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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 7 321 – 21 de Julio de 2013

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Evangelio según el Espiritismo

Allan Kardec 

 (Parte 27)
 

Continuamos el estudio metódico de “El Evangelio según el Espiritismo”, de Allan Kardec, la tercera de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en abril de 1864. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Podemos creer a todos los Espíritus que se comunican?

B. ¿Cuáles son las características del verdadero profeta?

C. ¿Cuál es uno de los mayores escollos de la práctica mediúmnica?

D. ¿Es verdad que Jesús también admitía el divorcio?

Texto para la lectura 

282. La higuera seca representa los árboles cubiertos de hojas, pero carentes de frutos. Por esto, Jesús les condena a la esterilidad, porque vendrá el día en que se secarán hasta la raíz. Quiere decir que todos los sistemas, todas las doctrinas que no hayan producido ningún bien para la Humanidad caerán reducidas a nada; que  todos los hombres deliberadamente inútiles, por no haber puesto en práctica los recursos que tenían, serán tratados como la higuera que se secó. (Cap. XIX, ítem 9.)

283. Para ser provechosa, la fe debe ser activa; no debe adormecerse. Madre de todas las virtudes que conducen a Dios, debe velar atentamente por el desarrollo de los hijos que nacen de ella. La esperanza y la caridad son consecuencias de la fe y forman con ésta una trinidad inseparable. ¿No es la fe la que da la esperanza en la realización de las promesas del Señor? Si no tenéis fe, ¿qué esperareis? ¿No es la fe la que da el amor? Si no tenéis fe, ¿cuál será vuestro reconocimiento y, por lo tanto, vuestro amor? (Cap. XIX, ítem 11, José.)

284. El magnetismo es una de las mayores pruebas de la fe puesta en acción. Por la fe cura y produce esos fenómenos extraños que en otro tiempo se calificaban de milagros. (Cap. XIX, ítem 12, un Espíritu protector.)

285. “Viniendo a su turno los que habían sido encontrados primero, creyeron que recibirían más; pero recibieron sólo un denario cada uno. Al recibirlo, se quejaron al padre de familia, diciendo: Estos últimos trabajaron sólo una hora y les das tanto como a nosotros que hemos soportado el peso del día y del calor. Pero, respondiendo, dijo el dueño de la viña a uno de ellos: Amigo mío, no te causo ningún daño; ¿no conviniste conmigo en recibir un denario por tu jornada? Toma lo que te pertenece y vete; me place dar a este último tanto como a ti. ¿No me es lícito, pues, hacer lo que quiero?  ¿Me miras mal porque soy bueno? Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos, porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.” (Mateo, cap. XX, vv. 1 a 16.) (Cap. XX, ítem 1.)

286. El obrero de la última hora tiene derecho al salario, pero es necesario que su buena voluntad lo haya puesto a disposición de aquél que tenía que emplearlo, y que su retraso no sea fruto de su pereza o su mala voluntad. Tiene derecho al salario, porque desde el alba esperaba con impaciencia a aquél que por fin lo llamaría al trabajo. Era laborioso, sólo le faltaba el trabajo. (Cap. XX, ítem 2, Constantino.)

287. Pero si se hubiese negado al trabajo a cualquier hora del día; si hubiese dicho: “Tengamos paciencia, el reposo me es agradable; cuando llegue la última hora será tiempo de pensar en el salario del día; ¡qué necesidad tengo de incomodarme por un patrón a quien no conozco ni estimo! Cuanto más tarde, será mejor” – Éste, amigos míos, no hubiera tenido el salario del obrero, sino el de la pereza. (Cap. XX, ítem 2, Constantino.)

288. Buenos espíritas, mis bienamados, todos sois obreros de la última hora. Todos vinisteis cuando fuisteis llamados, un poco más temprano o un poco más tarde, para la encarnación cuyas cadenas arrastráis; ¡pero cuántos siglos y siglos hace que el Señor os ha llamado a su viña, sin que hayáis querido entrar en ella! Éste es el momento de recibir el salario; emplead bien la hora que os queda y no olvidéis nunca que vuestra existencia, por larga que os parezca, es sólo un instante fugitivo en la inmensidad de los tiempos que forman para vosotros la eternidad. (Cap. XX, ítem 2, Constantino.)

289. En el lenguaje de Jesús, los obreros que llegaron en la primera hora son los profetas, Moisés y todos los iniciadores que marcaron las etapas del progreso, y que continuaron  señaladas a través de los siglos por los apóstoles, los mártires, los Padres de la Iglesia, los sabios, los filósofos y, finalmente, los espíritas. (Cap. XX, ítem 3, Henri Heine.)

290. Últimos en llegar, los espíritas aprovechan los trabajos intelectuales de sus antecesores, porque el hombre debe heredar del hombre y porque los trabajos humanos son colectivos: Dios bendice la solidaridad. Además, muchos de ellos vuelven a vivir hoy, o volverán a vivir mañana, para terminar la obra que comenzaron en el pasado. Más de un patriarca, un profeta, un discípulo de Cristo, un propagador de la fe cristiana se encuentran entre ellos, pero más esclarecidos, más adelantados, trabajando ya no en la base sino en el pináculo del edificio. Recibirán, pues, el salario proporcional al valor de la obra. (Cap. XX, ítem 3, Henri Heine.)

291. ¡Oh verdaderos adeptos del Espiritismo!... ¡Sois los escogidos de Dios! Id y predicad la palabra divina. Ha llegado la hora en que debéis sacrificar, para su divulgación, vuestros hábitos, vuestros trabajos y vuestras ocupaciones fútiles. Id y predicad. (Cap. XX, ítem 4, Erasto.)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Podemos creer a todos los Espíritus que se comunican?

No. Juan Evangelista, en el cap. IV de su 1ª Epístola, ya nos advertía sobre esto: “Mis bienamados, no creáis a cualquier Espíritu; probad si los Espíritus son de Dios, porque muchos falsos profetas se han levantado en el mundo”. El Espiritismo nos proporciona los medios de probarlos, indicando las características por las cuales se reconoce a los buenos Espíritus, características siempre morales, nunca materiales. Se juzga a los Espíritus por la calidad de sus obras, como a un árbol por la calidad de sus frutos. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XXI, ítems 6 y 7.)

B. ¿Cuáles son las características del verdadero profeta?

La mayoría de los verdaderos misioneros de Dios se ignoran a sí mismos; desempeñan la misión para la cual fueron llamados por la fuerza de su genio, secundados por el poder oculto que los inspira y dirige a su modo, pero sin designio premeditado. En una palabra: los verdaderos profetas se revelan por sus actos, son descubiertos, mientras que los falsos profetas se presentan ellos mismos como enviados de Dios. El primero es humilde y modesto; el segundo, orgulloso y vanidoso, habla con altanería y, como todos los mentirosos, parece siempre temer que no se le crea. (Obra citada, cap. XXI, ítem 9.)

C. ¿Cuál es uno de los mayores escollos de la práctica mediúmnica?

La mistificación, el engaño, es el embuste en el que muchos médiums caen, cuando no toman suficientes precauciones. Allí se encuentra uno de los mayores escollos de la práctica mediúmnica, con el que muchos lamentablemente se estrellan, sobre todo si son principiantes en el Espiritismo. Esta es una prueba en la que sólo pueden triunfar con mucha prudencia. Debemos, pues, antes que nada, aprender a distinguir los buenos de los malos Espíritus para no ser también víctimas de los falsos profetas. (Obra citada, cap. XXI, ítems 11 y 12.)

D. ¿Es verdad que Jesús también admitía el divorcio?

Sí. Jesús se manifestó claramente contra el divorcio y lo admitía sólo en caso de adulterio. Sus palabras, según el Evangelio de Mateo (19:3-9) no dejan dudas sobre ello: “Por eso, yo os digo que aquél que repudia a su mujer, salvo en caso de adulterio, y se casa con otra, comete adulterio; y que aquél que se casa con la mujer que otro repudió también comete adulterio”. (Obra citada, cap. XXII, ítems 1 y 5.)

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita