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Año 6 277 – 9 de Septiembre de 2012
CHRISTINA NUNES             
meridius@superig.com.br      
Rio de Janeiro, RJ (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 


Christina Nunes

La vida universal

(1ª Parte) 

 
De las dos, una: o nos lanzamos, por intermédio de lo que en los desvelar los pilares lógicos de la Codificación Espírita, las cimas superiores de comprensión de qué es el Universo en dimensiones cada vez más avanzadas, muchas de las cuales, por ahora, inimaginables en expresión y contexto de vida - o contraponemos nuevos y peligrosos dogmas, petrificados en el ámbito estricto de la letra, por debajo de otros dogmas de cuño religioso y filosófico, ¡cuyos efectos estancadores em cuánto nocivos a la evolución humana son gravemente sentidos hasta los días de hoy en el planeta Tierra!

Por medio de la Codificación de Allan Kardec, la Espiritualidad nos dio a conocer la punta de um vertiginoso iceberg de conocimientos importantes para el avance de la humanidad submergidos en los niveles obstrutivos de la materialidad terrestre. Se abrió el esplendoroso portal de pasada para realidades indeciblemente más amplias, que en todo sobrepujam las nociones estratificadas de lo que alcanzó, hasta hoy, el limitado cuerpo de mensuración empírica del cual por ahora dispone la ciencia cartesiana. En ningún momento, sin embargo, pretendió esa misma Espiritualidad, en cualquier extractos del cuerpo de las principales obras de la Doctrina, delimitar todo el conocimiento de la Vida, o la verdad última acerca de todo a que a ella se refiere. ¡Al contrario, fue en términos claros que dejó tácita el vasto camino aún a ser domada durante nuestro aprendizaje múltimilenario!

De los mundos habitados

De aquella fecha, pues, mencionó la pluralidad de los mundos habitados sin abrirnos, al tiempo del Codificador, minúcias subyacentes al tema, porque se hace evidente que la envergadura de todo a lo que a esto se refiere no cabría, de sí, en la capacidad de alcance de las mentalidades de las generaciones pasadas, mientras menos aún en el propósito de esas magníficas obras – divisoras de aguas incontenidas para el pensamiento y progreso espiritual humano. ¡Obras esas de forma alguna estancadas, o definitivas como informativo final, en el longevo camino a lo largo de la cual obtendremos fecundos cuan inédito aprendizaje del informativo de la vida espiritual, inherente a los incontables mundos, a aguardarnos en un tiempo cierto como la única y absoluta seguridad, después de los períodos de nuestro pasaje vertiginoso por la etapa corpórea!

¡En que pese la pluralidade de los mundos habitados, que se liberen a tiempo de las trampas paralizantes del dogma y de la ortodoxia los hermanos de los movimientos espiritualistas, demasiado celosos de los nuevos aspectos sorprendentes revelados gradualmente por las generaciones sucesivas de trabajadores reencarnados, que, obedientes a importante misión en conjunto con mentores de lo invisible, comparecen a la actualidad para hablarnos de las sublimidades minuciosas de las ciudades, colonias, estaciones y mundos que, vibrando en patrones escalonados de energía, de este lado o además de la materialidad, constituyen réplicas mejoradas o no tanto, sorprendentes a nuestro más prodigioso poder imaginativo! Antes, matrices depuradas, en el caso de las estancias más evolutivas, de todo con lo que temporalmente convivimos em los palcos físicos terrenos!

Si para gran número de estudiosos, médiums y simpatizantes de los conocimientos espíritas ya se hace lugar común la verdad de la intimidad de la vida en niveles de energía de diferenciados lugares vibratórios, manifestándose, a partir de eso, en dimensiones infinitas, hasta las cimas etéreas de lo imponderable, ¿cuál espanto aún a estos habría de causar la descripción embriagadoras de las edificaciones y ciudades densamente pobladas, de hábitos y contextos vitales superiores a los de los tímidos patrones de la superficie –  sea en Marte, en Alborada, en Elysium o en Nuestro Hogar?!

Ya el Espíritu Eurícledes Formiga nos relataba, en su maravilloso La Vida en el Planeta Feliz, acerca de la vida espiritual del grande maestro de la música clásica Johann Sebastian Bach, ¡un habitante de las dimensiones invisibles de Marte!

¡Amigos! ¡Sólo hay un lema a ser adoptado para que, en este celo excesivo, no sepultemos la alborada gloriosa del Espíritu humano, suscitada por el entonar radiante de la Codificación, en mortajas de asfixia semejantes a las sedimentadas alrededor de lo que otrora nos fuera el auténtico farol legado hace dos milenios por Jesús, para nuestra liberación permanente de los engaños en la trayectoria ascendente! El recuerdo, a cualquier época, de que el Maestro de la Judea, de resto sabedor de la herencia eterna de nuestros destinos, enunció a las mentalidades infantiles de su tiempo, hoy más maduradas – sin embargo en marcha infinita y siempre necesitadas de esta alerta indeleble contra las trampas traicioneras de la arrogancia, de las vanidades y del orgullo improdutivos y deseosos de ostentar al mundo la pretendida verdad definitiva: "Tengo aún mucho que deciros, pero vosotros no lo podéis soportar ahora; cuando venga, sin embargo, el Espíritu de la verdad, él os guiará a toda la Verdad" (João, 16) y Hay varias moradas en la Casa de mi Padre”  ( João 14, 2).

¡Recurden! ¡No estamos solos em el Universo!

Queridos, todos los que leen habitualmente mis artículos saben que, de um tiempo a esta parte, vengo dedicándome al estudio de la ufologia, especialmente bajo la óptica espírita. En principio, por el motivo mayor, que compele cualquiera a interesarse por el asunto: las vivencias de visualización desde la infancia. Por lo tanto, tras varias veces en que me deparé con objetos extraños sobre mi cabeza, decidí que bastaba, y que era hora de investigar lo que estaba ocurriendo. Y, a partir de esta decisión, y para resumir el razonamiento en un espacio exiguo para el tanto que el tema comporta, cada día sólo crece la certeza de que es mi deber, como de todo ufólogo y espiritualista consciente, divulgar, compartir sus descubrimientos y conclusiones con el mayor número posible de personas. Porque es evidente – llega a ser estridente – que algo poderoso nos arrastra a esta iniciativa. ¡Algo que sólo comprendemos cuando profundizamos en la investigación sincera de los fenómenos ufológicos en escala creciente alrededor de todo el planeta!

"Pero esto no me interesa, es muy distante de mi realidad más inmediata!" - algunos pueden argumentar. ¡Quiero, de algún modo, esclarecer que este modo de pensar es un engaño. Por la simple razón, mis amigos, que este Universo y este espacio más próximo a la Tierra está infestado de vida! Y no sólo de vida que se exhibe a diestro y siniestro en nuestros cielos, y que prosigue tranquilamente en su curso de extensión incomensurable infinito fuera; ¡sino de vida que, cada vez más, interacciona con nosotros, aquí mismo, y en la más de las veces a nuestra negación, en nuestro ámbito planetário!

Repito: ¡infestado!

Vengo teniendo acceso a imágenes y a documentos espantosos; fotos, vídeos de misiones espaciales. Me he deparado com escenas estremecedoras de ufos a montones paseando tranquilamente en el espacio exterior más inmediato a la Tierra, em cuanto al espacio más profundo de nuestro Sistema Solar. Y ni me refiero, aquí, a los aspectos melindrosos atinentes a la variedade de dimensiones y niveles en los cuales esos fenómenos se manifiestan últimamente bien investigada y analizada por la facción más avanzada de los ufólogos espiritualistas. ¡Me refiero, queridos, a Ufos propiamente dichos y divisados, y filmados por las misiones espaciales, y a las imágenes captadas a la manera de cualquier película producida en los moldes tradicionales de aquí de la Tierra! Una prodigalidad espantosa de eventos simultáneos, de mezcla con otros fenómenos pidiendo estudio y explicación: luces, claridades que se desplazan de modo aparentemente inteligente; formas circulares a montones circundando los módulos espaciales rusos y americanos; ruinas de civilizaciones en Marte; bases extraterrenas; más Ufos, gigantescos, de formas y tamaños incontables; construcciones artificiales sobre la Luna, Europa (luna de Júpiter), y Marte; bosques en Marte; escuadrilhas de naves...

La sorpresa es que este tema no es privilegio de pocos, sino de muchos estudiosos de otros países, como en el caso del canadiense que, utilizando la tecnología de su trabajo profesional con TVs a cabo, acabó accediendo nada menos que las imágenes impresionantes de varias misiones espaciales, como la Myr.

Muchos llegaron también a la conclusión de que alguna razón mayor – tal vez la iminencia de un contacto contundente con estas civilizaciones que nos visitan hace siglos, dado el crecimiento espantoso de los hechos de contacto en las últimas décadas – está compeliendo las propias autoridades, interesadas en el sigilo, a dar carta blanca, hasta cierto punto, al acceso a estos informes, de la siguiente forma: quién quiera interesarse, que entonces y finalmente se entere de la verdad, sin intervenciones de nuestra parte. Sin amenazas u hombres de negro... (1)

Pero, y aún, alguien hay que alega que todo lo que es visto en el espacio exterior es cosa producida aquí mismo, en la escalada de la guerra espacial tal vez en marchas ocultas. Y a esto respondo: ¡¿algún proyecto secreto de esta área ya habría conseguido producir objetos voladores con doce kilómetros de largura?! ¡¿O de la extensión de la Tierra, como los colossos que fueron fotografiados en las proximidades de Júpiter?! ¿Y los miles de otros ya filmados y fotografiados en el espacio profundo, de características y constituciones bizarras, insólitas?! Objetos que cambian de forma constantemente, como el observado por la tripulación de un vuelo comercial en Francia, luces fugaces que disparan como si se desmaterializasen, ¿fueron los casos que envuelven contactos telepáticos con seres? ¡¿Dónde se encuadraría, en eso, el aún ciertamente corto alcance de los proyectos terrenos belicistas en la producción de naves espaciales aún muy materiales, en su  sentido más estricto y ortodoxo?!

Es a pretexto de estas realidades mayores que vamos tomando contacto en escala temerosa y veloz que presto mi contribución, en el sentido de implantar una visión más fiel de lo que de hecho es la Vida en el Universo. Y el recado es este: ¡La vida es universal, y nos cerca en todos los niveles y cuadrantes cósmicos! ¡Circunda a todos nosotros, um poco por encima de nuestra atmósfera, espacio adentro, con espantosa prodigalidad; en dimensiones inacesibles a nuestros sentidos físicos y bien por encima de nosotros, eventualmente, en los incontables casos de los que ya contactaron o, como mínimo, ya los vieran! Es, por lo tanto, de nuestro total interés que al menos tomemos conciencia de esas realidades y nos coloquemos pronto para con todo lo que puede estar por ocurrir a corto o largo plazo, modificando radicalmente las estructuras mismas de nuestra historia, cultura y civilización ya truncada en sus fundaciones, ya que - ¡y repito! - no está siendo permitido sin ton ni son por los detentores de las maniobras de encubrimiento que tales informes estén gradualmente alcanzándonos, en ritmo sutil, ¡pero, a esta altura, inexorable!

Vida en el Universo – evidencias incontestable

Hube veces en que ya me pregunté si de alguna cosa vale elaborar especiales y artículos sobre este asunto. De hecho, en determinados momentos viene la convicción de que la humanidad aún está letárgica para tal. Inmadura. Anacrónica. Me ocurre la certeza de que mucho aún falta, hasta que sobrevega la conciencia final de esta realidad inevitable, a aguardarnos más allí adelante: la vida universal, sea extraterrena, espiritual o multidimensional ¡es hecho - no creencia! - ¡como a veces alegan algunos absurdamente, de dentro de la más absoluta ignorancia de las evidencias incontestables que ya se hacen disponibles para cualquier más osado, más empeñado en investigar, o simplemente em saber!

Afirmo esto respaldada por vivencias de orden mediúmnico en cuanto a investigación de campo. Tales vivencias es que, si de un lado, y en un momento dado, me transmiten esta impresión, de otro, sin embargo, demuestran que hay mucha gente queriendo conocer el asunto y de hecho interesada. Pero no interesada lo suficiente para engajarse en eso más seriamente.

Es comprensible. Cada cuál vive enredado en su propio contexto de mundo. Cada uno sigue su historia personal repleta de hechos y acontecimientos diarios que piden atención prioritaría, naturalmente, por encima de estas elucubraciones sobre cosas aún consideradas nebulosas e inconsistentes en la percepción de la mayoría.

Es que, si no llueven Ufos en los cielos diurnos o nocturnos a punto de atraer macizamente las atenciones, por otra, el tumulto inherente a nuestros tiempos convulsionados crea un distanciamento inevitable de una realidad que, para la mayor parte de los habitantes de la Tierra, permanece casi  solamente virtualmente posible. Virtualmente, confinada en las esporádicas ocasiones en que intencionalmente es apenas abordada por los medios de masa; en el testimonio de este o de aquel conocido que, o dice que vio "algo extraño" en los cielos – apresurándose luego en resaltar que no puede afirmar de que hecho se trataba – o que conoce alguien que conoce alguien que vio, o cosa parecida. ¿Más qué representa esto para nuestras preocupaciones más inmediatistas?...

(Este artículo será concluído em la próxima edición de esta revista.)



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita