por dictadores crueles, o el hambre provocando la muerte de tanta gente de vida miserable, por debajo, muy abajo de la pobreza, no son pocos los que preguntan aún, sin herejía, pero sí con perplejidad: — ¿Si Dios es Padre, como dejó que pasara eso? ¿Cómo es que tantos malvados quedan impunes?...

Incluso el Papa Benedicto XVI, en su viaje a Polonia en mayo de 2006, en la visita que hizo a uno de los Campos de Concentración de Auschwitz-Birkenau (1), proclamó, bajo profunda emoción:
 

– Tomar la palabra en este lugar de horror, de acumulo de crímenes contra Dios y contra el hombre sin par en la historia, es casi imposible y es particularmente difícil y opresivo para un cristiano, para un Papa que proviene de Alemania. En un lugar como este faltan las palabras, en el fondo puede permanecer sólo un silencio aterrado, un silencio que es un grito interior a Dios: ¿Señor, por qué silenciaste? ¿Por qué toleraste todo esto?

De hecho, es aterrorizador meditar, en profunda conmoción, delante de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en la cual murieron casi 50 millones de personas, siendo asesinados cerca de 6 millones de judíos — en el designado Holocausto, referente a los 12 años (1933-1945) de persecución nazi contra los judíos, marcada por métodos bárbaros. En las tragedias inevitables, provocadas por la madre naturaleza, tales como erupciones volcánicas, tsunamis, tifones, tornados, inundaciones arrasadoras, desmoronamientos trágicos, caída de meteoros, todo resultando en muchas víctimas indefensas — bajo muerte o desamparo total —, a los supervivientes tal vez resplandezcan, aún cristianos, la interrogación: — ¿Será que Dios existe aún?

De la incredulidad en Dios surgió el nihilismo – En todas esas dolorosas cuestiones, individuales o colectivas, sesgando vidas — a veces, miles y miles — de justos e injustos, jóvenes y adultos, niños de tierna edad y ancianos, animales de varias especies, en el rastro de ellas, para los sobrevivientes queda el dolor, angustia, ruina y, no es raro, la rebeldía…

Tamaña duda y ese estado de espíritu siempre estuvieron presentes en la humanidad, pero, de siglo y medio a esta parte, la corriente del pensamiento incrédulo de la bondad o aún de la existencia de Dios fundó el nihilismo.

Y nihilismo (de Latín nihil = nada), en líneas generales, sería una tendencia revolucionaria de pensadores rusos de los años 1860, caracterizada por el rechazo de los valores de la generación precedente; negación de los valores intelectuales y morales comunes a un grupo social; reducción a la nada, aniquilamiento; incredulidad absoluta (2). (Cursiva.)

Obviamente, tales pensadores, chocados por las maldades del mundo, estuvieron y están (pues que aún los hay y no son pocos...) contraponiéndose a la Fe, mientras irracional, aquella fe que dice al pío que “todo en Dios es misterio, es insondable”, y, con eso, impide la razón de al menos respirar y reflejar para buscar el origen de esos hechos tan tristes, como luces esclarecedoras, para entenderlas.

Antes de proseguir: considero del todo inoportuno y absolutamente falto de caridad que, los primeros tiempos (días y semanas) de la eclosión de cualquier tragedia, en relación a las víctimas, alguien haga referencias al carma” o a débitos de vidas pasadas. En esos momentos, en los cuáles los familiares viven pungentes dolores del alma, sólo cabe confortarlos con sincera solidaridad, revestida de puro amor al dolor ajeno del prójimo.

Una forma amorosa será asegurarles del amor del Padre a sus hijos, en la certeza de que el Maestro Jesús recibió a los que transpusieron el otro margen del Río de la Vida. Dar tiempo al tiempo... Pues el tiempo, como enfermero de las almas que sufren, se encargará de atenuarles el sufrimiento.

La postura del Espiritismo ante el tema no es inédito – Sólo entonces, sin ninguna connotación que no sea la de amparo, tal vez quepa ofrecer consuelo aureolado de respeto, lógica y amor a Dios. Es cuando el ejercicio de la razón, a la par con la fe, entonces carrearán resignación delante de la comprensión de la Justicia Divina, como caridad explicita a la Doctrina de los Espíritus.

Yo, que ya pasé por duros embates en mis 78 años, registro sólo notas sinceras, plenas de solidaridad por las familias alcanzadas por pérdida de entes queridos en situaciones inevitables. Lo hago trayendo una tercera vía para los lectores: ¡premisas del Espiritismo, filosofía que tiene a Dios como la sabiduría suprema del Universo y causa primera de todas las cosas, proclamando la Justicia Divina como sabia, plena de amor! ¡Justicia, de hecho, proclamada por Profetas de todos los tiempos, máxime por Cristo de Dios!

La postura del Espiritismo, de hecho, no es inédita: sin gran esfuerzo encontramos en el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo, varias citas que, antecediendo en mucho al Espiritismo, sintetizan magistralmente la Justicia Divina:

a. "Porque, según la obra del hombre, él le paga; y hace que cada uno halle según su camino”. (Libro de Job, 34:11);

b. “A ti también, Señor, pertenece la misericordia, pues retribuirás cada uno según su obra”.  (Salmos, 62:12);

c. “¿No pagará él al hombre conforme su obra?”. (Provérbios, 24:12);

d. “Os juzgaré a cada uno conforme sus caminos”. (Ezequiel, 33:20);

e. “Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles; y entonces dará a cada uno según sus obras. (Mateus, 16:27).

f. “Y, si invocáis por Padre aquel que sin aceptación de personas juzgan según la obra de cada uno, andad en temor, durante el tiempo de vuestra peregrinaciones”. (I Pedro, 1:17);

g. “Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho por medio del cuerpo, o bien o mal”.  (II Corintios, 5:10);

h. “Hermanos, de Dios no se mofa. Lo que el hombre siembrar, eso cogerá”. (Pablo, Epístola a los Gálatas, 6.7).

i. “Y he ahí que pronto vengo, y mi galardón está conmigo, para dar a cada uno según su obra”. (Apocalipsis, 22:12);

¿Dios pone cruz en hombros equivocados? – Los que tienen a Dios como la Perfección Absoluta y el Amor Infinito no tardarán en resignarse delante del dolor y alejar del alma la revuelta contra el Padre. Aún con el corazón dolorido hay hasta los que consiguen atenuar tan gran tristeza, proclamando con el alma un dictado simple, pero lleno de significado: “Dios no pone cruz en hombro equivocado”, eso es significando profundo respeto al Amor y a la Justicia de Dios para con Sus hijos y que, a un efecto, siempre hay una causa precedente, aunque desconocida. Esa, es la postura del verdadero cristiano. En ese caso, resignación no simboliza ausencia del dolor, sino un alivio para este.

La Doctrina de los Espíritus es una filosofía que, sin de forma alguna jactarse de jueza o dueña de la verdad, no condenando ni absolviendo quienquiera que sea, responde a las pungentes dudas — sin injuria del razonamiento —, al proclamar la creencia según la cual Dios es todo amor y, al crear al hombre, lo dotó de inteligencia, libre albedrío y conciencia. Y que, con esas tres herramientas, el Espíritu es sabedor de que la ley divina de Justicia preconiza que en la vida “la plantación es libre, pero la cosecha es obligatoria”.

Eso, en términos científicos, con auxilio de la Física, significa decir que cada acción corresponde a una reacción, sin embargo en sentido contrario. Lejos, muy lejos, el “ojo por ojo”. Si la justicia terrena atenúa sentencias, con penas alternativas, ¿qué decir de la Bondad Infinita del Padre?

De esa forma, como cristianos, los espíritas consideran que Dios nos creó para la felicidad, sólo que bajo conquista individual. ¡Así, si eso aún no ocurre, ante crisis, no cabe revuelta alguna, sino reflexiones profundas, siendo que una de ellas apunta para la lógica de la reencarnación! ¿Cuál otra explicación puede haber para tamañas y tantas tragedias alcanzando incluso niños?... ¿Que culpa tenían ellos?

Vidas sucesivas (existencias terrenas): respuesta espírita basada en la premisa fundamental de la Justicia Divina, atribuyendo al responsable por la acción la justa e indispensable reacción.

Dios es el Amor Infinito: de eso no dudemos – Entrando en escena la inmortalidad del Espíritu, cuyo guardián es otra atribución del tiempo, quedarán patentadas la sabiduría y bondad del Creador al conceder tiempo a aquel que contrae deudas ante la propia conciencia, hasta acumular condiciones de quitarlas. Eso, en infinitas reediciones de reinicio del camino rumbo al Bien — tantas como necesarias sean —, yendo de escalón en escalón quitándose, hasta alcanzarlo.

Repitiendo: Dios es el Amor Infinito y no hay hombre sobre la Tierra, o poder en todo el Universo, en condiciones de juzgar, menos aún reprender al Creador por los acontecimientos naturales, en el caso, devastadores.

Trillar el Espíritu en el reino de la inteligencia representa el inicio del camino rumbo a la angelitud. Largo, muy largo es ese camino, pero un día alcanzable... He ahí que, equipado de las ventajas citadas y trayendo atávicamente el aprendizaje de las múltiples experiencias adquiridas por vivencia práctica en las incontables existencias terrenas, se halla debidamente capaz de tomar decisiones. Para el bien o para el mal...

Son infinitas las decisiones que el individuo puede tomar, en cualquier situación.

Para el bien, todas, deben buscar la práctica del amor al prójimo y generar créditos de paz y felicidad; para el mal, todas acarrearían para el agente una deuda.

En ambos casos el Tiempo se encargará de dar “a cada uno, según sus obras”, en el decir siempre tan pedagógico, como valioso, del Maestro Jesús.

Las palabras de Cristo confirman que “Dios no pone cruz en hombro equivocado” y cuando hay alguien cargando una de ellas, tal ocurre porque había condiciones para el debido resarcimiento. Eso porque las Leyes Divinas de Justicia y Amor no permiten pruebas superiores a las fuerzas de aquellos que por ellas pasan.

Así, delante de un hermano curvado por el fardo que estuviera cargando, la actitud caritativa será obrar como un bendecido cirineo (3), ayúdalo.

Las reflexiones espíritas no contrarían la razón o la lógica – En los casos de desencarnaciones bajo tragedias, individuales o colectivas, como del resto en los demás casos de muerte física, deber cristiano que se nos impone es pedir al Maestro Jesús que reciba en Sus piadosos brazos a los hermanos que vuelven a la vida espiritual, al tiempo en que ampare igualmente a sus familiares condolidos.

Las reflexiones espíritas no contrarían la razón ni la lógica y, aún no siendo aceptadas, ofrecen excelente hipótesis de trabajo para responder a las ardientes dudas humanas. Muchos espíritas alcanzados por grandes problemas, dolores, angustias y toda suerte de dificultades encuentran en la certeza de la Justicia Divina la resignación que, en el caso, impide rebeldía o herejías, al tiempo que promueve fuerzas para la superación o administración de tales problemas.

En el espíritu humano el dolor general obra como catalizador del corporativismo, de la verdadera solidaridad.

En las tragedias, individuales o colectivas, delante del sufrimiento de tantos, la compasión emerge arrebatadoramente en el corazón de espíritas, de la misma forma como en el de la mayoría de cristianos, igualmente entre seguidores o no de otras filosofías. Muchos, sino todos, desnudados de cualquier juicio, de inmediato dirigen plegarias a Dios en favor de los alcanzados por traumas o incluso por la pérdida de la vida. A continuación, promueven medios de ayudar materialmente a las víctimas traumatizadas y sus familias, duramente alcanzadas y necesitadas.

El espírita, en particular, así actúa acordándose de la recomendación de Jesús: Amar a Dios sobre todas las cosas y al próximo como a sí mismo. Y tiene como lema fundamental la sublime frase de Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo: “Fuera de la caridad no hay salvación”. 

 

Notas:

(1) Auschwitz-Birkenau é o nome de um grupo de campos de concentração localizados no sul da Polônia, símbolos do Holocausto perpetrado pelo nazismo.  O número total de mortes produzidas em Auschwitz-Birkenau está ainda em debate, mas se estima que entre um milhão e um milhão e meio de pessoas morreram ali. (Notas da Wikipédia, a enciclopédia livre da internet.)

(2) In “Grande Enciclopédia Larousse Cultural”, Volume VII, p. 2328, Edit. Universo Ltda., 1990, SP/SP.

(3) Cireneu - nome frequentemente dado a Simão de Cirineia, que ajudou Jesus a levar a cruz no caminho do Calvário (Grande Enciclopédia Larousse Cultural, Vol. 3, pg. 786, Ed. Universo, 1990, SP/SP.)



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita