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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 281 – 7 de Octubre de 2012

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 31)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. ¿Cómo se clasifican los médiums de efectos físicos?

B. ¿Qué son médiums auditivos?

C. ¿Qué son médiums parlantes?

D. ¿Qué son médiums sonámbulos?

Texto para la lectura

286. Las causas extrañas al Espíritu residen principalmente en la naturaleza del médium, en la de la persona que evoca, en el medio en el cual se hace la evocación, y finalmente, en el objetivo que se propone. Hay médiums que reciben más particularmente comunicaciones de sus Espíritus familiares; otros que son aptos para servir de intermediarios a todos los Espíritus. El hecho depende también del desarrollo de la facultad mediúmnica. (Ítem 275)

287. Con el tiempo, el Espíritu se identifica con el del médium y con aquél que lo llama. Se establecen, entonces, relaciones fluídicas entre ellos que hacen más eficaces las comunicaciones. Es por eso que una primera conversación no siempre es tan satisfactoria como se hubiera deseado, y que los mismos Espíritus pidan con frecuencia que los llamen. (Ítem 276)  

288. Podemos, así, concluir: a) la facultad de evocar a cualquier Espíritu no implica para éste la obligación de estar a nuestra disposición; b) el Espíritu puede venir en determinada ocasión y no venir en otra, con un médium o un evocador que le agrade y no con otro; c) el Espíritu puede decir lo que quiera, sin que pueda ser obligado a decir lo que no quiera; d) el Espíritu puede irse cuando le plazca; e) por causas dependientes o no de su voluntad, después de ser asiduo durante algún tiempo, puede de repente dejar de asistir. Es por eso que, cuando se desea llamar a un Espíritu que todavía no se ha presentado, es necesario preguntar a su guía protector si la evocación es posible. (Ítem 277)

289. El grado de superioridad o de inferioridad de los Espíritus indicará el tono en que conviene que se les hable. Evidentemente, cuanto más elevados sean, tanto más derecho tendrán a nuestro respeto, a nuestras atenciones y a nuestra sumisión. (Ítem 280)

290. Tan irreverente sería que tratáramos de igual a igual a los Espíritus superiores, como ridículo sería que dispensemos a todos, sin excepción, la misma deferencia. Tengamos veneración para los que la merecen, reconocimiento para los que nos protegen y asisten y, para los demás, la benevolencia que tal vez un día vayamos a necesitar. (Ítem 280)

291. Hay Espíritus que nunca pueden comunicarse: los que por su naturaleza pertenecen aún a mundos inferiores a la Tierra. Tampoco pueden los que se encuentran en las esferas de castigo, a menos que se les otorgue un permiso especial, con un fin de utilidad general. (Ítem 282, pregunta 3)

292. No hay necesidad de que los Espíritus, para que se manifiesten, sean evocados pues muy a menudo ellos se presentan sin ser llamados, lo que prueba que vienen de buena voluntad. (Ítem 282, pregunta 22)

293. Un Espíritu, simultáneamente evocado en diferentes puntos, puede responder al mismo tiempo a las preguntas que le son dirigidas, si fuera un Espíritu elevado. El sol es uno solo, y sin embargo irradia a su alrededor, proyectando lejos sus rayos, sin dividirse. Lo mismo sucede con los Espíritus. El pensamiento del Espíritu es como una chispa que proyecta a lo lejos su claridad y puede ser vista desde todos los puntos del horizonte. Cuanto más puro es el Espíritu, tanto más irradia su pensamiento y se extiende como la luz. (Ítem 282, pregunta 30)

294. El alma del niño es un Espíritu todavía envuelto en los lazos de la materia; pero, desprendida de ésta, goza de sus facultades de Espíritu, por cuanto los Espíritus no tienen edad, lo que prueba que la del niño ya vivió. Sin embargo, hasta que se encuentre completamente desligado de la materia, puede conservar en el lenguaje, trazos del carácter infantil. (Ítem 282, pregunta 35)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Cómo se clasifican los médiums de efectos físicos?

Especialmente aptos para producir fenómenos materiales, tales como los movimientos de los cuerpos inertes, los ruidos, etc., los médiums de efectos físicos se dividen en médiums facultativos y médiums involuntarios. Los facultativos tienen conciencia de su poder y actúan por su propia voluntad. Los involuntarios no tienen conciencia de su poder y reciben la influencia de los Espíritus sin que lo sepan o quieran. (El Libro de los Médiums, ítems 160 y 161.)

B. ¿Qué son médiums auditivos?

Ellos escuchan la voz de los Espíritus y pueden así entrar en conversación con ellos. Algunas veces lo que oyen es una voz íntima que se hace oír en la conciencia; otras veces es una voz exterior, clara y distinta como la de una persona encarnada. Tal facultad es muy agradable cuando el médium oye sólo a los buenos Espíritus o sólo a los que él llama; pero no sucede lo mismo cuando un Espíritu malo se ensaña a su lado y le hace oír a cada minuto las cosas más desagradables. (Obra citada, ítem 165)

C. ¿Qué son médiums parlantes?

En esta variedad de médiums, actualmente llamados médiums psicofónicos, el Espíritu actúa sobre los órganos de la palabra. El médium parlante se expresa generalmente sin tener conciencia de lo que dice, y con frecuencia dice cosas completamente fuera de sus ideas habituales, de sus conocimientos y aun del alcance de su inteligencia. Aunque esté perfectamente despierto y en el estado normal, rara vez conserva el recuerdo de lo que dijo. La pasividad del médium parlante o psicofónico no es siempre tan completa; entre ellos hay los que tienen la intuición de lo que dicen en el mismo instante en que pronuncian las palabras; otros hacen las veces de una especie de intérprete, o sea, reciben el pensamiento del Espíritu comunicante y lo expresan con sus propias palabras. (Obra citada, ítem 166.)

D. ¿Qué son médiums sonámbulos?

El sonambulismo puede ser considerado como una variedad de la facultad mediúmnica, o mejor dicho, son dos órdenes de fenómenos que a menudo se encuentran reunidos. El sonámbulo actúa bajo la influencia de su propio Espíritu: es su alma la que en el momento de la emancipación, ve, oye y percibe fuera de los límites de los sentidos; es por lo tanto, un fenómeno anímico. El médium, al contrario, es el instrumento de una inteligencia extraña; es un instrumento pasivo, y lo que dice no procede de él. Pero el Espíritu que se comunica a través de un médium común puede hacerlo igualmente mediante un sonámbulo. El estado de emancipación del alma, durante el sonambulismo, hace esa comunicación más fácil, y es allí entonces que podemos considerarlo un médium sonámbulo o un sonámbulo-médium. (Obra citada, ítems 172 a 174.)

 

 

 


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