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Año 7 319 – 7 de Julio de 2013
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 


Espíritus y sexualidad


Tema central de la entrevista de Marcus Braga, uno de los realces de la presente edición, la cuestión de la sexualidad es uno de los asuntos que con frecuencia tienen suscitado dudas en nuestros lectores.

Uno de ellos, por ejemplo, nos dijo cierta vez no comprender la información de que los Espíritus no tienen sexo, una vez que ellos se comunican con nosotros como hombre o mujer y así viven en las ciudades espirituales, hecho enseñado en la película Nuestro Hogar, basado en el libro homónimo de autoría de André Luiz. Como nadie ignora, Lísias se presenta allí en forma masculina y D. Laura, su madre, en la forma femenina.

Sobre el asunto, nos acordemos inicialmente dos informaciones que encontramos en la obra de Allan Kardec:

a) Las almas o Espíritus pueden animar cuerpos de hombres y mujeres. Las almas o Espíritus no tienen sexos; los afectos que los unen nada tienen de carnal; se fundamentan en una simpatía real y, por eso, son más durables. (Revista Espirita de 1866, págs. 2 y 3.)

b) Los sexos sólo existen en el organismo; son necesarios a la reproducción de los seres materiales; pero los Espíritus no se reproducen unos por los otros, razón por qué los sexos serían inútiles en el mundo espiritual. (Revista Espirita de 1866, págs. 2 y 3.)

Las informaciones a que nos reportamos no resuelven, sin embargo, cuando vistas aisladamente, la duda del lector.  

Al fin y al cabo, ¿por qué unos se presentan con la forma masculina y otros con la forma femenina?

La comprensión de la cuestión requiere que sean recordadas aquí algunas explicaciones ya publicadas en esta revista.

En su libro Vida y Sexo, obra psicografada por Chico Xavier y publicada por la FEB en 1971, Emmanuel nos presenta cuatro informaciones que pueden auxiliarnos en lo que se refiere al asunto.

He aquí:

1ª – Cuando errante, eso es, desencarnado, poco importa al Espíritu encarnar en el cuerpo de un hombre o de una mujer. “El que lo guía en la escoja son las pruebas por las cuales haya de pasar.” (El Libro de los Espíritus, ítem 202.)

2ª – La vida espiritual pura y simple se rige por afinidades electivas esenciales; no obstante, a través de milenios y milenios, el Espíritu pasa por hilera inmensa de reencarnaciones, ora en posición de feminidad, ora en condiciones de masculinidad, lo que sedimenta el fenómeno de la bisexualidad, más o menos pronunciado, en casi todas las criaturas. 

3ª – El hombre y la mujer pueden ser, así, de manera respectiva, acentuadamente masculino o acentuadamente femenina, sin especificación psicológica absoluta.

4ª – El Espíritu, al renacer entre los hombres, puede, obviamente, utilizar un cuerpo femenino o masculino, atendiéndose al imperativo de encargos particulares en determinado sector de acción o al cumplimiento de obligaciones regenerativas. 

A las informaciones comunicadas por Emmanuel debemos agregar lo que Allan Kardec escribió a respecto del mismo tema, como podemos averiguar en la Revista Espirita de 1866, págs. 2 al 4.

Según el Codificador del Espiritismo, las almas pueden, efectivamente, animar cuerpos de hombres y mujeres, tal como es enseñado en El Libro de los Espíritus y en  el libro Vida y Sexo.

Ocurre que la influencia que el Espíritu encarnado sufre del organismo no se borra inmediatamente con la muerte, después de la destrucción del cuerpo material, así como nadie pierde instantáneamente los gustos y hábitos terrenales.

Si determinado Espíritu escogió una serie de existencias en el mismo sexo, él podrá conservar durante mucho tiempo, en la erraticidad, el carácter de hombre o de mujer, cuya marca en él se quedó imprimida.

Es de esa manera – debido a esa influencia, que repercute de la vida corporal a la vida espiritual – que él se presentará en la esfera espiritual, en la llamada erraticidad, lo que explica la existencia allí de hombres y mujeres, aunque estén desencarnados. (A propósito del asunto sugerimos la lectura del editorial titulado “En la cuestión sexual, lo que se debe evitar es la promiscuidad”, publicado en la edición 225 de esta revista. He aquí el link:
http://www.oconsolador.com.br/ano5/225/editorial.html.
)




 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita