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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 287 – 18 de Noviembre de 2012

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 37)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. ¿De qué nos sirve la enseñanza de los Espíritus, si no nos ofrece mayor certeza que la enseñanza humana?

B. ¿Cómo debemos tratar al médium que es víctima de fascinación?

C. ¿Por qué el pase magnético debe ser usado en el tratamiento de los obsesos?

D. En la moralización de los Espíritus malos, ¿cuál puede ser la influencia de los hombres?

Texto para la lectura

340. No se debe tomar como contradicción lo que muchas veces no es sino parte de la elaboración de la verdad. Todos los Espíritus tienen su tarea asignada por Dios y la desempeñan dentro de las condiciones que juzgan convenientes al bien de los que reciben las comunicaciones. (Ítem 301, pregunta 3)

341. Las contradicciones, aún aparentes, pueden suscitar dudas en el Espíritu de algunas personas. ¿Qué medio de verificación se puede tener, entonces, para conocer la verdad? Para discernir el error de la verdad, es necesario que las respuestas sean profundizadas y meditadas mucho tiempo y con seriedad. Es un estudio completo a hacerse. Para esto, es necesario el tiempo. (Ítem 301, pregunta 4)

342. Estudiad, comparad y profundizad. Incesantemente os decimos que el conocimiento de la verdad se obtiene sólo a ese precio. ¿Cómo queréis llegar a la verdad, cuando todo lo interpretáis según vuestras ideas? Pero no está lejos el día en que la enseñanza de los Espíritus será uniforme en todas partes, tanto en los detalles como en los puntos principales. La misión de los Espíritus es destruir el error, pero esto sólo se puede hacer gradualmente. (Ítem 301, pregunta 4)

343. Hay personas que no tienen ni el tiempo ni la aptitud necesarios para hacer un estudio serio y profundo y que aceptan todo lo que se les enseña sin examinarlo. ¿Qué hacer en ese caso? Los Espíritus respondieron a Kardec: “Que practiquen el bien y no hagan mal – es lo esencial. Para esto no hay dos doctrinas. El bien es siempre el bien, sea hecho en nombre de Alá, o en nombre de Jehová, puesto que sólo hay un Dios en el Universo”. (Ítem 301, pregunta 5)

344. El motivo de que se encuentren ideas evidentemente falsas en las comunicaciones de Espíritus que parecen desarrollados en inteligencia es que ellos tienen sus doctrinas. Los que no son lo bastante adelantados, y creen que lo son, toman sus ideas como verdad. Lo mismo sucede entre los hombres. (Ítem 301, pregunta 6)

345. En el mundo de los Espíritus suceden cosas muy difíciles de comprender. Hay Espíritus, como ocurre entre los hombres, que se complacen en mantener a los hombres en la ignorancia, aparentando instruirlos, y que aprovechan la facilidad con que se da crédito a sus palabras. Entonces, pueden seducir a los que no descienden al fondo de las cosas; pero cuando son confrontados por medio del razonamiento, no sustentan por mucho tiempo su papel. (Ítem 301, pregunta 9) 

346. Por lo demás, se debe tener en cuenta la prudencia que, en general, los Espíritus emplean en la divulgación de la verdad: una luz muy viva y repentina ofusca, no esclarece. Pueden ellos, pues, en ciertos casos, juzgar conveniente esparcirla sólo gradualmente,  según las épocas, los lugares y las personas. Moisés no enseñó todo lo que Cristo enseñó y el mismo Cristo dijo muchas cosas cuya comprensión dejó reservada para las generaciones futuras. (Ítem 301, pregunta 9)

347. Los hombres se admiran de que el principio de la reencarnación no haya sido enseñado en algunos países. Pero recordemos que en un país donde el prejuicio del color impera soberanamente, donde la esclavitud está arraigada en las costumbres, el Espiritismo hubiera sido rechazado sólo por proclamar la reencarnación, puesto que le parecería monstruoso al que es amo, la idea de renacer como esclavo. ¿No era mejor aceptar primero el principio general, para que más tarde se sacaran las consecuencias?  (Ítem 301, pregunta 9)

348. ¡Oh, hombres! ¡Que corta es nuestra vista para apreciar los designios de Dios! Sepamos que nada se hace sin su permiso y sin una finalidad, que la mayoría de las veces no podemos penetrar. La unidad se hará en la creencia espírita; estemos seguros de que así será; que las disidencias, ya menos profundas, se disiparán poco a poco, a medida que los hombres se esclarezcan, y que desaparecerán completamente. Esa es la voluntad de Dios, contra la cual no puede prevalecer el error. (Ítem 301, pregunta 9)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿De qué nos sirve la enseñanza de los Espíritus, si no nos ofrece mayor certeza que la enseñanza humana?

No aceptamos con igual confianza la enseñanza de todos los hombres y, entre dos doctrinas, preferimos aquella cuyo autor nos parece más esclarecido, más capaz, más juicioso, menos accesible a las pasiones. Del mismo modo, se debe proceder con los Espíritus. Si entre ellos hay los que no están por encima de la Humanidad, hay muchos que pasan delante de ella, y éstos pueden darnos enseñanzas que en vano buscaríamos entre los hombres más instruidos. Distinguir a unos y a otros, he ahí la tarea de aquellos que desean esclarecerse, y el Espiritismo provee los medios para ello.

Pero también esas mismas enseñanzas tienen un límite y, si a los Espíritus no les es dado saberlo todo, con mayor razón debe suceder eso con los hombres. Hay cosas, por lo tanto, sobre las que será inútil interrogar a los Espíritus, ya sea porque les es prohibido revelarlas, o porque ellos mismos las ignoran y sobre las cuales sólo pueden ofrecer sus opiniones personales. Por último, se debe comprender que, también en las comunicaciones de Espíritus vulgares, podemos recoger enseñanzas valiosas, dado que tales Espíritus nos muestran la aplicación práctica de las grandes y sublimes verdades cuya teoría nos enseñan los Espíritus superiores. El estado feliz o infeliz del Ser desencarnado, sus condiciones en la vida espiritual, la conservación de su individualidad, he ahí situaciones que el Espiritismo nos reveló y que nos esclarecen sobre el futuro que nos espera a todos más allá de la tumba. (El Libro de los Médiums, ítem 300.)

B. ¿Cómo debemos tratar al médium que es víctima de fascinación?

Lo único que se puede hacer con el médium es tratar de convencerlo de que está engañado y transformar su obsesión en un caso de “obsesión simple”. Pero esto no es siempre fácil, y a veces hasta imposible. El predominio del Espíritu puede ser tal que vuelve al fascinado sordo a cualquier tipo de razonamiento y puede llegar hasta hacerle dudar, y creer que es la ciencia la que está engañada, cuando el Espíritu le transmite una burda herejía científica. Como ya dijimos, el fascinado generalmente acoge muy mal los consejos; la crítica le ofende, le irrita y le caen en antipatía aquellos que no comparten su admiración. Sospechar de su Espíritu es casi una profanación a sus ojos, y esto es todo lo que quiere el Espíritu. Como no hay peor ciego que aquél que no quiere ver, cuando reconocemos la inutilidad de toda tentativa para abrir los ojos al fascinado, lo mejor es dejarlo con sus ilusiones. No podemos curar a un enfermo que se obstina en conservar su enfermedad y en ella se complace. (Obra citada, ítem 250.)

C. ¿Por qué el pase magnético debe ser usado en el tratamiento de los obsesos?

Lo que le falta a veces al obseso es una suficiente fuerza fluídica; en este caso, la acción magnética de un buen magnetizador puede venir provechosamente en su auxilio, a fin de proporcionarle la energía necesaria para dominar a los malos Espíritus. (Obra citada, ítem 251.)

D. En la moralización de los Espíritus malos, ¿cuál puede ser la influencia de los hombres?

El hombre no tiene, ciertamente, más poder que los Espíritus superiores, pero su lenguaje se identifica mejor con la naturaleza de los Espíritus imperfectos; cierto es, además, que el ascendiente que el hombre puede ejercer sobre ellos está en razón de su superioridad moral. Por medio de sabios consejos el hombre podrá llevarlos al arrepentimiento y apresurar su adelantamiento. (Obra citada, ítem 254, párrafo 5.)
 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita